sábado, 6 de junio de 2020

Realidades


Mi realidad o su realidad, ¿cuál de las dos? el problema radica en que el consciente y el inconsciente de cada persona también tienen su propia realidad, por lo tanto creo que no existen los hechos dados por esta “realidad” condicionada a nuestros prejuicios que desde luego no son fijos sino variables de acuerdo a nuestro entorno y por supuesto al tiempo. 

Entonces para poder determinar la veracidad de nuestras experiencias o mejor dicho la falta de proposiciones por que nuestra realidad es limitada solo a nuestro punto de vista lo mejor sería admitir que nada es falso en nuestros argumentos, solo es la falta de hipótesis comprobables que validen la veracidad de nuestras estipulaciones o la falta de herramientas para comprobar lo correcto o incorrecto de esas aseveraciones, por eso la mayoría de ocasiones imponemos nuestras condiciones sin tomar en cuenta la de las personas con que nos relacionamos por eso creo que este obstáculo que no permite la adaptación de nuestra intuición a las condiciones nuevas u opiniones de otras personas radica en la persistencia de las antiguas formas de representación presentes en cada término de nuestro proceso de comunicación con seres queridos, amigos, compañeros de trabajo y desconocidos.

Por eso propongo un método para generar un conocimiento discriminante que nos permita ser holísticos, que abarquemos todos esos matices verbales, corporales y tal vez esos que se nos pueden escapar de nuestra limitada percepción (No como estructura estadística o financiera sino bajo el concepto de la hermenéutica):

1. Construir a modo propio una técnica del logro consciente de un objetivo dado en vez de la técnica que se presenta espontáneamente y casi en cualquier momento en nuestras vidas como una expresión de la supuesta armonía hacia el entorno, este modo daría como resultado que nuestra actividad diaria nos desligue  de la dominación de nuestro intelecto volitivo.

2. Nuestro intelecto debe ser inquieto y analítico, deseoso de enmarcar la experiencia dentro de un esquema en que la verdad (Tomada de distintos puntos de vista) sea analizada sin ningún esfuerzo consciente aceptando la experiencia tal y como es sin interpretarla por el intelecto. Por que tanto la ciencia como la filosofía o cualquier otra forma de acercarse a la verdad tienen un valor como recurso temporal o como indicador direccional considerados como logros elevados, son conceptos del mundo relativo y es en este en el que son verdaderos y tienen cuantía por eso es necesario actuar en un campo de libertad no ligado a teorías sino a hipótesis que cambiarán de acuerdo a la situación y a las personas que lo crean.

3. Este punto es para que nosotros o mejor cada persona que lea esta entrada lo llene con sus experiencias, por supuesto esperaría comentarios, opiniones y sugerencias.

Y como la frutilla del pastel me queda esta frase: Sacar una conclusión equivale a completar un círculo.




Lo Que Percibimos


Hoy quiero hablarles de la percepción humana, esa maravillosa herramienta evolutiva que nos permite desde enamorarnos hasta sortear obstáculos que atenten incluso contra nuestra propia vida.

Resulta paradójico que una misma “herramienta” pueda controlar extremos tan distantes en nuestro vivir, pero ¡así es!  A través de la percepción los seres humanos somos capaces de seleccionar pareja, reconociendo e interpretando signos casi imperceptibles haciendo más fácil la selección natural para la conservación de la especie.

También es un mecanismo evolutivo de protección, nos hace darnos cuenta de los peligros que nos rodean y nos pone en situación de alerta para ser capaces de reaccionar de la manera adecuada a estímulos agresivos, haciéndonos retirar la mano de una fuente de calor, cubriéndonos cuando hace frío…o descargando dosis de adrenalina para sobreponernos a un fuerte impacto con el único interés de preservar nuestra vida.

La percepción es no solo nuestro proceso de “asimilar” los estímulos sino es además la manera cómo reaccionamos ante ellos, cómo cada uno de nosotros nos manejamos o conducimos en el entorno que nos rodea y, además, es el mecanismo a través del cual realmente convivimos en sociedad. Entonces, más específicamente, debemos hablar sobre  la semiótica de la percepción.

Todos estamos expuestos a una inmensa cantidad de estímulos a cada momento del día, partiendo por cosas cotidianas y domésticas como el sonido de un despertador o el “ringtone” que asignamos a una persona específica y significativa de nuestra libreta de contactos, las luces de un semáforo, el aroma del primer café de la mañana, el sabor de un postre, el contacto con la textura de una superficie y hasta los más complejos sistemas de signos, por ejemplo, un mapa, un manual constructivo, las letras de un libro, los diagramas informáticos, los datos que refleja un equipo médico para controlar los valores de la respiración durante una cirugía, etc. No podríamos reaccionar ante toda esta avalancha de sensaciones sin la herramienta de la percepción
.
Hay que recordar o aclarar que percibir no es sinónimo de “ver”; vemos con los ojos y a través de un mecanismo también maravilloso que es la vista, pero no es suficiente. Percibimos a través de los cinco sentidos y por medio de estímulos que pueden ser visuales, auditivos, gustativos, olfativos y táctiles, y que tienen muchas más categorías dentro de sí mismos, volviendo el proceso de percibir algo muy complejo, específico y detallado.

Estos signos estímulos generan en nosotros sensaciones, las cuales duran únicamente fracciones de segundos para que, al ser asimiladas, nuestro cerebro las convierta en percepciones, involucrando  procesos cognitivos y otorgándoles  significados.

Este proceso continuo e ilimitado es la “semiosis”: la capacidad humana de asignar significado a todo lo que le rodea. De esta manera es como realmente nos comunicamos y es así como la fragancia de un perfume significa para nosotros el recuerdo de una persona en particular, la música y la letra de una canción nos remonta a un momento importante de nuestra vida… un color nos puede hacer pensar en una marca específica y un símbolo nos puede comunicar un concepto.

No podemos hablar de semiosis sin aclarar que la semiótica es el estudio de los signos dentro de un contexto social, por lo tanto ese proceso perceptivo estará siempre condicionado por las características y particularidades de cada uno de nosotros.

Percibimos de acuerdo a quienes somos, a nuestra sensibilidad,  carácter y temperamento,  a nuestro nivel de estudios, nuestra identidad cultural, creencias religiosas, ideologías políticas, tendencias sexuales, género, edad, status social y capacidad adquisitiva, a nuestras experiencias de vida, sean éstas agradables o no.

Es por eso que un diseño no funcionará de la misma manera para un público oriental que para Latinoamérica, tenemos un simbolismo diferente para ciertos colores, palabras y lugares… percibimos diferente.

Por lo tanto, los diseñadores debemos estar conscientes que al utilizar signos para comunicarnos con grupos y públicos específicos también debemos tomar en cuenta sus similitudes y diferencias para percibir. De ahí la importancia de segmentar muy bien nuestros mercados o target y centrar nuestra atención en el usuario. 

Por tal razón se recurre a la utilización de estereotipos que son, en palabras sencillas, la anulación de los rasgos particulares, agrupando a las personas por sus características generales, tratando de reducir las individualidades al mínimo para facilitar la efectividad de este proceso perceptivo y generar la respuesta esperada.

Podríamos escribir muchísimo más acerca de la maravilla de la percepción pero quizás el punto medular sea que es parte de nuestra esencia, que está directamente relacionada a nuestro ser individual y que constantemente está siendo modificada por todos los acontecimientos, pequeños o grandes,
afortunados o no, que marcan nuestra vida. Que con cada nueva experiencia o cambio al que nos enfrentamos modificamos nuestra manera de percibir y que, como dije al principio, la percepción es una herramienta evolutiva que nos ayuda a seguir viviendo y nos permite adaptarnos a nuestro entorno actual, sin duda no es igual al de ayer y será totalmente distinto al de mañana.

La vida cambia y con ella nuestra situación laboral, familiar y emocional, por lo tanto, percibimos siempre de acuerdo a nuestra propia historia.


Hacer Sin Condiciones


“Por grande que sea una presa, un mínimo agujero, por la presión hidráulica, la acaba rompiendo”, se dice. Incluso los altos sueños pueden venirse abajo si los volvemos condicionales. Por pequeña que sea, una condición puede ser grieta suficiente para que todo se rompa.

Uno de los errores de nuestra cultura es pensar que solo lo posible vale la pena. Hemos puesto la atención únicamente en lo realizable, lo tangible, lo real y lo medible, y hemos dejado a un lado el valor de lo inalcanzable, de las utopías, las ilusiones y los sueños. “La gente se enorgullece de tener los pies en la tierra, de ser realista y sensata, y se burla de aquellos que están en las nubes”, escribe Ken Robinson. 

Vivir a expensas de que algo tenga un final feliz sería como decir “no vivas, ¡que vas a morir!”. Creo que no importa tanto que la película acabe bien si el desarrollo es un tostón. (Yo no pago palomitas por cinco minutos de final, sino por dos horas de emoción).

Nos hemos mercantilizado hasta el punto de vernos como productos. En el amor, si nos gusta una persona pero tarda en correspondernos, o si las cosas van mal, “¡a por otra!”; en el trabajo, “al que antes me agarre” o “al que más me pague”; y en las relaciones personales, se habla de “dar para recibir”, como si la generosidad fuera un intercambio. 

Hacemos las cosas bajo la condición de que nos salga bien la tirada. Queremos hacernos ricos por inflación, no por inversiones de riesgo. ¿Y si la riqueza está en la aventura de los mares y no en el cofre de la isla? No hay viaje que pueda disfrutarse preguntando “cuánto falta”.

“¿Y si la riqueza está en la aventura de los mares y no en el cofre de la isla?”.

Lo que realmente da valor a una persona no es lo que hace cuando hay garantías, sino lo que emprende cuando no las hay. El amor, como la valentía, reside en el espacio del “podría ser que no”. No es una cuestión de optimismo o pesimismo, es una cuestión de condicionalidad. Mientras que, en esa bifurcación, un pesimista piensa “¿y-si-no?” y un optimista “¿y-si-sí?”, un amante se pregunta “¿y-qué-más-da?”, porque un amante sabe que lo importante no es conseguirlo, sino pelearlo (disfrutarlo).

La diferencia está en quién lo hace para conseguir algo y quién porque lo ama. Son esos dos violinistas en diferentes estaciones de metro, uno mirando las monedas y el otro sintiendo cada nota con los ojos cerrados. El amor es tocar para ti.

Ser un amante es estar dispuesto a continuar cuando no hay premio, es hacerlo aunque no llegue. Ser amante es estar dispuesto a trabajar sin tener recompensa, a quedarte sin nada, en el aire, desnudo. Lo contrario es ser comerciante. El amor es la muerte de la condición. 

La dificultad o frustración temporal no pueden ser la causa de abandono de un sueño atemporal. Los sueños no tienen fecha. Todo sueño verdadero es atemporal e incondicional
.
Plantéalo así. Si te garantizaran que si lo dejas todo y te dedicas a lo que amas, al final lo consigues, ¿lo harías? ¿Y si no te lo dijeran? Esa es la diferencia. Si tu segunda respuesta es sí, eres un amante.


Superar Reveses



 Todos los seres humanos nos enfrentamos al fracaso y las crisis y es la forma en que se gestionan estos fracasos lo que determina el nivel de felicidad y bienestar.

Dominar estrategias para hacer frente tanto a los desastres como la las pequeñas desilusiones cotidianas son algunas de las habilidades más importantes que podemos desarrollar.

La ciencia y la psicología desvelan los mecanismos de cambio en el cerebro y en la mente, y la forma de adaptar hábitos mentales que nos ayuden a pasar de la tragedia al bienestar.

 Vamos a entrenarnos en cultivar los recursos y habilidades que nos hagan más resilientes delante de los contratiempos.


viernes, 5 de junio de 2020

El Verdadero Valor


¿Qué es seguridad en sí mismo? Es la confianza que la persona tiene sobre si mismo, siendo esta una manera sana de comunicarse. Asimismo, es la capacidad de defenderse de forma honesta y respetuosa. 

Te compartimos un gran parábola que de seguro te servirá de mucho, veamos.

Un día un sabio maestro recibió la visita de un joven que se dirigió a él para pedirle consejo:
— Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo:
— Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: — si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
— E... encantado, maestro— titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien— asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y al dárselo al muchacho, agregó:
— Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, quienes lo miraban con algún interés.

Pero les bastaba el escuchar el precio del anillo; cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Triste, subió a su caballo y volvió a donde el maestro se encontraba:

— Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

— Qué importante lo que has dicho, joven amigo —contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él.
Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
— Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
— ¡58 MONEDAS! — exclamó el joven.
— Sí, -replicó el joyero— yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido
.
— Siéntate —dijo el maestro después de escucharlo— Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. 

¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Autoestima Y Confianza



Los hombres no podríamos vivir en armonía si faltara la Confianza, es decir, la seguridad firme que se tiene de una persona, por la relación de amistad o la labor que desempeña.

Tenemos seguridad en una persona porque sabemos que en sus palabras no existe el doble sentido o el rebuscamiento; jamás hace un juicio a la ligera sobre las actitudes de los demás; trabaja con intensidad, procurando terminar la tarea encomendada cuidando hasta el más mínimo detalle; llegará puntual si así se ha acordado o guardará el secreto que le hemos confiado.

Es fácil perder la Confianza en alguien cuando no actúa con justicia, algún comerciante, profesional o prestador de servicios que abusa de nuestra falta de conocimiento o buena voluntad, y pide a cambio una cantidad de dinero que no corresponde a lo convenido.

La mentira tampoco tiene lugar en cualquier tipo de relación, pues confunde la verdad, destruye los sentimientos, provocando una ruptura que pocas veces, o nunca, se puede resanar.

Podemos confundir la “confianza en uno mismo” convirtiéndola en presunción, como una forma de hacernos notar mediante una actitud poco respetuosa a las personas, lugares y circunstancias, tratando bruscamente a un mesero o buscar los medios para no formase en fila en un banco.

Otra forma mal entendida de la Confianza, es la familiaridad excesiva en el trato, provocando la burla de quienes nos rodean, los mismos familiares y compañeros de trabajo son las víctimas de nuestro asedio, posiblemente no reaccionan violentamente ante nuestro comportamiento por falta de recursos, sino por tener más educación.

Ahora bien, todos somos capaces de generar Confianza en los demás:

– Cada vez que enseñamos a otros a trabajar, aceptando sus fallas y ayudándoles a mejorar, de esta manera podrán adquirir seguridad en lo que están haciendo.

– Para tomar decisiones, tomar en cuenta a los que comparten las mismas responsabilidades, así, con otra visión de la situación se obtienen mejores resultados.

– Saber escuchar la opinión de los demás, sin importar nuestra mejor preparación o el puesto de mayor nivel que ocupamos.

– Ayudar a los hijos a decidir, procurando proporcionarles los elementos que les ayuden a tomar la opción que más convenga.

– Procurando cumplir a tiempo con los encargos que tenemos, en el trabajo, en casa y con los amigos.

– Presentar nuestro trabajo limpio, ordenado y puntualmente.

– Hablar siempre con la verdad.

– Cobrar la cantidad justa de dinero por lo que vendimos o el servicio que prestamos.

– Evitar que se hagan burlas o calumnias de otras personas.

Somos dignos de Confianza por cumplir responsablemente nuestras obligaciones, ayudamos a los demás con nuestro consejo o nuestro trabajo, si sabemos cumplir con las promesas que hacemos, evitamos criticar a los demás, generamos un ambiente agradable en las reuniones a las que somos invitados, comprendemos los errores de los demás y ayudamos a corregir.

Tal vez los mejores indicadores de Confianza, son la cantidad de amigos que tenemos, el número de personas que acuden a nuestro negocio y las responsabilidades que nos asignan en el trabajo; cuando esto ocurre, podemos decir que somos Confiables.

jueves, 4 de junio de 2020

Los Rostros De La Ambición


“Un hombre no es desdichado a causa de la ambición, sino porque ésta lo devora”, Montesquieu

La ambición está hecha del mismo material con el que se tejen los sueños.

Nos impulsa a fijarnos metas que nos ilusionan y retos que, a priori, parecen imposibles de alcanzar. Es un poderoso motor que desafía la lógica y la razón.

Quienes se atreven a darle rienda suelta, son capaces de cambiar su realidad y sus circunstancias. No en vano, es un poderoso agente de transformación. Y nos puede aportar muchas cosas positivas. Alimenta nuestro espíritu de superación, el inconformismo y la capacidad de soñar a lo grande. 

Nos invita a ir más allá de nosotros mismos, despertando nuestro afán competitivo. Incluso puede enseñarnos a ser más humildes.

Sin embargo, por lo general goza de una dudosa reputación. Especialmente debido a las compañías que frecuenta. Entre sus relaciones habituales se encuentran la codicia, la insatisfacción y el propio interés; cuyos venenosos consejos nos pueden arrastrar a lugares sombríos.

Sin duda, podemos afirmar que la ambición tiene dos caras. Su rostro luminoso nos lleva a brillar, y su lado oscuro nos conduce al más profundo de los infiernos. De ahí la importancia de aprender a gestionarla lo mejor posible. 

Todos conocemos sus cantos de sirena, y dependiendo de cómo la interpretamos, cedemos a sus impulsos o nos resistimos estoicamente a su sugerente canción.

En cualquier caso, es innegable que tiene un importante impacto en nuestra vida, ya sea por exceso o por defecto. 


El Talento Vigente

Recuerdo que era todavía un adolescente cuando cayeron en mis manos las obras completas de William Shakespeare. Vienen a mi memoria, aquel hondo impacto que me causaron cada uno de sus personajes y sus tramas y la viva emoción con que las leí. ¿Por qué? Porque es un autor sumamente sugerente, que invita al lector a pensar, a reflexionar sobre temas profundos, como son: el sentido de la vida, las pasiones humanas, los conceptos del bien y del mal, la muerte, el Más Allá...


Desde luego, no se trata de un autor más entre los muchos escritores, sino de un gigante de la Literatura Universal de la talla de Miguel de Cervantes Saavedra; del Dante y su “Divina Comedia”; de Homero con su “Ilíada” y “La Odisea”; de Thomas S. Eliot con su magistral obra poética “La Tierra Baldía”, quien aporta las claves de la crisis de valores de nuestra cultura; de Charles Dickens, quien a través de sus obras despertó la conciencia social de millones de ingleses de varias generaciones; de Alexandr Solzhenitsyn, quien descubrió al mundo occidental el verdadero rostro de la extinta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, etc.

¿Por qué resulta fascinante la lectura de Shakespeare? Porque explora la conciencia humana hasta límites nunca antes abordados en el quehacer literario. Desglosa asombrosamente las diversas facetas que tienen la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia, la pereza...

Por ejemplo, resulta estremecedora su obra “Macbeth” en la que los esposos protagonistas van cometiendo una serie de crímenes, mediante engaños, hasta que –con las manos manchadas de tanta sangre derramada– comienzan a perder la lucidez y el equilibrio mental. 

El autor inglés demuestra cómo el ser humano tiene la funesta capacidad de hacer el mal hasta límites insondables.

Si alguien dijera que “Shakespeare resulta ya obsoleto”, sin duda, sería una afirmación desacertada, porque tan sólo en su obra “Hamlet” en que el joven protagonista sufre y se enfrenta a una serie de graves sucesos y desencantos, en su desesperación, se plantea una frase que ha permanecido a lo largo de los siglos: “Ser o no ser. Ésa es la cuestión”. Es decir, si existen la maldad y los engaños, entonces, ¿qué sentido tiene la vida humana? ¿Hay alguna razón por la que valga la pena existir?...

La misma cuestión fue planteada en el siglo pasado, cuando la humanidad se enfrentó a dos terribles Guerras Mundiales y sobrevino en la población un estado generalizado de tristeza, pesimismo y hartazgo de vivir y que desembocó en la “Filosofía Existencialista”, como por ejemplo: el pensamiento de Jean Paul Sartre, quien afirmaba: “el hombre es una pasión inútil” y “el infierno, en realidad, son los demás”; Martin Heidegger, filósofo alemán que sostenía que “el-hombre-es-un-ser-para-la-muerte”; el escritor francés Albert Camus aseveraba que no se podía vivir con esperanza, ilusión ni alegría porque –en su particular visión trágica de la vida– el hombre es un ser intrínsecamente perverso y había que explicar antes las raíces profundas del mal. Así lo expresa en sus obras: “La Peste” y “El Extranjero”.


Por otra parte, William Shakespeare sigue siendo fuente de inspiración para novelistas, poetas, autores de obras de teatro, escritores de guiones de cine y series de televisión. Fue tal su genialidad, que sus obras de teatro se siguen presentando con éxito; algunas han sido convertidas en piezas de ópera; y, en definitiva, perviven muchas de sus frases y conceptos en la cultura de nuestro tiempo.


Construir Nuestra Senda

Por eso conviene seguir lo que es general a todos,  es decir, lo común; pues  lo

general a todos es lo común. Pero aun siendo el logos general a todos, los
Más viven como si tuvieran una inteligencia propia particular”
Heráclito

Uno de los mayores enemigos de la realización y el éxito es esa tendencia que solemos tener los seres humanos de compararnos constantemente con los demás. Tendemos a mirar a nuestro alrededor con la intención de encontrar precisamente esos ejemplos que hacen que nuestros logros parezcan insignificantes en relación a los conseguidos por otros. Y esa dinámica termina siendo totalmente desalentadora.

Pienso por un instante en la increíble cantidad de personas que fruto de esta dinámica han terminado incubando una falsa creencia de falta de valía para lograr sus sueños y aspiraciones. Por qué lo triste es que no se dan cuenta de que en la mayoría de las ocasiones están comparando sus comienzos con los finales de los demás.

Y permíteme que me explique. Es muy frecuente caer en el error de comparar nuestros resultados cuando iniciamos la persecución de cualquier objetivo con los resultados de otras personas que ya tienen mucha experiencia o resultados en esas mismas áreas. De ese modo, es habitual encontrar por ejemplo al joven programador que compara sus resultados con los obtenidos por el fundador de Facebook, o el guitarrista que está comenzando que se compara con Mark Knopfler o el empresario que se compara con alguien que tuvo mucho suceso.

Cuando esos ejemplos sirven de inspiración, están cumpliendo su verdadera función: demostrarte lo que es posible lograr cuando uno pone en juego todo su máximo potencial. Pero cuando para lo único que sirven es para multiplicar en ti sentimientos de falta de valía o capacidad, sería mucho mejor que dejaras de fijarte en ellos y pasases a centrarte en tu propio crecimiento y evolución en relación a tu punto de partida.

Lo que muchas veces se nos pasa por alto es precisamente eso: estamos en una etapa del camino diferente, y por tanto no es comparable. 

Céntrate en dar lo mejor de ti mismo y en disfrutar todas y cada una de las etapas del camino. Y desde esa perspectiva toda la experiencia se transforma, y se empieza a ver como posible alcanzar cualquier altura que te atrevas a soñar.


Contemplemos


 Decíamos el otro día lo muy importante que es observar (contemplar). Es todo un arte al cual uno debe dedicar enorme atención. Vemos sólo de un modo parcial, 
nunca vemos algo por completo, con la totalidad de nuestra mente y no lo hacemos porque el mundo de nuestra percepción lleva subtítulos. 

Vemos el mundo a través de unas gafas conceptuales.

Hemos de aprender este arte extraordinario o siempre andaremos funcionando, viviendo a través de una parte muy pequeña de nuestra mente, de un pequeño segmento del cerebro: el prejuicio.

Nunca vemos nada de manera total, debido a diversas razones, y no solo nuestra visión es parcial sino que no vemos nunca “la cosa en si” sino más bien la utilidad de las cosas. Por ejemplo este teclado que ando aporreando en este momento, es un “teclado”  que sirve para escribir en mi ordenador, ¿pero qué es en realidad un teclado, ¿sabemos qué es un teclado en sí?

 Estamos tan comprometidos con nuestros pequeños problemas, tan densamente cargados con creencias, con tradiciones, con la memoria y con la utilidad, que esto nos impide realmente mirar o escuchar simplemente. 

Nunca vemos un árbol, lo miramos siempre a través de la imagen que tenemos de él, del concepto acerca de ese árbol; pero el concepto, el conocimiento, la experiencia es algo por completo diferente del árbol real.

En este lugar uno está rodeado ‑afortunadamente‑ por una gran cantidad de árboles; y si ustedes miran en torno mientras proseguimos con este tema, si verdaderamente miran, descubrirán lo extraordinariamente difícil que es ver de manera tal que ninguna imagen, ninguna pantalla se interponga entre el ver y el mirar. 

Por favor, háganlo; no me miren a mí, miren el árbol, descubran si pueden verlo completamente. Por «completamente» quiero significar con la totalidad de la mente y el corazón, no con un fragmento de ellos, pues lo que vamos a investigar esta noche requiere una observación así, un ver así. A menos que lo hagan realmente (sin teorizar, sin intelectualizar o traer a colación temas que no hacen al caso) me temo que no podrán seguir de cerca aquello que intentaremos examinar juntos.

Este párrafo de Khrishnamurti al que he modificado en algunos tramos me viene perfecto para hablar de algo que esta mañana me ha estado rondando por la cabeza. 

Es la dificultad que tenemos los humanos para observar un fenómeno sin meter en esa observación algo nuestro, sea emociones, el miedo, la rabia, la compasión o nuestro prejuicios -creencias- políticas o de cualquier otra clase.

Pretender discutir con alguien que (aparentemente) para sus adentros no traza una línea divisoria entre voz imperativa (lo que se debe) y voz descriptiva(lo que es); entre su deseo de apreciar (visualizar) “Lo que es” y “Lo que debería ser”; es pretender y nada más que pretender realizarlo.

Creo que este comentarista puso el dedo en la llaga entre las diferencias entre contemplar un fenómeno y resolver un fenómeno problemático,


Ver y mirar no son la misma cosa.


El Libro Adecuado

Me he dado cuenta de que existen muchas personas que dicen que no les gusta leer, pero llenan sus redes sociales de frases, las comparten, les dan like en instagram, las convierten en su nuevo tatuaje, o las ponen como mensaje en todas sus fotografías. Y además están las personas que leen cadenas, estados largos de confesiones de otros usuarios y miles y miles de tweets.

Si eres de esas personas, te hago esta pregunta:

¿De verdad no te gusta leer, o solo no te estás dando la oportunidad de encontrar algo que te gusta?
Entiendo que nuestro sistema educativo le ha quitado todo el romance a la lectura, y ha hecho que se vuelva una obligación de mal gusto, a pesar de que sus beneficios son hasta transformadores; pero si a ti te encanta leer frases, quizá hay en ti un lector reprimido que está esperando por algo que lo inspire.

Te aconsejo que hagas la prueba: si te gusta una frase, busca quién es el autor, en qué libro dijo lo que tanto te gustó y leas ese libro. ¿Quién sabe? En una de esas hasta termina siendo tu libro favorito.
Que no te importe si la portada no se ve muy bonita, o si el libro tiene más de 100 páginas. Inténtalo, que tu vida está ahí para que hagas algo nuevo cada día, y para que todo eso que hagas te ayude a seguir creciendo.

martes, 2 de junio de 2020

Saturados De Tecnología

Actualmente estamos viviendo una gran revolución de la información sin darnos cuenta y sin conocer totalmente la tecnología que nos rodea. Nuevos cambios hacen que tengamos que actualizarnos constantemente en conocimientos relacionados con las nuevas tecnologías.


Las personas, tanto las que están estudiando como las que ya han finalizado su etapa de aprendizaje, tenemos la obligación de conocer cada vez más sobre el funcionamiento de las nuevas tecnologías. ¿Por qué?, realmente si queremos competir en un futuro en un mercado laboral como en el que nos encontramos hoy en día es fundamental estar actualizado.

Tenemos, es más, necesitamos, desarrollar nuevas capacidades para poder "competir" en el mercado laboral, además de aprender a manejar diferentes equipos tecnológicos ya que estos forman parte de nuestra vida cotidiana.

Las nuevas tecnologías, relacionadas con nuestro entorno, están agilizando, optimizando y perfeccionando algunas actividades que realizamos en nuestro día a día. La comunicación en la actualidad es algo que ha avanzado mucho, una comunicación que es mucho más rápida que antes. Un ejemplo de comunicación actual, en concreto a través de Internet, en el caso de transmitir mensajes, imágenes, vídeos y todo tipo de documentos desde diferentes partes del mundo durante las 24 horas del día es algo que ha desplazado definitivamente el envío de documentos por otros medios, como el servicio postal convencional.

Los nuevos "aparatos" electrónicos, de los que estamos constantemente rodeados, nos permiten realizar tareas que se hacían de forma manual, eso sí, de una forma más ágil y eficaz.

La tecnología juega un papel muy importante en el mundo desde el momento en que se crea un "algo" innovador que todos queremos tener cuanto antes. Todos queremos estar a la moda y presumir de tener lo último del mercado.

Un ejemplo de esta competitividad por tener lo mejor del mercado son los teléfonos móviles, algo que no solo es en sí el propio teléfono, sino también todos los accesorios que mejoran, ya sea en rendimiento o en la estética, nuestro móvil. En este caso además de requerir una actualización de conocimiento para comprender todas y cada una de las funciones que nuestro nuevo teléfono contiene, es necesario tener un bolsillo bastante amplio para hacer frente a los gastos que tener una tecnología de estas características. 

Pese a que el desarrollo y expansión de esta tecnología continúa siendo desigual en diferentes países del mundo, lo cierto es que ya existen más aparatos que personas en nuestro planeta. Y lo que hace solo 5 años era un teléfono móvl inteligente (smartphone), hoy día es un auténtico ordenador personal en el que la función de llamada se ha quedado en un ámbito absolutamente secundario.
Algunos usuarios de Android y otros sistemas operativos como Windows Phone, Blackberry o Iphone, montaron en cólera en 2014 al recibir una notificación por parte de la compañía propietaria de la aplicacion Whatsapp(actualmente propiedad de Facebook) con un mensaje de alerta advirtiendo que su licencia gratuita expiraría y que para seguir utilizándolo sería necesario realizar un desembolso económico, no muy alto, 0,99 céntimos, pero aquello generó un auténtico terremoto que, afortunadamente, con el paso del tiempo ha quedado en una mera anécdota.

Sin embargo, si fue la punta del iceberg de esa tecnología que llegaba para quedarse, en la que en muchos casos, el producto era el usuario, sus datos concretamente. 

Coincidiendo con esa mentalización por parte de los usuarios, en los últimos años las empresas tecnológicas más punteras han conseguido, en casos muy concretos, revertir la política del 'gratis total en internet'. Spotify, AppleMusic, Amazon Prime, abrieron el camino para que los usuarios comenzaran a darle valor a los 'micropagos' por servicios que podían conseguir gratis a través de descargas ilegales pero con mucho más esfuerzo.

Además de realizar pagos mensuales a nuestras compañías de telefonía móvil por servicios de llamadas, mensajes, conexión a internet " sin límite", hoy día ya nos podemos permitir el tener que pagar por aplicaciones que ofrecen un servicio igual a aquello que conseguíamos de manera gratuita con programas de descarga, solo con acceder a los principales markets de aplicaciones como Google Play o Apple Store.

En términos generales la tecnología ha aportado grandes beneficios a la humanidad. Su papel principal es crear una mejora de herramientas y accesorios adaptados a los usuarios para facilitar y ahorrar esfuerzo y, sobre todo, tiempo en nuestra vida cotidiana.


Humanidad Solidaria



QUE ES LA SOLIDARIDAD? La solidaridad es una de los valores humanos por excelencia, del que se espera cuando un otro significativo requiere de nuestros buenos sentimientos para salir adelante. En estos términos, la solidaridad se define como la colaboración mutua en la personas, como aquel sentimiento que mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se vivencian experiencias difíciles de las que no resulta fácil salir.


Debido al verdadero significado de la solidaridad no es de extrañarse que escuchemos este término con mayor frecuencia cuando nos encontramos en épocas de guerra o de grandes desastres naturales.
 
De este modo, gracias a la solidaridad es posible brindarle una mano a aquellos que resultan menos favorecidos con este tipo de situaciones.

2)¿PARA QUE SIRVE? Ahora usamos mucho aquello de hermanos, sin pensar (quizá) que si no hay solidaridad no hay amistad, ni hermandad ni nada que se le parezca.

"HAY QUE COMPARTIR, VER QUE NOSOTROS NO SOMOS LOS UNICOS QUE VIVIMOS EN LA TIERRA.


ASI VEMOS QUE MUCHO MAS ALLA DE LO NORMAL, EXISTE LA POBREZA, LA INJUSTICIA, TODOS LOS DIAS ES ALGO PEOR ¡AUDEMOS!

EL MUNDO ES MALO MUY MALO PONTE SERIO Y COLABORA. CADA VEZ QUE AYUDES A ALGUIEN MIRA A SUS OJOS Y TE DARAS CUENTA DE LO NECESITADO QUE ESTA”

Nuestra Empatía


El altruismo se puede definir como la preocupación constante por las necesidades ajenas, es decir, hacer todo lo posible para que los demás gocen de bienestar y tengan lo que precisan.

El altruismo está presente en la cultura, la enseñanza y la religión, así como también en el cerebro. En el caso de los animales, por ejemplo, se lleva a cabo cuando uno de los ejemplares está dispuesto a sacrificarse por el bien de la manada.

El altruismo puro significa sacrificar una cosa, ya sea el tiempo, la riqueza, la energía o el conocimiento sin buscar a cambio ningún tipo de recompensa o compensación. No se busca un beneficio por los actos, ni directos ni indirectos.

El comportamiento altruista dentro del reino animal aumenta las posibilidades de supervivencia de los otros a costas de la reducción de las probabilidades de subsistir uno mismo. Esta teoría, igualmente, no explica mucho más sobre aquellos animales que dan la vida por otros por los que no están emparentados.

Algunas personas son todo lo contrario a egoístas, dan sin mirar a quién, ofrecen hasta lo que no poseen por el bien del prójimo. Las investigaciones mostraron que la clase social, el nivel de educación, el género o los ingresos de dinero pueden explicar por qué se puede ser altruista o egoísta.

El comportamiento altruista no está determinado únicamente por factores cerebrales o biológicos. El volumen de materia gris puede influenciarse por diferentes procesos sociales.

Por ejemplo, al estar rodeado de personas caritativas, con el hábito de donar, dar limosna o ayudar al otro, aumentará la posibilidad de ser altruista también. Si, por el contrario, se vive en un ambiente de egoísmo, de pensar solo en uno y de no dar nada al otro, esto influirá en las decisiones y actitudes. 

Como se decía, no es solamente una cuestión de materia gris, sino hay varios factores influyentes.