En
la vida todos trazamos un camino, en ese camino nos topamos con múltiples
personas, diferentes y muy diversas circunstancias, pero en cada paso quedamos
también caminamos por la vida de otras personas, en paralelo, vamos dejando
huellas emocionales que pueden traducirse en un álbum de recuerdos lindos o en
un historia de momentos grises para aquellos con quienes caminamos por la vida.
¿Qué bueno dejamos en lo demás? Es cuestionarnos como es nuestro
andar, ¿Cómo son nuestros pasos? Incluso preguntarnos ¿Si dejamos huellas que otros puedan seguir?
Nuestros pasos generan que seamos vistos con admiración y orgullo, al
punto de que otros puedan seguirnos, marcar incluso, una ruta de aprendizaje
para los demás
A
veces nos topamos con grandes autopistas, llenas de huellas que indican los
pasos de alguien que vive en conflicto con su historia, gracias a que sus
actitudes lo acercan cada vez más a la frustración, porque lleva puestos los
zapatos de la indisciplina, de la falta de compromiso personal.
Cuando
tú te detienes, miras hacia atrás, estás seguro que todas tus huellas reflejan
todo tu ser, lo que eres, ¿Qué te hace falta para caminar por la vida
diferente? ¿Qué te hace falta para darle un giro a tu ritmo y estilo de vivir?
No
hay camino difícil en la vida, lo que hay son viajes sin planificación. Hay
personas que caminan por la vida con la lógica del “vamos a ver”, sin
plan, sin estrategia, sin convicción, sin certeza, sin estar abiertos a la
sabiduría emocional de cada error que nos pone de frente a nuestra capacidad de
madurar y de modificar nuestra existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario