La
inspiración es la fuerza sobrenatural que surge espontáneamente cuando un ser
humano logra liberarse de esos lastres que le atan a la densidad, tales como
prejuicios, razones, inhibiciones, vergüenzas, miedos, sentimientos de
ridículo, orgullos, soberbias, etc. y que da lugar a una chispa de la que
brotan las ideas de una forma fluida y natural. Los momentos de inspiración no
surgen de una planificación previa sino que pueden surgir a partir de
situaciones del día a día, a través de una película, mediante un buen libro, en
una conversación con amigos, etc., de hecho la inspiración muestra que el ser
humano necesita salirse de sí mismo para seguir aprendiendo constantemente de otros.
Una
inspiración es aquello que evoca en uno algo especial. Un efluvio mental que
conecta con una gran idea. Dentro de los escenarios que son ideales como punto
de inspiración conviene destacar que la naturaleza es un marco perfecto de
bienestar que produce sensaciones y emociones muy especiales. Al estar en
contacto con la naturaleza, la mente se siente desbordada por la perfección de
tanta belleza, además, por el hecho de respirar aire puro, cualquier persona se
siente más relajada y tranquila, conecta más y mejor consigo misma. Y en ese
entorno de bienestar absoluto, también fluyen mejor las ideas porque para tener
una buena inspiración es fundamental, entre otras cosas, estar perfectamente
descansado y relajado.
Las
personas que arrastran altas dosis de estrés y de cansancio tienen pocos
momentos de inspiración porque la ansiedad agota y el momento de inspiración es
una especie de instante mágico a través del cual una persona puede dar rienda
suelta a toda su creatividad gracias a ese chispazo de luz que se funde con una
idea brillante, original y genuina. Por eso, quienes mejor se inspiran son
precisamente aquellas personas que se sienten liberadas de esos lastres a los
que antes he aludido y que son consideradas “raras” o “especiales”, tales como
artistas, escritores, científicos “locos”, etc.
Sin
embargo, la inspiración es más que una fuerza mental y física, es emocional y
espiritual y hace que las personas logren cosas extraordinarias a un nivel
superlativo. La supresión de ataduras permite conectar desde la esfera
subconsciente con los grandes bancos de datos ubicados en las mallas
ionosféricas del planeta, ese neologismo conocido como registros akáshicos y
acceder a información determinante, ubicada en cualesquiera de los infinitos
canales, que suele derivar finalmente en lo tipificado como descubrimiento o
invento.
A
diferencia de la fuerza que proviene de la motivación, la inspiración añade un
condimento de magia que trasciende la fuerza física y mental. Quién está
inspirado goza de un talento maravilloso y sorprendente; de alguna manera se
encuentra en trance consigo mismo y genera, crea, brinda al mundo un aporte
soberbio directo desde su ser. Así, esta capacidad misteriosa y maravillosa,
surge desde el interior de cada uno, desde el corazón, como una expresión de la
propia esencia y constituye un atajo en donde nuestro ser se comunica con los
planos más sutiles de forma directa, esquivando las barreras de la densidad y
trascendiendo el plano físico y real; genera irrealidad y es el origen de la
creación manifestada a partir de estímulos emocionales que abren la puerta al
infinito y permite fluir más allá de la luz.
Pero
para que exista inspiración debe existir un sentimiento, ya sea éste positivo o
negativo, si bien la inspiración siempre es positiva y da origen al talento.
Una persona que se inspira con frecuencia es una persona talentosa
(independientemente que el sentimiento que la provoca sea positivo o negativo)
ya que, por ejemplo, el dolor emocional también inspira. Por ello, la
inspiración es sin duda una forma de expresión que, independientemente del
canal escogido, contiene un mensaje que aparece develado con una intensidad
majestuosa y supranatural. Su exteriorización afecta al entorno de diferentes maneras.
Por un lado genera admiración, placer, curiosidad y por otro lado motivación,
es decir “ganas de hacer”.
El
efecto provocado a partir de la inspiración es tan intenso que puede durar toda
una vida, incluso por momentos intermitentes, es la necesidad de ser, más que
de hacer, tiene que ver más con el camino, con el trayecto, con el medio que
con el fin o con los objetivos.
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