Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una
reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos
(fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia.
Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo
que nos rodea.
Es un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis más
o menos violentas y más o menos pasajeras.
En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente
involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que
utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el
modo en el que se percibe dicha situación.
Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco
importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más racional del
ser humano. Pero las emociones, al ser estados afectivos, indican estados
internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos.
De todas formas, es difícil saber a partir de la emoción cual será la
conducta futura del individuo, aunque nos puede ayudar a intuirla.
Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos emociones básicas como el
miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas
emociones tan básicas, que en los humanos se van haciendo más complejas gracias
al lenguaje, porque usamos símbolos, signos y significados.
Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo
de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación
concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que
desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse.
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