domingo, 17 de junio de 2018

Laboriosidad


El valor moral de la laboriosidad conlleva que trabajemos con esmero todas aquellas cosas que requieren nuestras circunstancias personales y profesionales. 

Hablamos de un valor que debe enseñarse desde la niñez, asignando tareas en el hogar a los niños que requieran algún mínimo de esfuerzo, que ellos puedan afrontar e inculcando que lo trabajen hasta terminarlo, ya sea por rutina o por una asignación dentro de un término especifico de tiempo. Esto puede aplicarse en el cumplimiento de sus tareas escolares, así como en otras nuevas que se les asignen. Evidentemente, se cultivará mejor este valor si lo hacemos con experiencias que disfrutemos, porque se nos hace fácil gracias a un talento emergente, porque queremos aprender o porque simplemente tenemos la capacidad para hacerlo.

Vivimos tiempos en que cada vez hay menos espacio para el derroche o para esperar que sean otros los que hagan lo que nos corresponde. Por eso, ahora nos toca ejecutar tareas en el hogar por las que antes pagábamos a otro.

Además, la reducción en la fuerza laboral nos tiene a todos trabajando mucho más que antes, pues se eliminan plazas y se nos asignan más responsabilidades que antes le tocaban al que ya no está.  Por eso, para desarrollar laboriosidad entre nosotros mismos, tenemos que hacer planes rutinarios que se cumplan, que se terminen. Eso implica planificación y orden y no dejarnos dominar por la flojera, el desánimo o el cansancio. En muchos casos, basta con empezar un proyecto para que suba la adrenalina y con ésta la fuerza para terminar.

La laboriosidad necesita que estemos motivados para  poner interés y esmero en hacer bien nuestra labor y en perfeccionarla, algo que al final nos beneficia pues aumenta nuestro valor y auto-estima.

Una peculiaridad de estos tiempos es que son muchos los individuos que están trabajando en profesiones o trabajos diferentes a lo que estudiaron o para lo que se prepararon. Que nadie diga que eso no produce frustración. Tan real es esto que hubo tiempos en que el abanico estaba lleno de oportunidades y todos intentaban hacer de todo con entusiasmo, pero hoy piensan en mudarse. Son muchos los que hoy emigran y terminan haciendo doble trabajo y hasta algunos que nunca hubieran realizado en su país.

La pereza, la falta de motivación y el negativismo son enemigos de la laboriosidad. El hombre necesita y debe trabajar para sentirse productivo y positivo. El esfuerzo convierte a las personas en capaces de lograr objetivos y de esta forma se fortalece la percepción de que todo es posible de realizar o alcanzar.

En su aspecto más interesante, cuando se contempla la laboriosidad desde una perspectiva de conjunto, el empleador logra que su personal esté lo suficientemente motivado como para trabajar en equipo y que todos avancen con las fortalezas de cada uno, logrando mayor rendimiento.

Sin embargo, desde la perspectiva humana, el hecho de que una persone labore con detalle y esmerándose en hacer las cosas bien, representa que habrá de obtener mejores resultados personales, mayor satisfacción y un mejor auto-reconocimiento que redunda en un sentimiento de plenitud y felicidad
.
Al final, la laboriosidad es un valor que propicia éxito… uno que genera más satisfacción que el que se logra con astucia, por herencia o con malos manejos.
 Los frutos que se logran a través de la laboriosidad no caducan y no dependen de nadie, por eso, no son efímeros, ni transitorios, sino los mejores. Frutos capaces de representar alimento para que otros muchos aprendan a ser mejores. De ahí que la laboriosidad de convierta en un valor moral.
    


Las Adversidades


Superar la adversidad es sobreponerte a los malos momentos o problemas que puedas estar atravesando en tu vida, por ejemplo, dificultades: financieras, comunicación familiar, empleo, enfermedad, una separación, un retroceso en las utilidades de tu negocio, conflictos de creencias, etc.

Hay personas que nunca se han podido levantar de una situación adversa, pero ¿por qué? Existen varias causas que provocan que pierdas el carácter, deseo y motivación para superar la adversidad, algunas de ellas son las siguientes:

Aferrarte a que ciertas condiciones o personas van a permanecer siempre:
La gran mayoría de las cosas son transitorias, de modo que apegarte en extremo a una posesión o incluso una persona es perjudicial. Dentro de los consejos para ser feliz, está en buscar esa paz interior que solo la puedes encontrar en ti mismo, obviamente no se trata de renunciar a las cosas magníficas que te ofrece el mundo, pero debes hacerlo desde una perspectiva de libertad. Cuando actúas con mayor autonomía, entonces es mucho más fácil superar la adversidad.

Permitir que las circunstancias o creencias negativas dominen tu vida:
Los problemas te sirven para el desarrollo personal y en ningún momento permitas que la adversidad se vuelva una condición normal. Por supuesto exceptuando los casos en los que no puedes hacer nada para cambiar un hecho determinado. Pero si estás completamente seguro que hay una vía para salir de la adversidad tienes que buscar hasta “debajo de las piedras”  la solución. Una de los factores que más limita la vida de las personas es la actitud de conformismo, quejas y pretender que otros resuelvan sus problemas, si demuestras un gran deseo por salir de la adversidad seguro que lo lograrás.
cambios milagrosos cuando no se está actuando en dirección de la solución:
Este es el típico autoengaño de las personas que dicen: “algún día saldré”, “sé que Dios no me tendrá así todo el tiempo”, “tiene que venirme la suerte”, etc. El problema es cuando se usan esas frases pero se continúa con el mismo comportamiento de siempre. Es favorable tener una expectativa positiva, pero cuando existen sólidos argumentos para afirmar que los cambios vienen. Está claro que la autocompasión por sí misma no produce buenos resultados.

Permitir que las emociones jueguen en tu contra:
No hay duda que al enfrentar problemas te sentirás triste, decepcionado, desanimado, etc. En esos momentos tienes que usar la mente racional y preguntarte ¿hacia dónde va mi vida si me quedo con estas emociones? Es ahí donde la sabiduría tiene que sacarte del hoyo y donde necesitas la fuerza del corazón que te impulse a superar cualquier problema por duro que sea.

Nunca permitas que las emociones jueguen en tu contra, por supuesto que eres un ser humano y es normal que en algunos momentos te sientas mal, pero deberás levantarte y seguir el camino de la felicidad.


Hay situaciones dolorosas que quizás no estaba en tus manos solventar, por ejemplo el hecho que la empresa donde laborabas quebrará era algo que dependía de muchos factores ajenos a tu voluntad personal. Pero otros problemas como los vinculados con tu pareja, estar en un mar de deudas o tener un gran sobrepeso sí tienen causas en tus acciones en el pasado. 

Comienza por aprender algo o mucho de las adversidades, lastimosamente a veces se requieren algunos golpes de la vida para entender ciertos conceptos.

El Poder De La Inspiración

La inspiración es la fuerza sobrenatural que surge espontáneamente cuando un ser humano logra liberarse de esos lastres que le atan a la densidad, tales como prejuicios, razones, inhibiciones, vergüenzas, miedos, sentimientos de ridículo, orgullos, soberbias, etc. y que da lugar a una chispa de la que brotan las ideas de una forma fluida y natural. Los momentos de inspiración no surgen de una planificación previa sino que pueden surgir a partir de situaciones del día a día, a través de una película, mediante un buen libro, en una conversación con amigos, etc., de hecho la inspiración muestra que el ser humano necesita salirse de sí mismo para seguir aprendiendo constantemente de otros.

Una inspiración es aquello que evoca en uno algo especial. Un efluvio mental que conecta con una gran idea. Dentro de los escenarios que son ideales como punto de inspiración conviene destacar que la naturaleza es un marco perfecto de bienestar que produce sensaciones y emociones muy especiales. Al estar en contacto con la naturaleza, la mente se siente desbordada por la perfección de tanta belleza, además, por el hecho de respirar aire puro, cualquier persona se siente más relajada y tranquila, conecta más y mejor consigo misma. Y en ese entorno de bienestar absoluto, también fluyen mejor las ideas porque para tener una buena inspiración es fundamental, entre otras cosas, estar perfectamente descansado y relajado.

Las personas que arrastran altas dosis de estrés y de cansancio tienen pocos momentos de inspiración porque la ansiedad agota y el momento de inspiración es una especie de instante mágico a través del cual una persona puede dar rienda suelta a toda su creatividad gracias a ese chispazo de luz que se funde con una idea brillante, original y genuina. Por eso, quienes mejor se inspiran son precisamente aquellas personas que se sienten liberadas de esos lastres a los que antes he aludido y que son consideradas “raras” o “especiales”, tales como artistas, escritores, científicos “locos”, etc.

Sin embargo, la inspiración es más que una fuerza mental y física, es emocional y espiritual y hace que las personas logren cosas extraordinarias a un nivel superlativo. La supresión de ataduras permite conectar desde la esfera subconsciente con los grandes bancos de datos ubicados en las mallas ionosféricas del planeta, ese neologismo conocido como registros akáshicos y acceder a información determinante, ubicada en cualesquiera de los infinitos canales, que suele derivar finalmente en lo tipificado como descubrimiento o invento.

A diferencia de la fuerza que proviene de la motivación, la inspiración añade un condimento de magia que trasciende la fuerza física y mental. Quién está inspirado goza de un talento maravilloso y sorprendente; de alguna manera se encuentra en trance consigo mismo y genera, crea, brinda al mundo un aporte soberbio directo desde su ser. Así, esta capacidad misteriosa y maravillosa, surge desde el interior de cada uno, desde el corazón, como una expresión de la propia esencia y constituye un atajo en donde nuestro ser se comunica con los planos más sutiles de forma directa, esquivando las barreras de la densidad y trascendiendo el plano físico y real; genera irrealidad y es el origen de la creación manifestada a partir de estímulos emocionales que abren la puerta al infinito y permite fluir más allá de la luz.

Pero para que exista inspiración debe existir un sentimiento, ya sea éste positivo o negativo, si bien la inspiración siempre es positiva y da origen al talento. Una persona que se inspira con frecuencia es una persona talentosa (independientemente que el sentimiento que la provoca sea positivo o negativo) ya que, por ejemplo, el dolor emocional también inspira. Por ello, la inspiración es sin duda una forma de expresión que, independientemente del canal escogido, contiene un mensaje que aparece develado con una intensidad majestuosa y supranatural. Su exteriorización afecta al entorno de diferentes maneras. Por un lado genera admiración, placer, curiosidad y por otro lado motivación, es decir “ganas de hacer”.

El efecto provocado a partir de la inspiración es tan intenso que puede durar toda una vida, incluso por momentos intermitentes, es la necesidad de ser, más que de hacer, tiene que ver más con el camino, con el trayecto, con el medio que con el fin o con los objetivos.


sábado, 16 de junio de 2018

Debemos Leer Más


Los índices de lectura siguen siendo uno de los caballos de batalla de la sociedad. Cada cierto tiempo los medios de comunicación nos recuerdan que los españoles leemos poco, mucho menos de lo deseado.

La afirmación está clara. Quizás lo que se echa en falta son medidas que ayuden a paliar esta situación.

Los libreros hacemos todos lo que está en nuestras manos. Los editores luchan día a día contra miles de trabas. Por no hablar de los escritores, muchos de los cuales acaban enterrando definitivamente páginas y páginas escritas a base de horas y horas de trabajo.

Los últimos datos apuntan que el 35% de los españoles no lee nunca o casi nunca. Por contra sorprenden los habitantes de un pequeño país, Finlandia, que rompen todos los moldes: la media de lectura por habitante al año es de 47 libros.

Claro, que si pensamos en las ayudas a la Cultura, los apoyos por parte de los estamentos encargados y la importancia que debería darse al fomento de la lectura desde ciertos sectores, quizás nos salga la media.

En Cervantes nos sentimos muy orgullosos de mimar a nuestros clientes, algunos de los cuales son ya amigos. Y observando día tras día comprobamos que hay muchas personas que leen mucho. Claro, para hacer la media, hay otras a las que nunca hemos visto.

A veces, percibimos un ansia de lectura, pero una desorientación clara. Ése es uno de los aspectos que cultivamos, precisamente, para contribuir, aunque sea modestamente, a que las cifras que nos ofrecen de vez en cuando, tengan un giro favorable.

Busquen el libro que les pueda gustar, entretener, llevarles a otro y otro,… Hay géneros para todos los gustos. Autores de todo tipo. Libros más o menos voluminosos. Elijan. Pregunten. Pidan consejo. Ayudemos entre todos a cambiar esas horribles cifras que nos martillean.

Seamos, aunque sea en un sólo aspecto, un poco finlandeses.


Habilidades Que Nos Complementan


La habilidad es la aptitud innata, talento, destreza o capacidad que ostenta una persona para llevar a cabo y por supuesto con éxito, determinada actividad, trabajo u oficio. Casi todos los seres humanos, incluso aquellos que observan algún problema motriz o discapacidad intelectual, entre otros, se distinguen por algún tipo de aptitud.

En tanto y de acuerdo con que no todos los individuos somos iguales, venimos del mismo lado o nos gusta lo mismo, no todos los seres humanos observan la misma destreza para las mismas cosas y por suerte, gracias a esto es que existe la diversificación de tareas y trabajos.

La palabra destreza se construye por substantivación del adjetivo diestro. Una persona diestra en el sentido estricto de la palabra es una persona cuyo dominio reside en el uso de la mano derecha. Diestro tiene también la acepción de referirse a toda persona que manipula objetos con gran habilidad.

Antiguamente se creía que el lado derecho tenía relación con Dios, y el izquierdo con el Diablo. El significado de destreza reside en la capacidad o habilidad para realizar algún trabajo, primariamente relacionado con trabajos físicos o manuales.

Entre mis habilidades están: Soy una persona que le gusta organizarse para hacer bien las cosas, me gusta llegar a conocer bien quienes son las personas que son mis amigos y saber también si puedo contar con todos en las buenas y en las malas. También me considero una persona con bastante madurez, otra habilidad que considero tener es que me gusta poder ayudarle a mis amigos cuando lo necesitan, tengo bastante paciencia pero hay momentos en los que esta llega a su límite. Soy una persona que le gusta luchar por lo que quiere, me considero también un tanto soñador.

Entre mis destrezas: me gustan mucho lo que son las manualidades, también la computación, soy responsable, y a pesar de las circunstancias en las que me encuentre siempre quiero encontrar algo que me haga feliz, me gusta estar en comunicación con mis amigos para poder planear ir a algún lugar a pasarla bien, soy una persona un poco tímido pero cuando  adquiero confianza soy diferente.

Me gusta escuchar cuando me buscan, pero también me gusta que cuando yo necesito que me escuchen o me den un buen consejo también me lo puedan dar.


La Iniciativa

Desarrollar la capacidad de tener iniciativa es algo que todos podemos hacer para nuestro desarrollo personal.

Esto es sumamente importante, pues muchas veces la falta de iniciativa, y por lo tanto de éxito, es porque se está esperando que alguien más autorice a hacer las cosas, dé el visto bueno para realizar una tarea, esto rompe las reglas de oro para el éxito.

Cuantas veces vemos que algo está mal y no nos ponemos en acción a resolverlo, muchas veces un empleado de alguna empresa puede resolver un problema, pero no lo hace, quizá por falta de seguridad en sí mismo, quizá porque está acostumbrado a pedir permiso para todo y no piensa por si mismo, le da pereza, o quizá hasta por indiferencia. 

El no tener iniciativa daña la productividad y no es conveniente para un adecuado servicio al cliente.

Si dicho empleado ha resuelto el mismo problema anteriormente, entonces ¿para qué pide permiso si ya sabe lo que hay que hacer?, no sabe tener iniciativa
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Obviamente todo tiene sus excepciones, pero muchas personas esperan que les digan lo que tienen que hacer y cómo, y si no es así, no se mueven, no preguntan, no hacen nada!!.

Hay veces en que en la mente de las personas están arraigados pensamientos y emociones negativos; estas son personas que para todo expresan: “que difícil”, “que pereza”, “eso no me corresponde a mí”, y muchas otras quejas más del mismo tipo que sólo sumergen a la persona que las pronuncia en una terrible inercia que le roba la capacidad de tener iniciativa, pues se convierte en víctima de sus propias palabras, como en una especie de profecía auto-cumplida.


Los Dominios Del Ego


El egocentrismo es una forma de pensar y vivir, basada en la exaltación de la propia personalidad, la necesidad y búsqueda de ser centro de la atención, así como una clara indiferencia ante los deseos, intereses y necesidades e intereses de los demás.

Asimismo, el egocentrismo se caracteriza porque una persona procesa su realidad otorgando altísimo valor a su propia visión y presiona a entorno para que se adapte a él, mientras subvalora las consecuencias de sus actos en quienes le rodean. Suele ser el retrato del vivo, el oportunista, el "cara dura", el indiferente.

Una persona que sufre de egocentrismo está aferrada al ego, ve la vida de manera parcial y divide todo entre bueno o malo; considera que lo que le causa placer es lo adecuado y lo que le causa dolor es inadecuado. Se relaciona con las personas de manera pragmática y utilitaria.

Lo que caracteriza a todos los pacientes con egocentrismo, independientemente de sus síntomas y conductas externas, es una insatisfacción e inadaptación más o menos extremas a la vida, esto es, la soledad íntima, la inmadurez, el desamor, el miedo, según un artículo del psicoterapeuta y escritor José Luis Cano Gil, en el sitio psicodinamicajlc.com

Los egocéntricos son personas que, por mil obstáculos e interferencias en su desarrollo infantil, no han podido crecer y sentirse adecuadamente seguras del mundo y de sí mismas. Por ello no son felices y, desde luego, no pueden hacer felices a los demás.

Las consecuencias del egocentrismo determinan el tipo de interacción y relaciones del individuo con su entorno, causando por lo general aislamiento, relaciones manipuladoras, soledad, tristeza y vacío existencial, sino que puede llevar a un trastorno narcisista de la personalidad.

La imprudencia o conducta temeraria originada por el egocentrismo, desde la adolescencia, casi nunca se manifiesta en una sola imprudencia de alto riesgo, a veces estas carencias de medir los abusos los lleva a terribles accidentes, a delitos, uso y abuso de drogas e, inclusive, a crímenes.

Como parte del tratamiento efectivo para el egocentrismo se recomienda la orientación psicológica, de manera particular la psicoterapia, la cual ayuda a la persona egocentrista a relacionarse con otros en una forma más positiva y compasiva.


Razón Y Corazón


En un reciente trabajo se planteó una serie de preguntas a sujetos con lesiones en la corteza prefrontal ventromedial. Estas preguntas estaban referidas a dilemas morales como “dejar morir” a un individuo con la finalidad de salvar a un grupo mayor de personas (Koenigs y cols., 2007). Los resultados evidenciaron respuestas muy racionales en las que se prefería salvar a la mayoría mediante el sacrificio de uno.

¿Qué pensaríamos de alguien que es capaz de tomar una decisión de este tipo sin apenas dudar? Seguramente que es poco de fiar, y esto resulta paradójico, ya que la racionalidad en una persona es, en principio, un rasgo que todos esperamos de alguien confiable. Pero lo cierto es que nuestra capacidad de percibir la emoción en los demás como un motivador de la conducta humana nos hace ser más confiados ante las personas que son empáticas, ante aquéllos que son capaces de sonreírnos o emocionarse frente a nuestro dolor.

Volviendo al principio, ¿quiere decir todo esto que enamorarse es como si te atravesara una barra de hierro por el cráneo? Muchas veces resulta igual de doloroso, pero no es exactamente eso. Cuando nos enamoramos las emociones adquieren un peso mayor, lo que sin duda, condiciona nuestras decisiones.

Diversos autores (p.ej., Adolphs, 2004) proponen que las emociones se pueden controlar, pero esta autorregulación depende de la maduración de la corteza prefrontal, lugar donde se ubica la mencionada corteza orbitofrontal. 

Esta región madura de manera tardía (Gogtay y cols., 2004), y en la adolescencia todavía no se habría conformado totalmente, lo que estaría explicando el comportamiento propio de esta etapa de la vida (Oliva, 2007), donde la toma de decisiones es un proceso muy complicado y de especial preocupación para los padres. El proceso de maduración de esta región se basa principalmente en la interacción que el sujeto tiene con su entorno, que se almacena como experiencias que nos permiten afrontar las dificultades futuras.

Pero ¿qué papel juega la emoción en este proceso de aprendizaje, y en concreto a la hora de tomar una decisión? No siempre las opciones están claras, y en este caso, el concepto de Marcador Somático (Damasio, 1994) nos permite, por fin, dar entidad a la emoción como guía de nuestra decisiones. 

Los marcadores somáticos son sentimientos que pueden presentarse a modo de intuiciones cuando nos sentimos indecisos (p.ej., no sabes por qué, pero tienes una “sensación” extraña justo antes de pasar por una calle y decides tomar la siguiente), y que nos ayudan a decidir qué opción será la más beneficiosa para nuestros intereses. 

Esta intuición se ha generado a partir de situaciones similares acontecidas en el pasado y de su conexión, no siempre de manera consciente, con las consecuencias que nos depararon, y que ahora afloran para “advertirnos“ del camino a seguir (quizá hace unos años sufriste un atraco en una calle parecida a esa, pero apenas lo recordabas ya, salvo por la sensación o intuición que te sobrevino justo al verla).

Es tranquilizador pensar que disponemos de un mecanismo que en último término nos “advertirá” de lo que es más adecuado para nosotros. Pero no siempre es fiable esta advertencia, e incluso hay trastornos psiquiátricos en los que se ha desvirtuado tal función hasta el punto de advertirnos de peligros inexistentes, como en fobias y ansiedad. 

Por suerte, junto a esta intuición siempre hay un proceso racional que nos permite sopesar los pros y los contras, y en esta dualidad es en la que nos movemos a diario, entre lo que dice el corazón y lo que dice la mente. 

Quizá sea esto lo que hace la vida interesante y lo que convierte al ser humano en dueño de su propio destino, capaz de equivocarse y, aun con todo, seguir adelante y mantener la esperanza.



viernes, 15 de junio de 2018

Siempre Algo Podemos Dar

Todos tenemos algo que dar
No vale esconderse tras nuestras dificultades.

Todos tenemos que hacer lo que nos gusta.

Hacer aquello para lo que la vida nos llama. Creer en nosotros mismos y lanzarnos al vacío; a tope, por nosotros y otros a los que podamos ayudar.

Hacerlo con humildad y alegría, cada nuevo día es una oportunidad para creer en ti mismo y olvidarte de  las dificultades, que siempre las hay y las habrá.

Mira entonces en tu entorno: tu familia, tus amigos, siempre hay alguien que mantiene una relación contigo sin la cual estaría perdido.

Cada nuevo día, sale el sol; siempre. Entre las nubes está el sol. Tu actitud es la que lo revela.


Pon esa actitud para todo en tu vida

El Derecho Humano A La Solidaridad


“… la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo” (E. Galeano)
Es posible que las pocas palabras que preceden a este texto, palabras de quien supo reflejar magistralmente la otra historia que nunca nos contaron de todo un continente cuando escribió 'Las venas abiertas de América Latina', sean la síntesis perfecta que condensa la esencia del concepto de la solidaridad; cuando menos, en lo que se refiere a su intencionalidad ética, humana y política.

Porque este texto pretende algo tan sencillo y al mismo tiempo, y quizás precisamente por esa simpleza, algo tan complicado como hablar de solidaridad. Entre mujeres y hombres, entre colectivos humanos, entre organizaciones, entre pueblos y todo ello desde nuestras individualidades, pero también y sobre todo desde nuestra dimensión colectiva, esa dimensión que implica ser y formar parte fundamental de algo mayor. Algo tan fácil de citar, como tan difícil de practicar: la solidaridad. Demasiadas veces prostituida en función de intereses políticos, religiosos o sociales, demasiadas veces manipulada. En definitiva, un concepto que hoy, en tiempos de crisis y estafas, es necesario limpiar, sentir y sobre todo dimensionar en la práctica.

Vivimos en un tiempo en el que los largos tenedores enfrentados y solos dominan cada vez más nuestras vidas, por lo que el recurso de la solidaridad ya no solo es necesario y humanamente oportuno, sino que empieza a ser vital para la existencia.

A veces, señala también Galeano, se la disfraza de caridad y ésta es otra cosa pues su ejercicio se realiza de modo vertical, desde el que “está arriba” hacia los que “están abajo”. Por eso, el ejercicio verdadero de la solidaridad, es complicado, no es fácil. Pero nos jugamos mucho en ello pues hablamos de justicia social, hablamos de combatir la desigualdad creciente, hablamos de sentirnos y encontrarnos en igualdad de derechos y, sobre todo, hablamos de poder ejercerlos más allá del discurso y que ese ejercicio alcance a las grandes mayorías del planeta y no solo a una minorí
.
Reforcemos esta imagen, esta misma idea, con otra cita. En una fábula del libro 'La cultura de la reciprocidad' , Paolo Coluccia, se señala que ”en una vieja iglesia románica, un fresco medieval representa el paraíso y el infierno de manera totalmente idéntica. En ambos lugares reina una gran abundancia de vituallas de las que los elegidos y los condenados sólo pueden disfrutar por medio de grandes tenedores desmesuradamente largos. Pero mientras que en el infierno los condenados famélicos intentan vanamente llevar a su boca los deseados manjares, en el paraíso, los elegidos radiantes se alimentan los unos a los otros”. Vivimos en un tiempo en el que los largos tenedores enfrentados y solos dominan cada vez más nuestras vidas, por lo que el recurso de la solidaridad ya no solo es necesario y humanamente oportuno, sino que empieza a ser vital para la existencia, ya hablemos desde la individualidad o desde la colectividad.

Así, de una u otra forma vamos ya haciendo explícitos en este texto conceptos que nos parecen fundamentales para explicarnos el modo de solidaridad que queremos expresar y reivindicar en estos tiempos. Surge entonces la equidad, lo colectivo, la justicia, la lucha contra el empobrecimiento (proceso) y la pobreza (consecuencia). Y también la lucha contra la desigualdad. 

Y aquí aparece la necesidad de destacar de forma especial esto último pues afirmamos que aunque la lucha contra la pobreza es necesaria y no se puede aparcar sine die, los poderes económicos y políticos en demasiadas ocasiones tratan de distraernos con ésta, con el objetivo de que no percibamos que lo que realmente crece en los últimos años es la desigualdad y la concentración de la riqueza cada vez en menos manos y que son éstas las que generan situaciones de auténtica injusticia y pobreza en y hacia las personas y los pueblos.

Por eso, en este texto se quiere conscientemente dar a la solidaridad el contenido más político posible a este concepto, tanto en su teoría como en su práctica. La idea de solidaridad a extenderse es aquella que reafirma y reivindica su esencia como compromiso ético, humano y político, alejándose de sentimientos únicos de compasión y caridad. 

Afortunadamente y dados los tiempos recientes que nos tocan vivir en estas nuestras sociedades es este concepto el cada vez más extendido, arrinconando a otros más individualistas. Y eso se percibe cuando saltan alarmas sociales que requieren solidaridad.

Se ha dicho y argumentado en múltiples ocasiones pero, por su importancia, es necesario reiterarlo. Si partimos del derecho humano a una vida digna y entendemos la dignidad como una característica que define al ser humano, a hombres y mujeres, decimos que la solidaridad es el derecho y obligación a indignarse ante la injusticia a que se somete a las personas y pueblos, sea ésta del tipo que sea. Pero, en esa misma línea, también consideramos que para que la indignación sea consecuente (la solidaridad) no puede reducirse a un mero sentimiento, sino que debe ir más allá. Debe incluir el reconocimiento de esas situaciones y sus causas, y el compromiso activo ante las mismas, porque deben ser actuaciones dirigidas a eliminar esas causas profundas y estructurales que generan injusticias. 

Por eso es que se reivindica, desde el protagonismo de las sociedades civiles, el principio de solidaridad en la cooperación, pero también en la política, en la cultura, en los medios de comunicación, en… La capacidad de situarse en el lugar del “otro/a” y desde ahí poder construir conocimientos y acciones que incidan en verdaderas y profundas transformaciones, desde abajo hacia arriba, del sistema dominante
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Este es el reto que se está ganando, aunque pudiera parecer lo contrario. Un poco de perspectiva y mirada larga así nos lo demuestran. Afortunadamente, y a pesar de estos tiempos de crisis que vivimos aquí y allá, en nuestros barrios y pueblos pero también en regiones y países lejanos, la solidaridad se extiende y se practica. A diario actúan con este horizonte millones de mujeres y hombres, miles de organizaciones y movimientos sociales, todos ellos claves para no retroceder en los derechos conquistados y para ir abriendo nuevos espacios de libertad y fraternidad, de justicia social, nuevos paradigmas de emancipación y solidaridad.

La Buena Disposición


Una buena disposición del ánimo facilita la relación armónica y afectuosa con las personas, al igual que padecer de una mala disposición del ánimo dificulta las relaciones con los demás. Y siendo ambas disposiciones del ánimo tan excepcionalmente importantes para bien o para mal, ¿cuál es la razón de no trabajar por la primera y por extinguir la segunda? Simplemente, porque no se nos ha dicho cómo hacerlo.

Una buena disposición del ánimo impacta en las funciones fisiológicas y mecánicas de nuestro cuerpo: nos sentimos ligeros, nos levantamos y sentamos con facilidad, sentimos gusto por el movimiento corporal, nuestros desplazamientos físicos denotan energía. En cambio, si nos encontramos en una mala disposición del ánimo, nuestro cuerpo lo sentimos pesado, no hay ligereza ni soltura en nuestros movimientos físicos, se nos impone una fuerte rigidez; sentimos incomodidad con nuestras reacciones físicas
.
Nuestra mala disposición del ánimo se manifiesta en una languidez de nuestro espíritu. "La pereza, que es una languidez del alma, constituye un manantial inagotable del tedio", escribió Fenelón. La mala disposición del ánimo irremediablemente nos conduce al mal humor, la irritabilidad, y a una visión pesimista de la vida y del mundo. 

Sobre esto, Goethe escribió una reflexión apropiada al caso: "Sucede con el mal humor lo que con la pereza. Hay una especie de pereza a la cual propende nuestro cuerpo, lo que no impide que trabajemos con ardor y encontremos un verdadero placer en la actividad si conseguimos una vez hacernos superiores a esa propensión" (la propensión al mal humor).

La buena disposición de nuestro ánimo es hermana de la jovialidad, entendida como alegría y una apacibilidad de nuestro ánimo. Estamos joviales cuando vemos que nuestro mundo interior encaja con el mundo exterior, cuando no necesitamos de nada extraordinario para sentir elevado nuestro corazón. Nuestra jovialidad es como un imán que atrae hacia nosotros a muchas personas.

La mala disposición de ánimo es hermana de la tristeza y hermano del pesimismo. De hecho, cuando una persona padece ya de una crónica mala disposición de ánimo, al saludarla con la mano o con un abrazo, sentimos que nuestra energía se vacía. Y en cambio, cuando saludamos a una persona con una buena disposición de ánimo, conservamos nuestra energía, o bien, la incrementamos.

Es absolutamente cierto que un ánimo triste y abatido entorpece las funciones fisiológicas del cuerpo, y es cierto también que la actividad física ligera modifica increíblemente, para bien, el ánimo abatido de una persona.

La persona triste y pesimista tiene estropeada la visión de sí misma y del mundo. Por lo general, se mete en su concha y no quiere salir de ella. El mundo le parece difícil y siente que no entona en él. Todo lo ve negro, complicado, y no se siente capaz de hacer lo que quiere. Se esconde en la resignación y renuncia a los placeres de la vida, los que le parecen inalcanzables. 

Uno de los rasgos dominantes de estas personas consiste en que se sienten depositarias del dolor, como si fueran las únicas que sufrieran en el mundo; por ello, no son solidarias con nadie, pues nada tiene que compartir, y sí en cambio sienten que son los demás quienes deben acudir en su ayuda.

La persona jovial se siente con ganas para hacer las cosas, y goza de la íntima seguridad de que puede lograr muchos objetivos que se proponga. En cambio, quien padece de un ánimo triste y pesimista siente en su interior que no puede hacer lo que quiere. Por esto, no le dan ganas de actuar ni de vivir plenamente.

La gana es el deseo, la propensión y la inclinación hacia una cosa. Hacemos algo con ganas cuando actuamos con diligencia y esfuerzo. Y la desgana es todo lo contrario. La persona jovial tiene ganas para muchas cosas, y la persona con desgana carece de apetito por la vida, y por ello, no quiere salir de su coraza.

No es fácil que una persona con mala disposición de su ánimo pueda dejar la tristeza y el pesimismo como forma de vida. Pero no es cierto, tampoco, que estas personas en muy corto tiempo no puedan lograr extinguir ésta perniciosa disposición de su ánimo. 

Por lo general, la persona triste y pesimista no se ha dado cuenta de que sus males radican, fundamentalmente, en tres equivocadas distorsiones: a) creen que son incompetentes por naturaleza y que no pueden hacer lo que quiere; b) que el mundo que los rodea no le puede proporcionar lo que necesita, pues su mundo lo ve raquítico y pobre; y c) que su futuro nada tiene que ofrecerle. 

Estas tres suposiciones son falsas, por supuesto.


Pongamos Buen Ánimo


La acción en el mundo que nos rodea es la forma de ir adquiriendo poder. Cuanto más poder tengamos, más posibilidades de riqueza (en sentido general, tanto material como espiritual). Aumentar nuestro poder es expandirnos, llegar más extensamente al mundo de nuestro entorno (tener más amigos y mejores, más y perfectos conocimientos, etc.) Por el contrario, disminuir nuestro poder implica reducirnos, estar pasivos frente al mundo, sin sacar prácticamente nada de él. 

La máxima reducción de un ser humano es el punto que representa una inmovilidad absoluta, que puede observarse en las depresiones graves.

Cuando decimos que podemos-hacer tomamos conciencia de un nivel de nuestras posibilidades de conseguir y obtener ciertos rendimientos deseables, o evitar otros desagradables. Ello va acompañado de orgullo personal, de una excelente imagen de uno mismo, de un sentido de valía propia, de una especie de certificado de nuestros méritos a partir del cual hemos de contar y atrevernos en consecuencia.

La conciencia de poder-hacer nos empuja a la ambición, esto es, puesto que tenemos los medios podemos a través de un cierto trabajo, de un esfuerzo, llegar más lejos en el disfrute de la vida y en la adaptación al mundo social e histórico que nos toca vivir. Esta ambición en unas ocasiones es socialmente aceptada y premiada, como cuando un deportista supera un record o un padre ambiciona el éxito en la vida de su hijo, y no digamos la ambición modesta de sobrevivir; en otras ocasiones es censurada y castigada por la ley o por el desprecio público, como la ambición de un ladrón, o la ambición de un presumido o la pretensión de ser original.

El ánimo, la ilusión o desilusión, tienen como punto de partida creer que uno mismo tiene poder, posibilidades de dibujar en su horizonte futuro deseos que se realizarán con el esfuerzo.

Los juicios que hacemos sobre nuestro poder-hacer deben ser justos con nuestros verdaderos méritos y capacidades. si calculamos por encima, soberbiamente, chocaremos con la realidad, que no alcanzaremos como esperábamos ilusoriamente.

Calculamos por debajo, por falta de ambición de vivir con placer o por la falsa creencia de que no tenemos los méritos y capacidades suficientes, nos perderemos placeres que si hubiésemos pensado mejor obtendríamos con el esfuerzo adecuado.

En principio no resulta imposible, aunque sí difícil, saberse ajustar siempre a lo que precisamente podemos-hacer en cada momento para sacar el mayor partido a la vida.



jueves, 14 de junio de 2018

Nuestras Primeras Inquietudes

Filosofía
Nuestras Primeras Inquietudes
A través de la historia la filosofía se ha caracterizado por ser una actividad del pensamiento humano centrada en interrogar al mundo humano centrada en interrogar al mundo en buscar explicaciones satisfactorias frente a los diferentes problemas y acontecimientos que se presentan en todos los niveles de la vida.

La filosofía surge, no solo en Grecia sino también en la actualidad, precisamente del encuentro del ser humano con el mundo, de la admiración del hombre  frente a todo lo que existe. A diferencia de las demás ciencias, la filosofía no tiene un campo especifico de investigación, ya que se ocupa del mundo, de la totalidad de la realidad y por ello su reflexión tiene que ver con campos diversos como la cosmopología, la política, la psicología, la antropología, la ciencia, etc.

La interpretación que la filosofía ha hecho del mundo ha sido siempre distinta. por ello, su tarea ha tenido que ver más con la problematización de lo real que con ofrecer métodos o respuestas definitivas. El saber filosófico que presenta, entonces, como una serie de problemas entorno a los cuales se han desarrollado las principales corrientes y concepciones del pensamiento filosófico occidental.

 Las preguntas por la naturaleza de la vida humana, los valores, el conocimiento, lo trascendentes concierte en los grandes problemas abordados por la filosofía para intentar responder a las inquietudes mas apremiantes de la humanidad especialmente aquellas relacionadas con el ser con las cosas, del mundo del ser humano, la verdad, lo absoluto, etc.

El carácter problemático de la filosofía  permite que su comportamiento sea visto como una temática constante de puntos de vista, muchos considerados contradictorios e incluso inútiles. 

El saber filosófico está conformado por distintas maneras o perspectivas de abordar el mundo, las cuales se replantean y se someten a discusión constante.



Ética Y Vida Social


La crisis moral y la falta de ética ya es problema de todos, nos atañe a la familia, comunidad y escuela es común ver y oír a mujeres, hombres, jóvenes y niños en las calles, tiendas, medios de transportes y nuestros alumnos en el aula, con vocabularios obscenos, conversaciones, canciones y gestos que van en contra de los principios morales y las buenas costumbres.

Para la mayoría, este es un tema de poca importancia, sin ningún conocimiento sobre lo que es ética, valores y dignidad humana, mucho menos la relación que existe entre los valores, familia, comunidad, escuela y las dificultades o problemas que alteran la sociedad a nivel mundial.

Estamos olvidando los valores y la ética, que están relacionados con la familia, escuela y grupo de personas que nos rodean durante el periodo de desarrollo varían de grupo a grupo, incluso de persona a persona, son reglas no escritas pero que sabemos que existen, nos encontramos con grupos de personas que juzgan informalmente al prójimo en base a sus principios éticos y realizan acciones que usualmente van en contra de la ley y en una sociedad verdaderamente democrática, el valor más importante, debe ser el respeto a la ley. 

Las sociedades han mostrado que las civilizaciones requieren de un marco legal para poder funcionar civilizadamente, el cuerpo legal va a dar marco para regir la conducta de los individuos de la sociedad y el estímulo necesario para que la sociedad avance en una determinada dirección y su violación es un atentado, no sólo contra el presente, sino contra el futuro de la sociedad.

La ética es el ideal de la conducta humana que orienta a cada persona sobre lo que es bueno y correcto y lo que debería asumir, encaminando su vida hacia la buena relación con sus semejantes buscando el bien común. 

La ética descubre valores en todos los actos humanos. Los valores están en los seres humanos y se fomentan o modifican en las instituciones pues la primera institución es la familia y quien no la tiene o no reconoce el valor familiar difícilmente tendrá valores sólidos.
   
Los problemas de la sociedad siempre están relacionado con la ética ya sea violencia, corrupción, robos, maltratos y diferentes actitudes o actos que van degenerando una sociedad, esto es debido a que las familias o entorno mismo no inculca valores o principios desde el momento que nacen como ya sabemos nuestra niñez siempre está regida por el entorno familiar porque son ellos los que nos guían desde pequeños y con lo dicho entonces son ellos los que a veces tienen la culpa de que seamos o nos convirtamos en personas con antivalores, claro que no siempre se dan en casos así a veces también nos influencian nuestra malas amistades o el entorno “social” las cuales nos llevan hacer o actuar de mala manera y esto conlleva a hacer daño a la sociedad y por tanto también a nosotros mismos.

La solución para estos grandes problemas que se suscitan hoy en día debería empezar (como lo dicho anteriormente) por el entorno familiar, formándonos con principios éticos para así poder nosotros también inculcarlo en nuestras siguientes generaciones para así conseguir o ir construyendo un sociedad basada en principios éticos.


La Importancia De Saber Tu Opinión


Tener acceso a internet nos permite dar nuestra opinión sobre cualquier tema. Poder expresar los propios gustos y disgustos es importante para nosotros mismos porque nuestra opinión es algo que nos define y separa del resto. Opinar por internet significa poder expresar lo que pensamos y así compartir nuestras experiencias y explicar el porqué de nuestras opiniones con otros usuarios.

Al mismo tiempo, es importante también porque dar nuestra opinión significa darle al otro la posibilidad de cambiar, mejorar o revisar lo que no nos agrada.

 Hay muchas maneras de expresar tu propia opinión en internet:
1. Muchas personas tienen blogs sobre argumentos que los apasionan, para comentar o criticar hechos recientes en la industria en la que se especializan.
2. Otros comunican sus opiniones en redes sociales como Twitter o Facebook, así ayudando a otros usuarios con sus sugerencias o creando discusiones o charlas entre consumidores.
3. Algunos deciden expresar lo que piensan acerca de servicios o productos de empresas respondiendo a encuestas remuneradas por internet
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Al fin y al cabo lo importante no es el medio, sino el hecho de poder expresarnos sobre argumentos que nos interesan. Y hoy en día, teniendo acceso a todo tipo de discusiones por internet, ¡la verdad que no tenemos excusa para no compartir lo que pensamos!

Entonces, ¿por qué no todos lo hacen?
 Muchas personas tienen miedo de que expresar la propia opinión pueda influir negativamente sobre ellos. La mayor preocupación es que dar una opinión pueda tener consecuencias negativas en la vida laboral, si esta no coincide con la de la empresa o empleador. Este es un miedo comprensible ya que prácticamente todo lo que está en internet puede ser encontrado en los motores de búsqueda.

Pero es importante saber que hay muchos modos para lograr expresar lo que pensamos de manera completamente anónima, sobre todo cuando usamos métodos que están afuera de lo que son las redes sociales.


Tener una voz en capítulo y saber que de alguna manera podemos contribuir a mejorar comportamientos, productos o servicios que nos afectan en manera personal o como consumidores, es algo que deberíamos aprovechar más seguido y lo cual beneficia tanto al otro como a nosotros.

Lo Que Sentimos



¿Qué sientes, ahora mismo, mientras lees esto? ¿Sientes curiosidad? ¿Esperas aprender algo acerca de ti? ¿Estás aburrido porque esto es algo que tienes que hacer para la escuela y no tienes muchas ganas de hacerlo? ¿O estás feliz porque es un proyecto de la escuela que te gusta? Tal vez estás distraído por algo más, como la anticipación por tus planes de fin de semana, o triste porque estás pasando por una ruptura.

Emociones como estas son parte de la naturaleza humana. Nos dan información sobre lo que estamos viviendo y nos ayudan a saber cómo reaccionar.

Sentimos las emociones desde que somos bebés. Los bebés y los niños pequeños reaccionan ante sus emociones con expresiones faciales o con acciones como reírse, dar un abrazo, o llorar. Sienten y muestran emociones, pero aún no tienen la capacidad de darle un nombre a la emoción o decir por qué se siente de esa manera.

A medida que crecemos, nos volvemos más hábiles al entender las emociones. En lugar de reaccionar cómo reaccionan los niños, podemos identificar lo que sentimos y ponerlo en palabras. Con el tiempo y la práctica, nos volvemos mejores para descifrar lo que sentimos y por qué. Esta habilidad se llama conciencia emocional.

La conciencia emocional nos ayuda a develar lo que necesitamos y queremos (o no queremos). Nos ayuda a construir mejores relaciones. Esto se debe a que el ser conscientes de nuestras emociones nos ayuda a hablar claramente sobre nuestros sentimientos, evitar o resolver mejor los conflictos y superar los sentimientos difíciles con mayor facilidad.

Algunas personas están naturalmente más en contacto con sus emociones que otras. La buena noticia es que todos pueden ser más conscientes de sus emociones. Solo hace falta práctica. Pero vale la pena el esfuerzo: la conciencia emocional es el primer paso hacia la construcción de la inteligencia emocional, una habilidad que puede ayudar a las personas a ser más exitosas en la vida.


Lo Que Nos Hace Humanos

En 2005, el escritor David Foster Wallace inició un discurso con el siguiente relato: "Van dos peces jóvenes nadando y se encuentran con un pez viejo en sentido contrario, les saluda con la cabeza y dice 'Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?' Los dos peces jóvenes nadan un poco más y entonces uno de ellos exclama '¿Qué diablos es el agua?'"

Las realidades más importantes son las más complicadas de ver y sobre las que es más difícil hablar. Como el hecho diferencial que nos hace humanos es que somos conscientes de ello, aunque no lo apreciemos y tengamos dificultad de expresarlo.

Los homínidos, desde que surgimos en África, nunca fuimos los animales más fuertes o rápidos y las amenazas han sido evidentes. ¿Cómo hemos llegado a sobrevivir a las dificultades de una naturaleza agresiva? La clave es el desarrollo de una corteza cerebral, que nos ha dotado de una inteligencia cognitiva y emocional. Gracias a esta ventaja evolutiva, nos hemos extendido por todo el planeta, hemos superado las limitaciones físicas e incluso exploramos los confines de nuestra galaxia.

Además, este intelecto aplicado al conocimiento médico, ha llevado a que seamos el único organismo que ha vencido a la evoluciónllegando en el mundo occidental a duplicar la esperanza de vida, que debería ser 40 años como en todos los grandes primates.

Al mismo tiempo esa inteligencia se ha enfocado hacia nuestra mortalidad, pues somos conscientes de que existimos, pero que también que dejaremos de existir. Tenemos una identidad individual, a diferencia de los unicelulares no somos clónicos y no habrá jamás otro ser igual a cada uno; la contrapartida es la limitación temporal. 

No obstante, es la actuación de nuestro cerebro lo que determina esa individualidad: allí anidan nuestros recuerdos, lo que aprendemos, repudiamos o anhelamos, nuestra forma de entender y asumir nuestro entorno (externo e interno) y lo que cada uno quiere representar. Por eso, aunque se pudiera hacer un transplante de cerebro, no funcionaría, pues dejaríamos de ser, para convertirnos en otro, y lo que éramos desaparecería. 

La angustia ante la muerte nos ha marcado en toda época. El culto a los muertos es propio de los humanos, desde muy al principio, y ello, junto con el temeroso asombro de nuestra ignorancia primigenia frente a las realidades naturales, debió impulsar la aparición de las religiones y también, como diría Fukuyama, las estructuras para el desarrollo de las sociedades.

Esa angustia hacia lo desconocido, ha incitado un deseo de perdurar por dos caminos paralelos: la curiosidad y dominio de nuestro hábitat -base de la filosofía, tecnología y ciencia, junto al intento de inmortalidad en las obras que nos perduren, - como un legado a las futuras generaciones -fundamento de todo lo artístico y cultural de nuestras vidas-.

Los frutos de ambos senderos son evidentes, con una mejora en la calidad y duración de nuestra vida (resultados de la primera opción) y una posibilidad de comunicarnos con los que ya no están a través de sus obras plásticas y literarias, aprendiendo de las raíces culturales de otras épocas (regalos de la segunda alternativa); en eso último, las artes nos dan opción también de prolongar nuestra existencia, con el viaje intelectual a otras vidas reales o soñadas. 

Pero a su vez, aunque no tengamos méritos filosóficos, científicos o artísticos, hay una tercera vía a la que todos estamos impelidos y sobre la que ha reflexionado Javier Gomá en su reciente libro La imagen de tu vida: el ejemplo ético que aportamos a los demás en nuestro transcurrir vital, como una condensación del imperativo categórico kantiano; aunque, de alguna manera, esto también se contempla en las obras de Fernando Savater quien, siguiendo a Spinoza, plantea la idea de la ética del querer.

Como sucede con los primates, los humanos actuamos socialmente por imitación, para bien o mal, tendemos a seguir los comportamientos de aquellos a quienes más valor otorgamos (cambiando según los momentos de nuestras vidas); por eso, toda nuestra imagen es pública y siempre influye en alguien.

De ahí, la importancia de que cada uno, en su parcela personal, se comporte con ejemplaridad y eso puede ser más determinante en los que asuman mayores responsabilidades, como nuestros políticos y gobernantes

Los casos de corrupción en la política de nuestro país, pueden llevar a pensar si son una anomalía temporal de nuestra sociedad o un reflejo de lo que somos; pero en cualquier caso, no constituyen un limpio ejemplo de conducta a seguir y ese es el grave problema, pues una sociedad sin referencias éticas en su dirigentes es como un barco con el timón roto en plena galerna: suele encallar o naufragar.

Según los clásicos, nadie está muerto, mientras se le recuerde; aunque al final quien nos recuerde también desaparecerá, pero si nuestra conducta sirve de ejemplo, igualmente la de ellos será recordada para bien, avanzando el circulo virtuoso de las auténticas revoluciones.




La Imaginación Humana


La ciencia está descubriendo que la imaginación juega un papel fundamental en la percepción que tenemos de la realidad y en la elaboración de los recuerdos, los sueños y los pensamientos. La inteligencia depende de ella, al igual que la creatividad, y solo potenciándola podemos avanzar hacia una sociedad más sana y más sabia.

El escritor Gabriel García Márquez afirmó en una ocasión: “La vida no es lo que uno vivió, es lo que uno vivió y cómo lo recuerda para contarlo”.

Efectivamente, lo que vives y lo que recuerdas está impregnado de imaginación. Fuente de placeres y temores, de descubrimientos y creaciones, la imaginación no es una facultad menor, sino esencial en nuestra vida interior.
¿Qué es la imaginación?

Numerosos filósofos han visto en la imaginación una dimensión clave de la actividad mental; en cambio, la psicología desdeñó durante mucho tiempo el papel de la imaginación, considerándola como una facultad marginal, que nada tendría que ver con otras más elevadas, como la percepción o el conocimiento.

Sin embargo, la ciencia contemporánea está descubriendo que la imaginación es una función cognitiva fundamental, que desempeña un papel clave en todas las formas de vida mental, desde la percepción a los recuerdos, sueños y pensamientos.

Gracias a la imaginación podemos pensar más allá de los confines de nuestra situación inmediata, generando vívidos contenidos mentales con los que podemos revaluar el pasado o evocar un posible futuro.

La mayoría de las ideas, por más abstractas que parezcan, nacen como imágenes. De hecho, etimológicamente, la palabra griega idea significa “visión”. En este sentido, idear es imaginar. Pero la imaginación no solo surge de las imágenes. También puede ser desencadenada por una descripción verbal, al leer una novela o un poema, por ejemplo.

En cualquier caso, sin imaginación no habría lenguaje. Aprendemos a leer gracias a la imaginación, que convierte marcas de tinta sobre un papel en evocaciones de cosas ausentes. El poder transformador de la imaginación es tan grande que la simple lectura de un texto escrito puede llegar a conmovernos profundamente.