lunes, 11 de febrero de 2019

La Necesidad De Competir


Cuando uno empieza a correr lo hace por diferentes motivos. Lo común es empezar a correr para cuidarse, como hábito saludable, para perder esos kilos de más... Mucha gente corre para estirar las piernas y liberarse del estrés acumulado en el trabajo, en clase o con los niños. Otros corren para divertirse y hacer algo de deporte. Pero sea cual sea el motivo, un día nos fijamos en el cartel de una carrera popular y nos preguntamos ¿y por qué no?

Ya llevas una temporada corriendo, te has hecho a la rutina de salir y hacer tus rodajes. Más de una vez has mirado tu reloj para ver en cuanto tiempo realizas la misma distancia de siempre.  Has experimentado el momento en el que alguien, aparentemente en peor forma física que tú, ha pasado por tu lado y te ha adelantado, sintiendo el arrebato intenso de apretar el ritmo y alcanzarle. Eres consciente de que vas mejorado tu rendimiento y vas por el buen camino. Entonces es cuando empieza a picarte el gusanito. 

Así que llega un buen día en el que esa carrera popular que no entraba en tus planes te hace comer mejor, llevar una dieta saludable, hacer buenos estiramientos, mantenerte hidratado y dormir bien. La idea de poner aprueba tu distancia actual hace que tu cabeza establezca un claro objetivo y se proponga superarlo.

Esa necesidad de competir se impone para poner a prueba nuestros propios límites, elevar los estándares de lo fijado, batir a un rival, clasificarnos para una competición superior... básicamente participar en la carrera nos proporciona un surtido interminable de probarnos a nosotros mismos física, mental y emocionalmente. 

Y esa sensación, irremediablemente, nos hace comprobar que somos capaces de llegar a la meta y sentir que hemos sido capaces. 


Si estas empezando a correr y aún no te ha pasado, tranquilo, pronto te unirás al club de los competidores.

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