¿Cuántos post lees a diario? ¿Cuántos tuits? ¿Cuántos vídeos de Youtube ves?
Sí, ya sabemos que hoy más que nunca hay que estar informado, y hay que reciclar continuamente nuestros conocimientos para no quedarnos atascados laboralmente. Pero el tiempo que consumes diariamente en estar constantemente “al día”, es tiempo que pierdes en producir algo propio.
Lo ideal es encontrar un buen equilibro entre la información que consumimos y la que producimos, porque escribir ayuda a aprender, vamos a verlo en profundidad:
Nos
han impuesto la idea de que hay que leer, lo que sea, cuanto más mejor. Ninguna
madre castigaría a un hijo que se pasara las horas muertas rodeado de libros en
vez de videojuegos. No voy a ser yo el que diga que leer es malo, en absoluto,
pero me gustaría matizar este cliché. Leer es una manera de conseguir
información, ni más ni menos, y por lo tanto no deberíamos quedarnos con el
elogio a la simple acción de leer, sino plantearnos la calidad de lo leído, de
la información consumida. También puede que lo que leas sea
contenido de calidad, útil, interesante, divertido y bien redactado. Pero si solo
te quedas en la lectura, sin una reflexión posterior ni una interiorización de
los contenidos, es simple consumo intrascendente.
Seguro
que tienes un montón de suscripciones a fuentes de información en medios
digitales especializados, como que seguirás con regularidad. Ya sea
en programas como Feedly o Pocket, newsletters, o en listas de Twitter, la
cantidad de información no deja de fluir. ¿Es esto malo? Pues no y sí.
Evidentemente
estar al día de las novedades de su sector laboral es una buena forma de crecer
como profesional, el problema está en el momento en que la cantidad de
información es desbordante y dedicamos demasiado tiempo a consumirla.
Nuestro cerebro apenas es capaz de
retener tanta información, y lo que descubrimos hoy raramente lo recordaremos
en una semana.
Además de la saturación informativa y de la
superficialidad de lo aprendido, el consumo pasivo de información nos volverá
vagos intelectualmente, pues la falta de tiempo con la que leemos hace
que muchas veces no nos cuestionemos lo que se nos dice y nos acabemos formando
una opinión basada en torno a lo que leemos, y como siempre leemos de las
mismas fuentes, nuestra visión estará bastante limitada.
Frente a este consumo pasivo basado en desbordantes suscripciones podemos
optar por la búsqueda activa. Es decir, hacernos preguntas y buscar las
respuestas. De esta forma nuestro cerebro estará más
interesado en retener lo que encontremos y además encontraremos opiniones de
diferentes medios por lo que no solo tendremos un punto de vista. Además es
importante cuestionar todo lo que leemos, ser como el niño preguntón de la
clase y dudar constantemente de todo. La duda, la curiosidad y la
búsqueda activa fomentarán nuestra creatividad y nuestro pensamiento lateral. Por último, para terminar de construirnos una opinión y fijar
lo aprendido sería muy interesante que escribieras.
El
objetivo de este post no es fomentar la no lectura, sino fomentar la lectura
crítica y activa. El consumo constante de información a veces puede ser
contraproducente para nuestro objetivo de aprendizaje o información, la sobre
estimulación produce ruido. Te invito a ser más selectivo con
lo que lees, a que te lo cuestiones todo, y a que construyas, si aún no lo
tienes, el hábito de escribir regularmente para ayudarte a pensar, entender y
aprender. Y quién dice escribir, dice dibujar, construir,
etc…parafraseando uno de los lemas de la Bauhaus:
"La mejor
forma de aprender es aprender haciendo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario