Hay que tener presente que no existe un método fijo, que a
la manera de una "fórmula mágica" te convierta inmediatamente en un
buen estudiante.
Eso sí, existen determinadas pautas o técnicas que aplicadas
convenientemente, te llevan a conseguir logros. La parte técnica del
aprendizaje nos puede ayudar a adquirir habilidades para aprender mucho más en
menos tiempo y recordar lo estudiado el tiempo deseado.
Una vez aprendidas las técnicas, el método de estudio lo
debemos realizar individualmente, según nuestra forma de ser, de sentir, de
actuar, y así incorporarlo de forma natural a nuestra vida cotidiana. Para ello
nos apoyaremos en la auto-observación, que requiere a su vez capacidad para
relacionar y ordenar las propias experiencias.
La capacidad de aprendizaje será proporcional a la atención,
al esfuerzo y a la voluntad de aprender.
-Atención-
La atención es un reflejo de nuestra conciencia, una propiedad psicológica que nos lleva a centrar nuestras energías para lograr mayor eficacia. Por lo general, mientras tratamos de centrarnos en nuestra tarea acuden a nuestra mente pensamientos, sensaciones y emociones que nada tienen que ver con lo que estamos haciendo o estudiando en ese momento.
La atención es un reflejo de nuestra conciencia, una propiedad psicológica que nos lleva a centrar nuestras energías para lograr mayor eficacia. Por lo general, mientras tratamos de centrarnos en nuestra tarea acuden a nuestra mente pensamientos, sensaciones y emociones que nada tienen que ver con lo que estamos haciendo o estudiando en ese momento.
Las distracciones deben durar lo menos posible. Los ejercicios
de concentración nos ayudarán a combatir la falta de atención. Es decir, si nos
hemos propuesto dedicarle, por ejemplo, dos horas diarias al estudio, debemos
intentar que ese tiempo sea realmente efectivo. Podemos estar ante un libro dos
horas, pero, ¿cuánto tiempo de ese periodo estamos atentos y concentrados?
-Memoria-
La "falta de memoria" no existe. No se trata de que tengamos una mala memoria, la memoria no es buena ni mala. Todo se debe a no prestar atención y conciencia a lo que se hace, se dice, se piensa o se estudia. Cualquier persona puede desarrollar y perfeccionar sus capacidades memorísticas, adquiriendo a través del esfuerzo y la práctica lo que comúnmente llamamos "buena memoria".
La "falta de memoria" no existe. No se trata de que tengamos una mala memoria, la memoria no es buena ni mala. Todo se debe a no prestar atención y conciencia a lo que se hace, se dice, se piensa o se estudia. Cualquier persona puede desarrollar y perfeccionar sus capacidades memorísticas, adquiriendo a través del esfuerzo y la práctica lo que comúnmente llamamos "buena memoria".
Se recuerda mejor el principio y el final de lo que se quiere
memorizar. Por lo tanto, debemos hacer hincapié en la parte central del
contenido, estableciendo los enlaces necesarios para recordar todo el conjunto.
Difícilmente recordaremos lo que no entendemos, ya que se recuerda aquello que
se comprende a través de la práctica y el razonamiento.
Es de gran ayuda contrastar lo aprendido con algún compañero,
o plantear como tema de conversación la materia estudiada. Las repeticiones nos
ayudan a fijar el conocimiento y evitar el olvido. La asociación de ideas,
poner por escrito lo que se aprende y realizar ejercicios específicos de
concentración y mnemotecnia son buenos puntos de apoyo para robustecer nuestra
capacidad de memorizar.
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