Crecemos con la noción de que
aquello que no llega a difundirse en los
medios, sean éstos gráficos o televisados, o “colgados” en las redes sociales,
páginas web, correo electrónico, etc. no merecen ser considerados como noticia
relevante y en consecuencia, no existen.
Tenemos la marcada tendencia a
considerar como noticias dignas de crédito a aquellas que inundan nuestras
fuentes de información y por tal razón corremos el riesgo de ser un tanto
“saturados” por el sensacionalismo impregnado en la procura de “captar nuestra
atención”
Resulta entonces que “la sensación térmica”
que todos tenemos como imperante en la sociedad que integramos es el resultado de “tales noticias” donde todo
lo que tiene que ver con los “males de moda” llámense, asesinatos, robos,
violaciones, accidentes graves, víctimas fatales, etc.
Estas son las noticias que recibimos
y como consecuencia encontraremos como resultado la posibilidad de identificar
a “los protagonistas” de los
acontecimientos más relevantes que han “sacudido” por no decir, alarmado, a
todos nuestros conciudadanos, que harán sentir sus reclamos (y justo es
considerar que les asiste todo el derecho de hacerlo, y que además, deben hacerlo.)
Lo lamentable de todo este asunto es que
como no se mencionan una multitud de buenas obras que a diario se realizan, o
mejor dicho, realizamos todos, o casi todos los demás integrantes de la
sociedad, esto no forma parte del “menú de noticias” éstos sucesos que nos
congratulamos de que realmente sucedan no llaman la atención de los medios
informativos, no son noticia y sabido es que “sin noticias no hay protagonistas”
solamente son reconocidos por un “círculo íntimo” donde tales hechos se
desarrollan.
Estos son los verdaderos
protagonistas, los ignorados pero siempre
vigentes, todos aquellos que como cada uno de nosotros, hace de la solidaridad “el
pan nuestro de cada día”.
Hugo W Arostegui