Hoy me gustaría hablarle sobre el dilema entre ser y
parecer, el cual es muy habitual en las personas que gustan vivir de las apariencias.
Lo primero que debemos decir es que para parecer hay que ser, es decir, el
parecer se da en algo que previamente es y, por ende, ya tenemos que ser algo
para poder parecer ser otra cosa. En las personas no hay un solo parecer sino
que hay un ser con determinado grado de desarrollo y educación donde
aparece un cierto parecer.
Me gustaría profundizar un poco más este tema. El ser del
ser humano es el ser humano que es, es decir, es el ser que existe y,
en tanto tal, es un ser llamado al desarrollo.
El ser humano está en camino de desarrollo personal en la vida la cual es, de
algún modo, un espacio temporal donde la persona va creciendo y desarrollándose.
Gran parte de los desarrollos posibles del hombre están en sus manos. El
parecer implica una apariencia, contrapuesto a un no-desarrollo. El que parece algo pero no lo es, justamente
no es aquello que aparenta. El tema es que la
persona humana tiene cierto grado de desarrollo ya alcanzado a lo largo de su
vida pero tiene muchas posibilidades de desarrollo que aún no ha alcanzado y
que cree que nunca va a alcanzar.
Con respecto al desarrollo personal y al amor a uno mismo ya tenido,
uno no puede aparentar porque ya lo tiene pero uno puede parecer en aquello que
no tiene. Hay un grado de desarrollo personal en la persona que ya está
presente en la misma y, ese grado de desarrollo posible, en la medida de que no
sea actual, puede ser aparentado. Entonces, podemos tener distintos grados de
ser y de apariencia en la persona que estén combinados en la misma persona y
que se manifiesten, por ejemplo, en nuestra adicción a los teléfonos
móviles.
La idea de estas reflexiones es que cada uno pueda tomar su
propia vida como modelo y como punto de reflexión, logrando alcanzar un significado para la
propia vida, y no para fijarnos en los demás, ya que es lo que
primero que nos sale como costumbre. Ahora bien, si reflexionamos sobre
nosotros mismos, ¿por qué nos sale más fácil el parecer que el ser? Bueno,
porque para parecer no hace falta ser eso que aparento entonces lo puedo
simular, lo puedo teatralizar de forma inmediata, en otras palabras, el parecer
es algo inmediato.
En cambio, si yo quiero desarrollar genuinamente algo de mi
esencia requeriría esfuerzo propio, sería algo mediato. El problema es el
siguiente: ¿Por qué a veces nos contentamos con parecer, como si ese parecer
fuera realmente un ser? En el ámbito del parecer, nos encontramos con un ámbito
de simulaciones y actuaciones de la persona, montajes que hacemos frente a los
demás y que tienen, en general, el rasgo de querer simular algo que no está
tenido.
El parecer, aunque lo simulemos, termina siendo un auto-engaño en el
cual uno termina cayendo y, si uno se termina engañando por aquellas cosas que
parece y las supone como tenidas, lo que no va a hacer nunca es recorrer el
camino para tenerlas de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario