A todos nos resulta agradable disfrutar de momentos de
soledad, de silencio y de serenidad, así como a todos nos agrada tener compañía
en momentos especiales, sin embargo, para muchas personas no es posible estar solos, aunque para ello deban adaptarse a
situaciones que no son las más deseadas.
Muchas personas huyen de la soledad, la idea de no sentir el
calor y la seguridad de la compañía, las atemoriza, las confunde, y en muchos
casos prefieren tener cualquier compañía a su lado, que verse
completamente solos, por un tema de seguridad, por un tema de costumbre o por
cualquier otra razón de índole psicológica, esto es una realidad latente.
Ocurre que la soledad nos muestra facetas propias que
en compañía jamás se nos muestran, estando solos surgen emociones,
pensamientos, angustias y dudas, pero también grandes ideas y sentimientos que
reconfortan, el caso es que todo reposa en nuestro interior,
de una manera inconsciente, no percibimos lo que en realidad ocurre, qué nos
aleja de la soledad, el motivo por el cual no deseamos estar solos.
La soledad puede llegar a ser una gran maestra, capaz de
hacerte ver tus cualidades más sutiles y tus defectos más terribles…quizás a
eso se deba la tendencia de muchos a estar solos y la necesidad de muchos otros
de jamás llegar a estarlo.
Pero en la vida todo se conecta, todo se vincula, y estar
solos o acompañados, pueden resultar caras de una misma moneda, que además
tiene que ver directamente con algo que se activa en nuestro interior ante
estas situaciones, pues evidentemente el hecho de preferir estar atado a
alguien más, aunque no signifique nuestra felicidad, por el simple hecho de no
estar solos, también muestra una faceta de nosotros mismos, trata entonces
de un juego amargo entre lo que somos y lo que no queremos descubrir y aceptar.
Puede no haber un motivo específico o claro, si huyes
de aquello que la soledad quiere y puede enseñarte de ti mismo, quizás sea el
mejor momento para disponerte a recibir ese aprendizaje,
para observar, para sentir y aceptar lo que está sucediendo, incluso puedes
llegar a darte cuenta de que no ocurre nada, tan simple como eso.
Vive la soledad, no tiene que ser eterna, esto es una mera
elección, pero de seguro será la mejor antesala para una mejor compañía.
En lugar de conformarte con cualquier cosa, que te proteja y
resguarde de ti mismo, camina de frente y atrévete a ver siempre más allá…
No hay comentarios:
Publicar un comentario