Un comentario mordaz, un insulto, una ironía o un simple
desaire son a veces motivos suficientes para que perdamos el control.
Y es entonces cuando la ira pasa a tomar las riendas de la situación. De
repente, un calor nos invade y reaccionamos sin pensar. Controlar impulsos como
estos es complejo.
Cuando sucede, ¿dejamos de ser nosotros o realmente sacamos
nuestra verdadera identidad?
Esta duda es normal que la tengamos, pues es en esas
circunstancias cuando actuamos por impulso, por ese sentimiento que nos nace de
dentro y nos empuja a actuar casi sin pensar. Por eso controlar impulsos es tan
difícil, porque son como un acto reflejo.
“La ira nace del temor y este es un sentimiento de
debilidad o inferioridad. Si usted posee coraje o determinación, tendrá menos
temor y en consecuencia se sentirá menos frustrado y enojado”
-Dalai Lama-
Algunas personas se dejan llevar por sus impulsos de manera más
fácil que otras. Esto
es así porque, como todos sabemos, hay personas irascibles y personas más
tranquilas. Pero, ¿es bueno dejarse llevar por la ira?
De algún modo, sacamos lo que llevamos dentro y liberamos
nuestro odio o rabia contenida. Pero, por otro lado, provocamos
una situación conflictiva y generamos
más odio. Por tanto, ¿qué debemos hacer? ¿Contenernos?
Muchas personas se abstienen de decir algo cuando se sienten
ofendidas y liberan su rencor dándole un golpe a una pared o rompiendo algo que
tengan a mano. Pero quizá la solución esté más allá: ¿y si evitamos esa
expresión tan intensa del sentimiento de ira?
Si somos capaces de no sentirnos ofendidos cuando una
persona nos provoca, seremos capaces de controlar nuestra ira. El conocido
refrán: “a palabras necias, oídos sordos” es el mejor resumen de esta
actitud.
Por ello, debemos darnos cuenta de que cuando alguien
intenta ofendernos o provocarnos únicamente se está insultando a sí mismo; se
está llamando insolente, irrespetuoso, inmaduro, etc. Si somos capaces de
entender esto seremos capaces de dominar nuestra ira.
“No siempre podemos elegir la música que la vida nos
pone, pero podemos elegir cómo la bailamos”
-Anónimo-
Aunque nos resulte difícil, está en
nuestras manos elegir cómo reaccionar. A pesar de que pensemos
que son los demás quienes nos enfadan, quienes no alteran, en realidad esto no
es así. Nosotros podemos elegir cómo responder. Controlar impulsos como la ira
no es un imposible.
No es más valiente el que más grita ni es más cobarde el que
menos dice. La vida nos enseña que, a menudo, la valentía más primitiva es
la mayor de las cobardías. Aprender a gestionar nuestras emociones, comprender
que nos podemos permitir respirar antes de responder ante un insulto o comentario que nos dicen y que nos afecta nos
ayudará a controlar impulsos de una manera adecuada.
Todo esto nos va a ayudar, sobre todo con la emoción de la
ira. Una emoción que puede resultar muy dañina por su carácter negativo y que
puede derivar en rencor y odio, o en algo aún peor. Si podemos con la ira nos
sentiremos mucho mejor porque tendremos el control de la situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario