Como
seres humanos todos somos iguales, como personas todos somos diferentes. La educación
conjuga y armoniza estas dos dimensiones. Su base es el ser humano, su
finalidad cada persona.
La
educación está inserta en el ser humano pues no es otra cosa que el sacar y
desplegar lo que es y tiene dentro de sí como ser humano. Por eso a la educación
se la cataloga como derecho humano fundamental, es decir un derecho propio,
hecho unidad con el ser humano.
La
educación tiene que ver con todo el ser humano, en cuanto humano, con la
materia (energía cósmica) y con el espíritu más allá de la materia, en la
materia.
Por
eso, la educación es un proceso de todo ser humano, en el que coincidimos
todos, porque en un sentido propio todos lo cargamos como algo común a todos.
Así
aprendemos a leer y escribir, a pensar con lógica ejercitando las matemáticas,
el lenguaje hace factible la comunicación para entendernos. Desde estos
cimientos se empieza a construir nuestra vida escolar y educativa la que en su
desarrollo compartido, va encontrándose con la física, biología, historia,
sociología, filosofía; las TICS; es decir, con todo lo que denominamos
currículo o programa de estudios. He ahí el común denominador de nuestro
crecimiento por la ruta de la educación. El quehacer educativo se organiza como
un sustento común para todos desde el ser humano para el ser humano.
El ser
humano, como ser compartido ontológicamente por todos, se encarna en cada
persona con su identidad propia, se hace persona, se personaliza y en esta
particularidad de cada persona es dónde y cómo se desarrolla el proceso
educativo, es en esta dimensión de persona donde radica y se despliega el
proceso educativo, la construcción de la persona, la autoafirmación como
personas y el crecimiento de cada personalidad.
De ahí
que el proceso educativo como tal se origina en cada persona, (en su potencial
y calidad de dicho potencial), termina en cada persona (en su construcción,
autoafirmación y desarrollo) y como tal se trasciende a sí misma por su esencia
y realidad intrínsecamente social y comunicativa creando la comunidad de
aprendizaje en la interacción social.
De ahí
que en pedagogía prive la dimensión de persona, con su identidad propia, con su
capacidad propia, con su ritmo propio recorriendo el espacio de los
conocimientos, actitudes, destrezas, habilidades, hábitos y valores, activando
la estructura psicoafectiva de la persona en sus diferentes manifestaciones, de
motivación, comunicación, creatividad, autoestima, etc. y proyectándose al
ámbito psicosocial en comunicación e interacción con las otras personas
conformando la vida ciudadana.
En el
ser humano radican sus derechos que son iguales para todos como lo son las
responsabilidades correspondientes, pero tanto los derechos como las
responsabilidades tienen un carácter eminentemente personal.
Los
aprendizajes, competencias y valores son producto de un proceso y esfuerzo
personales pero adquieren sentido verdadero en la colectividad humana
organizada que llamamos ciudadanía.
La
educación en el contexto humano y social actual pretende alcanzar dos grandes
objetivos, la formación para el trabajo y la construcción de la ciudadanía, en
otras palabras, la educación para la vida real. El trabajo como realización
personal y finalidad social y la ciudadanía como espacio activo compartido de
una ciudadanía proactiva
.
En el
fondo el gran reto de la educación es armonizar el ser humano que somos todos
con la persona que somos cada uno, porque la posibilidad real de la educación
está en la naturaleza humana, pero su realización está en cada persona.
Todo el
aparato educativo está visualizado y organizado desde una perspectiva general
donde entramos y cabemos todos, pero el proceso enseñanza- aprendizaje se
realiza en una perspectiva personal, individual.
El reto
educativo parece ubicarse en la interacción de personas de forma que el ser
humano encuentre su salida pedagógica en cada persona pero formando un universo
de personas con identidad propia y con sociabilidad intrínseca necesaria para
hacer de cada identidad un elemento de universalidad.
Este es, según mi opinión
el trasfondo de las diversas teorías y enfoques de las grandes corrientes
filosóficas, sociológicas y pedagógicas de la historia humana en las que se han
alimentado los procesos formales, no formales e informales del proceso
educativo universal.
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