martes, 10 de marzo de 2020

Transmitir Energía

Las personas trasmiten a los demás sus vibraciones, positivas o negativas. Si sueles acompañarte de personas con buenas vibraciones, tu mente se llenará de energía, aumentará tu poder mental y estarás siempre con una actitud positiva.

"Caminamos en el mundo intercambiando 
energías"

Las personas vivimos intercambiando energías, ya sean estas positivas o negativas, lo sentimos claramente por ejemplo, cuando nos saludan con una amplia sonrisa y un abrazo sincero, las tensiones acumuladas se liberan en ese

momento, sentimos una especial armonía, lo que nos invita a devolver una resonancia de sonrisas. 
Pero si nos encontramos con una persona, que ni bien nos saluda  inicia un discurso de críticas, lamentando que todo le sale mal , que las personas tienen que ver con todo lo malo que le sucede. Notamos que a medida que pasa el tiempo nos vamos contrayendo, el oxígeno comienza a disminuir, la atmósfera se torna densa, nos preguntamos ¿Fue constructiva para ambas partes la conversación?, algo sucedió, ya no nos sentimos tan bien, algo se fue, se escapó.  

Fue nuestra energía que la dejamos ir  y permitimos el ingreso de una  carga inútil de energía negativa.

Sobre el mismo suceso, podemos revertir tal situación haciendo fluir un campo energético positivo, trasmitido a través de nuestras palabras, pensamientos y acciones, recirculando la energía para que ésta se cuele y se convierta en útil y constructiva para todos.  ¿De qué manera? Reorientando la conversación hacia la búsqueda de luces, de soluciones, siendo concretos, empáticos y eficaces en dicha transmisión

 La vida cotidiana es una constante de interacciones con otros en el mundo, ocurre una transferencia de energía mental, lo hacemos a través de nuestras emociones, acciones, necesidades, sentimientos, así como tensiones, estrés y emociones negativas.

Términos De Expresión


Cuando se habla de los hombres, la mayoría de nosotros solemos llamarlos “machos” para
expresar su fuerza y masculinidad, pero cuando éste demuestra cierta debilidad lo describimos como “marica” y se les suele decir “¡sé hombre!”. Este hecho vuelve a la mujer inferior, pues solamente ésta puede demostrar fragilidad y debilidad.

En el caso del racismo, solemos identificar a una persona blanca como buena e inocente pero a alguien de piel oscura se le relaciona con violencia, maldad y peligro. Como estos, hay muchísimos más ejemplos que reflejan este lenguaje.

Las razones del porqué hablamos así son muchas y nos afectan cada una individualmente o todas al mismo tiempo. Puede que se deba a la cultura de cada país, la época en que nacimos y crecimos, la educación recibida a lo largo de nuestra vida y/o a la sociedad en la que cada uno de nosotros se ve inmerso.

Esta forma de hablar promueve el significado erróneo de muchas palabras en nuestro vocabulario, ya que generalizamos y no utilizamos su significado real por lo tanto mandamos una idea equivocada a los demás e incrementamos la intolerancia, el irrespeto, la desigualdad, los prejuicios en las personas y ante estos temas. Además expresarnos de esta manera puede afectar a las personas a nuestro alrededor porque estamos juzgándolos, criticándolos y atacándolos.

Ahora que ya sabemos que significa hablar despectivamente, cuando se está hablando de esta manera, las razones que lo generan y las consecuencias que trae hablar así, podremos darnos cuenta de todo lo que significa, el motivo por el cual lo hacemos y a partir de esto tomar una decisión sobre el tema.

Cada uno de nosotros es libre de expresarse como quiera pero es vital que seamos tolerantes ante nuestras desigualdades. “Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas” (Frase de John Fitzgerald Kennedy), empezando por lo más simple, dejando de hablar despectivamente.


Nuestros Recuerdos

Los seres humanos tenemos la capacidad de recordar. Nuestra mente es una especie de archivo donde guardamos recuerdos y les otorgamos un cierto significado o valor. Hoy sabemos desde la neurobiología que comenzamos a recordar vivencias positivas y negativas partir de los tres años de edad. 

Nuestros recuerdos conforman nuestra “identidad”, es decir, una especia de memoria autobiográfica o relato personal. Nuestros recuerdos nos dicen quiénes somos hoy. Por eso, no podemos vivir sin recuerdos. Ahora, cuando desde la voluntad traemos un recuerdo al momento actual, no lo hacemos tal y como el hecho ocurrió sino que lo editamos.

¿Qué significa esto? Que retocamos los detalles (como se hace con un video o una película), agregamos o suprimimos elementos. De este modo, los recuerdos que guardamos no reflejan nuestros acontecimientos fielmente. Esto es así porque con el paso del tiempo perdemos la afectividad que nuestros recuerdo nos provocan y recordamos pero sin la carga emotiva que teníamos al principio.
Recuerdos modificados
Después de muchos años visité mi escuela primaria y quedé sorprendido de lo pequeño que es el patio de juegos (que sigue siendo el mismo). Cuando era un niño lo veía inmenso. Esto sucede porque las personas dejamos un recuerdo acorde a nuestras proporciones y, como mencionamos, lo editamos.
 
Entonces, como resultado, con lo años y los cambios propios de cada edad, ese recuerde se va modificando.
 
¿Te diste cuenta de que un mismo hecho es relatado de diferente forma por dos personas distintas? Incluso es posible recordar algo que nunca nos sucedió. A veces oímos una historia cuando somos niños y con el tiempo la convertimos en un recuerdo personal que completamos con detalles vívidos y emociones intensas… ¡aunque no sea cierto! Así funciona la mente humana.

Los recuerdos del pasado nos dicen que hemos vivido diversas experiencias. Tal vez por eso los valoramos tanto y nos aferramos a ellos, en especial al atravesar circunstancias duras en el presente. ¿Por qué un recuerdo queda adherido a la memoria? Debido a su impacto emocional en nosotros que podríamos compararlo con el pegamento que lo adhiere en nuestra mente. 

No es lo mismo la felicidad de haber aprobado un examen final que la ansiedad y la tristeza de haber reprobado. Muy probablemente, en este último caso, al volver a rendir ese examen el recuerdo de ese día (con las emociones negativas incluidas) aparezca en nuestra mente. Cuanto más intensa es la emoción experimentada, más fuerte queda fijado en nosotros un recuerdo. Esto resulta evidente en situaciones negativas como una discusión o un asalto.

No podemos escapar de nuestros recuerdos. Si estamos contentos, traeremos recuerdos positivos que nos acarician el alma y nos alejan del estrés; si estamos tristes, traeremos recuerdos negativos que refuercen ese estado (aunque ya no tendrán tanto peso como antes). 

Lo ideal es, en el rompecabezas que es nuestra vida, incluir todas las piezas pero jugar con aquellas que nos ayuden a cumplir el propósito por el que estamos aquí disfrutando cada minuto del camino.

El Rubor De La Ternura


Es muy frecuente en nuestra cultura que se eduque a los hijos varones enseñándoles que no es bueno mostrar sus sentimientos, especialmente la ternura. “Los hombres no lloran”, les dicen. Se valora, en cambio, la bronca como sinónimo de fuerza. El chico aprende así que no se puede ser tierno y fuerte a la vez.

Como consecuencia de estas enseñanzas, muchos hombres no pueden expresar con libertad sus sentimientos. Se reprimen por miedo a que los crean débiles o poco masculinos.

Esto se ve reforzado por el hecho de que el mismo discurso lo aprenden las hijas mujeres. 

Ellas también esperan de los hombres la fuerza explícita y la represión de la ternura. Cuando una mujer así entrenada rechaza de modo tangible o imperceptible las expresiones afectivas de un hombre, le confirma el discurso aprendido en la infancia: “la sensibilidad, la ternura, las expresiones afectivas, no son cosas de hombres”.

Los hombres cumplen el mandato social para tener identidad y no ser rechazados. A las mujeres, en cambio, se las educa con todos los permisos para ser expresivas y sensibles. Lo que es virtud en las mujeres es defecto en los hombres.

Pero reprimir tiene un costo, que en el caso de los sentimientos es muy alto, por ser muy fuerte y continua la producción afectiva de los seres humanos. Creo que para evitar las consecuencias indeseables de la represión de la ternura, el hombre canaliza a través de sustitutos. Así es que se hace una transferencia de energías, desde las sensibilidades reprimidas hacia las expresiones vinculadas con la supuesta expresión de fuerza y potencia.

Para aparentar fuerza y potencia, nuestra cultura tiene dos disfraces muy conocidos: la sexualidad y el dinero. El hombre aprende a inflar su interés sexual y su poder económico, como sinónimo de fuerza y valorización. Como consecuencia lógica se ocultan y se desvalorizan intereses opuestos, simplemente por ser distintos al sexo y al dinero. Una vez incorporados estos mecanismos, automáticamente se eligen y descartan las conductas que supongan fuerza o ternura, respectivamente. 

El hombre víctima de estos mandatos seducirá más con su erotismo y su billetera, que con su capacidad poética.

Como dijimos antes, la respuesta positiva de las seducidas, reforzará el mecanismo. La barra del café que felicita las hazañas sexuales del seductor actúa igual que la novia que privilegia los éxitos financieros de su pareja.

En muchos casos, los hombres se avergüenzan de mostrar una poesía que han escrito. La desvalorización de la ternura y la hiperinflación de la sexualidad, tienen consecuencias importantes en el deterioro de la autoestima de hombres y mujeres. 

Un hombre puede arrastrar viejos complejos, a raíz de sus aspectos tiernos y sensibles. Por las grietas de esos complejos, se escapará su autoestima como el agua de un balde agujereado. Si intenta tapar esos “agujeros-complejos” con sexualidad y éxito económico, cometerá el mismo error que alguien que quiera tapar los agujeros del balde con pintura. El sexo y el dinero usados de esta manera son “pinturas” narcisistas, que no cierran los “agujeros” de nuestra autoestima.

Por eso algunas personas no entienden por qué siguen deprimidos a pesar de aumentar sus éxitos sexuales y económicos. El “agua-autoestima” sigue cayendo por los “agujeros-complejos”, aunque se incremente la “pintura” exterior de éxitos narcisistas.

Si alguien lucha contra los complejos que le impiden expresar sus emociones, y lleva a la práctica intentos de expresarse poéticamente o reconocer la sensibilidad de otras maneras, su autoestima crecerá. Quizás descubra que también “es de hombre” reconocerse emotivo y no estar tan pendiente de la aprobación de otros.

Cuando un hombre descubre que se puede ser tierno y fuerte a la vez, aumenta su eficacia en la vida porque no tiene que gastar energía en ocultar sus sentimientos, no tiene miedo que lo rechacen.

La autoestima siempre fortalece. El narcisismo debilita siempre, pues es la confirmación de la ausencia de autoestima.


La Cabeza Vacía

Las cuerdas vocales tiran de ti. No hablas tú: es el decoro, la costumbre.


Me formulas preguntas cuyas respuestas, en realidad, ya conoces o no te importan.

El caso es llenar el hueco sonoro del trayecto. Un acuerdo no escrito entre ambos: yo conduzco y tú me das conversación.

Siempre son las mismas preguntas, en cada taxi (dos o tres diarios, tal vez más): “¿Qué tal va la tarde, jefe?”; “Está jodida la cosa con esto de la crisis, ¿verdad?”; “Vaya frío que hace, ¿no cree?”. Son preguntas comodín, relajadas siempre porque conoces de antemano las respuestas.

Si el taxista contesta con un monosílabo, ya sabes que no le apetece hablar. Si el taxista se alarga con matices, continúas con tu muestrario de frases hechas, comunes a más no poder, cuidadosamente asépticas, neutrales. 

Dominas un amplio abanico. Tu preferida: “Todos los políticos son iguales”. Ahí no fallas. Siempre te dan la razón.

Y al bajar del taxi dejarás el habitáculo tan vacío como antes. No habrás aprendido nada; tampoco el taxista. Absurda forma de llenar el silencio.

¿Será eso?
Llenar el silencio de ruido. Evitar el silencio para no pensar. O acaparar la atención del taxista como quien lanza bengalas en una plaza repleta. O sentirte integrado en el mundo. 

Cómodo en el pensamiento único. Uno más, uno de tantos. Sin voto pero con voz. El rey de los muertos en vida.



lunes, 9 de marzo de 2020

El Lugar Nuestro


Hay un lugar donde siempre seremos nosotros.

En el que nuestro nombre tendrá significado más allá de lo que indique la etimología.

En el que seremos alguien para uno, o para muchos. Donde están nuestras raíces, donde ancla nuestro presente, donde soñamos nuestro futuro, donde siempre habrá una casa a cuya puerta ir a tocar cuando la inclemencia arrecie, con un café, un mate o un vino y, sobre todo, un par de brazos fraternos y un hombro dispuesto a consolar la pena esperando adentro.

 Donde los recuerdos y el pasado unen, porque las desventuras y las esperanzas han ido de la mano, incluso cuando nos hayan encontrado en veredas opuestas, porque el idioma, ese idioma de infancia como cantaba María Elena Walsh, es un secreto ente los dos
.
Es ese lugar en que está inscrita nuestra historia, una historia común a todos quienes nos rodean. 

Donde los códigos son compartidos y cada palabra tiene su propio significado: nombra lo que todos sabemos que nombra, y no puede ser confundida con otra cosa, a despecho de diccionarios y enciclopedias porque la costumbre, las circunstancias o la Historia se han encargado de que así sea.

Es ese lugar en el que los gestos son interpretados sin más; las onomatopeyas, propias, sirven hasta para zanjar una discusión, y en el que somos parte de un todo, aunque no siempre el todo nos guste por completo. Ese lugar es el nuestro, la tierra de cada uno de nosotros, nuestro país.

 El único que tenemos, el que amamos: complejo, imperfecto, difícil, entrañable. No el mejor sino el propio. Nuestro lugar en el mundo.


El Miedo A Morir


El miedo a morir es el único miedo a una certeza que sabemos inevitable. Unos lo temen más que otros, pero a todos se les pasa alguna vez por la cabeza.

Esto afecta a nuestra personalidad, según diferentes estudios realizados desde el punto de vista psicológico. El psicólogo Matthew Gailliot y colegas de la Society for Personality and Social Phycology concluyen que el temor a la muerte puede tener consecuencias beneficiosas en nuestro comportamiento, haciéndonos más comprensivos, empáticos y pacifistas, tal y como recogen desde Buena Vida.

Es un temor a lo desconocido y a algo que no podemos controlar que provoca efectos positivos en nuestra psique. El respeto a la muerte provoca a su vez otros miedos, como al dolor, la soledad o la enfermedad. Todo ello condiciona nuestro comportamiento.

Estudios realizados en la Universidad de Harvard y la Universidad de Kansas concluyen que este miedo provoca, incluso comportamientos de mayor tolerancia a otras creencias (como la religiosa) y de respeto al medioambiente (haciendo que las personas, por ejemplo, reciclen más). Este miedo crece cuando sufrimos la pérdida de un ser cercano. Algo que suele rompernos varios esquemas replantearnos cuestiones que acabamos relativizando.

Tras el shock producido por la muerte del ser cercano, la mente humana pasa por un proceso de re-evaluación vital, en el que se cambian prioridades y decisiones. En esta re-evaluación entran una serie de pensamientos que pueden modificar nuestra conducta futura a corto plazo: no haber cumplido los propios deseos y haber buscado la felicidad, haber trabajado demasiado, haber dedicado poco tiempo a lo importante y no haber expresado los sentimientos. La muerte crea en la mente humana el sentimiento de lo que se puede controlar (lo anteriormente citado) y lo que no (la propia muerte).

Si la pérdida de un ser cercano es reciente, esta hace que pasemos por cinco estadios: negación (no me puede estar pasando a mí), ira, regateo (recurrir a todo aquello que pueda alargar nuestra vida), depresión y aceptación.

Todas estas etapas también se suelen relacionar con nuestra edad, de manera que la negación sería más habitual a edades tempranas y la aceptación en la vejez. Por este motivo, cuando se produce una muerte cercana de alguien joven, sus allegados tardan más en asimilar lo ocurrido
El miedo a morir es el único miedo a una certeza que sabemos inevitable. Unos lo temen más que otros, pero a todos se les pasa alguna vez por la cabeza.

Esto afecta a nuestra personalidad, según diferentes estudios realizados desde el punto de vista psicológico. El psicólogo Matthew Gailliot y colegas de la Society for Personality and Social Phycology concluyen que el temor a la muerte puede tener consecuencias beneficiosas en nuestro comportamiento, haciéndonos más comprensivos, empáticos y pacifistas, tal y como recogen desde Buena Vida.

Es un temor a lo desconocido y a algo que no podemos controlar que provoca efectos positivos en nuestra psique. El respeto a la muerte provoca a su vez otros miedos, como al dolor, la soledad o la enfermedad. Todo ello condiciona nuestro comportamiento.

Estudios realizados en la Universidad de Harvard y la Universidad de Kansas concluyen que este miedo provoca, incluso comportamientos de mayor tolerancia a otras creencias (como la religiosa) y de respeto al medioambiente (haciendo que las personas, por ejemplo, reciclen más). Este miedo crece cuando sufrimos la pérdida de un ser cercano. Algo que suele rompernos varios esquemas replantearnos cuestiones que acabamos relativizando.

Tras el shock producido por la muerte del ser cercano, la mente humana pasa por un proceso de re-evaluación vital, en el que se cambian prioridades y decisiones. En esta re-evaluación entran una serie de pensamientos que pueden modificar nuestra conducta futura a corto plazo: no haber cumplido los propios deseos y haber buscado la felicidad, haber trabajado demasiado, haber dedicado poco tiempo a lo importante y no haber expresado los sentimientos. La muerte crea en la mente humana el sentimiento de lo que se puede controlar (lo anteriormente citado) y lo que no (la propia muerte).

Si la pérdida de un ser cercano es reciente, esta hace que pasemos por cinco estadios: negación (no me puede estar pasando a mí), ira, regateo (recurrir a todo aquello que pueda alargar nuestra vida), depresión y aceptación.

Todas estas etapas también se suelen relacionar con nuestra edad, de manera que la negación sería más habitual a edades tempranas y la aceptación en la vejez. Por este motivo, cuando se produce una muerte cercana de alguien joven, sus allegados tardan más en asimilar lo ocurrido

Automarginación


El fuerte descontento ciudadano con la clase política ha ido tomando distintas formas: desde la legitimación del fraude social como la evasión al pago del transporte público, los robos “a los ricos” hasta la muy alta abstención registrada desde la instauración del voto voluntario. Sobre esto último, sus defensores esgrimen desde que es una forma de protesta que le quitará poder a la autoridad, hasta que no sirve de nada, pues de igual manera saldrá electa una autoridad que no marque la diferencia positivamente sobre cualquier otra administración por lo que no tendría sentido ir a votar. 

Parece que desde el primer argumento se creyera que la obligatoriedad de cumplir una norma con la que no se está de acuerdo por no haber participado de la elección, disminuye, pero no.

Una abstención o un voto nulo/blanco no es un voto de protesta, es la auto marginación del cuerpo ciudadano. Las leyes (y a propósito de la próxima elección, las elecciones municipales) son igual de vinculantes se haya votado por la autoridad en ejercicio, o por el opositor, o no se haya votado o marcado nulo/blanco; la fuerza pública está igualmente facultada para exigirnos su cumplimiento pues la democracia lo ha dictaminado así, aunque sólo una pequeña parte los haya elegido, todos podemos participar. Democracia es el gobierno del pueblo, pero del pueblo que vota.

El otro argumento lo he escuchado mucho en la gente de a pie recorriendo ferias -en campaña por un candidato joven a concejal- que todos los candidatos, por el hecho de ser candidatos (políticos) tienen inherentemente una serie de condiciones negativas (“ladrones, corruptos, traidores”) por lo que no tiene sentido votar por ninguno.

Otros piensan que el voto individual no hará la diferencia en una elección “ya corrida”, una “colusión entre políticos” que sea quien sea la autoridad mantendrá igual todo, y que no vale la pena levantarse un domingo y tomar la micro para ir a votar.

Eso también es falso. La variopinta gama de candidatos, tanto en la última elección presidencial así como especialmente en esta municipal (con comunas que tienen hasta 100 candidatos a concejales) demuestra que hay opciones, que se puede castigar a las malas autoridades apoyando a algunos de quienes quieren ser escuchados.

¿Cómo es posible que cientos de miles de personas se levanten temprano varios domingos para protestar pero encuentren que hacer lo mismo para ir a votar en su propia comuna es demasiado esfuerzo?

Si los grupos que protestan no votan, no van a ser de interés de ninguna autoridad democrática -como los jóvenes con las demandas estudiantiles- y serán invisibles salvo que tengan de altavoz entre los que sí votan.

Pero aún con voto voluntario o nulo no podemos escapar de elegir a las autoridades. Si sólo vota un tercio del padrón electoral y yo voy a votar, entonces mi voto valdrá por tres: por el mío y por el de los dos que por cada votante como yo no fueron a votar: en la práctica otro vota por ellos; otro que puede no compartir –y normalmente no comparte-las preferencias de quienes no votaron.

Las grandes mayorías no son tales, el 60% de votos válidos hacia la presidenta Bachelet en la última elección eran sólo un quinto de la población que podía votar, y el optimismo inicial de refundar el país con ese respaldo de 60% de “nueva mayoría” se esfumó cuando apareció la resistencia a las reformas de ese 75% real que no votó por ella.

Incluso si una autoridad igualmente es elegida, no es lo mismo salir elegido alcalde con un 75% que con un 25% de los votos -como saben los entendidos en la materia- la baja base de apoyo le pondrá coto a sus ambiciones y deberá negociar sabiendo que es minoría con los demás actores que en conjunto sí son mayoría.

El no ir a votar porque “la elección ya está corrida” es una profecía auto cumplida, un perverso incentivo para los “corruptos” a los que la abstención de sus opositores es su mejor aliado. Si no pregúntenle a los británicos europeístas que veían improbable el Brexit así como los lamentos de los partidarios del Sí en Colombia.

¿Entonces qué podemos hacer? Como ya vimos, hay muchos candidatos desconocidos, jóvenes, independientes o de movimientos emergentes que no han entrado en las perversas lógicas maquiavélicas de la clase política, que tienen ideas y propuestas concretas para la comuna.

A ellos hay que escucharlos, informarse más allá de los candidatos mediáticamente fuertes y, aunque incluso no salgan electos, juntos serán la señal oficial que si no cambian, los políticos tradicionales simplemente desaparecerán del mapa.

Si vamos todos a votar, podemos volcar las falsas mayorías, nuevas o antiguas. Es hora de participar.

Mente Y Objetividad

Se dice que la información objetiva está basada en la ausencia de prejuicios e intereses personales y que en ella, los hechos y los conceptos son tratados como objetos. En contrapartida, la información subjetiva se supone que es aquella que contiene el punto de vista de la persona que la expone y está influida por sus intereses y deseos.

Pero parece que no todo es tan así. Y que es imposible liberar de prejuicios y experiencias previas todos nuestros dichos y actos.

Tal como publicó la revista PloS Computational Biology, lograr la objetividad completa parece ser algo inaccesible para los humanos. A esa conclusión llegaron especialistas que realizaron un estudio liderado por Stefano Palminteri, de la Escuela Normal Superior de París (Francia) y el University College de Londres (Reino Unido).

La investigación puso de manifiesto que los prejuicios tienen más peso del que se imaginaba y son capaces de enturbiar el raciocinio y no tener en consideración hechos reales y concretos

Estudios previos sugerían que el aprendizaje factual, es decir, el aprendizaje a partir de los resultados obtenidos, está sesgado, de modo que los participantes prefieren tener en cuenta los errores de predicción positivos en comparación con los negativos.

Los expertos realizaron dos experimentos para llegar a este extremo. Primero, querían descubrir si los prejuicios están tan anclados en las personas que las vuelve incapaces de expulsarlos de sus determinaciones, incluso si estos prejuicios entran en contradicción con la realidad.

Para el estudio contaron con la participación de 20 personas a las que pidieron que realizaran la misma tarea -elegir parejas de símbolos abstractos, cada uno de ellos con valor en puntos- pero de forma diferente. Con el transcurso de la experiencia, los voluntarios se dieron cuenta de que algunos símbolos valían más que otros y comenzaron a escoger los más valiosos por encima de los demás.

En el segundo ejercicio, fueron informados de los valores de cada uno de los símbolos, exponiéndoles que esta vez sólo podrían seleccionar uno. Los participantes volvieron a escoger los mismos símbolos que habían escogido la primera vez, a pesar de que ya sabían que valían menos.

El ser humano cuenta con una extraordinaria capacidad para ignorar hechos que no se corresponden con sus prejuicios

El hecho de que los participantes no hayan cambiado sus preferencias a pesar de que los símbolos que no escogieron podrían ser incluso más valiosos determina, según los expertos, que el ser humano cuenta con una extraordinaria capacidad para ignorar hechos que no se corresponden con sus prejuicios porque tienden a escoger el camino más fácil, aunque no sea el mejor.

Por ello, insistieron los expertos, algunas personas jamás llegarán a cambiar de opinión, ni aun teniendo la evidencia más aplastante delante de sus ojos, pues la nueva información que contrarresta sus creencias, es ignorada.

"Es como si no escucharas las voces en tu cabeza diciéndote que estás equivocado, incluso si pierdes dinero", observó Stefano Palminteri, líder del trabajo.

"La objetividad completa es probablemente algo que nunca lograremos plenamente", aseguró el experto, y finalizó: "Al final, las personas tendrán la impresión de que son mejores de lo que realmente son. Eso podría aumentar la confianza en uno mismo, y proporcionar un impulso motivacional".

El Ser Y El Deber Ser

¿Es la ética una “gran palabra”?, ¿por qué? Y ¿qué significa la ética?, ¿qué engloba la ética? Sin duda, la ética puede considerarse una “gran palabra” en tanto refiere a algo importantísimo en la vida de los seres humanos, una condición ineludible para la conducción y consolidación de la vida entre diversas y muchas personas. 

Se dice, pues, que la ética es uno de los ejes de la vida en sociedad y siempre se reitera su necesidad en las acciones de cada ser humano, en tanto estas repercuten en la vida de muchos más. De ahí que la ética tenga ganado un “sitial” en la regulación de los comportamientos, a pesar de que no deje de ser problemático describir conductas éticas, reconocerlas y asegurar su permanencia. En este sentido, la ética no es algo sencillo, no es una noción que tenga una expresión práctica segura y acabada. 

La ética es muy importante pero también es algo difícil de formular, de presentar como concepto y, con ello, de asegurar su permanencia, sobre todo en contextos y coyunturas tan cambiantes como las de la escena actual. Ello explica la comprensión de la ética también como algo difícil de alcanzar o como algo que se alcanza parcialmente, cuya presencia continua en la vida de las personas es un reto.

De ahí que la ética se reafirme como una “gran palabra” y pueda adquirir cierto carácter solemne y trascendental; pero ello, a su vez, la puede alejar de su fuente, esto es, del acontecer cotidiano del ser humano. La “gran palabra” que puede ser la ética no debe distanciarse de aquello que la funda y sostiene, es decir, las acciones del ser humano. De lo contrario, la palabra puede devenir en un gran concepto sin expresión real, lo que atentaría contra el carácter vivencial de la ética, perdiendo de vista el sin fin de experiencias humanas que le dan sentido y la sostienen.

Ser Mucho Y Ser Nada

Filosofía

 Expresa en forma general, la filosofía existencial del autor, es un voluminoso ensayo publicado en 1943.

El tema central de la teoría es una exploración de la realidad humana, como conciencia “ser por si” entendida como huida, negación, falta de ser y libertad.

El hombre es un proyecto y solo esta metamorfosis le confiere una esencia. Sartre recorre el camino que va de la ontología de la ética, del análisis del “ser del parecer” o el existir, hacia un reconocimiento positiva de la tarea humana como forma de libertad.

Sartre se centra en el hombre exclusivamente y lio concibo como un solo dinamismo actuando en un vacío solitario de la libertad sin fondo; la concepción de la nada en Sartre es distinta a otros autores. No es para él un complemento del ser sino lo constituyente de lo real, y el ser en cuanta existencia humana, es un continuo arrancarse de sí.

Esta conciencia puede cuestionarlo todo y para cumplir esta función debe tener libertad absoluta y poder de modificar sus propios modos de existencia. A si Sartre llega a la afirmación de que el hombre es un ser “condenado a la libertad”.

Aquí se analiza la relación entre el prójimo que nos condiciona debido al conocimiento que de nosotros tiene y con el cual, “nos roba”, sin embargo, necesitamos del otro para captar plenamente todas las estructuras del prójimo.

La primera tarea del existencialismo es hacer consiente al hombre de lo que es y responsabilizarlo de su existencia, todos los valores se hallan afectados por este carácter radicalmente ambiguo: “ser incondicionalmente” y “no ser”, en cuanto a su “único” fundamento, es la libertad humana.

En esta obra Sartre critica al marxismo cono “reificación “del hombre; pues los principios de la dialéctica fueron tomados del mundo de los objetos, pero no es posible aplicarlos a la esfera personal. 

El ser y la nada presenta una visión nueva de la realidad humana y plantea más interrogantes de los que soluciona.

¿Está el ser humano condenado a la mala fe, al absurdo? ¡El ser-hombre se ajusta con toda clase de valores?. Algunos críticos han dicho que no hay una sola sonrisa en sus escritos, ni un perfume, ni una flor
.
Es un jardín agostado, un desierto de arena pesada sin camino, Sartre en la “critica de la razón dialéctica “hace un examen de la “situación” y del ser “ser para otro” analizando allí la acción humana colectiva.



Conducir


Seguro que tienes miles de planes sobre lo que quieres en tu vida. Cosas que hacer, metas que cumplir y personas con quienes convivir. Pero a veces pasa que no tienes tiempo para lograr todo… o quizás solo parece eso.  ¿Has pensado que quizás estás malgastando tu vida?

Puede que algunas cosas en las que te veas inmerso no sean necesarias o que te encuentres perdiendo demasiado tiempo sin ni siquiera saberlo, ¿realmente te falta tiempo o solo lo inviertes en cosas que no te llevan a ningún lado? Sigue leyendo y descúbrelo.

“Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.
-Proverbio árabe-

Necesitas momentos para desconectar de las obligaciones laborales y distraerte. Pero si la mayor parte de tu tiempo lo destinas a distractores, terminas sintiendo que no has hecho nada. No te digo que elimines todas las actividades recreativas de tu vida, sino que dejes aquellas que te aportan algo y reduzcas las demás.

Entre las actividades que te harán sentir que malgastas tu vida están beber en exceso, pasar horas viendo televisión o perderte en las redes sociales. Si quieres estar con tus amigos, busca alternativas como salir a acampar o cenar en casa y charlar a gusto. Elige alternativas que te sirvan para mejorar tus relaciones y tener la vida que deseas.

Los seres humanos estamos programados para aprender cosas nuevas. Una forma de malgastar tu vida es no dándote la oportunidad de aprender y crecer siempre que puedas.  ¿Recuerdas que antes mencioné que debes evitar las actividades que no aportan nada? Bueno, una excelente alternativa es usar los tiempos muertos para practicar juegos mentales.

Haz que tu mente trabaje y desafíate siempre que puedas. Opciones como crucigramas y sudokus te ayudarán y en poco tiempo te harás adicto a sus retos. Otra excelente alternativa para hacer que tu mente se desarrolle es aprender nuevas habilidades. Desde tocar un instrumentos musical hasta aprender un nuevo idioma. Si quieres algo que represente menos esfuerzo, lee.

“Aprender a aprender es la habilidad más importante de la educación, y debe ser explicada desde los primeros cursos”.
-John Seymour-

¿Cómo te imaginas en diez años? ¿Qué te gustaría estar haciendo en ese momento? ¿Con qué recursos lo harás? Aunque es cierto que debes vivir el presente, nunca debes olvidarte del futuro.  

Las metas te dan un motivo para continuar y evitan que malgastes tu vida sin sentido. Te permiten crear un camino y te hacen sentir que realmente tienes algo por lo que mejorar y continuar.

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”.


Recepción De La Mente


El cerebro no entiende la palabra "NO"

Cuando hablamos de las afirmaciones insistimos mucho en la importancia de ser asertivos y tener claro qué deseamos para nuestra vida. Nuestra mente tiene un lenguaje diferente al que usamos con palabras. Nuestro cerebro traduce toda palabra en símbolos e imágenes.

En esta era de auge de las comunicaciones virtuales, la comunicación más importante ocurre en el interior de nuestra mente, porque de ella depende en gran parte el éxito o el fracaso que experimentemos en nuestra vida. Aprender el lenguaje de nuestra mente es vital, porque es allí donde residen algunos de los poderes que pueden cambiar nuestra vida.

Tu mente siempre necesitará una imagen para asociar a tus pensamientos. Sea lo que sea que tu expreses con palabras, aunque sean absurdas y sin sentido, tu cerebro forma inmediatamente una imagen.

De la misma manera hay palabras que nuestra mente no puede traducir en una imagen. Es el NO. 

La expresión negativa no tiene una representación en imágenes para el cerebro. Por eso, cuando tu dices “no quiero tal cosa”, lo que tu cerebro ve es “la tal cosa”. Si dices “no quiero deudas”, el no, no tiene representación, tu cerebro sólo ve deudas y que? atraes más deudas.

Dice Bob Doyle en “El Secreto”: A la ley de la atracción no le importa si tu percibes algo como bueno o como malo, si lo quieres o si no lo quieres. Sólo responde a tus pensamientos. De modo que si estás contemplando tu montaña de deudas y te sientes fatal por ello, ésa será la señal que estarás emitiendo al Universo: "Me siento fatal por todas las deudas que tengo”. Te lo estás afirmando a ti mismo. Lo sientes en todos los planos de tu existencia. Por lo tanto, obtendrás más de lo mismo.

Agrega Lisa Nichols a continuación: “Cuando te enfocas en las cosas que no quieres- “No quiero llegar tarde, no quiero llegar tarde” – La ley de atracción no oye el “no quiero”. Manifiesta lo que estás pensando y lo hará una y otra vez. La ley de la atracción no sabe de “quieros y no quieros”. Cuando te enfocas en algo, sea lo que sea, estás provocando que se manifieste”

Cada vez que pronunciamos negaciones, nuestra mente solo puede traducir en imagen la parte que expresa el pensamiento, pero no su negación. “No quiero deudas”, para tu mente es “Quiero deudas". Tal vez te preguntes, ¿cómo que el cerebro no entiende la palabra “no”? Nosotros entendemos el NO,
porque la mente no lo entiende? Es fácil, como nuestro cerebro solo piensa en imágenes cuando utilizamos una expresión en la que se encuentra la palabra “no”, lo único que conseguimos es dibujar en la mente aquello que pretendemos negar. Al traducir el cerebro todo en imágenes, solo se enfoca en la parte positiva de la expresión.

Si deseas haz este ejercicio: Imagina un árbol, verde, frondoso. Ahora, no quiero que veas una manzana roja colgando de él. No veas ninguna manzana roja. Haz un esfuerzo no veas una manzana roja en el árbol! ¿Qué pasó? Pues, que estoy segura que viste una manzana roja.

Con los niños se aprecia fácilmente este punto, porque tendemos a utilizar con ellos a menudo la palabra NO. “No grites”, no corras, no toques el enchufe, no des portazos. etc.

Cuando le dices a un niño “no debes gritar”, su mente solo entiende el “debes gritar”. Eso te explica porque la mayoría de los niños tienden a hacer o repetir lo que les dijimos que no hicieran. Es que en realidad, su mente solo capta la parte afirmativa de la orden. En lugar de decir “no corras dentro de la casa”, puedes decirle al niño: “quiero que camines despacio cuando estás dentro de la casa”, el cerebro del niño formará rápidamente la imagen de caminar lento.

De manera que en nuestra práctica mental de algo que deseamos realizar, no utilicemos el “NO”, porque lo único que lograremos es justamente lo que queremos evitar. Cuando vas a una entrevista de trabajo o a un examen, en lugar de decir “ojalá no me ponga nervioso”, di “me siento calmado y seguro”.

No permitas que tu diálogo interno se convierta en un obstáculo en tu camino. Cuando fijes metas, deseos, aspiraciones, evita la palabra NO. Procura utilizar los términos y palabras que dibujen las imágenes de los resultados que quieres lograr. Recuerda que atraemos lo que podemos visualizar y el no, no puedes visualizarlo. No quiero sufrir se visualiza con sufrimiento y sufrimiento no es lo que quieres, entonces, visualiza felicidad, alegría. 

Cuando alguna cosa no te hace feliz, o mejor dicho sufres por ello, no te enfoques más en ella, visualiza lo que te hace feliz.


domingo, 8 de marzo de 2020

Juicio Y Condena


Sobre Barrabás se han escrito muchas obras ficticias que pululan entre los relatos de Semana Santa, 
tal vez por la forma en que llama la atención el personaje, de modo que se han generado una variedad de mitos y leyendas sin fundamento. A fin de separar la realidad de la fantasía y conocer la verdadera historia de Barrabás y entender el papel que jugó en el juicio de Jesús tenemos que basarnos en fuentes auténticas.

La verdad es que, debido a que no existe ninguna documentación externa sobre este personaje, todo lo que podemos conocer sobre su vida es lo que se encuentra en los evangelios. De manera que la manera correcta para conocer a Barrabás es abordar un estudio bíblico sencillo, comparando los diferentes versículos para entender al personaje. En este artículo nos limitaremos a estudiar la historia de Barrabas en la Biblia.

Antes que nada es bueno diluir cualquier falsa expectativa. La información que nos proveen los evangelios es muy escueta, limitándose a señalar los aspectos que tienen que ver más directamente con el juicio de Jesús. No sabemos de dónde era Barrabás (como para decir cómo comienza su historia), ni cómo murió Barrabás, ni sabemos con quién se relacionaba. No tenemos, en fin, datos suficientes para construir una historia completa de Barrabas. Una completa biografía de Barrabas es, con los datos actuales, sencillamente imposible.

Los cuatro evangelios destacan el trágico episodio en que se libera a Barrabás y se condena a muerte a Jesucristo. Cada evangelista nos proporciona en su relato un aspecto diferente de este personaje. El Barrabas de la Biblia se construye a partir de estos diferentes aspectos. Las “pistas” que nos brinda cada evangelista se complementan entre sí.

El apóstol Juan es sumamente breve en su tratamiento de este personaje, indicando solamente que se trataba de un ladrón (Juan 18:40). Nota que el epíteto “ladrón”, o el de “bandido”, no se empleaba sólo para designar a quien robaba, sino al que asaltaba en general.

El apóstol Mateo indica, además, que era un preso famoso (Mateo 27:16). La multitud tendría que haberlo reconocido cuando les fue presentado su nombre por Poncio Pilato.

Marcos, el evangelista, señala que era un rebelde. Había tomado parte con otros, que también se encontraban presos, en un motín, y habían cometido homicidio (Marcos 15:7).

Finalmente, Lucas confirma lo dicho por Marcos, indicando que el motivo del motín había sido la sedición. También ratifica que había cometido homicidio (Lucas 23:19; Lucas 23:25).

De modo que tenemos el cuadro completo de nuestro personaje. Se trataba de un revolucionario, un insurrecto, que se había rebelado contra el gobierno y cuyos actos violentos habían culminado en al menos un homicidio, por el cual él y su grupo ahora se encontraban apresados.

Los evangelios sinópticos muestran con claridad que Pilato no deseaba tener nada que ver con la muerte de Jesús (ver Mateo 27:18-19), pero que estaba enfrentado a una fuerte presión. 

Aunque no se tiene claro su origen (si era judía o romana), existía la costumbre de liberar en la Pascua a un prisionero (Marcos 15:6), y Pilato vio la oportunidad de calmar a la multitud, agitada por los líderes judíos, y liberar a Jesús (Marcos 15:8-10; Mateo 27:16-17; Lucas 23:20;).

No obstante, los líderes judíos instigaron a la multitud a solicitar que más bien que a Jesús (Mateo 17:20-23; Marcos 15:11-14; Lucas 23:18). Pilato hizo aún más intentos por liberar a Jesús (Lucas 23:22-23). Ante la reacia negativa pública, Pilato se lavó las manos, simbolizando que se exculpaba por el resultado de esta obstinación. Fue este el punto en que el pueblo declaró: “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:24-25).

El relato termina con la declaración de que Pilato, entonces, “soltó a Barrabás, y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado” (Mateo 27:26; Marcos 15:15; Lucas 23:24-25). Esta es la última declaración que tenemos sobre la historia de Barrabás.

Es interesante saber que Barrabás y Jesús, siendo personajes totalmente diferentes, compartieron en realidad el mismo nombre. En los manuscritos anteriores al siglo III d.C. que provienen de Siria, Cesárea y el Sinaí, como también en los escritos de Orígenes, el nombre de este ladrón en Mateo 27:7 aparece como  ”Iesous ho Barabbas“, que, traducido al castellano, significa “Jesús Barrabás”. 

Este sería el verdadero nombre de Barrabás, según estos escritos. También aparece como Jesús Bar Abba, que significa “Jesús, hijo del Padre”. La coincidencia de los nombres establece un contraste radical entre “Jesús, llamado el Cristo” (según el mismo Pilato le nombra) y este otro Jesús Barrabás, representante de los resultados de la maldad posible en el hombre. El contraste es estremecedor, al considerar que Jesús de Nazaret es el verdadero “Hijo del Padre” y el verdadero libertador y Salvador.

Un mito popular, una de esas historias frecuentemente repetidas (y uno nunca termina de saber por qué), es el de que Barrabas fue crucificado con Jesús. Como antes hemos dicho, simplemente no sabemos como murió el ladrón liberado. Tampoco conocemos nada sobre su historia después de la muerte de Jesús. El mito debió generarse al confundir a Barrabas, a quien se señala como ladrón, con los dos ladrones que fueron crucificados ese mismo día, lado a lado con Jesús. Lo último que sabemos de Barrabás es que fue liberado, de modo que él no fue crucificado junto con Jesús.

Lo que sin duda ha sucedido es que puestos en la disyuntiva de escoger, lo que seguramente sucedería, es que tal como lo venimos haciendo desde entonces, la reacción nuestra y la de “las organizaciones celestiales” que nos representan, es que  volveríamos a anteponer los intereses corporativos de “la organización” volviendo a crucificar una y mil veces a nuestro Salvador y Redentor.