viernes, 14 de febrero de 2020

Testarudos


Una persona testaruda es aquella que tiene dificultades para dialogar de un modo objetivo con otra persona porque se encierra demasiado en sus propias ideas y no escucha del mismo modo, las ideas del interlocutor. Una actitud propia de una persona testaruda es mantenerse inamovible en su punto de vista sobre un tema en concreto incluso cuando su interlocutor aporta razones de peso que demuestran lo contrario.

 Una persona testaruda tiene dificultades para cambiar de opinión y con mucha frecuencia, tiene un interés excesivo en tener la razón en una conversación. Una persona testaruda es aquella que es tozuda.

Desde el punto de vista de la comunicación, una persona testaruda es aquella que oye pero no escucha. Es decir, no atiende de verdad las razones de su interlocutor porque espera que sea el otro quien cambie de opinión. La actitud de una persona testaruda en ocasiones puede ser confundida con la arrogancia y la vanidad.

Una persona testaruda puede defender con vehemencia que está en lo correcto (incluso cuando no lo está pero cree estar en posesión de la verdad). Una persona testaruda no tiene una mentalidad abierta sino cerrada.

Desde el punto de vista de la autoayuda y la superación personal, conviene puntualizar el significado positivo de la palabra testarudo. Una persona necesita ser testaruda para reafirmarse en la consecución de un sueño más allá de los obstáculos. Una persona testaruda suele ser perseverante y firme en sus propósitos.

Pero todo tiene un límite y es muy saludable potenciar la flexibilidad mental y la adaptación al cambio en lugar de mostrar tanta resistencia ante la idea de un posible cambio de creencias. Cambiar de opinión es muy saludable, rectificar es de sabios y el proceso de aprendizaje implica corregir errores, revisar ideas y afianzar nuevos conceptos.

El calificativo de ser una persona testaruda remite a un rasgo del carácter personal y del modo de ser. No se trata de un modo de ser inamovible puesto que todo ser humano tiene una infinita capacidad de superación, puede potenciar sus fortalezas y relativizar sus debilidades. Conviene potenciar el valor de la humildad en la comunicación interpersonal para poder aprender de verdad y alcanzar el concepto de verdad. No siempre aquello que uno cree, es lo cierto. En ese caso, es de sabios rectificar.

Una persona testaruda es aquella que tiene dificultades para dialogar de un modo objetivo con otra persona porque se encierra demasiado en sus propias ideas y no escucha del mismo modo, las ideas del interlocutor. Una actitud propia de una persona testaruda es mantenerse inamovible en su punto de vista sobre un tema en concreto incluso cuando su interlocutor aporta razones de peso que demuestran lo contrario.

Una persona testaruda tiene dificultades para cambiar de opinión y con mucha frecuencia, tiene un interés excesivo en tener la razón en una conversación. Una persona testaruda es aquella que es tozuda.

Desde el punto de vista de la comunicación, una persona testaruda es aquella que oye pero no escucha. Es decir, no atiende de verdad las razones de su interlocutor porque espera que sea el otro quien cambie de opinión. La actitud de una persona testaruda en ocasiones puede ser confundida con la arrogancia y la vanidad.

Una persona testaruda puede defender con vehemencia que está en lo correcto (incluso cuando no lo está pero cree estar en posesión de la verdad). Una persona testaruda no tiene una mentalidad abierta sino cerrada.

Desde el punto de vista de la autoayuda y la superación personal, conviene puntualizar el significado positivo de la palabra testarudo. Una persona necesita ser testaruda para reafirmarse en la consecución de un sueño más allá de los obstáculos. Una persona testaruda suele ser perseverante y firme en sus propósitos.

Pero todo tiene un límite y es muy saludable potenciar la flexibilidad mental y la adaptación al cambio en lugar de mostrar tanta resistencia ante la idea de un posible cambio de creencias. Cambiar de opinión es muy saludable, rectificar es de sabios y el proceso de aprendizaje implica corregir errores, revisar ideas y afianzar nuevos conceptos.

El calificativo de ser una persona testaruda remite a un rasgo del carácter personal y del modo de ser. No se trata de un modo de ser inamovible puesto que todo ser humano tiene una infinita capacidad de superación, puede potenciar sus fortalezas y relativizar sus debilidades. Conviene potenciar el valor de la humildad en la comunicación interpersonal para poder aprender de verdad y alcanzar el concepto de verdad. No siempre aquello que uno cree, es lo cierto. En ese caso, es de sabios rectificar.


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