viernes, 7 de febrero de 2020

El Intelecto

Cultivar tu intelecto y aumentar tus conocimientos no necesariamente significa leer miles de libros al año, ni limitar tus programas de televisión a documentales. Para cultivar tu intelecto no es necesario encerrarse en una burbuja aislada del mundo.

Una persona culta siempre busca expandir su mente, tener un mejor enfoque, aprender a mirar más allá de los que otros miran. Asimismo se esfuerza por ser mejor persona en todos los sentidos. No es tarea fácil, pero incluso las mentes más brillantes comenzaron desde cero. 

Estas son algunas claves para cultivar tu intelecto.

En primer lugar debes reconocer algo muy importante: nunca podrás aprenderlo todo. El ser humano de hoy tiene la misma capacidad de procesamiento de información de la que tenían los antiguos griegos. Por ende, nunca podrás asimilar todo el conocimiento disponible. Pero para compensar esto puedes tomar una de dos opciones: puedes decidir aprender mucho sobre unas pocas cosas, o aprender un poco acerca de muchas cosas que te interesen.

Cultivar tu intelecto también es ventajoso de varias maneras. Por ejemplo, si aprendes un idioma nuevo o varios, no solo podrás viajar a estos países con mayor facilidad, sino que también podrán aumentar tus oportunidades a nivel profesional. Lo mismo aplica si aprender a manejar algún software especializado o dominas algún tema en el que no todos se especialicen. Este tipo de conocimiento específico no solo aumenta tu conocimiento general sino que también te ayuda a ser más competitivo en el mercado laboral.

No queremos decirte que las hagas todas a la vez, pero si comienzas dedicando algo de tiempo a algunas o a todas, verás cómo gradualmente pero efectivamente, comenzarás a ver el mundo de otra manera, y comprenderás la verdadera magnitud del conocimiento que posees.

Los problemas humanos no son simples; son muy complejos. El entenderlos exige paciencia y penetración, y es de la mayor importancia que nosotros, como individuos, los entendamos y los resolvamos por nosotros mismos. 

No han de entenderse por medio de fórmulas o lemas; ni pueden resolverse en su propio nivel por especialistas que trabajan en un campo determinado, lo que sólo conduce a más confusión y miseria. Nuestros muchos problemas podrán entenderse y resolverse sólo cuando nos comprendamos como un proceso total; es decir, cuando entendamos nuestra constitución psicológica, y ningún líder político o religioso puede darnos la clave de esa comprensión. 


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