viernes, 15 de febrero de 2019

Sentirnos Útiles


El t

rabajo y trabajar es un aspecto muy importante en nuestras vidas para la gran mayoría de las personas. Es difícil definirlo pero podríamos describirlo como la realización de cualquier acción física, social, cultural, moral o intelectual en beneficio propio y para los demás, reflejados o no a través de una profesión, arte u oficio.
De esta manera, podemos pensar que existen dos tipos de trabajo: el trabajo como persona y el trabajo como ente social. El trabajo como persona es aquel que realizamos propiamente para nuestra satisfacción y superación personal de la vida y hacia lo que moralmente uno siente y quiere hacer. Es un sinónimo de ayudar a los demás en función de tu personalidad y pensamiento moral, mientras que el trabajo como ente social es aquel que realizamos para contribuir como mano de obra a la sociedad, el cual nos ayuda entre todos a cubrir las necesidades propias de comunidad de manera profesional y laboral.

Ambos están relacionados y unidos y normalmente los complementamos para alcanzar nuestra plenitud realizadora.

En mi opinión son imprescindibles, ya que considero que una persona no se siente plenamente útil solo trabajando en su profesión, ni tampoco solo ayudando a los demás. No podemos sentirnos plenamente útiles porque necesitamos reconocimiento propio y salarial que solo se consigue trabajando de forma personal y profesional.

A raíz de esto, nos puede surgir la pregunta existencial de: ¿nacemos para trabajar y aportar un granito de arena a la sociedad y a nosotros mismos o nacemos para disfrutar de la vida sin aportar nada a nadie, ni hacer nada por nosotros y para la sociedad? Pues bien, yo pienso que las personas, innatamente, tenemos la necesidad de hacer, de contribuir a nuestro entorno social y laboral. Creo esto porque me hago la siguiente pregunta ¿puedo vivir sin hacer nada? Y mi respuesta claramente es no, no puedo dejar de hacer cosas, de trabajar para sentirme bien.



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