Una Mente Libre representa el objetivo último de toda persona, conseguir el bienestar y el equilibrio tanto físico como emocional.
Todos arrastramos ideas, prejuicios y patrones negativos de
pensamiento, instaurados, por lo general, en nuestra más tierna infancia.
Sin percatarnos de ello, con frecuencia, seguimos
perpetuando actitudes de nuestros padres o nuestros abuelos que asumimos como
naturales en el pasado y que, sin embargo, aún siguen actuando en nuestro
presente lastrándolo.
Si buscamos un símil para explicar este fenómeno, podríamos
decir que de pequeños nos instalaron en nuestro inconsciente y en nuestro
consciente unas lentes de diferentes colores y espesores que funcionan
condicionando nuestra forma de ver el mundo.
Estos cristales, pueden ser de muchos colores como marrones,
rosas o verdes (muchas veces se superponen), pero, independientemente de su
forma o matiz, siempre acaban dándonos una visión limitada y parcial de la
realidad, proporcionándonos sufrimiento, dolor y frustración y, en definitiva,
impidiéndonos ser felices.
Una persona de Mente Libre es aquella que tiene el deseo de
liberarse de esos patrones negativos, que vive en constante
cuestionamiento personal y que no quiere seguir repitiendo esas viejas
actitudes dañinas.
No se trata de cambiar un color por otro, sino de
eliminarlos todos y liberar nuestra mente para poder ver el mundo tal y como
es, sin filtros.
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