“Vida” significa algo muy real y concreto, que configura el destino de
cada persona, distinto y único en cada caso.
La búsqueda por parte de nosotros del sentido de la vida es único y
específico en cuanto es uno mismo y uno solo quien tiene que encontrarlo;
únicamente así logra alcanzar la persona un significado que satisfaga su propia
voluntad de sentido.
La persona necesita “algo” por qué vivir. El “sentido de la vida”
no es sólo algo que nace de la propia existencia, sino algo que hace frente a
la existencia. Nosotros no inventamos el sentido de nuestra existencia, sino
que lo descubrimos.
El sentido de la vida difiere de una persona a otra. Así pues, lo que
importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el
significado concreto de la vida de cada educando en un momento dado.
No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada
uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo
un cometido concreto.
En pocas palabras, a cada persona se le pregunta por la vida y
únicamente puede responder a la vida respondiendo por su propia vida; sólo
siendo responsable puede contestar a la vida. De modo que el “sentido de la
vida” es la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser
responsable.
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