miércoles, 27 de junio de 2018

Conciencia Sentidos Y Realidad


No podemos experimentar directamente la verdadera textura de la realidad a partir de la percepción de los sentidos, porque todo lo que miramos se materializa según nuestra experiencia y nuestro estado de conciencia. Además, el rango de percepción de los órganos sensoriales, particularmente la vista y el oído, es muy limitado, permitiéndonos funcionar apenas en un estrecho plano de la realidad. 

Por la misma razón, nunca podremos experimentar nuestra verdadera naturaleza a partir de los sentidos ni de la mente ordinaria (que depende de la información sensorial y de otros condicionamientos).
 

Para penetrar en nuestra esencia universal hay que trascender
 la barrera de la percepción ordinaria. Para esto la dirección no es hacia fuera sino hacia nuestro interior, ¿por qué?, porque ya poseemos fundamentalmente esta naturaleza.
Cada parte contiene la información del todo. Este principio de
 no localidad ha sido comprobado experimentalmente en numerosas ocasiones.

La
 mirada interior nos ilumina y nos permite acceder a información contenida en lo profundo de nuestro ser (y eso es muchísimo, incluso más de lo que podríamos procesar). Este tipo de visión envía fotones que intercambian energía e información a donde se dirijan. De hecho las células comunican entre ellas mediante fotones.

Cada
 átomo que compone nuestro cuerpo contiene la información de la totalidad y se encuentra entrelazado con el resto, y nosotros como partículas vivas del universo, contenemos toda la información en nosotros mismos y estamos entrelazados con el universo entero. 

La
 conciencia tiene infinitos niveles de manifestación, múltiples dimensiones coexistiendo en un mismo espacio-tiempo, pero en el nivel fundamental, más allá incluso de la escala de Planck, todo es unidad indiferenciada, no hay ni uno ni todo, todo es uno. Una misma conciencia que se manifiesta en innumerables partículas de experiencia. 

Esto significa que correr en todas las direcciones buscando la verdad de nuestra vida, no solo es cansador e inútil, sino que incluso es peligroso ya que este movimiento disociador genera errores y sufrimiento.
 



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