domingo, 17 de febrero de 2019

El Placer De “Saber”

Hay que tener presente que no existe un método fijo, que a la manera de una "fórmula mágica" te convierta inmediatamente en un buen estudiante.

Eso sí, existen determinadas pautas o técnicas que aplicadas convenientemente, te llevan a conseguir logros. La parte técnica del aprendizaje nos puede ayudar a adquirir habilidades para aprender mucho más en menos tiempo y recordar lo estudiado el tiempo deseado.

Una vez aprendidas las técnicas, el método de estudio lo debemos realizar individualmente, según nuestra forma de ser, de sentir, de actuar, y así incorporarlo de forma natural a nuestra vida cotidiana. Para ello nos apoyaremos en la auto-observación, que requiere a su vez capacidad para relacionar y ordenar las propias experiencias.

La capacidad de aprendizaje será proporcional a la atención, al esfuerzo y a la voluntad de aprender.

-Atención- 
La atención es un reflejo de nuestra conciencia, una propiedad psicológica que nos lleva a centrar nuestras energías para lograr mayor eficacia. Por lo general, mientras tratamos de centrarnos en nuestra tarea acuden a nuestra mente pensamientos, sensaciones y emociones que nada tienen que ver con lo que estamos haciendo o estudiando en ese momento.
Las distracciones deben durar lo menos posible. Los ejercicios de concentración nos ayudarán a combatir la falta de atención. Es decir, si nos hemos propuesto dedicarle, por ejemplo, dos horas diarias al estudio, debemos intentar que ese tiempo sea realmente efectivo. Podemos estar ante un libro dos horas, pero, ¿cuánto tiempo de ese periodo estamos atentos y concentrados?

-Memoria- 
La "falta de memoria" no existe. No se trata de que tengamos una mala memoria, la memoria no es buena ni mala. Todo se debe a no prestar atención y conciencia a lo que se hace, se dice, se piensa o se estudia. Cualquier persona puede desarrollar y perfeccionar sus capacidades memorísticas, adquiriendo a través del esfuerzo y la práctica lo que comúnmente llamamos "buena memoria".
Se recuerda mejor el principio y el final de lo que se quiere memorizar. Por lo tanto, debemos hacer hincapié en la parte central del contenido, estableciendo los enlaces necesarios para recordar todo el conjunto. Difícilmente recordaremos lo que no entendemos, ya que se recuerda aquello que se comprende a través de la práctica y el razonamiento.


Es de gran ayuda contrastar lo aprendido con algún compañero, o plantear como tema de conversación la materia estudiada. Las repeticiones nos ayudan a fijar el conocimiento y evitar el olvido. La asociación de ideas, poner por escrito lo que se aprende y realizar ejercicios específicos de concentración y mnemotecnia son buenos puntos de apoyo para robustecer nuestra capacidad de memorizar.

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