martes, 18 de febrero de 2020

Conocimiento


El término “idealismo” tiene distintos significados. Desde el punto de vista metafísico es la creencia en que el fundamento de la realidad es de índole espiritual o sea de poderes ideales; y desde el enfoque epistemológico es la postura que sostiene que no existen cosas reales fuera de la conciencia. O sea que al eliminar la existencia de todos los objetos, quedan solamente como objetos reales los contenidos de la conciencia (representaciones, imágenes, sentimientos, etc.) y los objetos ideales (la lógica y la matemática).

De esta manera surgen dos formas de idealismo: el subjetivo o psicológico y el objetivo o lógico.
En el idealismo subjetivo o psicológico la realidad se encuentra contenida dentro de la conciencia del sujeto. Los objetos son sólo contenidos de la conciencia, el ser de los objetos consiste en ser percibidos por el hombre y cuando dejan de ser percibidos dejan también de existir al no poseer ser, fuera de nuestra conciencia, que es lo único real. A esta posición también se la llama conciencialismo.

El obispo inglés Berkely es el clásico representante de esta cosmovisión que identifica el ser con el percibir y que considera a los objetos externos puras sensaciones de los sentidos.
Sin embargo, para Berkely, Dios, que es la causa de nuestras percepciones, y las almas; tienen existencia independiente.
El idealismo de Berkely tiene base metafísica y teológica, característica que no aparece en las nuevas formas de idealismo subjetivo como por ejemplo, el empiriocriticismo de Avenarus y Mach, que creen nada más que en las sensaciones, y la filosofía de la inmanencia de Schupe y de Schubert-Soldern, que proponen que todo es inmanente a la conciencia. En el caso de este último lo único existente es la conciencia cognoscente.
En cuanto al idealismo objetivo o lógico es diferente, porque parte de la conciencia objetiva de la ciencia, cuyo contenido es una suma de juicios lógicamente ideales, elementos lógicos, que distinguen lo dado en la percepción de la percepción misma y consideran al objeto como nacido del pensamiento, un producto del pensamiento, un concepto, un ser lógico ideal, postura que es denominada panlogismo.
En la actualidad, esta posición la defiende el neokantismo, principalmente la escuela de Marburgo, cuyo fundador es Hermann Cohen.
Pero el neokantismo no es la misma concepción de Kant, más bien Fichte es un sucesor de Kant, que fue el que dio el primer paso para la aparición del idealismo lógico, con la idea de un yo absoluto desde donde deriva toda la realidad. Pero al igual que Schelling, lo lógico todavía se confunde con lo psicológico y lo metafísico.
Solamente Hegel fue el que hizo del ser de las cosas algo puramente lógico. Esta es la distinción entre el panlogismo hegeliano del neokantismo, el haber establecido el puro panlogismo.
A pesar de la división entre el idealismo subjetivo o psicológico y el objetivo o lógico, ambos idealismos tienen en común la concepción fundamental de que toda realidad está contenida en la conciencia, que es el principal argumento del idealismo.
Con la inmanencia, intentan probar que la tesis del realismo es lógicamente absurda; sin embargo, la tesis del idealismo tampoco es consistente, porque se puede decir que el objeto que pensamos es un contenido de la conciencia pero no que el objeto sea idéntico a este contenido, sino que es una representación o un concepto que se refiere al objeto, que por lo tanto sigue siendo independiente de la conciencia.
De manera que al afirmar que existen objetos independientes de la conciencia esta independencia es un elemento del objeto y la inmanencia es el contenido del pensamiento, o sea que lo propio del objeto es lo que no puede ser pensado.

Fuente: “Teoría del conocimiento”, J. Hessen, Editorial Losada S.A., 1956.


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