jueves, 6 de febrero de 2020

Nuestras Acciones


Cuando ya hemos adquirido conocimiento, cuando podemos diferenciar entre  acciones constructivas y destructivas, cuando somos capaces de sostener acciones conscientes y nos volvemos un poco más sabios, cuando conocemos la verdad, ya somos responsables por lo que hacemos y sostener nuestra coherencia entre lo que pensamos, decimos y sentimos nos conduce a la impecabilidad de nuestras acciones.

Somos responsables de esta impecabilidad incluso en nuestros pensamientos más íntimos, en nuestros diálogos internos; es nuestra Conciencia la que nos está observando y ella es suficiente para sostener esa actitud como modo de vida.

La impecabilidad se manifiesta en acciones conscientes, respetuosas, amorosas y honestas aún, cuando ninguna otra persona esté observándonos; aún en nuestros espacios de silencio. Lesionamos la impecabilidad cuando, conociendo las consecuencias dañinas de nuestras acciones, igualmente las llevamos a cabo.

La impecabilidad nace en nuestro corazón y se transforma en una guía para nuestra evolución como seres humanos espirituales y para alcanzar la paz cotidiana y sustentable.

Para ejercitar nuestra impecabilidad de todos los días, nos alcanza la observación de nuestras acciones simples, tales como el uso del agua, la energía en cualquiera de sus formas, el tratamiento de los residuos orgánicos e inorgánicos; la ecología de las relaciones interpersonales (por ejemplo, el tema de movernos con la verdad en la mano en la convivencia cotidiana y profesional),


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