Tal vez sea que estas actividades son necesarias para
nuestra vida, un buen indicador es la satisfacción permanente que nos generan.
Por el contrario, cuando se vive en medio de críticas y
juicios, cuando no se encuentra más que lo peor en lo que sucede, en las
situaciones que vivimos y en las personas que nos rodean, cuando hay mentiras,
robo y actitudes interesadas entonces somos terreno fértil para la tristeza, el
desánimo, la desesperanza, la ansiedad y hasta la depresión. Pareciera que
estas actividades son perjudiciales para nuestra rica y a la vez precaria
naturaleza humana.
Para satisfacer nuestras necesidades nos planteamos metas
que suelen ser, en principio, materiales, como comprar alimentos, servicios de
salud, comprar un reloj, una prenda de vestir o un bien raíz.
Otras metas
incluyen tanto componentes materiales como bienes intangibles, como son la
formación de un negocio, el estudiar una licenciatura, un posgrado o una
especialidad o el entrenar para participar en alguna competencia o para lograr
metas de salud o de rendimiento físico.
A veces sólo vemos lo inmediato y lo más visible, pero hay
otras cosas valiosas que podemos ver si nos enfocamos y nos concentramos en
ellas. Todos estamos familiarizados con la necesidad que tiene la sociedad de que
seamos todos honestos, puntuales, respetuosos, confiables, sinceros, fuertes y
trabajadores. Podemos decir que todo esto contribuye al bien de todos, al bien
común. Admiramos y buscamos rodearnos de personas que tiene alguna o varias de
estas cualidades, de estas virtudes.
Son personas que han logrado hacer vida
estos valores, es decir, que tienen ya la virtud. Si usted es una persona con
estas cualidades, seguramente estará pensando en el esfuerzo que ha tenido que
hacer a cada momento para seguir viviendo de esta manera y recordará cómo
aprendió a vivir estas virtudes: con la exigencia y el ejemplo de sus padres o
tratando de evitar los malos ejemplos que en sentido contrario le dieron otras
personas, o por sí mismo dándose cuenta de lo muy conveniente que es actuar de
esta manera. Estas actuaciones son necesarias para nuestra vida y por eso nos
causan satisfacción y beneficios. Podemos hablar de ideales a los que conviene
tender, que conviene luchar por alcanzarlos.
Muchas veces hemos visto de forma mecánica a los valores, o
como una exigencia de alguien fuera de nosotros, pero en realidad los valores
son ideales que nos llaman con la promesa de felicidad y realización personal
con el simple hecho de dirigirnos a ellos con el esfuerzo y la lucha a cada momento,
que requiere volver a levantarse en las derrotas. Así pues, vale la pena entrar
conscientemente a las batallas por alcanzar nuestros ideales valiéndonos de
nuestras decisiones, con nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras
acciones para movilizar todos los demás abundantes recursos internos y externos
con los que contamos.
Los valores vistos como ideales se realizan siempre en el
contexto de la vida humana, volviendo cada elemento de la vida otro ideal a
alcanzar. Así, el trabajo digno, la familia alegre, el matrimonio unido y fiel,
la amistad confiable, la comunidad en paz y el servicio desinteresado son de
los ideales más altos que podemos proponernos porque como personas estamos
llamados a beneficiar a otros (amar es buscar el bien del otro en cuanto otro,
repite Tomás Melendo en la mayoría de sus libros) y en estos ámbitos es donde
más lo podemos lograr.
Metas intermedias que podemos valorar y admirar para
alcanzar ideales más altos son, por ejemplo, la bondad que hay en tantas
personas que nos rodean, la amabilidad y empatía con la que las personas se
pueden conducir, la sencillez, el agradecimiento, el saludar, la buena
educación de otros o también la puntualidad y honestidad que la mayoría anhela
y, sí, realiza.
Los ideales son caminos seguros, sendas rectas, vida para
nosotros. Vivir con ideales implica dedicar la vida a ver lo que más valor
tiene. Ejemplos de estos valores elevados son el buscar la alegría y el perdón,
la fe, la paz y la unidad, la esperanza y la vida, el amor y la familia. Hay
que buscar estos valores como ideales a alcanzar, como frutos a recoger
producto de nuestro esfuerzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario