miércoles, 13 de febrero de 2019

Brillar Con Luz Propia

Aunque mucha gente crea lo contrario, no lo necesitas: no es necesario tener una pareja para brillar con luz propia. Porque tú ya llegaste al mundo con una estrella en tu interior, es la misma que te guía en noches de oscuridad y ella quien, cuando así lo quiere y si se da la oportunidad, elige salir a bailar con otra estrella igual de luminosa.

Decía Platón con gran sabiduría que “al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta”. De pronto, hallamos fortalezas donde las creíamos perdidas y el mundo, sin más, adquiere una pátina de luminoso esplendor. Este éxtasis emocional es algo que sin duda merece vivirse. Sin embargo, la pasión no es el único estado del que vive el ser humano. También se puede brillar en soledad, en ese estado de calma y satisfacción personal donde nada sobra y nada falta.

“Hay dos maneras de difundir la felicidad: ser la luz que brilla o el espejo que la refleja”
-Edith Wharton-

Una pareja puede darnos vitalidad, felicidad, sexualidad, ternura e intimidad. Sin embargo, y esto deberíamos tenerlo claro, al ser amado no se le puede utilizar como pócima mágica para sanar nuestras insatisfacciones vitales. Si tú no brillas por dentro, no puedes arrebatarle la luz a otra persona esperando que su energía valga para ambos. Valdrá durante un tiempo limitado, pero al poco, se irá apagando en un lento fenecer.

A día de hoy, muchos de nosotros vivimos aún encapsulados en ciertas ideas preconcebidas sobre un amor ideal que ha de llegar para apagar nuestras frustraciones. Sin embargo, las frustraciones no se apagan, ni se destruyen, ni escapan por el coladero de los sueños rotos, sino que se superan en primera persona.

En las relaciones afectivas suele suceder algo similar. Hay personas que tienen luz propia, son casi como auténticas “bombillas” en medio de la oscuridad. Son seres que pueden brillar porque gozan de plenitud personal, de una buena autoestima y de esa magia fascinante que resulta hipnótica para muchos. 

Es común que otros se sientan cautivados e inicien una relación esperando que esa calma y esa luz, alivie sus miedos, sus insatisfacciones y esos rincones privados de callada penumbra.

Queda claro, no obstante, que hay muchos tipos de relación de pareja. Hay quien se une para calmar anhelos, otros para disfrutar de la intimidad y hay quien busca una vinculación auténtica con la que construir un futuro. No hay pues un modelo perfecto de relación, pero sí relaciones que nos enriquecen o que nos empobrecen. Quien nos busca solo para quitarnos nuestra “luz” en provecho propio, para consolar sus tristezas o inseguridades conseguirá que vayamos perdiendo una por una todas nuestras fortalezas.

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