martes, 5 de febrero de 2019

Preservar La Dignidad

La dignidad es una cualidad humana, nos mueve y nos hace sentir que pisamos sobre suelo firme. Es un sentimiento de valor hacia uno mismo, algo personal e intransferible. En cambio, cuando alguien nos humilla, notamos que nos rebaja y lo que es peor, que nos denigra como persona. En ese momento perdemos de vista cuál es nuestro verdadero yo.

Cuando atacan a nuestra dignidad podemos sentir que perdemos ese valor personal, nuestra autoestima disminuye y aumentan nuestras inseguridades. 

El primer paso es saber qué es la dignidad, una vez detectada podemos ver si están atentando contra ella. Podemos definir la dignidad como una característica personal que atribuye un valor a nuestra existencia.

La dignidad tiene que ver con el reconocimiento social, la autoestima, el respeto y la imagen propia. Tener dignidad significa saber con seguridad cuál es nuestro valor en el mundo y no tener miedo a perderlo.

Existen personas que, por envidia, rabia o por un complejo de inferioridad, tienden a pisar la dignidad de los demás, haciéndonos sentir mal con nosotros mismos. A continuación, te ofrecemos unas preguntas para saber si alguien está intentando pisar tu dignidad.
¿Te hace sentir mal?
¿Sientes que le quita valor a todo lo que haces?
¿Cuando hablas con esa persona, crees que todo el rato intenta ofenderte?
¿Le quita importancia a tus sentimientos?
¿Sientes que te haces pequeño o pequeña cuando hablas con esa persona?

Si hemos respondido con un "sí" a más de una de estas preguntas, deberíamos ir con cuidado, probablemente estemos en riesgo de que pisen nuestra dignidad.

Nuestra autoestima es un pilar fundamental que forma parte de la dignidad, no debemos dejar que ninguna situación afecte a nuestra autoestima. Es de vital importancia saber mantener la dignidad a pesar de que nos la intenten pisar. Es decir, debemos evitar que el modo de tratarnos y de valorarnos de la otra persona determine el modo en que nos tratemos a nosotros mismos.

Fomentar una buena autoestima también favorece nuestro sistema de creencias y desarrolla nuestra resiliencia. Gracias a todo esto, podemos resolver mejor los conflictos con los demás y sabremos qué hacer cuando pisan nuestra dignidad.

Tenemos que querernos más allá de los factores del entorno. Los cuidados hacia uno mismo son muy básicos y ayudan a darnos ese valor que tanto necesitamos. Por otra parte, si alguien no ve nuestra dignidad, se la podemos mostrar nosotros mismos a través de nuestro comportamiento. 

Mostrar ética y valores en nuestros actos nos puede ayudar a mantener la dignidad y evitar que alguien nos la pise. Es importante mostrar coherencia y tener un buen criterio de lo correcto y lo incorrecto en las relaciones sociales. De este modo, podemos mostrar a los demás lo que estamos dispuestos a tolerar y lo que no.

En ocasiones, el miedo a la soledad hace que muchas personas mantengan vínculos poco sanos. Aprender a salir de una relación tóxica puede evitarnos muchos disgustos en un futuro. Con el tiempo, nos daremos cuenta de que aquella persona solo nos hacía daño.

Dejar atrás a aquellas personas y entornos que impedían valorarnos implica un punto de soledad. Empezar de nuevo no es malo, puede que estemos solos un tiempo y no debemos temer llegar a esa situación. Con el tiempo, llegarán más y mejores compañías a nuestro camino.

Hay que tener en cuenta que mantener relaciones tóxicas por miedo a la soledad pone en riesgo nuestra dignidad. La dependencia emocional hacia otras personas nunca es buena. 

También es posible perder la dignidad por amor, porque no queremos perder a aquella persona que valoramos tanto en nuestra vida. Pero tenemos que aprender a discernir entre nuestro valor propio y el valor que otorgamos a los demás. Ponerse a uno mismo como prioridad no tiene por qué ser algo malo, valemos más de lo que muchas personas nos quieren hacer pensar.

Una vez hayamos decidido apartar a todos aquellos que pisen nuestra dignidad, es momento de crecer y empezar a conocer nuestra valía real. Conocernos realmente y fomentar nuestra autoestima puede llevarnos tiempo. Durante ese proceso es primordial mantener lejos a aquellas personas de las que ya nos habíamos alejado. Marcar una distancia prudencial es un ejercicio de amor propio y que, a su vez, alimenta la seguridad en nosotros mismos y en nuestras decisiones.

Cabe señalar y comentar que existen casos donde no solo se vulnera la dignidad, sino que también se ataca a la propia integridad física y mental. Consideramos estos casos como malos tratos y son totalmente injustificables. En el caso de sufrir malos tratos, debemos tomar las medidas necesarias para que estos cesen, ya sean decisiones personales o legales.

Si han llegado a humillarnos tantas veces que consideremos tener un grave problema de autoestima, es el momento de plantearnos en ir a terapia psicológica para poder recuperar la dignidad y llevar la vida que merecemos: una vida libre de ataques y llena de estabilidad mental. Nadie merece recibir malos tratos.


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