martes, 12 de febrero de 2019

Motivación Personal

Si hay algo que nos da motivación personal son nuestros objetivos. Cuando nuestros objetivos no son motivadores, no hay voluntad que valga, simplemente perdemos la motivación personal de ir detrás de ellos. Por esta razón es que nos concentramos en diseñar objetivos que nos motiven a ir hacia nuestras metas.

Podemos asegurar que si definimos bien lo que queremos, nada podrá interferir en nuestras metas. No hace falta voluntad, sino emoción. Pero entonces… ¿qué son y cómo definimos objetivos motivadores?

Anthony Robbins, una de las personas que más ha aportado al campo de la PNL y la motivación personal, sostiene que para alcanzar nuestras metas debemos apoyarnos en tres cimientos.

Nuestras metas deben generarnos emoción: Piensa en diferentes objetivos que tengas en tu vida, y si te tomas el tiempo suficiente, podrás ver que algunos de ellos, a pesar de desearlos hace mucho tiempo, no te generan sensaciones corporales. Sin embargo, cuando visualizas otros objetivos, seguramente notas que aparecen emociones intensas.

Si continúas focalizándote en ellos, si los describes con mayor precisión, si ves lo que verías al alcanzarlos, si escuchas lo que escucharías, incluso podrías sentir ahora mismo lo que sentirías una vez logrado.

Definitivamente las emociones mueven. Y para ir detrás de esas metas, necesitamos emociones, porque necesitamos movernos. Este es un cimiento fundamental, y una de las razones por las cuales muchas personas persiguen objetivos toda su vida sin lograrlo, porque no cuenta con la fuerza de la emoción.

Otro punto importante de este cimiento, es el siguiente: concéntrate en lo que quieres, ¡no en lo que no quieres! Es decir, el objetivo debe estar formulado en positivo para que nos genere motivación personal.

Pregúntale a una persona que quiere dejar de fumar, qué le mueve a hacerlo. La claridad de esa respuesta puede inducirte a determinar si esa persona lo logrará o no. A modo de ejemplo, una persona podría decir: “Solo quiero dejar de fumar” y otra afirmar “Quiero recuperar mi capacidad pulmonar”. No solo podrás notarlo en lo lingüístico, sino también en la forma en que lo dicen.
Recuerda entonces, concéntrate en lo que deseas, no en lo que no deseas. “Dejar el problema y pensar en la solución”, es otra forma de transmitir este concepto
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Ya tenemos nuestro objetivo definido, sabemos que nos mueve la emoción, y entonces necesitamos hacernos de las herramientas para ir tras él. Tal vez tengas que ahorra dinero, planificar, capacitarte, observar lo que otros hacen, determinar posibles caminos y opciones, en definitiva, establecer el mapa que te guiará durante este camino. Este es el segundo cimiento. Saber cómo hacerlo.

El segundo cimiento, al contrario de lo que se cree, es el menos importante. Si realmente sientes motivación personal por tus objetivos, sabrás qué hacer y cómo hacerlo. Solo requiere un poco de planificación.

A veces necesitaremos un mentor, un guía, alguien que nos ayude. Debes contemplar esta posibilidad.
Este es el cimiento más importante de la motivación personal. Solemos adjudicar el hecho de no alcanzar nuestras metas a motivos económicos, a otras personas, a no contar con suficiente tiempo, y otras explicaciones que nos damos.


No obstante, las estadísticas y estudios realizados muestran que la mayor incidencia en el abandono de un objetivo responde a razones psicológicas. Y más específicamente, a conflictos internos.

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