sábado, 16 de febrero de 2019

Una Salida “Negociada” Para Venezuela


Aunque muchos venezolanos consideran que la intervención militar estadounidense es su única salvación, podría ser una bendición para Maduro, pues uniría las fuerzas populares bajo la bandera. 

Pero una intervención militar tampoco sería una victoria segura. Venezuela no es Panamá ni Haití. Aunque su Ejército no está probado en combate, es una fuerza grande y bien equipada con cuarteles repartidos por todo el país. Además, el ex embajador de Estados Unidos y experto en América Latina, John Feeley, observó: "Venezuela ya se encuentra en una situación tan caótica que cualquier fuerza invasora se vería obligada por razones humanitarias a permanecer como una fuerza de ocupación para mantener el orden y brindar servicios gubernamentales interinos hasta que el gobierno de Guaidó fuera capaz de asumir esas responsabilidades".

Además, "la administración Trump está retirando la presencia militar en Siria y Afganistán; creo que es poco probable que envíen nuevas tropas a algún lugar durante mucho tiempo", agregó.
Evan Ellis, profesor de investigación sobre América Latina del War College Strategic Studies Institute del Ejército de Estados Unidos, advierte que una intervención militar estadounidense "no solo causaría pérdida de vidas, sino que también se arriesgaría a fragmentar el ya frágil equilibrio entre entidades criminales y de otra índole, lo cual desataría una ola de la violencia y de refugiados que superaría con creces la tragedia que se ha presenciado hasta la fecha".

Aunque los militares venezolanos podrían ser derrotados rápidamente en una convencional, Maduro podría escapar y montar una prolongada resistencia en la clandestinidad.

Además, cualquier esfuerzo por conseguir el respaldo de la ONU para una fuerza de intervención extranjera probablemente sería bloqueado en el Consejo de Seguridad por Rusia y China.

Por lo tanto, para evitar la potencial reacción adversa a un embargo petrolero, la Casa Blanca parece estar explorando una estrategia para redirigir los pagos del petróleo venezolano —y quizás de oro— hacia manos de la incipiente administración de Guaidó para ayudarlo a fortalecer su intento de tomar el control.

Ya ha autorizado 20 millones de dólares en ayuda humanitaria que planea canalizar a través de la Asamblea Nacional. Pero no está claro cómo se entregará ese dinero, a menos de que se pueda encontrar una manera de evitar el control de Maduro sobre el sistema financiero estatal.

"Después de haber atizado el fuego, Estados Unidos y los gobiernos democráticos afines (...) deben estar listos para proteger y apoyar a largo plazo a los venezolanos que están valientemente defendiendo el restablecimiento de un gobierno democrático en Venezuela", dijo Ellis. Washington ha indicado hasta el momento que respaldará a Guaidó en todo momento, y desafió la orden de Maduro de expulsión de todos los diplomáticos estadounidenses del país.

Finalmente, ¿quedan incentivos para persuadir a Maduro para que se vaya? Antiguamente, a los tiranos se les permitía escapar con una maleta llena de dinero hacia un exilio dorado en lugares como Panamá.

Ahí es donde terminó el Sha de Irán, así como el general Raoul Cédras de Haití, Abdalá Bucaram de Ecuador y Elías Serrano de Guatemala.

El marco legal internacional moderno dificulta esto, y los grupos de derechos humanos insisten en que se debe hacer justicia por el bien del estado de derecho — y para disuadir a futuros delincuentes. 

Pero Guaidó parece dispuesto a hacer sacrificios para restablecer la democracia. En una entrevista con Univision, dijo que estaba dispuesto a considerar una amnistía para Maduro bajo una nueva ley aprobada por la Asamblea Nacional que le ofrezca beneficios a "todos los que estén dispuestos a ponerse del lado de la Constitución a recuperar el orden constitucional".

Es imposible predecir si Maduro, o cualquiera de sus partidarios, elegiría esta opción. Sería humillante e, inevitablemente, se consideraría una traición al lema de "socialismo o muerte" de los llamados revolucionarios "bolivarianos" de Venezuela.

Una salida más ordenada y respetable para Maduro, según muchos expertos, sería una nueva ronda de elecciones supervisadas por la comunidad internacional. Esa parece ser la estrategia favorita de la Unión Europea, así como del Grupo de Lima de 14 países que se creó para encontrar una salida pacífica a la crisis en Venezuela.

"La única solución a la crisis de Venezuela radica en un proceso negociado creíble que conduzca a elecciones libres y justas que les permitan a los venezolanos elegir a sus propios líderes", según una declaración conjunta de tres importantes grupos a favor de la democracia en la región; la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), Conectas Derechos Humanos en Brasil y De justicia en Colombia.


"Combinar la presión con la diplomacia creativa es la mejor manera de facilitar un regreso a la democracia", añadieron.

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