La necesidad de aprobación de los demás, equivale a decir: "lo que tú piensas de mí, es más importante que la idea que yo tengo de mí mismo".. Wayne W. Dyer.
Así de cierto. Así de duro. Así de equivocado.
¿Quién sino tú, que llevas toda la vida contigo, te va a conocer mejor?
A lo mejor, hace muuuuchos años, tenía sentido que te aprobara el grupo porque de no hacerlo te abandonaban y tenias muchas papeletas para morir... pero ¿qué sentido tiene ahora?
¿Sería mucho pedir a nuestros instintos primitivos, que evolucionaran un poco más deprisa?
Porque por cubrir esa necesidad, y sentirse aceptado, a veces se renuncia a la espontaneidad, a veces a los intereses personales y otras... a la propia esencia. Y ése, es un precio muy caro.
Podemos considerar las opiniones ajenas, tanto más cuanto mejor nos conozcan, pero de eso a priorizarlo por encima de las nuestras... o darle importancia a la opinión de alguien que no nos conoce apenas, hay un abismo.
Digamos lo que digamos, siempre va a haber alguien que esté en desacuerdo, y está bien que así sea, así que no perdamos la oportunidad de ser quien somos.
Y busquemos a los que les guste.
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