El hombre es un ser social, eso quiere decir que vive en
unión con otros hombres. No puede vivir solo, vive en sociedad. La sociedad es,
entonces, el hábitat del hombre y éste es, al mismo tiempo, el constructor y el
transformador de la comunidad. La sociedad humana es la unión de los hombres.
Juntos transforman la naturaleza y la ponen a su servicio para protegerse y
satisfacer sus necesidades de alimento, vestido, habitacionales de comodidad,
etcétera.
Todos los hombres forman parte de la sociedad. También
forman parte de la sociedad las organizaciones que el hombre ha creado, tales
como la familia, la escuela, el gobierno, el estado.
Las relaciones humanas son las relaciones entre los miembros
de la sociedad. Siempre son mutuas, es decir que las personas se influyen
recíprocamente.
El hombre establece relaciones de muy variada índole, como
las que se producen por el solo hecho de la vecindad, o por ser miembro de un
club o de una institución profesional o religiosa, etc. Resulta muy difícil
enumerarlas a todas, ya que la lista sería interminable.
Estas relaciones constituyen variadas manifestaciones de
convivencia humana.
Las normas sociales
A lo largo del tiempo todas las agrupaciones humanas, desde
los grupos primarios hasta las más complejas instituciones, han necesitado
normas para funcionar y desarrollarse positivamente.
Cuando vimos que el hombre crea cultura, diferenciamos
distintos tipos de objetos culturales. Así como las creencias y los valores,
las normas son objetos culturales no materiales. Ellas reflejan los valores de
una sociedad.
En un grupo primario, en una comunidad y en las más
complejas instituciones, las normas buscan armonizar la convivencia, para hacer
más positivo el funcionamiento del grupo.
Las actividades humanas, que como hemos visto se realizan en
sociedad, hacen necesaria la existencia de las normas. Si un grupo de alumnos
se reúne para concretar una tarea escolar, se establecen normas de
funcionamiento para lograr el objetivo deseado. Las normas son imprescindibles
para el accionar social.
En el desarrollo de un juego, el funcionamiento de la
Cooperadora de una escuela, una familia, en todos los casos existen normas
aceptadas por los miembros participantes.
La familia y la escuela son grupos socializadores, ambas
transmiten cultura y con ella, las normas.
Las normas pueden referirse a cuestiones morales,
religiosas, sociales, etc.
En todas las sociedades, paralelamente con la aparición de
normas, surgieron autoridades cuyas funciones consisten en velar por el
cumplimiento de las normas, en beneficio de la comunidad.
Existe un tipo de norma que se diferencia nítidamente de
todas las demás: la norma jurídica.
Las normas jurídicas poseen una sanción en su enunciado. Las
instituciones que se ocupan de velar por el cumplimiento de las normas poseen
la autoridad necesaria para hacerlas cumplir, y pueden utilizar la fuerza si es
necesario.
Ejemplo: “El que roba será castigado con la prisión”. Este
es un ejemplo de norma jurídica.
A veces las normas sociales reciben sanción por la comunidad
aunque no se encuentre explícito, si una persona no practica las costumbres de
higiene y pulcritud dentro de un grupo, puede llegar a ser rechazada por él. En
este caso el grupo aplica una sanción de tipo moral, pero no existe como en el
caso de la norma jurídica, una sanción obligatoria que las autoridades se
ocupan de hacer cumplir, usando la fuerza si es necesario.
Las normas: una necesidad para la convivencia
El hombre, ya agrupado socialmente y viviendo en comunidad
con sus semejantes, se dio cuenta de que la manera más fácil de llevar a cabo
sus tareas era encontrando una cierta forma de organización. Necesitó crear un
mecanismo de regulación.
Para que sea posible la vida en sociedad y para que,
además, el desarrollo de la vida individual no sea un obstáculo para la vida
social, se re- quiere un sistema normativo. Si éste no existiera viviríamos en
un clima de anarquía, donde cada uno defendería sus intereses individuales aun
en detrimento de las necesidades colectivas. Algunas normas, como las
jurídicas, son de carácter coercitivo, es decir se exige su cumplimiento y su
incumplimiento es castigado. Hay otro tipo de normas, como las de urbanidad,
cuyo incumplimiento no es sancionado, salvo por el reproche de la sociedad o de
un grupo social, que hasta puede llegar a marginar al infractor. El
cumplimiento de estas normas de urbanidad nos permite integrarnos en forma
armónica en el grupo al que pertenecemos.
Normas, costumbres y leyes organizan la naturaleza social
del hombre, para que la misma se pueda consolidar. Si bien éstas limitan la
libertad del hombre, también la hacen posible.
Dijo Cicerón, el gran orador y escritor romano: “Nos hacemos
esclavos de la ley para llegar a ser hombres libres”.
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