sábado, 16 de febrero de 2019

Las Ilusiones


La energía es el motor de cualquier vida y no hay mayor causa motora que la ilusión para provocar un efecto en nuestras acciones. Ella nos guía desde que somos pequeños y comenzamos a tener uso de conciencia por las pequeñas cosas, impulsándonos a llegar más allá de los límites que nos creemos tener.

Por eso no podemos vivir sin ilusiones que se renueven constantemente y nos conduzcan a nuestros sueños. Si quieres ser actriz, adoptar un niño, montar una empresa, no importa, inténtalo. ¿Quién te dice que no puedes? La ilusión que pongas en ello te llevará más cerca de la recompensa y puede que incluso te demuestre que eres capaz de conseguirla.

 “Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo.
Ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer

Algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve por ello y punto”
-Película: En busca de la felicidad–

Huele cada ilusión como si nunca lo hubieras hecho, saboréala como si fuera la primera vez que hubieras probado algo igual, disfrútala como si fuera únicamente tuya y siéntete llena: no dejes nunca que se apague, pues va a ser la luz más grande que vas a tener siempre.

La doble cara de la ilusión
Tener ilusiones es completamente irracional, de ahí su adrenalina y peligro al mismo tiempo. Sobre todo porque, si las expectativas no se cumplen, probablemente sentiremos que hemos fracasado. Justamente esto es lo que nos ha llevado siempre a pensar que hay personas muy “ilusas” que pasan la mayor parte del tiempo sin tocar el suelo, de manera que cuando caen, la caída siempre es más dolorosa.

Tarde o temprano todos pasamos alguna vez por ese momento de fantasía personal en el que la ilusión se apodera de nuestra mente y no nos deja pensar con claridad: nos movemos con el corazón, de manera que el riesgo de acertar o fallar se equilibra. Ese es el problema de su otra cara, que la razón pierde control sobre nuestras acciones.

Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones
Más allá de ese matiz negativo, no podemos levantarnos por la mañana si no tenemos una ilusión por la que enfrentar el día: el cuerpo necesita de esa positividad y de esa fuerza anímica para mantenerse en pie y conseguir las metas que le hemos marcado.

“Hay algo que da esplendor a cuanto existe,
y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”
-G. K. Chesterton-

No es cierto aquello de que “de ilusiones vive el tonto”, lo que es verdad es que sin ilusiones no se vive. Nos damos cuenta de esto cuando estamos en un mal momento y nos decimos: “necesito recuperar la ilusión”. Un trabajo nunca estará del todo bien hecho si no tiene las ganas suficientes, 
una relación no funcionará sin esperanza, no alcanzaremos un reto si no existe.

Esa es realmente la razón por la que no podemos negarnos a ellas. El futuro lleno de ilusiones es probable que llegue a ser totalmente incierto, pero son ellas la energía que nos conduce hacía él. 

Sin ilusión el futuro es un presente indefinido y un camino cansado, una órbita de adversidades que no querríamos enfrentar.


Los planes y los sueños se van cerrando poquito a poco. Prácticamente nadie ha conseguido eso que tanto anhelaba de un solo paso, si no que ha caminado despacio y ha ido recogiendo los frutos de pequeñas metas. Eso nos ayudará a ir ganando en autoestima y superación personal.

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