domingo, 10 de junio de 2018

La Actitud Coherente


Podemos suponer que actuando en base a nuestras propias convicciones basta para ser coherentes, pero existe el riesgo de adoptar una actitud traducida en un “soy como soy y así pienso”. Efectivamente, la coherencia exige esa firmeza y postura, pero se necesita un criterio bien formado para no caer en la obstinación.

Todo indica que en algunos momentos exigimos coherencia en los demás: recibir un justo salario, colaboración por parte de los compañeros de trabajo, que nos procuren atenciones en casa, la lealtad y ayuda de los amigos. Pero esto debe llevarnos a reflexionar si trabajamos con intensidad y en equipo, si correspondemos con creces a los cuidados que recibimos en casa, si somos leales y verdaderos amigos de nuestros amigos. 

Siempre debemos estar conscientes que la coherencia hasta cierto punto es flexible. Por una parte es aprender a callar y ceder en las cosas sin importancia; pero en circunstancias en las que el prestigio y la seguridad de las personas, la unidad familiar o la estabilidad social están en juego, se tiene la obligación de enfrentar la situación para evitar un daño a los derechos de los demás. Este es el motivo por el cual, el ejercicio de la prudencia es determinante, para saber actuar acertadamente en cualquier circunstancia.

¿Qué se necesita para ser coherentes, voluntad o conocimiento de los valores? En estricto sentido, ambos. Voluntad para superar nuestro temor a ser “diferentes” con el implícito deseo de ser mejores y ayudar a los demás a formar los valores en su vida. Con el conocimiento, hacemos más firmes nuestros principios, descubriendo su verdadero sentido y finalidad, lo que necesariamente nos lleva a ejercitarnos en los valores y vivirlos de manera natural.

Para la práctica y vivencia de este valor puedes considerar:

- Examina si tus actitudes y palabras no cambian radicalmente según el lugar y las personas con quien estés. Que en todo lugar se tenga la misma imagen y opinión de ti.

- Piensa en la coherencia que exiges de los demás y si tu actúas y correspondes, al menos, en la misma proporción

- Se prudente para elegir amistades, lugares y eventos. Así no tendrás que esconderte, mentir y comportarte en forma contraria a tus principios.

- Evita hacer trampa o cumplir con tus obligaciones a medias. Aunque sea lo más fácil y nadie se percate de ello por el momento.

- Procura no ser necio. Considera que algunas veces puedes estar equivocado, escucha, reflexiona, infórmate y corrige si es necesario.

- Evita discusiones y enfrentamientos por cosas sin importancia. Si hay algo que defender o aclarar, no pierdas la cordura. Serenidad, cortesía y comprensión

La experiencia demuestra que vivimos con mayor tranquilidad y nuestras decisiones son más firmes, al comportarnos de manera única; que a la larga, todos aquellos que alguna vez se burlaron de nuestros principios, terminan por reconocer y apreciar la integridad de nuestra persona. Por este motivo, la unidad de vida aumenta nuestro prestigio personal, profesional y moral, lo cual garantiza incondicionalmente la estima, el respeto y la confianza de los demás. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario