Una de las mayores plagas que afectan a la era neoliberal es
el consumismo.
Teóricamente, este pensamiento afirma que si un país consume
bienes y servicios en grandes cantidades, mejorará su desempeño económico.
Dejando a un lado las especulaciones macroeconómicas, a nivel
individual, la gente a menudo no encuentra alternativa a la compra, ya que
reparar sus bienes podría ser más costoso que comprar un artículo de reemplazo.
La mayoría de las veces, reparar un artículo no es ni siquiera una opción.
¿Es sostenible el consumismo? Por supuesto, no lo es. El
consumismo está deteriorando la calidad de vida de nuestra sociedad de varias
maneras: fomenta la desigualdad social, conduce a la obesidad y aumenta el
nivel de contaminación y agotamiento de los recursos. Consumir tanto como
podamos, en lugar de cuánto necesitamos es por lo tanto peligroso, incluso para
aquellos que no siguen esta tendencia.
Por ejemplo, los
individuos adinerados que consumen bienes que no necesitan, están consintiendo
(sabiéndolo o no) a la explotación de los trabajadores del Sur del mundo que
experimentan la ultra-flexibilización. Al mismo tiempo, es el medio ambiente el
que también sufre la deuda causada por el consumismo de las tarjetas de
crédito.
El aumento de la demanda de bienes conduce directamente a más
emisiones contaminantes, a un aumento del uso de la tierra y, por tanto, a la
deforestación y al cambio climático acelerado.
¿Existe una alternativa para luchar contra este desastre
capitalista? La reparación de bienes puede ser una opción. Sin embargo, incluso
este derecho ha sido negado a las personas, ya que muchos productos están
específicamente diseñados para evitar que el usuario de reparación a sus
artículos.
Por ejemplo, las baterías del teléfono no pueden ser quitadas, el
programa de un vehículo puede ser reparado solamente por el distribuidor y los
teclados de Apple se pueden hacer inusables por una mota de polvo.
La reparación es un derecho y las empresas están negándolo
actualmente a la gente. Esta es la razón por la que se necesita urgentemente
acción social. Iniciativas como el Café de Reparación,
demuestran realmente que
hay un interés entre el público para saber más sobre el arte noble de la
reparación.
Afortunadamente, hay un
movimiento creciente alrededor del planeta para el derecho a reparar. El
movimiento el derecho a reparar ha patrocinado legislación en 18 Estados de los
Estados Unidos de América. Esto es muy importante ya que legislación al derecho
a la reparación contribuirá a un aumento de la vida de los productos, costos de
reparación más baratos y productos y menos residuos y contaminación.
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