sábado, 9 de abril de 2016

Comunicación: Aporte metafísico

Voy a intentar abordar un tema, que seguramente, es uno de los cuales hemos oído hablar más, desde los albores de nuestra toma de conciencia de que somos parte de un mundo que nos rodea.

 Quién de nosotros no ha sido testigo, de las diversas formas, en que, nosotros los humanos, nos explicamos y transmitimos la noción, de que existe un Dios omnipotente, que escucha nuestras oraciones y súplicas, y al cual debemos recurrir cuando nos vemos en dificultades que superan nuestra capacidad de resolución.

En nuestro entorno, siempre nos han rodeado imágenes de rostros idealizados, las cuales representan, a hombres y mujeres, que han dejado de ser, precisamente, hombres y mujeres, para ser recubiertas por un halo solar, que las convierten en poderosos mediadores, entre nosotros, los pecadores mortales, sujetos a un cuerpo de carne y hueso, sexualmente definido, y nuestro creador al que llamamos Dios.

Estas imágenes de personajes asexuados que han superado las limitaciones de la carne, nos son presentadas, como  personajes santificados, cuando utilizo el término asexuados, es porque jamás les veremos en una relación directa con el sexo opuesto, las que han nacido mujeres, son vírgenes, y los que se nos representan como varones, son castos y santos, nunca les veremos asociados a lo que llamamos una vida en familia.

La salvedad a estas imágenes, que se han enquistado en nuestro subconsciente, es la de la “sagrada familia” compuesta por José, María, y el niño Jesús, pero claro, acompañada por la correspondiente aclaración: que José no es el padre de Jesús, y que María, es madre, pero “sin pecado concebida” por obra y gracia del Espíritu Santo, dándonos el mensaje, de que todos los demás concebidos en este mundo, nacemos bajo el signo pecaminoso de “ las debilidades de la carne.”

El mundo occidental y cristiano, al cual pertenecemos en estas latitudes, ha sido impregnado de éstas imágenes, todas las religiones que se sustentan de este tronco inicial, recompuesto a la voluntad, interés, y capricho, de un poderoso emperador, llamado Constantino el Grande, de una forma u otra, rinden tributo a este personaje, de carne y hueso, como cualquiera de nosotros, pero que contaba con la poderosa arma del poder, y de los recursos que de éste emanaban, para condicionar desde entonces, nuestro modo de pensar y adorar.

Existen a nuestro alrededor, innumerables evidencias de lo que estoy expresando, son tan obvias, que ni siquiera me voy a tomar el trabajo de especificarlas, si algunos, de  los posibles lectores o escuchas de esta exposición que estoy realizando, no las han descubierto aún, de nada les servirá continuar con la lectura, pues las escamas que cubren sus ojos espirituales, les impedirán observar el entorno del paisaje que intento desplegar ante vosotros. 

“Entonces Saulo se levantó de la tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole de la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.”
                                                                                                                      Hechos   9: 8 - 9

Crecemos, con la sensación de desamparo, propia de criaturas mal nacidas, a las cuales, hay que de alguna manera “purificar” del estigma de su concepción, todavía hoy en día, se toman a estas inocentes criaturas, a las cuales se les acompaña con padrinos y testigos para ser lavados por unas gotas de agua que simbolizan su bautismo, una especie de rescate de su condición original.

“ He aquí, te digo que el que supone que los niños pequeños tienen necesidad del bautismo se halla en la hiel de la amargura y en las cadenas de la iniquidad, porque no tiene fe, ni esperanza, ni caridad; por tanto, si fuere talado mientras tenga tal pensamiento, tendrá que bajar al infierno.

Porque terrible es la iniquidad de suponer que Dios salva a un niño a causa del bautismo, mientras que otro debe perecer porque no tuvo bautismo.

“ ¡ Ay de aquellos que perviertan de esta manera las vías del Señor !, porque perecerán, salvo que se arrepientan.

He aquí, hablo con valentía, porque tengo autoridad de Dios; y no temo lo que el hombre haga, porque el amor perfecto desecha todo temor.

Y me siento lleno de caridad, que es amor eterno; por tanto, todos los niños son iguales ante mí; por tanto amo a los niños pequeñitos con un amor perfecto; y son todos iguales y participan de la salvación.

Porque yo sé que Dios no es un Dios parcial, ni un ser variable; sino que es inmutable de eternidad en eternidad.”
                                                                                                                      Moroni 8: 14 – 18

Estoy recorriendo caminos alternativos, es decir, que para que pueda llegar al punto central que motiva esta exposición, considero necesario, ir incorporando algunos aspectos, que hacen a nuestra percepción individual, del grado de desarrollo que hayamos alcanzado, en todo aquello que nos identifica como hijos de Dios.

Estas señales nos ayudarán a descubrir, por nosotros mismos, si hemos logrado realmente establecer una verdadera comunicación con Dios, si creemos que es posible que ocurra realmente esa comunicación, y si lo consideramos posible, si pensamos que sea imprescindible, la mediación de terceras personas para alcanzar este fin.

Considero que establecer comunicación con otra persona, significa, que la información que le hemos transmitido, ha provocado en esa persona, algún tipo de reacción, que nos permita verificar que sí ha captado nuestro mensaje.

Si no hemos logrado obtener algún tipo de respuesta, significará, que lo que hemos estado haciendo no ha pasado de una simple emisión de señales que no han podido establecer contacto con él, o los destinatarios, del mensaje enviado.

Lo que debe quedar claramente establecido, es que sólo se puede considerar que hemos logrado una comunicación, cuando obtenemos como respuesta, algún tipo de reacción a nuestros requerimientos, sin acuse de respuesta, no existe comunicación.

Ante lo que hemos expuesto, relacionado a la comunicación; si tuvieras que responderte a ti mismo, ¿ cómo considerarías tu relación con Dios ? ¿ haz logrado establecer una comunicación con él ? o piensas, que lo que has estado haciendo hasta ahora, no ha sido otra cosa, que simplemente emitir sonidos, sin pretender siquiera obtener una respuesta.

Si tu caso es, que siempre haz querido comunicarte con Dios, y no sabes, cómo obtener una respuesta, que te confirme que tu petición ha sido escuchada, permíteme que ponga a tu alcance algunas sugerencias que pueden ayudarte:

Lo primero que debes considerar, es que tu eres realmente, un hijo amado de Dios.

Tú, al igual que el más destacado de tus hermanos, haz venido ha este mundo dotado de facultades, que se te han otorgado para bendecir tu vida, y la de aquellos con quienes te relaciones, potencialmente posees todos los atributos inherentes a una criatura de origen divino.

Tal condición, la de hijo de Dios, te da el derecho de invocarle cada vez que lo estimes necesario, todo hijo puede y debe estar en contacto con sus progenitores, pero lo que tú ni nadie puede hacer, es apropiarte de Dios, tenerlo a tu disposición, eso no puedes hacer.

Cuando tu te comunicas con Dios a  través de la oración, tu invocación se elevará a los cielos y será escuchada, aunque tu te encuentres en ese momento, en el patio trasero del mismito infierno, nada puede escapar al conocimiento de Dios, y menos cuando se trata de uno de sus hijos el que está clamando por él.

Ahora, una cosa es que Dios, sepa lo que  te está ocurriendo, y otra cosa, es que tú estés en condiciones de escuchar su respuesta.

Veamos:

Cuando tu llegaste a este mundo, no lo haz hecho solo, tu padres celestiales, han dispuesto que uno o más ángeles te acompañen y protejan, ellos siempre responden por ti, aunque tu no te recuerdes de Dios, el recibirá un reporte diario de todo lo que está pasando contigo, ¿ te haz puesto a pensar en esto ?

Tú, nunca estás sólo, aunque vivas en una ermita en el medio del desierto.

El cuerpo que tu posees, es tu palacio personal, no eres el propietario, sólo lo estás ocupando, se te ha confiado un cuerpo creado del polvo, y algún día ese polvo volverá a la tierra que lo produjo, pero mientras tu lo ocupes, eres responsable de su cuidado y de su bienestar, con ese cuerpo que tu tienes, puedes alcanzar el objetivo que te habías propuesto, cuando aceptaste, venir a cumplir tu experiencia terrenal.

“¿ No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros ?

Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
                                                                                                       1 Corintios   3: 16 –17

Comparando tu cuerpo físico con una casa, especialmente la que puedas construir en tu propia mente, ¿ en que condiciones la tienes actualmente ? ¿ cuales son los ambientes que haz acondicionado ? ¿ a quiénes invitas a visitarla ? ¿ tienes un lugar para tus ángeles y otro para Dios en la mansión de tu mente ?

“Pasé junto al campo del hombre perezoso.

Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;

Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos,

Ortigas habían ya cubierto su faz,

Y su cerca de piedra estaba ya destruida.

Miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo.”
                                                                                                                      Proverbios 24: 30 – 32

Si tu necesitas de tus padres, y quieres que vengan a ti para ayudarte, lo menos que se espera que hagas es que tengas un lugar donde recibirles, piensa en tus padres terrenales, ¿ de que manera te gustaría recibirles en tu casa ? cuando tu oras a Dios, lo que haces es invitarle a escucharte, a estar contigo, a brindarte consuelo y a que te bendiga con su amor.

Es bueno que realices un ejercicio mental, en el cual puedas imaginarte, que eres el ocupante de una hermosa mansión, tan confortable y agradable, como seas capaz de recrear en tu mente.

Si logras esta imagen mental, intenta recorrer todos los ambientes que le hayas incorporado, y recorre con tu vista interior los elementos que integran cada uno de esos lugares, evalúa todo lo que haz escogido para cada lugar, cuales han sido tus prioridades, cual es el clima que se respira, que soporte estético le incorporaste, que sentimientos te embargan cuando observas todo lo que tu mente ha construido.

Recuerda que ese es tu hogar celestial, nada ni nadie puede quitártelo, tu has hecho de ese lugar un tesoro de valor incalculable y en ese reducto donde moras, que haz construido con amor, sólo tu decides lo que pueda suceder, tu eres su creador.

“No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha complacido daros el reino.

Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.

Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
                                                                                                                      Lucas  12: 32 – 34

Cuando tu mente se acostumbre a imaginar lo que tu corazón desea, podrás comprenderte mejor, es posible que tus deseos no recorran la misma órbita, que la que recorren tus acciones diarias, y si te encuentras en esta situación, podrás entonces darte cuenta, solo, y sin ayuda, de los por qué, el camino que recorren tus ruegos a Dios, no se encuentra con las respuestas que tu amado Padre te envía.

“... y os diré de la lucha que tuve ante Dios, antes de recibir la remisión de mis pecados.

He aquí, salí a cazar bestias en los bosques; y las palabras que frecuentemente había oído a mi padre hablar, en cuánto a la vida eterna y el gozo de los santos, penetraron mi corazón profundamente.

Y mi alma tuvo hambre; y me arrodillé ante mi Hacedor, y clamé a él con potente oración y súplica por mi propia alma; y clamé a él todo el día; sí, y cuando anocheció, aún elevaba mi voz en alto hasta que llegó a los cielos.

Y vino a mí una voz, diciendo: Enós, tus pecados te son perdonados, y serás bendecido.
                                                                                                                         Enós 1: 2 – 5

Usa tu mente y tu corazón y reflexiona sobre lo que ahora voy a decirte, hasta ahora hablamos de que somos hijos de Dios, de que el nos ama y anhela nuestro bienestar, pero ocurre que todos nos sentimos extraños ante Dios, hay algo que no cierra, en nuestro interior, nos sentimos como hijos huérfanos de madre, nuestro Padre que está en los cielos nos ama, somos fruto de su amor, pero en nuestra partida de nacimiento, en la doctrina de las distintas religiones cristianas, no figura nuestra madre.

¿Seremos acaso, hijos de Dios el Padre y de una madre desconocida?

Voy a dejarte un sendero de pistas, por si se despierta en ti, el deseo de iniciar la búsqueda de tu madre celestial, porque sin duda la tienes, y, mucho más cerca de lo que te imaginas.

Se nos han dado muchos ejemplos del amor de Dios en las escrituras, Jesús, en sus enseñanzas, comparó el amor del Padre, con el que nosotros mismos brindamos a nuestros propios hijos:

“¿ Que padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra ? ¿o si pescado, le dará una serpiente ?

¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

¿Has pensado en los atributos que una madre celestial debería poseer? ¿sería esta madre celestial, un modelo a seguir, por las mujeres madres en esta tierra?

Si sientes un sentimiento tierno hacia tu madre terrenal, ¿piensas que ella sería capaz de abandonarte? ¿o de negarte su consuelo ? ¿acaso no ha estado junto a ti y no te ha protegido? ¿ acaso no ha sido ella la primera voz que te ha orientado en la vida?

Si aún continúas por la senda de pistas, reflexiona sobre estas palabras de Juan:

“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.

Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.”
                                                                                                       1 Juan 5 7 –  

Cuando llegaste a este mundo, cuando irrumpiste por primera vez en un llanto de vida, ¿quién ha estado a tu lado? tu madre, el agua que te cubría en el vientre, y la sangre del cordón umbilical que te mantuvo unido a ella.

Si tuvieses que identificar los atributos maternos en las palabras de Juan, ¿cuál de los personajes descriptos por él, cuando menciona a:  el Padre, al Verbo, y al Espíritu Santo, se asemeja más.

Los tres constituyen una unidad, y esa unidad tiene su símil terrenal, y ese símil no es otro que: Tu padre, tú, que eres el verbo, y tu amada madre que te dio a luz.

Quizás ahora, luego de transitar por esta senda, podrás encontrar en las enseñanzas de Jesús, un sentido diferente, mucho más amplio y consistente, referente a los sentimientos del Salvador hacia el Espíritu Santo, leamos:

“De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean;

pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. ”
                                                                                                                                     Marcos 3: 28 – 29

Te recuerdas cuando eras niño y jugabas con tus amigos, y aún ahora siendo ya un adulto, cualquier cosa podías permitir que te hicieran, todo podía ser perdonado, pero jamás permitirías que alguien ofendiese a tu madre, ella es para ti algo sagrado, algo que sitúas muy cerca de Dios.

Ahora, con esta imagen materna en tu mente, escucha estas palabras de Jesús:

“Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle.

Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan.

El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?

Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.”
                                                                                                                                     Marcos 3: 31 – 35

Una lectura distraída de este relato, nos dejaría la impresión, de que Jesús estaría de alguna forma, menospreciando a sus hermanos y a su madre terrena, o por lo menos, no hace ninguna diferencia entre ellos y las demás personas que le acompañaban.

Pero, leamos nuevamente con mayor atención:

¿Qué estaba haciendo Jesús cuando llegaron su madre y sus hermanos? la respuesta es que estaba enseñando sobre el Espíritu Santo, ahora bien, ¿que mejor ocasión se le podría presentar para una explicación práctica sobre ese tema?

¿A quiénes comparó Jesús que son sus hermanos, hermanas, y su propia madre ?

Leamos nuevamente el último versículo:

“Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.”

Cuando hacemos la voluntad de Dios, ¿cuál es la promesa que recibimos? ¿no nos han enseñado que el Padre nos ha prometido la asistencia del Espíritu Santo?

Entonces, quiere decir, que aquellos que son obedientes y viven dignamente, tienen la presencia de su madre, la cual es la misma madre espiritual de Jesús.

Cuando nos juntamos bajo la influencia del Espíritu Santo, Jesús, el salvador del mundo, se encuentra rodeado de sus hermanos, de sus hermanas y de su madre,          ¿entiendes?


Hugo W Arostegui


                    



 



 

 

 





viernes, 8 de abril de 2016

El Burrito De La Noria


Desde siempre, los fabricantes de las innumerables norias, que se han instalado con el propósito de que permanezcan firmemente adheridas en nuestro subconsciente,  han desarrollado una técnica de sumisión tan eficiente que aún en nuestros días, en los que presenciamos  la mayor cantidad de información - desinformación circulando por todos los medios de comunicación que la tecnología nos ha permitido desarrollar, continúan siendo tremendamente efectivas en el condicionamiento nuestro comportamiento tanto individual como colectivo.

No en balde, un maestro en el arte de la manipulación, como lo ha sido sin ninguna duda Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, quién recurría con frecuencia a una frase que sus sumisos seguidores repetían al ritmo de sus autoflagelaciones, como una afirmación del grado de sometimiento alcanzado:

"¡Bendita perseverancia del borrico de noria! Siempre el mismo paso. Siempre las mismas vueltas. Un día y otro: todos iguales.

Y así andamos, día tras día, girando alrededor de un pértigo que nos mantiene firmemente ligados a propósitos que en su esencia nos son ajenos, que nos alienan, que nos hacen vivir una vida que creemos que nos pertenece, que somos libres e informados, que vamos por el buen camino, el que ha sido trazado por quienes han logrado la iluminación de sus dioses  y ejercen el derecho de dictarnos las normas de vida que nos asegurarán un justo premio si seguimos constantes, firmemente asidos a una ilusión, sin otra perspectiva  que la de continuar y continuar, sin mirar ni apreciar otra cosa que la sabrosa zanahoria que se nos ha puesto por delante… así, tozudamente… continuamos.

Veamos: Si de economía se trata, se nos dice que el sistema financiero está en crisis y que por lo tanto ¡tenemos que salvar al sistema!  Y salvar al sistema requiere sacrificio, deberíamos preguntarnos “¿sacrificio de quienes” , pero la noria no nos permite tales preguntas, nuevamente resuenan en nuestros oídos la interrogante: que está primero: ¿el huevo o la gallina? 

Y en lugar de responder que nos importa un rábano tanto el huevo como la gallina, que las crisis deben ser asumidas por quienes las han generado, que la economía y el sistema financiero que se enquista en ella y la succionan sin piedad , no son más que una mera herramienta puesta al servicio de la sociedad en su conjunto, y que los papeles llenos de distinguidas firmas de banqueros y políticos corruptos que determinan el monto de tan abultada deuda  no son más que eso: papeles, y como tales deberían esperar su turno.

Los papeles de los tenedores de deuda registrados en los Bancos Centrales del Mundo, no generan la producción que hace posible la vida en sociedad, por lo que habrá que dar prioridad a quiénes producen, porque producción es sinónimo  de riqueza y de trabajo y trabajo es sinónimo de dignidad y bienestar de las naciones y eso es lo prioritario, la gallina no come papeles ni sus excrementos son monedas, de manera que recortemos lo que hay que recortar, es la hora de apostar y defender  la vida, de dar cobertura a las necesidades básicas de nuestra especie.

Y cuando hablamos de defender la vida, ¿Qué es lo que oímos? Que nos dicen los dueños de la noria? ¡Debemos luchar contra el aborto! Eso es lo que dicen.

Y yo humildemente me pregunto: Donde reside el aborto?  Será que sólo percibimos lo que pueda suceder en el interior del útero, ¿eso es la vida que hay que defender?, y que decimos del fruto de ese vientre?  Cuántos de esos niños nacidos vivos morirán en los próximos meses?

En la mirada cortoplacista de los que damos vueltas en la Noria, nos preocupa más, los nueve meses en el interior de una gestante, que los hipotéticos años de vida de quien llega a este mundo, antes se decía que los niños al nacer lloran por causa de una suave palmadita en sus nalgas, ahora sabemos, que su llanto se debe a que debe asumir su cuota parte de deuda financiera, que le privará de una buena cobertura de salud, que tendrá una mediocre educación, y ni que hablar de su futuro, cuando se entere que uno de cada cuatro de los que vengan a este mundo, dentro de veinte años, engrosarán las filas de los aspirantes a un empleo que no se vislumbra en el horizonte.

Así va la noria.

Hugo W. Arostegui


Código De Barras

Existen palabras que encierran en sí mismas una enorme gama de contenidos sin los cuales nos sería prácticamente imposible exponer ciertas situaciones que hacen a las diversas formas de transmisión del conocimiento trascendente, aquel que encierra en sí mismo la esencia de nuestra razón de ser, nuestra identidad, aquello que nos identifica como individuos, únicos e irrepetibles, cuyas huellas, en el camino de la vida, dejan la indeleble impronta de su existir.

De estas palabras que menciono hay dos que suelen confundirse como si fueran una sola, me refiero a las palabras: esotérica y exotérica, ambas en muchos casos suelen utilizarse como si fuesen sinónimas, como que diese lo mismo utilizar una u otra indiscriminadamente, lo cual es un craso error de interpretación de los contenidos que implican el uso de cada una de ellas.

Esto que traigo a colación adquiere una mayor relevancia cuando se tratan temas relacionados con lo que hemos mencionado al comienzo de este artículo, es decir, cuando se trata de incursionar en situaciones en las cuales debemos hacer uso de nuestro conocimiento en todo aquello relacionado con lo intangible u abstracto, como bien pueden ser nuestras creencias o posturas en temas tales como:  religiosos, sociológicos u filosóficos, conocimiento genérico que puede ser de fácil acceso a cualquier persona que se interese en su abordaje, o por el contrario, que sea de tal profundidad,  que requiera de quien lo practique, cierta iniciación en el ritual o en la práctica de una disciplina dada.

De manera que podemos considerar que la gran mayoría de las personas basan su “conocimiento”  en valores adquiridos mediante métodos exotéricos, es decir, los transmitidos convencionalmente, por parte de aquellos que son debidamente autorizados para  enseñar la “doctrina básica” la que les convierte en acólitos dependientes, “ovejas del redil” sujetos a la  autoridad de quienes han sido constituidos como pastores  que les guían  y mantienen dentro del rebaño.

 “Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: ¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?. «Doce», le dicen. Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis? Le dicen: «Siete». Y continuó: ¿Aún no entendéis?. Marcos 8: 14 – 21”

Es esta ausencia de autoridad plena lo que caracteriza a la enseñanza exotérica la cual se enseña y transmite en relación de dependencia, las llaves del conocimiento permanecen bajo la autoridad esotérica la que conserva para sí el poder de actuar en “el nombre de” como representante autorizado de tal o cual organización.

Nadie debería suponer que por el simple hecho de haber participado en programas de orientación exotérica se encuentra en situación de superioridad sobre aquellos que no la han tenido, lo mismo es extensivo para aquellos que han incursionado en la enseñanza esotérica de alguna disciplina formal, aunque quien haya alcanzado niveles superiores de formación trascendente difícilmente se encuentre entre aquellos que menoscaben el grado de conocimiento adquirido por aquellos que han recibido tal enseñanza a través de la tradición oral o escrita de otras culturas.

Como bien puede apreciar el lector de este artículo, el tema en cuestión, no es de fácil acceso, como tampoco es sencillo discernir las diferencias expuestas en el uso de dos palabras que a simple vista parecieran ser sinónimas, lo mismo ocurre cuando hacemos juicios de valor sobre las diversas formas de exponer su conocimiento esotérico por parte de quienes lo han adquirido bajo el influjo de valores que les han sido revelados por sus ancestros,  siguiendo una línea de transmisión totalmente diferente a las convencionales, las que provienen de la tradición cultivada  “de persona a persona” de generación en generación.

Es por eso que utilizo como título “El Código De Barras” para referirme al conocimiento esotérico transmitido de mano en mano como el que se utiliza, por ejemplo, en la Kabbalah, y lo menciono con este nombre porque encuentro cierta similitud entre la lectura del código de barras impreso en los artículos que adquirimos habitualmente en cualquier supermercado los cuales miramos sin entender su contenido, con los códigos empleados por quienes transmiten la información esotérica la cual sólo es accesible para aquellos que pueden descifrar el contenido impreso en su simbología, aunque podamos observarlo libremente,  nuestros “ojos naturales” no logran descifrar lo trascendente de su mensaje.

Este conocimiento permanece entre nosotros y no solamente se encuentra en las grandes bibliotecas y museos del mundo también se manifiesta en los rituales y danzas de los pueblos originarios, en las plegarias ininteligibles de hechiceros y chamanes, en la naturaleza que nos circunda y en los elementos que expresan su poder ante nuestra impávida mirada.

En los mundos paralelos de la cultura humana el saber y el sentir no necesariamente transitan por la misma senda.

Hugo W. Arostegui



Amistad: Ser o No Ser


Habría que preguntarse si no estaremos a las puertas de que se produzcan, aunque fuesen siquiera minúsculos indicios, fuertes contracciones similares a las de un parto,  donde podamos vislumbrar el nacimiento de una nueva generación de rebeldes  que se resistan a tener que soportar la vaguedad virtual que hoy nos obnubila y encorseta  y sean capaces de producir una revolución contrainformática que nos rescate y devuelva nuestra perdida identidad.

Vivimos contemplando el espejismo en medio de un desierto en el cual hemos extraviado a la persona que una vez creímos ser.
Resulta paradojal que cuánto más intervenimos en la maraña de las redes sociales mayor será la desintegración de todo lo que siempre  estimamos de nuestra pertenencia personal  aquello que constituía nuestra impronta indeleble,  nuestro ADN intelectual, que impregna  todo aquello que es la auténtica expresión de nuestra capacidad creativa.

El concepto de comunicación tal cual es concebido actualmente no pasa de una mera emisión de enunciados cuyos emisores se mimetizan entre el enmarañado follaje de la selva humana, voces sin una identidad confiable recubiertas de un condón social que les proteja del virus virtual que les acecha en cada puesta en escena de nuestra enmascarada representación.

"¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo?"
Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano

"Él es mi amigo más querido y el más cruel de mis rivales, mi confidente y el que me traiciona, el que me apoya y el que de mí depende; y lo más espantoso de todo: es mi igual."
Gregg Levoy (1953-?) Escritor estadounidense.

La Amistad pues, no tiene edad, sexo o condición social. Por eso, como valor innato del ser humano de crecer y plenificarse en su relación y realización, la amistad proyecta desde lo más íntimo del corazón y revela lo que es el misterio de cada hombre y mujer, entre quienes se da espontáneamente una auténtica relación de amistad. La amistad entendida así es un DON y un MISTERIO, que no depende de un solo individuo, sino de ambos. La amistad pues, no se inventa, no se forza, ni mucho menos se anda de ofrecida banalmente. Desde este sentido la auténtica amistad que humaniza las relaciones interpersonales, es la que sólo es posible entre los Seres Humanos, independientemente de la edad, sexo o condición social.

Hugo W. Arostegui

Lo Finito Sin Fecha De Vencimiento


A medida en que transcurre nuestro tiempo en el devenir de los acontecimientos que van trazando, cual si fuesen golpes de un cincel, nuestra imagen social, aquella que ha emergido esculpida a tientas, por reflejos condicionados por el instinto de conservación como una advertencia emitida desde lo más recóndito de nuestro “ser”  esencialmente humano.

Nos preguntamos, ¿Quiénes somos? ¿De dónde provienen las señales que percibimos desde lo infinito, en las antípodas de todo lo que nos rodea?  Allá en donde dicen que residen los llamados “frenos de la conciencia” aquellos valores innatos que acuden a nuestro rescate cada vez que las circunstancias nos retrotraen en el tiempo a los mismos albores de nuestra esencia  aquello que percibimos como trascendente y superlativo, el cordón umbilical que nutre nuestra alma y nos asemeja a los dioses que nos han dotado el aliento de vida.

Algo nos dice, cual si fuese un susurro apenas perceptible que existen en nuestro entorno ciertos valores que hacen posible la ecuación que le da sentido a nuestra presencia terrena, valores que actuando en consonancia con los elementos de la naturaleza conforman el hábitat ideal en el cual desarrollarnos tanto física como intelectualmente tal cual lo requiere nuestra ambigua constitución: sentirnos una estructura física y finita - lo que equivale a decir que tenemos estampada en algún lugar una grifa con fecha de vencimiento-  pero sabedores de que portamos en nuestro interior la herencia genética propia de una criatura eterna e inmortal.

Los mundos de las inteligencias han desbordado largamente los límites de todos los condicionamientos, de todas las fronteras, de todos los prejuicios y limitaciones, resulta absurdo el vano intento de pretender implantar una trazabilidad de lo humano, somos seres únicos e irrepetibles, nos relacionamos por elección en una constante evolución, trazando nuevas órbitas totalmente ajenos a los tiempos y a las distancias, ya no es posible imponer un criterio, una conducta, la revolución tecnológica de las comunicaciones nos está demostrando que estamos insertos en una globalización del universo donde todo puede suceder aunque nos enfoquemos en un punto tan minúsculo como se pueda concebir en la cabeza de un alfiler.

De manera que estamos en el retazo de historia universal en el cual se han abolido las  “marcas registradas” “los derechos de autor” “los representantes de” ha llegado el tiempo en que los hijos de Dios, el Dios con mayúscula, El Creador de Todo El Género Humano se nos manifieste  a todos y a cada uno sin excepciones, en la inmensidad de nuestro espacio creativo allí donde residen los valores que se nos ha inculcado y que permanecen  en nosotros por tiempo y eternidad.


Hugo W Arostegui

lunes, 4 de abril de 2016

Un día, en nuestra vida.


No hay dudas que, por más que uno quiera tratar de ignorarlos, no todos los días son iguales, hay algunos que por su significado nos hacen sentir la enorme incidencia que tienen en nuestras vidas.
Distribuidos a lo largo del calendario,  se erigen como hitos, como mojones que marcan secuencias importantes en el ya largo camino de toda una vida.

Cuando  les llega el turno, no precisan ser anunciados, no dependen de nuestra memoria, ellos tienen vida propia y nos la hacen saber, indudablemente, no se registran en nuestra mente, estos días están grabados a fuego en nuestro corazón.

Hubo una primera vez, en mi niñez, que supe el nombre de uno de ellos, ese día no era simplemente un 20 de abril, ese día, sin que yo tuviese clara conciencia de las circunstancias, ese día, era el día de mi nacimiento y desde entonces, año a año, su llegada, marcaba, como cuando viajamos en un taxi, la caída de una ficha, que nos indicaba el tiempo transcurrido y el valor acumulado de nuestro trayecto.

Hace  mucho, yo diría que desde siempre, mi cumpleaños y yo, nos encontramos el uno al otro en solitario, como  que ,si no nos atendíamos mutuamente, nadie más se daría cuenta de que ambos estábamos presentes, así ha sido hasta nuestros días, con algunas , muy pocas, excepciones.
Así que, las próximas veinticuatro horas, nos pertenecen a ambos, sólo nosotros dos nos conocemos como nadie nos podrá conocer jamás y atesoramos, todas y cada una, de las alternativas  tan marcantes, que la vida , nos ha deparado, y sólo ella, la vida, nos dirá, algún día, cuándo esta íntima relación, llegará a su fin.

Lo cierto es que así ha sido, y seguramente, así será cada año, desde muy pequeño supe que las cosas no serían nada fáciles para mí, la realidad y crudeza de la vida me lo estaban enseñando cada día, en mi entorno escaseaban las manos protectoras a quién recurrir o de quién esperar algún tipo de atención o cobertura, si algo pretendía, no habría Papá ni Mamá, no porque no los tuviese, los tuve, pero lejos, muy lejos estaba, en la inmediatez de sus prioridades, el poder atenderme adecuadamente, ni mucho menos, el tratar de satisfacer de alguna manera, por modestas que fuesen, mis necesidades básicas.

Cuando llegó mi sexto cumpleaños, me puse a trabajar, dicho de esta manera, parece algo trivial , al menos así me parece a mí, porque no obstante ser este hecho conocido por muchos, jamás nadie dio muestras de sensibilidad alguna, ¿así que trabajas desde los seis años de edad? , Que bien, te felicito!  y eso era todo.

Como no tengo intención de convertir este artículo en un relato melodramático, no voy a incursionar en mayores detalles de lo que significa en la vida de un niño de seis años, la decisión de ponerse a trabajar con la finalidad de no solamente autoabastecerse de sus propias necesidades, sino, además, poder brindar ayuda a aquellos de su entorno que necesitaban tanto o más que el.

Si a lo que intento describir le agrego el hecho de que vivo solo desde que tengo once años, y cuando digo solo, es simplemente eso, solo, sin protección ni ayuda familiar, esto es, ni más ni menos, que enfrentar la vida,  cual si fuese un adulto dueño de su destino.

Ahora, amigo lector, si usted se pregunta cómo pudo suceder esto, si la situación que describo no implica lo que ahora se conoce como violencia doméstica, que un niño sometido a este tipo de experiencias, ha corrido serios riesgos, que pudo ser muerto, violentado, explotado, que pudo ser un delincuente, un drogadicto, un depravado, etc. etc., yo solo puedo responderle que por supuesto, claro que sí, pudo ser todo eso y mucho más.

Es en estos momentos de evaluación de lo que pudo haber sido, que uno siente como un frió que le recorre la espina dorsal, uno sabe que a esa edad, un niño es extremadamente vulnerable, pero también las circunstancias extremas como las descritas, accionan fuerzas y recursos propios de las situaciones límite, que permiten vislumbrar un fino hilo conductor que separa las aguas entre el bien y el mal, y aunque aún no se perciben con claridad, se puede sentir la presencia de ángeles protectores, que asumen diversas identidades, rostros de nuestro entorno, que actúan cuando es preciso y nos dicen, de una forma muy peculiar, que están allí, para brindarnos su ayuda, pase lo que pase.

Tal sensación permanece en mí desde entonces, al punto, de que cuando alguien me pregunta: ¿Cuál ha sido la institución con mayor influencia en su formación profesional?

Mi respuesta inmediata no es otra que esta: yo he sido formado en la Universidad de los Ángeles, y, aunque podría, no me estoy refiriendo a la ubicada en Los Ángeles, California.

Como puede apreciarse, hay días de nuestra vida que guardan un significado muy peculiar, resulta obvio, que no dependen del calendario, lo escrito en este artículo seguramente no agota todo lo que podríamos decir de este día en particular, simplemente lo mencionamos como al pasar, para que el lector pueda intuir en su fuero íntimo, cuantas cosas se anidan en la mente y el corazón, en  un día como el de hoy.


Hugo W. Arostegui   

El Derecho y la Justicia

Se cuenta que una vez ,hubo alguien, que se sintió muy mal ,porque todas las personas con las cuales se relacionaba, le llamaban Pato.

 En todo lugar, sin importar lo que estuviese haciendo, en cualquier circunstancia, al dirigirse a él, todos le decían; Pato.

Era Pato para aquí, Pato para allá, situación ésta, que se le fue tornando insoportable, al punto de llevarle a pensar, seriamente, en la necesidad de consultar con un profesional en la materia, a fin de dilucidar, el por qué, todos cuántos trataban con él, le llamaban Pato.

Así las cosas, un día, marcó una consulta con un prestigioso profesional, y allí marchó dispuesto a develar los motivos que llevaban a todas las personas a llamarle, en todas las ocasiones, Pato.

Luego de un minucioso estudio del caso, el profesional consultado, le dice , veamos : por lo que he podido escuchar y observar durante esta consulta ; Usted, amigo mío , tiene cabeza de pato, pico de pato, cuerpo de pato, tiene plumas de pato, camina y se comporta como un pato, por lo tanto , usted ;  ¡ ES UN PATO ! .

Conflictos de identidad como el descrito nos dan una pauta de la forma tan peculiar que tenemos los “homo sapiens”  de disfrazar o esconder, ciertos aspectos, de nuestro comportamiento social, que pudiesen ser, sujetos de censura, por parte de aquellos que observan nuestra conducta.

Es como si dijésemos todo el tiempo: Aunque les parezca que hago cosas de pato, soy un miembro distinguido de la Sociedad de los Cisnes, y puedo mostrar mis credenciales que avalan lo que digo, están equivocados conmigo,    ¡Ignorantes!

Algo semejante pasa con el concepto que tenemos de la aplicación de la justicia.

Se dice que cuando Dios dicto la Ley, surgieron como hongos los abogados, para maniatarla por medio del derecho.

El inolvidable Alfredo Zitarroza nos canta en una estrofa de “La Ley es Tela de Araña” :

 “Siempre había oído mentar, que ante la ley era yo, igual a todo mortal... pero hay su dificultad en cuánto a su ejecución... Si esto se llama igualdad, ¡la perra que los tiró!”.

Siempre pensamos que existe una línea imaginaria que separa claramente lo correcto de lo incorrecto, lo moralmente aceptable, de lo moralmente inaceptable, damos por sentado que existen límites bien definidos entre lo que se considera bueno y lo que rechazamos como malo.

Sin embargo, cuando observamos con atención esa línea imaginaria que mencionamos, veremos que en lugar de separar, esa línea une los opuestos, es una “línea de costura”    que con un hilo muy sutil, “remienda el comportamiento” conformando un entramado de acciones, las cuales no nos parecen tan malas, sobre todo cuando vemos los puntos de costura que se afirman en su lado bueno.

Por eso, cuando alguien en su comportamiento malo, se va acercando en sus acciones, a los límites de lo que es considerado bueno, la línea le atrapa y lo convierte en bueno, si por el contrario, aquel que tiene un comportamiento considerado bueno, se va acercando peligrosamente a los límites de lo considerado malo, también a él la línea le atrapa y le convierte en malo.

En las revelaciones de El Apocalipsis,  leemos lo siguiente:

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. Ojalá fueses frío o caliente!

Pero por cuánto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.”
                                                           Apocalipsis 3: 15 – 17

El de comportamiento tibio, ni frío ni caliente, ni malo ni bueno, es aquel que vive con sus pies sobre la línea imaginaria, con su tibieza, cuando se acerca al calor, va aumentando su temperatura hasta confundirse con los calientes, y cuando se acerca al frío, va descendiendo hasta congelarse.

Teniendo en cuenta, esta  “tendencia natural”, que tenemos, de soñar con lo bueno y lo noble, mientras nos dejamos seducir con lo prohibido, esa dualidad de criterio que nos induce, a ser indulgentes en extremo, con nuestros actos, y sumamente severos, al juzgar el comportamiento de los demás, es que deberíamos - por lo menos intentar - reconocer en que lado de la línea nos situamos, cuando pretendemos “aplicar la justicia” en la conducta de nuestro prójimo. 

“No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebozando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?        ¿No caerán ambos en el hoyo?
El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.

¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no hechas de ver la viga que está en tu propio ojo?

¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo?

Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano. ”
                                                                       Lucas 6: 37 – 42

Estas enseñanzas de Jesús nos permiten apreciar hacia dónde apunta su objetivo, quién pretenda ser su discípulo, deberá tener bien claro, que no habrá lugar para él en las sendas sinuosas e indefinidas donde transitan la mayoría de los mortales.

“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.

Si fueras del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. ”
                                                                       Juan 15: 18 – 19

“Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré a dondequiera que vayas.

Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.”
                                   Lucas 9: 57 – 58

Antes, ahora y siempre, habrá intérpretes de la ley, los escribas y fariseos de la época de Jesús, escribas y fariseos que aún permanecen entre nosotros y son aquellos que suelen sentarse en los primeros lugares en casi todas las congregaciones.

“Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas...”
                                                                                   Marcos 12: 38 - 39

Son los conocidos seguidores de “la letra de la ley” los amantes de las formas exteriores, atentos a los detalles que hacen al continente, prescindiendo, como si fuese algo accesorio, de lo esencial, el contenido, lo que Jesús definió como; “El espíritu de la Ley”.

Estos escribas y fariseos, son híbridos, no dan fruto, están secos, no han percibido que la verdadera conversión, lo auténtico, es la que se cultiva de “la piel para adentro” por eso es que andan por la vida como “arbolitos de navidad” con los adornos “colgados” de sus ramas secas.

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.

¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos muertos y de toda inmundicia.

Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. ”.
                                                                                   Mateo 23: 25 – 28

Conozco a muchos que se abrogan en forma exclusiva el derecho y la autoridad de obrar en el nombre de Jesús, no lo hacen impulsados por la soberbia, como tampoco creo, que existan otros motivos que no sea el genuino deseo de ayudar y orientar a aquellos que conviven bajo su área de influencia... pero... quienes se adjudiquen esta atribución, deberán tener muy claro el concepto, que representación de, no significa en ningún modo; sustitución o prescindencia del representado.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.
                                                                                      Mateo 7: 21 – 23

Este rechazo, duro rechazo, que Jesús demuestra, por aquellos que “interpretan” sus enseñanzas como si éstas fuesen un legado, algo congelado en el tiempo, que necesita forzosamente, ser sujetas a los cambios que la evolución del pensamiento humano ha tenido a lo largo de los siglos, éstos usurpadores inconsultos, si de ellos dependiera, le mantendrían clavado en la cruz; necesitan de su imagen e influencia, mas les incomoda tremendamente su presencia.

Las escrituras nos cuentan, que saliendo Jesús, de Judea rumbo a Galilea, decidió hacer este viaje pasando directamente por Samaria; viene al caso recordar, que los judíos despreciaban a los samaritanos, a tal punto, que preferían realizar un largo rodeo, para no pisar tierra samaritana, en sus viajes desde Judea a Galilea.

El relato nos dice lo siguiente:

“Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.

Y estaba allí el pozo de Jacob.

Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.  -  hora que indicaba el medio día –

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.

Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.

La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que  soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.

La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo.

¿De dónde, pues, tienes el agua viva?

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”
                                    Juan 4: 1 – 14

Con esta convicción, de que la vigencia y permanencia del Cristo vivo, es esencial en la orientación de todos aquellos que se proclaman cristianos, es que el apóstol Pablo, se dirige a los Efesios.

“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. ( Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad ), comprobando lo que es agradable al Señor.

Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.

Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es la que manifiesta todo.

Por lo cual dice:

Despiértate, tú que duermes
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cual sea la voluntad del Señor.”
                                                                                   Efesios  5: 8 – 17

Nos preguntamos: ¿cómo saber cual es la voluntad del Señor? Pablo nos indica que no seamos insensatos sino entendidos, ¿Dependemos de intermediarios para obtener el conocimiento básico que necesitamos?

Sin duda nos hemos hecho innumerables veces, esta pregunta: ¿dónde reside la naturaleza de nuestra relación con Dios? ¿Es un derecho de todos y cada uno ?
O por el contrario, ¿ es algo privativo de ciertos individuos que han logrado alcanzar elevados estados de iluminación personal ?.

La respuesta a estas interrogantes ha sido formulada en forma natural y sencilla por el apóstol Santiago, veamos:

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada...

... Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación...

... El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas...

... Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque  la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

                                                           Santiago 1: 5, 17 – 20

Como vemos, cada uno de nosotros es considerado “como la primicia de sus criaturas”

“Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?

Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.

Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno,
¿Cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
                                                                                   Lucas   12: 24,27-28

Este amor, que Dios tiene por sus criaturas, es la razón fundamental del ministerio de Jesús entre los hombres, amor que no hace distinciones, que no desecha al pecador.

Es imposible, que el género humano, se salve en la ignorancia de lo sagrado que anida en su interior, para liberarlo de la opresión y el pecado, Dios ha enviado a su unigénito, para pagar el precio de su rescate y saldar con misericordia las demandas de la justicia.

Caminemos junto a Jesús y conozcamos a algunas de las personas con las cuales se relacionó durante su ministerio, veamos la intención clara y manifiesta de compartir su amor con aquellas criaturas humanas a las cuales llamó: mis hermanos, hijos del amado Padre que está en los cielos.

“Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores , que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

Cuando vieron esto los fariseos,  (cuando no) dijeron a los discípulos:   ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio.
Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

                                                                                  Mateo 9: 9 – 13

En este pasaje, Jesús les citó, parte de la profecía de Oseas, que dice:

“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió y nos vendará.

Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.

Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia tardía y temprana a la tierra...

... Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. ”
                                                                                  Oseas 6: 1 – 3, 6
 La grandeza en el servicio:

A pesar de la sencillez y contundencia de sus enseñanzas, no es nada fácil, seguir a Jesús.

Reunido con sus discípulos, en el aposento alto, donde se instituyó lo que la historia registra como la Cena del Señor, ante la inminencia de los hechos, que culminarían con el sacrificio expiatorio de su guía y maestro, algunos de sus discípulos, disputaron entre ellos, sobre quién sería el mayor en la conducción de la obra encomendada.

El relato de Lucas, nos dice:

“Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.

Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores;

mas no así a vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el mas joven, y el que dirige, como el que sirve.

Porque ¿cuál es el mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve ”.
                                                                                   Lucas 22: 24 – 27

Este concepto de grandeza en el servicio, es la clave para comprender, el verdadero objetivo del ministerio terrenal de Jesús, el cual ha quedado claramente explícito en el siguiente pasaje:

“Porque, he aquí, ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre

Perla de Gran Precio, Moisés 1: 39

La comisión delegada a sus discípulos, es clara y terminante: No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos.

Jesús, no ha venido a este mundo a fundar el “Club de Los Justos”, no ha instaurado entre sus seguidores, “identificadores VIP” destinado a privilegiar a aquellos considerados “dignos de estar en su presencia” sus palabras no pueden ser más elocuentes:
Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
La iglesia que Jesús organizó entre los hombres, es en los hechos, o debería ser; Un gran hospital, un centro de asistencia, el único centro de asistencia donde puedan concurrir los enfermos, los infectados por todas las lacras sociales, que conmovieron, conmueven, y conmoverán a todos los hijos de Dios , desde los días en que Adán y Eva, fueron expulsados del paraíso.

Nos preguntamos: ¿Con quienes estaría Jesús si nos visitara en estos días?

Los organizadores de su agenda quizás estén confirmando reservaciones en el Sheraton, y programando reuniones con los poderosos del mundo, los imperialistas que en el nombre de Dios, invaden y masacran multitudes, los traficantes de armas, los que oprimen con sangre y horror a las naciones, los que adulan a los tiranos, que con la excusa de defender la moral y las buenas costumbres, cometen los mas salvajes abusos y vejámenes contra la libertad de expresión.

Sin olvidarnos de aquellos adoradores del “Dios Capital” de la economía de mercado, los que viven en la opulencia y se glorían en el poder que les proporcionan las riquezas, mientras, a su alrededor, mueren millares, por causa del hambre y las enfermedades, que son clasificados como de segunda clase, los que se hacinan, en medio de la miseria, a los llamados,  ciudadanos del tercer mundo.

De efectuarse esa reunión, seguramente tronará la voz del apóstol Santiago, quién les recordará lo siguiente:

“¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.

Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.

Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia”.
                                                                                   Santiago  5: 1 – 6

Otra vez, nos preguntamos,  ¿el Señor Jesús, con quienes estará?

Quienes podrán respondernos esta pregunta son los discípulos de Juan a quienes todos conocían por el Bautista.

Ellos le vieron y hablaron con Él, he aquí, lo que les dijo:

“ ... Llamó Juan a dos de sus discípulos y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?

Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?

En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les devolvió la vista.

Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio ”
                                                                                                 Lucas 7: 18 – 22

Y para que nadie tuviese ninguna duda, haciendo referencia a Juan el Bautista, Jesús dijo:

“Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente:

¿Que saliste a ver al desierto?  ¿Una caña sacudida por el viento?

Mas ¿que salisteis a ver?    ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas ?

He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están.

Mas ¿que salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí os digo, y más que profeta.

Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti.

Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista;
pero el mas pequeño en el reino de Dios es mayor que él ...

Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.
Mas los fariseos y los intérpretes de la ley (otra vez ellos) desecharon los designios de Dios respecto de  sí mismos, no siendo bautizados por Juan.

Y dijo el Señor: ¿A qué pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes?

Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis.

Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino y decís: Demonio tiene.

Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores.

Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos.
                                                                                   Lucas 7: 24 – 35

Este Jesús, que nos ha redimido, cuya sangre expió absolutamente todos los pecados, del pecador arrepentido, no derramó su sangre en vano, muchos pretenden “administrar” la universalidad de su sacrificio, quieren racionalizar sus acciones, no conciben un amor y una entrega tan profunda.

Estos intérpretes de la ley, se consideran mas realistas que su propio Rey,  y se escandalizan de que “pierda su tiempo” con publicanos y pecadores.

“Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí.

Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?

¿No es éste el hijo del carpintero?
¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?

¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?

Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.

Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.
                                                                                              Mateo 13: 53 – 58

De manera que, si Jesús, viniese a su casa, de visita, ¿dónde dicen las                                 escrituras que estaría? ¿ Y con quiénes estaría ?

“Sanará a muchos de enfermedades y plagas...” ¿serán éstos?:
Los infectados por el Sida, Los contaminados por las radiaciones nucleares, Los que andan por las calles arrastrando sus miserias, de alcohol, prostitución y drogas...

“... y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista” ¿serán éstos?:

Los que aplican la violencia con sus mujeres e hijos, los violadores, asaltantes, los que practican la pedofilia, las madres que maltratan y abandonan a sus hijos, los malos gobernantes, los corruptos, los que están presos en todas las cárceles del mundo ... 

“Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio”    ¿serán éstos?:

Los niños que nacen en hogares que están por debajo de la línea de pobreza, los que mueren por desnutrición, los descuartizados por las bombas, las víctimas del terrorismo,... una larga y terrible lista que no queremos continuar, pero que estará plenamente actualizada, por quién expió cada una de las iniquidades humanas, y las sintió fluir en el sudor de sangre que brotó por cada poro de su cuerpo.



“Así que no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.

Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.
Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.

Pues aún vuestros cabellos están todos contados.

Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

 Hugo W. Arostegui