Si quieres sufrir de manera absurda, utiliza la expresión: “si yo
hubiera hecho tal cosa, me habría pasado tal otra mejor”. “Si hubiera montado
este negocio, me habría hecho rico” o “si hubiera estado con tal persona,
habría sido más feliz”.
Son pensamientos que no nos dejan nada tranquilos. Es más, estas ideas
nos ayudan al “arte de automachacarnos” y favorecen a que se despierte la
envidia, emoción que está en las antípodas de la felicidad. Y lo que es peor,
son falsos, porque la trampa está en pensar que el éxito es replicable en
otra persona o en otro contexto o en otro momento.
El éxito y el fracaso son unipersonales, sujetos a un momento preciso en
el tiempo y de las circunstancias. Por tanto, imaginar cosas que no ocurrieron
es una proyección de nuestra mente, que tiene el riesgo de llevarnos al
lamento.
Como lo resumió un amigo, es un error pensar que la vida es un
examen, que podamos copiar al de al lado. Cada uno tenemos un examen diferente,
incluso con unas preguntas que cada cual decide.
Pues bien, cuando nos machacamos por intentar copiar a alguien o por
lamentarnos por otra situación diferente, estamos cayendo en el “efecto de lo
que podía haber sido” y que no ocurrió.
Evita la frase “si hubiera…”.Cuando te reconozcas en ella, ponte un
alarma.
Recuerda el éxito es personal, como lo es el fracaso. Pensar que si
entrenas horas y horas al tenis, puedes convertirte en un Nadal, es falso.
Lógicamente, si no entrenas, nunca llegarás a ser un jugador de élite, pero
aunque lo hicieras, no sabes si podías haber tenido una lesión o caer en una
desmotivación profunda. Quién sabe.
Plantéate alternativas más amables. Lo que nos hace sufrir es que
ante una decisión del pasado imaginamos que nos hubieran ocurrido mejores
cosas. Por ejemplo, si hubiera continuado con mi anterior relación de pareja,
me hubiera ido mucho mejor que con la actual.
O si no hubiera cambiado de trabajo, no lo estaría pasando tan mal. No
se sabe.
Quizá hubieras tenido que lidiar con una infidelidad o con un despido.
Por tanto, si tu mente se va a otras opciones siempre muy positivas (mayor
felicidad en la pareja o en el trabajo), aunque sean falsas, plantéate otras
alternativas que hubieran sido también posibles, pero no tan positivas (posible
infidelidad o despido, por ejemplo). Puestos a imaginar, al menos piensa algo
que te sea más amable a ti mismo.
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