Usted
joven, que huye de la vida, que tiene miedo de luchar, sepa que es su sensación
de inferioridad no compensada, que lo hace renunciar, que lo impulsa a la fuga.
¿Por qué es tan injusto consigo mismo? La formación equivocada de su pasado
anímico; lo induce a utilizar la comparación como arma de defensa, de
justificación, aferrándose a ella para permanecer alejado de la sociedad, para
negarse a la lucha; mientras tanto, inconcientemente, va fabricando su
enfermedad nerviosa, que no es más que un pretexto para encastillarse en su
torre de marfil, con el único fin de acariciar su egoísmo.
Egoísmo,
pesimismo, vanidad, comparación, miedo, sensación de inferioridad, todo está
saturado de su esencia generadora: la carencia de sentimiento de
comunidad. ¡Eso lo hace huir de los otros seres y de la lucha franca,
viril!. Usted no estudia porque teme el fracaso, porque es haragán y su subconsciente,
que quiere conservar la línea de su alma, le brinda todos estos pretextos y
hasta síntomas de su aparente enfermedad, para justificar su huida. Usted
carece de sentimiento de comunidad, ley fundamental de la existencia que debe
considerarse como una aspiración o tendencia suprema, al equilibrio de las
mentes humanas; como un simple ideal de comprensión y comunidad consecutiva, de
la humanidad entera; como “lógica inmanente de la colectividad humana” como
bien dice el autor de esta doctrina, Alfredo Adler.
La mira
hacia la superación debe involucrar la mira hacia una humanidad ideal, pues
todo lo que encontramos de valor en la vida, todo lo que al venir al mundo
hallemos bueno y noble, legado por nuestros antecesores, todo aquello que
perdura y quedará definitivamente, es producto del sentimiento de comunidad..
Por
último la peor de todas las resoluciones es no resolverse. No
resolverse implica ya un camino tomado. La irresolución es generalmente miedo
de empezar; miedo que a menudo hace imposible la elección, no atinando a
aceptar o a rechazar, sino a buscar el momento de actuar, persiguiendo
imposibles.
Bajo el
manto de todas las condiciones negativas que lo cubren, existe un espíritu que
sólo necesita un estímulo para iniciar la marcha y un lazarillo que lo conduzca
a lo largo del camino.
“¿Quieren
tener noción de la barbarie pura? Es el estado del hombre sin ideal”.
(Juan
Manuel Estrada)
“Escucha mis consejos, dice Cagliostro, aprovecha
tu juventud, aprende pronto a ser juicioso; en la gran balanza de la suerte, la
aguja difícilmente queda estable; es necesario reinar y agrandarse o servir y
decaer; sufrir o triunfar; ser yunque o ser martillo; “ser o no ser” como dijo
el genio inmortal de Shakespeare”.
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