Más allá de “dimes y diretes” en los que nos encontramos estos días, lo que hay que exigir a quienes tienen que gestionar la “cosa pública”, es que den respuesta a los desarrollos sociodemográficos, al cambio climático, a la revolución digital, a los cambio tecnológicos y a la globalización de los mercados, que está llevando seguramente al paso de la Edad Contemporánea a otra Era que los historiadores dentro de unas décadas la llamarán como quieran, posiblemente la Edad de la robótica o de la tecnología, pero no podemos permitir que el análisis que realicen de esta transición, concluya con que esta generación no estuvo a la altura de las circunstancias, porque se nos había olvidado el factor humano.
Y es que en estos últimos 10 años no se han resuelto bien los problemas que la crisis económica y social ha creado a una gran parte de la población. Ahí también tenemos que buscar la causa de algunas reacciones de desconfianza en las instituciones que existen en muchos segmentos de la sociedad, o ¿qué creemos que hay en fenómenos como el BREXIT o en el ascenso de opciones políticas antisistema?
¡Claro! Es que tenemos que dar respuesta a un mundo laboral cada día más complejo, en el que 9 millones de personas se van a jubilar en este país en los próximos 10 años, a los que habrá que sustituir por nuevos trabajadores con competencias profesionales y personales distintas y dentro de este mismo reto demográfico, también hay que dar respuesta a la realidad de que el 87% de la población en este país reside en entornos urbanos, con el consiguiente despoblamiento del mundo rural.
Un complejo mundo laboral en el que en términos de igualdad plena, deben estar las mujeres y los inmigrantes, por razones fundamentalmente de dignidad, pero también por eficiencia económica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario