sábado, 15 de febrero de 2020

La Vida Acelerada

Hay un corriente laboral y también en nuestra vida diaria que nos lleva a vivir una vida acelerada, y al entrar en dicha corriente es como si ella nos llevara y no fuéramos capaces de dominarnos, ni tener control sobre nuestra vida. Cada día aparecen nuevas responsabilidades y problemas, que nos quitan las fuerzas. Total que a la larga viene el stress, el desespero y las enfermedades. Aprender a vivir una vida tranquila en donde todo está bajo nuestro control, no es difícil si sabemos cómo.

Es importante no dejar que el ritmo de vida consuma tus fuerzas, porque te quitaran la voluntad para lograr propósitos. Si aprendes a controlar las circunstancias que te rodean y no ellas a ti, entonces serás capaz de lograr lo que quieres y vivirás más tranquilo.

Cada día aparecen nuevas cosas por hacer que nos amarra la vida, que consumen nuestras fuerzas y nuestro tiempo. Cuando menos pensamos estamos atrapados en un montón de conflictos que no nos deja hacer nada más. De este modo la vida se vuelve pesada y sentimos que la vida se nos vuelve un callejón sin salida.

La causa de esta es muy sencilla. Las responsabilidades y los problemas aparecen porque no somos capaces de decir que no, y a la larga terminamos repletos de cosas que no alcanzamos a hacer, para las que no tenemos fuerzas. El ver que tenemos tantas cosas que nos supera nos vuelve inseguros. Las inseguridades e insatisfacciones aumentan nuestros deseos de tener más cosas que nos satisfagan, y nos llenamos de más cosas.

Es prioritario aprender a soltarnos de una cantidad de responsabilidades, asígneselas a otro, y si no son tan fundamentales, simplemente déjelas. Lo importante es que usted se concentre en hacer lo que es importante y lo que es capaz, ya que esto mostrará resultados y le dará confianza.

Después de soltarte de una cantidad de cosas, debes aprender a ir al centro de las cosas, este es el camino más corto hacia la realización y el logro. Ver el centro es aprender a ver lo importante. Lo importante es aquello que se acerca a la satisfacción de las necesidades básicas de supervivencia.

Usted debe aprender a ver más allá de sus propios deseos y del capricho de los demás. Usted debe identificar lo que realmente se necesita. ¿Que necesitas en tu vida?, ¿que necesitan en tu trabajo?, ¿qué necesita tu pareja? Dale a cada quien lo que necesita. A veces la gente más que soluciones necesita solo compañía y atención.

Después de soltarte de una cantidad de cosas, debes aprender a ir al centro de las cosas, este es el camino más corto hacia la realización y el logro. Ver el centro es aprender a ver lo importante. Lo importante es aquello que se acerca a la satisfacción de las necesidades básicas de supervivencia.

Usted debe aprender a ver más allá de sus propios deseos y del capricho de los demás. Usted debe identificar lo que realmente se necesita. ¿Que necesitas en tu vida?, ¿que necesitan en tu trabajo?, ¿qué necesita tu pareja? Dale a cada quien lo que necesita. A veces la gente más que soluciones necesita solo compañía y atención.

Vivimos una ilusión en la que creemos que no hay tiempo para nada, aparecen cientos de cosas para hacer que requieren pronta solución de nosotros. El hecho es que tiempo si hay, porque aun a pesar de todo lo que tienes que hacer, debes sacar tiempo para ir a dormir, ir al baño, y comer diariamente. Esto es porque primero damos prioridad a las necesidades del cuerpo y luego a las responsabilidades. Es decir que si podemos sacar tiempo para las cosas que realmente queramos, para lo realmente importante.

Después de aprender a desprenderte de lo que era un obstáculo y aprender a centrarte en lo importante, debes aprender a ordenarte, a manejar tu tiempo y tus espacios personales. Eso se logra no dejando que una actividad le quite tiempo a otra. A veces da la impresión que si algo no lo haces ahora no lo vas a hacer después, y resulta que las cosas siempre pueden dar espera.

Para lograr confianza es si mismo debes centrar tus esfuerzos en cosas que te den seguridad. Te llenas de seguridad cuando tienes el conocimiento para solucionar algo, sientes seguridad cuando te has acostumbrado en tu vida a obtener logros, sientes seguridad cuando no dependes de algo para vivir si no que siempre tienes algo adicional. Si no tienes cosas que te den seguridad, entonces confía en ti mismo, y actúa como si fueras seguro. La principal fortaleza esta en uno mismo. La falta de confianza en sí mismo es uno de los principales auto sabotajes que te quitan la mitad de tus fuerzas. La falta de confianza nace porque tienes miedo a equivocarte, al señalamiento de los demás. Debes tener en cuenta que hay gente que se alimenta de estarle produciendo inseguridades a los demás, viven señalando los errores del otro, esta es son ladrones de la voluntad. Pero ellos solo buscan a los que no confían en sí mismo. Así que debes mantener la confianza a pesar del caos, y así les quitaras el alimento, porque ellos basan su seguridad en quitarles la confianza a los demás


Distraídos


En esta cultura de ‘posverdad’ en la que cada vez estamos más imbuidos; es decir, en estos modos de sentir, pensar y actuar tan obscenos, donde hasta los concursos más prístinos y las adjudicaciones más técnicas están cargados de vicios; lo cual quiere decir que casi todo se realiza detrás de la escena o que las cosas que verdaderamente importan se juegan por debajo de la mesa; y, lo que es peor, donde descubrimos que nos engañaban, pero justamente lo atroz es que “nos encantaba ser engañados”; en este mundo pareciera que se impone con ahínco un imperativo: la “transparencia”.

Y con un lente no tanto intelectual, sino simplemente laico y ciudadano, pregunto: ¿no será que esa petición de principio es un sofisma? ¿No será que al obsesionarnos por la transparencia, 
especialmente exigiéndosela cual consumidores a los políticos, –aun a sabiendas de que la mayoría de sus “rendiciones de cuentas” y “declaraciones de renta” están muy bien arregladas–, tal vez creyendo en semejante “mundo de vidrio”, estamos matando la confianza?

En esta Semana Mayor recuerdo un pasaje del evangelio que cuenta cómo cuando Pilatos le preguntó al Cristo: “¿Qué es la verdad?”. Este se quedó callado y aquel no aguardó ni un suspiro para volver a lo obsceno, es decir, a lo que se estaba tejiendo detrás de la escena.

Y esa ironía, que no solo pertenece a la historia sagrada sino a la vida profana, pareciera que se multiplica en nuestro país cuando personajes siniestros invitan a marchar contra la corrupción, como si mañana Maluma invitara a marchar contra las letras vulgares y miles de sus seguidores, a ritmo de reguetón, lo acompañaran.

Pero es que, como bien lo afirma el filósofo adoptado por la tradición berlinesa, de origen coreano, que atrae a los jóvenes, Byung-Chul Han: “La transparencia que se exige hoy en día de los políticos es cualquier cosa menos una demanda política. No se pide la transparencia para los procesos de decisión que no interesan al consumidor. El imperativo de transparencia sirve para descubrir a los políticos, para desenmascararlos o para escandalizar. 

La demanda de transparencia presupone la posición de un espectador escandalizado. No es la demanda de un ciudadano comprometido, sino de un espectador pasivo, puesto que hoy la participación se realiza en forma de reclamaciones y quejas. La sociedad de la transparencia, poblada de espectadores y consumidores, es la base de una democracia de espectador”.

Ahora bien, lo cierto es que detrás de las apariencias, todo está ahí, en la vitrina de la realidad que torpemente con paños de agua tibia ‘limpiamos’. Pero ante esa pantalla obsesionada por exhibir con ramplonería que ‘todo está divinamente’, nos hemos vuelto pornográficos. A escondidas sabemos que la historia no es como la cuentan, que hay muchos velos que jamás podremos descubrir, que no nos queda más remedio ante el desastre que seguir creyendo, aun sin verlo todo; que vale la pena tratar por todos los medios de restaurar –aun a contracorriente– la confianza.

Porque la confianza hace que la acción sea posible, a pesar de no saber. Y si creemos saberlo todo, sobra la confianza. En ese sentido, si seguimos proclamando hipócritamente que “vamos a regirnos por la transparencia”, no cabe lugar para la confianza.

Una vez más, de acuerdo con el filósofo coreano que seduce a los jóvenes en Berlín: “En lugar de decir que la transparencia funda la confianza, habría que decir que la transparencia suprime la confianza. Porque solo se pide transparencia insistentemente en una sociedad en la que la confianza ya no existe como valor”.

Andar O Desandar


Si quieres sufrir de manera absurda, utiliza la expresión: “si yo hubiera hecho tal cosa, me habría pasado tal otra mejor”. “Si hubiera montado este negocio, me habría hecho rico” o “si hubiera estado con tal persona, habría sido más feliz”.

Son pensamientos que no nos dejan nada tranquilos. Es más, estas ideas nos ayudan al “arte de automachacarnos” y favorecen a que se despierte la envidia, emoción que está en las antípodas de la felicidad. Y lo que es peor, son falsos, porque la trampa está en pensar que el éxito es replicable en otra persona o en otro contexto o en otro momento.

El éxito y el fracaso son unipersonales, sujetos a un momento preciso en el tiempo y de las circunstancias. Por tanto, imaginar cosas que no ocurrieron es una proyección de nuestra mente, que tiene el riesgo de llevarnos al lamento.

Como lo resumió un amigo, es un error pensar que la vida es un examen, que podamos copiar al de al lado. Cada uno tenemos un examen diferente, incluso con unas preguntas que cada cual decide. 
Pues bien, cuando nos machacamos por intentar copiar a alguien o por lamentarnos por otra situación diferente, estamos cayendo en el “efecto de lo que podía haber sido” y que no ocurrió.

Evita la frase “si hubiera…”.Cuando te reconozcas en ella, ponte un alarma.

Recuerda el éxito es personal, como lo es el fracaso. Pensar que si entrenas horas y horas al tenis, puedes convertirte en un Nadal, es falso. Lógicamente, si no entrenas, nunca llegarás a ser un jugador de élite, pero aunque lo hicieras, no sabes si podías haber tenido una lesión o caer en una desmotivación profunda. Quién sabe.

Plantéate alternativas más amables. Lo que nos hace sufrir es que ante una decisión del pasado imaginamos que nos hubieran ocurrido mejores cosas. Por ejemplo, si hubiera continuado con mi anterior relación de pareja, me hubiera ido mucho mejor que con la actual.

O si no hubiera cambiado de trabajo, no lo estaría pasando tan mal. No se sabe.

Quizá hubieras tenido que lidiar con una infidelidad o con un despido. Por tanto, si tu mente se va a otras opciones siempre muy positivas (mayor felicidad en la pareja o en el trabajo), aunque sean falsas, plantéate otras alternativas que hubieran sido también posibles, pero no tan positivas (posible infidelidad o despido, por ejemplo). Puestos a imaginar, al menos piensa algo que te sea más amable a ti mismo.


Los Resultados


"Ir por lana y volver trasquilado" se aplica a aquellas situaciones de las que uno espera obtener un gran beneficio y sin embargo acaban con pérdidas, y en general a todas aquellas cosas que salen al revés de lo previsto, normalmente de forma inesperada y catastrófica.

Aunque hoy en día se siga utilizando habitualmente, es una expresión muy antigua, que ya aparece en el "Poema de Fernán González".

Su origen podría estar en el castigo medieval de trasquilar a cruces a los blasfemos y herejes, es decir, pelarles con grandes tijeretazos cruzados, tal como se hace con las ovejas.

Esta pena o humillación pública viene recogida en los textos jurídicos desde tiempos remotos; ya aparece en el IV Concilio de Toledo con el nombre de "turpiter decalvare" y el Fuero Juzgo la llama "esquilar laidamientre".

Sin embargo, existe otra explicación menos enrevesada para el origen de esta frase, también recogida por fuentes antiguas, y que aludiría simplemente al carnero que se mete en rebaño ajeno y vuelve al suyo trasquilado, o sea, sin ganancia alguna para su dueño que ha perdido así su lana…

…Saddam Husein era un dictador inaceptable, aunque muchos hacían negocios con él. Pero no es costumbre democrática que la primera potencia mundial y sus aliados invadan un país para derrocar a malos gobernantes. Incluso a gobernantes deleznables que torturan a su pueblo.

Esa no fue la razón de la invasión y la guerra. Ni tan siquiera la mentira en torno a las armas de destrucción masiva y los riesgos que ello entrañaba fueron razones, sino excusas para la guerra. 

Se invadió Irak para seguir luchando contra el terrorismo yihadista internacional que había cometido el 11-S en Nueva York, como luego cometería el 11-M en Madrid o los atentados de Londres.

La primera respuesta ante la indignación provocada por el atentado a las Torres Gemelas fue invadir Afganistán. Luego, ya sin el respaldo de Naciones Unidas, Irak. Mucha gente, ya entonces, dijo que combatir el terrorismo yihadista invadiendo países y declarando guerras, era, además de otra mentira y más allá de valoraciones éticas, un error estratégico que sólo encubría incapacidad para hacer otra cosa. Así ha sido.

Como arma de lucha contra el terrorismo yihadista, la guerra de Irak ha sido un error. No ha resultado eficaz. No ha logrado el objetivo declarado. No ha erradicado el terrorismo, ni ha reducido el temor a atentados en cualquier parte del mundo. Además, ha generado problemas adicionales de gran magnitud y sólo ha podido mantenerse en base a grandes operaciones de manipulación y mentiras como está quedando en evidencia recientemente en Estados Unidos.

¿No ocurrirá lo mismo con otros terrorismos que necesitan de políticas inteligentes y complejas para luchar contra ellos, y no sólo gritos y testosterona?


Dichos Y Hechos


“Nuestros actos son los que nos definen”,
¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza al escuchar esta frase?”.

Es bastante profunda, porque habitualmente partimos de la base de que todas las personas tenemos un muy buen fondo, una enorme cantidad de recursos, buenísimas intenciones pero lo que queda son las acciones, los actos, el cómo actuamos y hacemos las cosas, nuestras actitudes y reacciones ante las diferentes situaciones que se nos presentan día a día.

Date cuenta que de cada vez que actúas o haces algo, estás transmitiendo y dejando un impacto, la otra persona se quedará con eso, ni con tus pensamientos y el potencial del grandíoso corazón que tienes, solamente valdrá en lo que has hecho., por eso es de vital importancia tener una perfecta sintonía entre lo que sientes, piensas y haces.

Lo mismo ocurre con tus sueños, objetivos y fantásticas ideas que se te ocurren a menudo, pero si éstas no las llevas a la acción, no te servirán de nada y seguramente tu impacto será el de una persona de fantásticas intenciones pero de cero hechos.

Debes tener muy en cuenta que si quieres transmitir algo, serán tus hechos los que te definirán, porque las palabras son muy bonitas y fascinantes pero sino le acompañas de acciones, a éstas se las llevará el viento y quedarán en el olvido.

Si quieres que te recuerden por tus actos como realmente eres, deberás sacar toda la autenticidad que llevas dentro, será necesario que seas muy fiel a tus valores, no deberás tener en cuenta a tus saboteadores, también tendrás que aprender a no quedar bien con todos porque cuando una persona es fiel a si misma, a los saboteadores de otras personas no les gusta nada esa actitud, y reaccionan, ya que los pone en una situación de riesgo en su área de confort.

Sería muy bueno que reflexiones sobre tu manera de actuar, y pienses si realmente en cada acción que haces, estás transmitiendo lo que eres y sientes, si la acción realizada está en sintonía con lo que sientes, por ejemplo si quieres a alguien, díselo!!!, porque tal vez crees que lo sabe pero tus actos no son lo suficientemente claro.

Recuerda que se nos juzga por nuestros actos y no por los buenos propósitos.


Ética Social

La ética es el compromiso efectivo del hombre que lo debe llevar hacia su
auténtica realización como persona en todas sus dimensiones.

La ética es el compromiso efectivo del hombre que lo debe llevar hacia su
perfeccionamiento persona, el mejoramiento de la comunidad humana y la
aplicación en el mundo del verdadero sentido del trabajo.

La ética, por ser un compromiso, es como un contrato consigo mismo
de orientarse permanentemente hacia el perfeccionamiento personal y
comunitario.
El compromiso ético es la exigencia que uno mismo se hace de ser siempre
más persona. Es la decisión interna y libre de vivir actitudes que contribuyan
a la realización personal y comunitaria del hombre.

La ética como compromiso implica el propósito y la decisión firme de superar
aquellas situaciones que en lo personal o comunitario se oponen a la realización
plena del hombre en todas sus dimensiones.
La ética como compromiso requiere y supone todo un proceso, un camino por
recorrer. Precisamente recorrer ese camino, verificar ese proceso, es la gran
tarea ética del ser humano.

Ese proceso, ese camino, incluye:

1.  Ver la realidad.
Conocerla

2. Interpretar la realidad
Analizarla

3. Transformar la realidad
Es la actitud de compromiso del hombre de perfeccionarse él mismo y de
mejorar el mundo.

viernes, 14 de febrero de 2020

Emociones


Ya en el siglo XIX, Charles Darwin concluyó que la expresión de las emociones es algo innata y no aprendida, como se creía en su época. Llegó a esta hipótesis tras estudiar su expresión en los animales superiores, así como los gestos que hacen de forma instintiva las personas ciegas de nacimiento. En sus viajes comprobó, además, que estas emociones eran comunes a todas las culturas y se manifestaban de forma parecida, lo cual le convenció de que las llevamos “de fábrica”.

En tiempos más actuales se ha intentado enumerar nuestras emociones básicas, que según el psicólogo social Paul Ekman serían seis: ira, alegría, sorpresa, asco, tristeza y miedo. El actor brasileño Marcelo Antoni junto con Jorge Zentner, guionista y escritor argentino, en su libro Las cuatro emociones básicas, además de descartar el asco y la sorpresa del primer rango, señalan la importancia de reconocerlas en uno mismo y en los demás: 

“Una emoción es información íntima. 
Un aviso respecto a qué me está pasando en este momento; un toque de atención que sitúa a cada uno en el presente, pues está referida a lo que vivimos y sentimos en este instante concreto. Es un aviso primario con importantísimas funciones en la conservación, la relación y la socialización del individuo. Una información que también recibimos internamente, desde nosotros mismos”.

Los autores hablan de lo que sentimos como “existencia de tránsito”. Nadie puede anclarse de forma permanente a una misma emoción. Por eso, aunque hablemos de personas tristes o alegres, en realidad lo que existen son las situaciones tristes o alegres.

Tomar conciencia de ello permite relativizar lo que sentimos y no tomarlo como algo definitivo, lo cual es un alivio en el caso de las emociones negativas. Saber que el sentimiento que nos tortura es temporal y dará paso a otro, quizá de signo contrario, nos ayuda a relativizar el sufrimiento.
Una vez se toma posesión de nuestra brújula y somos capaces de leer lo que sienten los demás y nosotros mismos, ¿cómo gestionar las emociones? No se trata de meras reacciones a lo que vivimos. También tienen una utilidad y podemos canalizarlas para optimizar nuestra vida y la de nuestro entorno.

Comprender nuestras emociones básicas y su utilidad nos permite dejar atrás lo que ya no nos sirve, tomar conciencia de lo que ahora necesitamos y proyectarnos de forma mucho más positiva hacia el futuro.


Testarudos


Una persona testaruda es aquella que tiene dificultades para dialogar de un modo objetivo con otra persona porque se encierra demasiado en sus propias ideas y no escucha del mismo modo, las ideas del interlocutor. Una actitud propia de una persona testaruda es mantenerse inamovible en su punto de vista sobre un tema en concreto incluso cuando su interlocutor aporta razones de peso que demuestran lo contrario.

 Una persona testaruda tiene dificultades para cambiar de opinión y con mucha frecuencia, tiene un interés excesivo en tener la razón en una conversación. Una persona testaruda es aquella que es tozuda.

Desde el punto de vista de la comunicación, una persona testaruda es aquella que oye pero no escucha. Es decir, no atiende de verdad las razones de su interlocutor porque espera que sea el otro quien cambie de opinión. La actitud de una persona testaruda en ocasiones puede ser confundida con la arrogancia y la vanidad.

Una persona testaruda puede defender con vehemencia que está en lo correcto (incluso cuando no lo está pero cree estar en posesión de la verdad). Una persona testaruda no tiene una mentalidad abierta sino cerrada.

Desde el punto de vista de la autoayuda y la superación personal, conviene puntualizar el significado positivo de la palabra testarudo. Una persona necesita ser testaruda para reafirmarse en la consecución de un sueño más allá de los obstáculos. Una persona testaruda suele ser perseverante y firme en sus propósitos.

Pero todo tiene un límite y es muy saludable potenciar la flexibilidad mental y la adaptación al cambio en lugar de mostrar tanta resistencia ante la idea de un posible cambio de creencias. Cambiar de opinión es muy saludable, rectificar es de sabios y el proceso de aprendizaje implica corregir errores, revisar ideas y afianzar nuevos conceptos.

El calificativo de ser una persona testaruda remite a un rasgo del carácter personal y del modo de ser. No se trata de un modo de ser inamovible puesto que todo ser humano tiene una infinita capacidad de superación, puede potenciar sus fortalezas y relativizar sus debilidades. Conviene potenciar el valor de la humildad en la comunicación interpersonal para poder aprender de verdad y alcanzar el concepto de verdad. No siempre aquello que uno cree, es lo cierto. En ese caso, es de sabios rectificar.

Una persona testaruda es aquella que tiene dificultades para dialogar de un modo objetivo con otra persona porque se encierra demasiado en sus propias ideas y no escucha del mismo modo, las ideas del interlocutor. Una actitud propia de una persona testaruda es mantenerse inamovible en su punto de vista sobre un tema en concreto incluso cuando su interlocutor aporta razones de peso que demuestran lo contrario.

Una persona testaruda tiene dificultades para cambiar de opinión y con mucha frecuencia, tiene un interés excesivo en tener la razón en una conversación. Una persona testaruda es aquella que es tozuda.

Desde el punto de vista de la comunicación, una persona testaruda es aquella que oye pero no escucha. Es decir, no atiende de verdad las razones de su interlocutor porque espera que sea el otro quien cambie de opinión. La actitud de una persona testaruda en ocasiones puede ser confundida con la arrogancia y la vanidad.

Una persona testaruda puede defender con vehemencia que está en lo correcto (incluso cuando no lo está pero cree estar en posesión de la verdad). Una persona testaruda no tiene una mentalidad abierta sino cerrada.

Desde el punto de vista de la autoayuda y la superación personal, conviene puntualizar el significado positivo de la palabra testarudo. Una persona necesita ser testaruda para reafirmarse en la consecución de un sueño más allá de los obstáculos. Una persona testaruda suele ser perseverante y firme en sus propósitos.

Pero todo tiene un límite y es muy saludable potenciar la flexibilidad mental y la adaptación al cambio en lugar de mostrar tanta resistencia ante la idea de un posible cambio de creencias. Cambiar de opinión es muy saludable, rectificar es de sabios y el proceso de aprendizaje implica corregir errores, revisar ideas y afianzar nuevos conceptos.

El calificativo de ser una persona testaruda remite a un rasgo del carácter personal y del modo de ser. No se trata de un modo de ser inamovible puesto que todo ser humano tiene una infinita capacidad de superación, puede potenciar sus fortalezas y relativizar sus debilidades. Conviene potenciar el valor de la humildad en la comunicación interpersonal para poder aprender de verdad y alcanzar el concepto de verdad. No siempre aquello que uno cree, es lo cierto. En ese caso, es de sabios rectificar.


La Insistencia

La palabra insistencia hace referencia a repetir, esto quiere decir que una actividad culminada se intente nuevamente, una y otra vez. Es decir, continuar en la misma y no parar hasta obtener el resultado deseado. Se trata de una actividad continuada, pero sin pausas. Hoy, en este articulo, quiero que hagas tuya la palabra «insistir». Quiero que la insistencia se vea reflejada en ti.

Te puedo asegurar que esta palabra es sinónimo de resultados. Los resultados en tu timidez de los que podrías disfrutar, si te tomases en serio tu principal meta, tu meta más importante, que es la de aprender a cómo vencer la timidez.

La insistencia es ya de por si, una palabra importante. Ésta, nos ayuda a esforzarnos por lo que queremos sin desistir en el intento. Insistir es querer seguir intentandolo, dandolo todo. Asi es cómo tienes que actuar en tu timidez, dandolo todo para obtener resultados. Tu resultado primordial de aprender a cómo vencer la timidez.

La persona timida, en muchas ocasiones, se rinde. Se rinde sin ni siquiera intentarlo, porque el solo hecho de ver todo lo que tiene que intentar y en consecuencia, todo lo que tiene que conseguir, hace que se paralice, decidiendo de este modo no actuar, conviertiendose asi en una persona pasiva, sin capacidad de decisión ni de intentos.

Al no saber cómo vencer la timidez, prefiere mantenerse tal cual, es decir, viviendo frente a sus limitaciones, las cuales no le permiten actuar cómo le gustaría.

Por ello, hay que insistir. Insistir en algo y luego conseguirlo, te dará la fuerza necesaria para seguir luchando por cosas importantes. La satisfacción que produce ver los resultados obtenidos, después de aportar esfuerzo, dedicación, insistencia, no tiene precio.

Si eres insistente en tu vida, te puedo asegurar que nada se te resistirá. Tampoco te digo, que utilices la insistencia de manera, que pueda resultar agobiante para ti o para otros. Todo en exceso, no es bueno. Pero si actuas de manera consciente y convencido de que con los resultados obtenidos saldrás beneficiado, adelante!, insiste en lo que desees con fuerza. Insiste en tu lucha de cómo vencer la timidez.

La insistencia, te dará el poder necesario que necesitas. Te aportará madurez, decisión… Saber lo quieres en todo momento y saber cómo responder a ello, te ayudará a reaccionar, a activarte cómo persona que «estaba dormida» porque aún no sabía cómo vencer la timidez.

Para vencer la timidez se necesita, decisión. Se necesita, primero, aclarar lo que uno quiere, visualizar la vida que nos gustaría tener y darlo todo en el intento. Trabajar con estusiasmo para conseguir cosas que queremos, es la clave fundamental para luego poder disfrutar de los resultados.

Por ello, a parte de insistir, la actitud que uno tenga, también ayuda mucho. Si dispones de una actitud negativa, ya puedes intentar lo que sea, una y otra vez, que no verás resultados. En cambio, si dispones de una actitud positiva e irradias optimismo por los cuatros costados, te apuedo asegurar que conseguirás todo lo que te propongas. Asi que, no te lo pienses, piensa en positivo, insiste en tus intentos y aprende a cómo vencer la timidez.

En la insistencia, se encuentra la clave para el éxito. En el camino para el éxito hay que trabajar, hay que intentar las cosas una y otra vez, hay que tener confianza en uno mismo, hay que creerselo…pero para ello, no hay que desistir en el intento. De esta manera saldrás victorioso en tu lucha de cómo vencer la timidez.

Socios Humanos

El hombre es un ser social, eso quiere decir que vive en unión con otros hombres. No puede vivir solo, vive en sociedad. La sociedad es, entonces, el hábitat del hombre y éste es, al mismo tiempo, el constructor y el transformador de la comunidad. La sociedad humana es la unión de los hombres. 

Juntos transforman la naturaleza y la ponen a su servicio para protegerse y satisfacer sus necesidades de alimento, vestido, habitacionales de comodidad, etcétera.

Todos los hombres forman parte de la sociedad. También forman parte de la sociedad las organizaciones que el hombre ha creado, tales como la familia, la escuela, el gobierno, el estado.
Las relaciones humanas son las relaciones entre los miembros de la sociedad. Siempre son mutuas, es decir que las personas se influyen recíprocamente.

El hombre establece relaciones de muy variada índole, como las que se producen por el solo hecho de la vecindad, o por ser miembro de un club o de una institución profesional o religiosa, etc. Resulta muy difícil enumerarlas a todas, ya que la lista sería interminable.

Estas relaciones constituyen variadas manifestaciones de convivencia humana.

Las normas sociales
A lo largo del tiempo todas las agrupaciones humanas, desde los grupos primarios hasta las más complejas instituciones, han necesitado normas para funcionar y desarrollarse positivamente.

Cuando vimos que el hombre crea cultura, diferenciamos distintos tipos de objetos culturales. 

Así como las creencias y los valores, las normas son objetos culturales no materiales. Ellas reflejan los valores de una sociedad.

En un grupo primario, en una comunidad y en las más complejas instituciones, las normas buscan armonizar la convivencia, para hacer más positivo el funcionamiento del grupo.

Las actividades humanas, que como hemos visto se realizan en sociedad, hacen necesaria la existencia de las normas. Si un grupo de alumnos se reúne para concretar una tarea escolar, se establecen normas de funcionamiento para lograr el objetivo deseado. Las normas son imprescindibles para el accionar social.

En el desarrollo de un juego, el funcionamiento de la Cooperadora de una escuela, una familia, en todos los casos existen normas aceptadas por los miembros participantes.

La familia y la escuela son grupos socializadores, ambas transmiten cultura y con ella, las normas.
Las normas pueden referirse a cuestiones morales, religiosas, sociales, etc.

En todas las sociedades, paralelamente con la aparición de normas, surgieron autoridades cuyas funciones consisten en velar por el cumplimiento de las normas, en beneficio de la comunidad.
Existe un tipo de norma que se diferencia nítidamente de todas las demás: la norma jurídica.

Las normas jurídicas poseen una sanción en su enunciado. Las instituciones que se ocupan de velar por el cumplimiento de las normas poseen la autoridad necesaria para hacerlas cumplir, y pueden utilizar la fuerza si es necesario.

Ejemplo: “El que roba será castigado con la prisión”. Este es un ejemplo de norma jurídica.

A veces las normas sociales reciben sanción por la comunidad aunque no se encuentre explícito, si una persona no practica las costumbres de higiene y pulcritud dentro de un grupo, puede llegar a ser rechazada por él. En este caso el grupo aplica una sanción de tipo moral, pero no existe como en el caso de la norma jurídica, una sanción obligatoria que las autoridades se ocupan de hacer cumplir, usando la fuerza si es necesario.

Las normas: una necesidad para la convivencia
El hombre, ya agrupado socialmente y viviendo en comunidad con sus semejantes, se dio cuenta de que la manera más fácil de llevar a cabo sus tareas era encontrando una cierta forma de organización. 

Necesitó crear un mecanismo de regulación. Para que sea posible la vida en sociedad y para que, además, el desarrollo de la vida individual no sea un obstáculo para la vida social, se re- quiere un sistema normativo. Si éste no existiera viviríamos en un clima de anarquía, donde cada uno defendería sus intereses individuales aun en detrimento de las necesidades colectivas. 

Algunas normas, como las jurídicas, son de carácter coercitivo, es decir se exige su cumplimiento y su incumplimiento es castigado. Hay otro tipo de normas, como las de urbanidad, cuyo incumplimiento no es sancionado, salvo por el reproche de la sociedad o de un grupo social, que hasta puede llegar a marginar al infractor. El cumplimiento de estas normas de urbanidad nos permite integrarnos en forma armónica en el grupo al que pertenecemos.

Normas, costumbres y leyes organizan la naturaleza social del hombre, para que la misma se pueda consolidar. Si bien éstas limitan la libertad del hombre, también la hacen posible.

Dijo Cicerón, el gran orador y escritor romano: “Nos hacemos esclavos de la ley para llegar a ser hombres libres”.

Continuar

Seamos realistas, no importa lo entusiasmado que estés por un proyecto o una meta en la vida, siempre hay momentos en que necesitas recordarte a ti mismo que lo vas a conseguir


Seguro que tienes de esos días en los que pese a los logros que ya has logrado, te apetece sentarte en el sofá y mirar la tele, en vez de ponerte manos a la obra para poder entregar esa tarea que aún tienes pendiente.

Para ser exitoso, es necesario motivarte a pesar de estar experimentando uno de esos días en los que tirarías la toalla. La vida tiene sus momentos buenos y sus momentos malos, pero hay que seguir ahí, implacable, al pie del cañón intentando seguir luchando por aquello que nos hace felices.


Independientemente que sea una meta de autorrealización, una tarea laboral, un partido de fútbol en el que estés perdiendo o un momento en el que no debes mirar atrás cuando te han roto el corazón, tú, igual que todo el mundo, necesitas un extra de motivación.


Seguir adelante empieza por ti mismo, por creértelo y recordártelo especialmente en los momentos más delicados. 

Cuando comiences a pensar que el reto te viene grande o dudas en tus capacidades para conseguirlo, intenta repetirte estas frases para darte un empujoncito o, simplemente, utilízalas como una fuente de inspiración.

Los fracasos son una oportunidad inmejorable para aprender, pues si te lo tomas como una experiencia de aprendizaje, posiblemente no volverás a cometer los mismos errores que en el pasado.
El éxito no llega por sí solo, sino que requiere mucho trabajo

Así que ponte manos a la obra, porque si algo quieres, algo te cuesta.


Felicidad


Hay cuatro errores graves en la búsqueda de la felicidad y, por eso, es esquiva para algunos que, acaso, mueren sin disfrutarla:

1. Poner la felicidad fuera de ti: tal persona es mi felicidad, tal cargo, la riqueza, la fama o la belleza. Gran falla porque todo eso lo vas a perder. Aprende a tener felicidad sin nada ni nadie, ponla en el ser, no en el tener.

2. Identificarla con la ausencia de dificultades. ¿Sabes?, los únicos que no tienen problemas son los muertos, hasta donde sabemos. Felicidad no es ausencia de escollos, es disfrutar superándolos, como lo saben bien los campeones y grandes artistas.

3. Postergar la felicidad: seré feliz cuando pase o viva tal cosa. No, los seres felices lo son en el presente, ya. Se gozan lo pequeño y lo grande en el instante. Como bien dijo un sabio: felicidad es amarse aquí y ahora.

4. Creer que la felicidad es un estado de gracia constante. No, en la vida hay estaciones, marea alta y marea baja, luz y sombra. La felicidad es un modo de viajar no un edén al que llegas para siempre.

Tu felicidad va de la mano de la aceptación de ti mismo, de los demás y de la realidad. La aceptación amorosa y serena evita que te desgastes haciendo resistencia, una falla que es fuente de indecibles sufrimientos. Con aceptación gozas de paz y no puedes sufrir.

Aprende de esta historia: cuenta la leyenda, que un humilde picador de piedra lamentaba su pobreza y anhelaba ser tan poderoso como el Sol. Pensaba: él es superior, nadie puede hacerle daño y está por encima de todo. ¡Quiero ser el Sol! Dios le concedió el deseo, pero una nube tapó su luz y se dijo: la nube es más poderosa, así quiero ser. Se convirtió en nube, pero al ver cómo el viento la arrastraba con su fuerza, su desilusión fue insoportable. Entonces, decidió: quiero ser viento. Fue viento y soplaba con gran fuerza a una roca, pero esta no se movía y pensó: ¡ella es realmente fuerte: quiero ser una roca!
Ya como roca se sintió invencible, pero apareció un picador de piedra que se acercó a tallarla. Entonces, se dijo: mi condición inicial no era tan mala, deseo volver a ser el picador de piedra. No se sabe si logró su deseo.

Ojo: para ser feliz, transita confiado y en sintonía con Dios por ese sendero que Buda llamó El Camino medio que te aparta de extremos viciosos. El reto es lograr un balance entre el dar y el recibir, lo espiritual y lo material, la suavidad y la firmeza, lo interior y lo exterior. Para ser feliz hay que exorcizar odios, culpas y rencores. Sin perdón no hay felicidad. También necesitas cultivar una actitud optimista, ya que todo depende de la actitud y tú reto para estar bien es amarte, aceptarte y adaptarte a la realidad tal como es.

Optimismo no es soñar con un mundo sin obstáculos, es confiar y trabajar hasta que se superan, y eso da satisfacción. El optimista es un arquitecto de las circunstancias, el pesimista es una víctima de las circunstancias.

En un paseo, el pesimista se queja de las tierras que no posee, mientras el optimista disfruta el paisaje.


Estar Atento


El único refugio de la mente es la atención. La atención es una cualidad que casi nadie tiene en
cuenta. Vivimos como autómatas que realizan de manera mecánica sus tareas. Por eso se nos escapa y perdemos la enseñanza que nos ofrece la vida cotidiana. Vivir de manera distraída es el falso refugio que escogemos cuando huimos de algo, cuando sentimos inseguridad.

Si nos detenemos a escuchar y a centrarnos en el momento presente dejaremos de huir y comprobaremos que nuestras vidas han sido vividas con miedo, atendiendo a las expectativas de otras personas, muy posiblemente del conjunto de la sociedad. Vivir en el aquí y ahora, estar verdaderamente atentos a nuestros cuerpos, a nuestros miedos, a nuestras emociones más bajas y hacerles frente exige valor. También requiere práctica. No sirve de nada decir: "Tengo que prestar atención, tengo que controlar mi mente y desechar miedos y otros pensamientos que me impiden centrar mi mente" Eso no es atención. Cuando se obliga a la mente a prestar atención se crea una resistencia ficticia que actúa como un filtro ante otros pensamientos, pero ese esfuerzo es inútil, ya que él mismo aleja de la atención. Necesitamos entrenar nuestras mentes para prestar una completa atención; pero en el momento en que lo intentemos descubriremos la dificultad que entraña esta labor en un mundo en el que se juzga y valora a las personas por la cantidad de cosas que somos capaces de hacer simultáneamente.


En ese estado de atención notaremos algo que nos parece nuevo, la percepción del presente se incrementará notablemente, advertiremos que los colores brillan más y los sonidos son más nítidos. Entonces, nuestra consciencia abarcará nuevos horizontes.

Vivir con atención no es sólo un deber que tenemos con nosotros mismos, sino un derecho que tienen las personas con las que nos relacionamos. Si no vivimos atentamente nos perderemos la vida, simplemente dejaremos pasar los días, repitiendo lo que hicimos el día anterior. Necesitamos la atención para vivir de verdad, para vivir espiritualmente.

El Sentido De Vivir


“Vida” significa algo muy real y concreto, que configura el destino de cada persona, distinto y único en cada caso.

La búsqueda por parte de nosotros del sentido de la vida es único y específico en cuanto es uno mismo y uno solo quien tiene que encontrarlo; únicamente así logra alcanzar la persona un significado que satisfaga su propia voluntad de sentido.

La persona necesita “algo” por qué vivir. El “sentido de la vida” no es sólo algo que nace de la propia existencia, sino algo que hace frente a la existencia. Nosotros no inventamos el sentido de nuestra existencia, sino que lo descubrimos.

El sentido de la vida difiere de una persona a otra. Así pues, lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada educando en un momento dado. 

No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto.

En pocas palabras, a cada persona se le pregunta por la vida y únicamente puede responder a la vida respondiendo por su propia vida; sólo siendo responsable puede contestar a la vida. De modo que el “sentido de la vida” es la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser responsable.