sábado, 16 de febrero de 2019

El Origen De Nuestras Opiniones

Nuestras opiniones son el resultado de nuestras experiencias y de la información que recibimos, pero ¿y si todos estamos equivocados?

Aquí es donde entra el sesgo de confirmación, que corrobora que nuestras opiniones, al contrario de lo que pensamos, no son lógicas y objetivas. Prestamos atención de forma selectiva a la información que defiende nuestras ideas, a la vez que rechazamos inconscientemente aquella información que no está de acuerdo con estas.

En 1960, el psicólogo Pete Cathcart Wason demostró a través de una serie de experimentos que las personas tienden a buscar información que confirme sus creencias. Esta tendencia hace que no seamos objetivos en algunas situaciones y puede influir en nuestras decisiones.

Buscamos de manera selectiva aquella explicación que confirme nuestras teorías, por lo que analizamos mucho más positivamente los hechos que confirman nuestras opiniones previas. Este sesgo cognitivo afecta a la manera en la que seleccionamos la información, por ejemplo, que periódico leemos, que cadena de noticias vemos, con quien nos relacionamos, e influye también en la forma en la que interpretamos esta información.

Este sesgo conlleva distintos peligros como falta de criterio, cuando tendemos a ver y escuchar únicamente lo que nos interesa, es decir, lo que confirma que tenemos razón. Esto sucede muchas veces cuando los datos que contradicen nuestras ideas los damos por falsos o erróneos o los minimizamos para no cambiar nuestra forma de pensar.

A la hora de comprobar nuestras ideas, buscamos información de forma sesgada, en medios que son afines a nuestras creencias intentando encontrar la información que confirme lo que pensamos.
Esto nos lleva al prejuicio, con el que desvalorizaremos a las sociedades, comunidades o personas que son diferentes a nosotros y, por otro lado, juzgaremos como más inteligentes y honestas a las personas que comparten valores y creencias con nosotros.

Nuestros recuerdos también se ven afectados por este sesgo, tendemos a recordar los datos del pasado que más nos convienen, los que reafirman nuestras historias y nos benefician ya que es muy difícil luchar contra esta tendencia natural.


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