Hay algo que seguro que ya sabes. A tu alrededor hay un
montón de imbéciles esperando que fracases para sentirse mejor. Sus vidas no
son lo suficientemente buenas como para sentirse bien así que su única opción
es la de bajar el listón del resto para conseguir que sean peor que ellos. Y
ahí, tu y yo, podemos acabar perjudicados.
Cuando todo tipo de gente de nuestro entorno está esperando
para que fracasemos, para señalarnos y para responder con una de las peores
frases que existen («ya te lo dije») las inseguridades aparecen y todo se
complica. Esto provoca que mucha gente opte por el camino fácil, el de no
sobresalir, y de no hacer nada que pueda provocar que se les señale.
Nunca me ha gustado que mi vida, la que solo voy a vivir una
vez, sea decidida por otra persona. Siempre he querido decidir qué cosas sí
hacer y qué cosas no hacer por mucho que me dijeran que me equivocaba y que
estaba echando mi vida a perder. Esto ha provocado que en estos años de rebeldía contra los imbéciles pueda
detectar desde el principio cuando un imbécil me quiere aconsejar.
1- Un imbécil siempre apela a la suerte. Según él,
nadie podrá triunfar si no es por suerte, si no fuera así él hubiera triunfado
y ya que es mejor que tú, y él no ha tenido suerte, tú tampoco la tendrás. Y
aunque pudieras tener suerte no puedes dejar tu futuro en manos del azar.
2- Un imbécil cree que la mayoría tiene razón. Si
todo el mundo hace algo, tú no eres quien para cuestionarlo. El razonamiento en
este caso es mucho más básico. La mayoría de la gente no puede estar equivocada
así que si eres joven debes hacer caso a la historia, a la tradición y a la
gente con más experiencia que tú.
3- Un imbécil te dice que seas como él. Una
persona que no ha conseguido nada relevante en la vida quiere que seas como él.
El error de que su vida no sea fabulosa es del entorno, la suerte y el universo
o peor aún, cree que su vida es fabulosa cuando no lo es.
Sin embargo hay un error de base en los tres planteamientos
y no debes caer en ellos.
1- La suerte no existe. Sí, es cierto que puedes
caminar por la calle y encontrar un billete de lotería premiado. Sí, es cierto
que puedes ir a un casino en vacaciones y apostar cien euros a la ruleta y
ganar. Sí, es cierto que puedes pisar el único charco de toda la calle el día
que vas mejor vestido. Todo eso es cierto pero sin embargo, cuando el esfuerzo,
el trabajo, la dedicación y la pasión intervienen la suerte no existe.
2- Las mayorías se equivocan (y se manipulan). En
el siglo XV la mayoría creía que la Tierra era el centro del Universo y que
todos los planetas e incluso el Sol orbitaban a su alrededor. Tuvo que llegar
Galileo para desmentir aquello y esto le provocó su acusación de herejía.
3- Los imbéciles son imbéciles. Querer seguir los
pasos de alguien que cree en la suerte y en lo que hace la mayoría de la gente
te hace ser imbécil. Puede que ese imbécil sea tu amigo, tu padre o tu hermana.
No les culpes por sus malos consejos, simplemente, ignóralos.
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