Es probable que ellos no se den cuenta, por eso siempre es recomendable
y necesario armarse de valor y aclarar estas cuestiones. También puede que sí
que se percate del tema pero que le interese mantener la situación.
Entonces, lo mejor es poner a prueba ese interés dejando de esforzarnos
por satisfacer sus necesidades y ver lo que sucede después. Una actitud
egoísta se ve a leguas, solo necesitamos mirar en la dirección adecuada.
No vale de nada luchar contra viento y marea por una persona que no
mueve ni un dedo. No sirve ayudar constantemente a alguien con un trabajo que
no está interesado en aprender a realizar. No nos hace bien dar sin recibir.
No podemos dedicarnos a los demás y olvidarnos de nosotros. La
única gratitud sin la que no podemos vivir es la gratitud a uno mismo, pues es
el pilar del amor propio y el cimiento de nuestro crecimiento
personal.
Cuando ayudamos a alguien le estamos ofreciendo una parte muy importante
de nosotros. Esto nos enseña a apreciarnos, por lo que es esencial cuidar esta
parcela de nuestra vida.
Obviamente, no vamos a dar ni a agradecer nada a quien se está
aprovechando de nosotros. Eso nos haría sentir necios, a la vez que resulta
peligroso para nuestro autoestima y nuestro bienestar.
Por otra parte, dicen que nunca es suficiente el agradecimiento a
aquel que no te abandonó en los malos momentos. Por eso, ofrecer buenas
palabras, buenos sentimientos, buenos actos y buenos pensamientos para quien
nos ayudó en algún momento es muy importante, ya que esto nos ayudará a
recordar el valor de la bondad y del ofrecimiento a los demás.
Hay veces que tenemos la sensación de que estamos dando y dando pero,
sin embargo, no estamos recibiendo. Esto nos suele ocurrir cuando estamos
tristes, pues no obtenemos ningún tipo de recompensa tras el acto de dar y
acabamos pensando que el mundo no es merecedor de nuestra dedicación.
“Cuando te cansas de dar y dar sin recibir puede que, incluso, acabes
evitando que alguien te ofrezca ayuda. Así, la falta de reciprocidad se acaba
alimentando de una espiral de desencanto y de dolor”
Si te ocurre esto, lo mejor es abandonar tu puesto y relegar esas
obligaciones que te has impuesto,
pues es un intercambio que resulta tóxico para ti y que, por lo
tanto, destruye tu salud.
Algo va mal si te estás cansando, si te invade la tristeza, la
desilusión o el desencanto y si sientes que lo que haces por la otra persona es
una carga cuando no debería serlo. Hay personas que pueden chuparnos,
literalmente, la energía.
Es probable que ellos no se den cuenta, por eso siempre es recomendable
y necesario armarse de valor y aclarar estas cuestiones. También puede que sí
que se percate del tema pero que le interese mantener la situación.
Entonces, lo mejor es poner a prueba ese interés dejando de esforzarnos
por satisfacer sus necesidades y ver lo que sucede después. Una actitud
egoísta se ve a leguas, solo necesitamos mirar en la dirección adecuada.
No vale de nada luchar contra viento y marea por una persona que no
mueve ni un dedo. No sirve ayudar constantemente a alguien con un trabajo que
no está interesado en aprender a realizar. No nos hace bien dar sin recibir.
No podemos dedicarnos a los demás y olvidarnos de nosotros. La
única gratitud sin la que no podemos vivir es la gratitud a uno mismo, pues es
el pilar del amor propio y el cimiento de nuestro crecimiento
personal.
Cuando ayudamos a alguien le estamos ofreciendo una parte muy importante
de nosotros. Esto nos enseña a apreciarnos, por lo que es esencial cuidar esta
parcela de nuestra vida.
Obviamente, no vamos a dar ni a agradecer nada a quien se está
aprovechando de nosotros. Eso nos haría sentir necios, a la vez que resulta
peligroso para nuestro autoestima y nuestro bienestar.
Por otra parte, dicen que nunca es suficiente el agradecimiento a
aquel que no te abandonó en los malos momentos. Por eso, ofrecer buenas
palabras, buenos sentimientos, buenos actos y buenos pensamientos para quien
nos ayudó en algún momento es muy importante, ya que esto nos ayudará a
recordar el valor de la bondad y del ofrecimiento a los demás.
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