sábado, 24 de diciembre de 2016

Madurando


Caramba, el tiempo pasa, nuestra mente permanece dentro de este cascarón que nos recubre, ella, nuestra mente, la consecuente testigo de todo este proceso, continúa dictándonos todo lo que percibe, ahora ya no permanece callada, no nos habla a través del dolor que nos aqueja por alguna impericia cometida, ahora no es necesario que nos grite desde nuestro interior, solo nos susurra suavemente, ahora es un nexo vital y moderador que nos ayuda a comprender mejor todo el valor acumulado de eso que llamamos con ternura, madurez.

“Cuando tomamos decisiones mirando el largo plazo. Cuando tenemos la capacidad de asumir las consecuencias de nuestros actos. Cuando hemos conocido el éxito y el fracaso. Cuando entendemos que la vida continúa y que, al final, uno siempre sigue respirando. Cuando hacemos todo eso, hemos madurado.

“Inmaduro”. A los hombres pareciera quedarles muy bien ese calificativo. Y a las mujeres les encanta decírselos. Basta un solo acto que huela a adolescencia, a descompromiso, a entretención, y son “inmaduros”. Y de ahí a la imagen del treintón o cuarentón con apariencia de 15 y mentalidad de 18, es cuestión de segundos… 

Son los estereotipos los que más le pesan al inmaduro o inmadura (no es un privilegio o desventaja de género esto de no pensar exactamente como piensa el resto).

Y les pesa también ese aire de obligatoriedad que acompaña siempre al “inmaduro(a)” y que tiene que ver con que lo que viene es que se ajuste al resto y “madure”. Pero la madurez no es una alternativa que se pueda tomar de entre varias posibilidades. Ese es el problema. La madurez tiene que ver con un proceso inconsciente de experiencias de vida, cambios biológicos y sicológicos que no se manejan a voluntad.

Por todo lo anterior es la pregunta ¿cuándo maduramos? La respuesta es todo lo que viene.

Primero, una definición. Aunque algunas veces se usan casi como sinónimos, madurez no es lo mismo que adultez (aunque pueden coincidir). La adultez es una clasificación social y tiene que ver, como dice a Tendencias el sicólogo y experto en adolescencia estadounidense Stephen Wallace, con “una edad particular en la que cada sociedad determina que el individuo se ha convertido, legalmente, en un adulto”.

La madurez es otra cosa. Más sutil y que no tiene que ver con una edad en específico ni un período exacto. Es, según los especialistas, el momento (generalmente después de los 30) en que una persona asume que si algo sale bien o mal en su vida, es sólo la consecuencia de sus propias acciones. En otras palabras: es el momento en que una persona es capaz de tomar las mejores decisiones posibles pensando más en el beneficio de largo plazo que en lo inmediato, dice el siquiatra de Clínica Las Condes Elías Arab.

Y eso, como es obvio, no es para todos igual. Los procesos y las historias personales influyen en los tiempos de cada quien y, por eso mismo, hay algunos que nunca maduran. Aunque se estima que la mayoría lo hace de los 30 años en adelante y a partir de tres condiciones imprescindibles. Primero, el cerebro, la máquina que permite toda nuestra vida emocional, debe haber finalizado su maduración, algo que nunca ocurre antes de los 25 años. Segundo, la persona se debe haber enfrentado a experiencias no traumáticas, pero sí poderosas y capaces de cambiar la perspectiva, como el fracaso. Por último, debe haber alcanzado la autonomía en tres sectores claves: emocional, moral y económico.”

Hugo W Arostegui


viernes, 23 de diciembre de 2016

Dar Algo De Ti



Cuentan que a un pueblo lejano, un día llegó un hombre ya bien anciano. Decían de él que era sabio. 
Unos jóvenes universitarios decidieron probarlo. Fueron hasta él y le preguntaron:
‘Si eres un sabio, entonces dinos quien es la mejor persona de este pueblo.’

El sabio aceptó el reto y al día siguiente, se posicionó en una calle donde se dice que todos los ciudadanos pasaban continuamente. Colocó un cartel que decía: ‘NECESITO ALGO DE USTED. POR FAVOR, DONEME ALGUNA COSA.’
La gran mayoría le dio dinero.

Pero, cada vez que le daban dinero, él lo arrojaba a otro mendigo que se encontraba a su lado. La gente se sorprendió con su actitud.
Al día siguiente, de nuevo estaba él con el mismo cartel.

Esta vez, muy pocos le dieron dinero – que fue debidamente arrojado al otro mendigo – pero le trajeron comida, de la mejor y de la peor.
Nuevamente, el sabio dio toda la comida recibida a otros mendigos cercanos y, al llegar la hora del almuerzo, comió de su propia comida.
Nadie entendió que quería realmente el sabio.

Llegó el tercer día, estaba él con el mismo cartel pero esta vez le dieron menos dinero que el día anterior y muy pocos le dieron comida y la que recibió él la distribuyó con los otros mendigos del lugar, pero, un hombre apareció se acercó al sabio, le preguntó cómo estaba, le sonrió, conversó un rato con él y después se retiró.
Cuando el hombre se fue, el sabio se movió y abandonó el lugar.
Dos días después, los jóvenes preguntaron sobre lo que había sucedido.
‘Mis jóvenes, la realidad es que tanto el dinero como la comida que me dieron no tenían nada de especial. Simplemente cumplían con su deber, por tener algo, dando a los que no tienen. Sin embargo, la persona que se acercó, me sonrió y conversó conmigo es la mejor de todas, porque me dio la riqueza de la vida y la comida del alma.

‘Siempre que busquen a alguien bueno, verifiquen que, junto con cualquier cosa material, esa persona de algo de si misma.’


Autor desconocido.

Al Pie Del Cañón


"Estar al pie del cañón" quiere decir estar ahí, dispuesto a hacer lo que sea, a ayudar, a no huir de los problemas, a apoyar a alguien, no desaparecer cuando algo va mal
“Pica, pica, Tararira, plata viva del juncal, si no se me corta el hilo, junto al agua me hallarás”
 Osiris Rodríguez Castillo

Cuando llegamos al final de un año y nos preparamos para desearnos los unos a los otros que tengamos unas muy felices fiestas, agregamos a los mismos deseos como si fuesen un agregado imprescindible: “un muy feliz año nuevo” con la clara intención de que nuestros deseos y augurios para el próximo año irán acompañados de “un compromiso implícito” de que así como nos sentimos felices por este año que ha pasado de igual manera manifestamos nuestros deseos de que estaremos atentos a todo lo que pueda venir por delante y que pueden contar con nosotros en toda ocasión en que nos puedan necesitar.

Eso es lo que entendemos por estar “al pie del cañón” atentos y confiables en cuánto a nuestra capacidad solidaria de aportar lo mejor de nosotros cada vez que se estime que sea necesario.

Cierto es que no somos “los dueños de nuestro destino” el futuro definitivamente no nos pertenece, eso no depende solamente de nuestra voluntad e intenciones, pero al igual que aquel niño que a orillas del río se mantenía atento a su caña de pescar, expresamos el mismo sentido que el contenido en esta estrofa:

“Pica, pica, Tararira, plata viva del juncal, si no se me corta el hilo, junto al agua me hallarás”
Hugo W Arostegui


jueves, 22 de diciembre de 2016

Una Mirada Interior


“La relación humana, el contacto auténtico interpersonal, es nuestra razón de ser, es por lo que estamos aquí, por lo que vivimos. Más importante incluso que el alimento, estamos diseñados para sentirnos conectados, para sentir amor y aceptación, relacionándonos con los demás. 

De alguna manera, es lo que da propósito y significado a la vida. Y cuando no nos conectamos o la conexión es defectuosa, nos rompemos.

El verdadero contacto es esa energía que existe entre las personas cuando nos sentimos vistas, escuchadas y valoradas por el mero hecho de ser; cuando sentimos que podemos dar y recibir sin juicio; de tal manera que obtenemos de la relación sustento y fortaleza. Surge del amor, de la transparencia y de nuestra vulnerabilidad esencial.

Nuestra cultura, con su pretensión de permitirnos, a nosotros sus habitantes, una vida más cómoda, segura y predecible, como de anuncio de televisión, nos impone a todos aquellos que no nos damos cuenta, ocultarnos tras una máscara de igual perfección y certeza, nuestro ego. Desde la máscara vivimos pretendiendo ser perfectos y autosuficientes, estupendos. A más esfuerzo hacemos por ser perfectos, más vergüenza sentimos, de que otros vean nuestros errores y sin darnos cuenta, nos desconectamos. Ya que para que la conexión entre las personas pueda suceder, tenemos que dejarnos ver de verdad, mostrarnos auténticamente en nuestra humanidad.

La humanidad a la que hago referencia es todo eso que nos hace comunes a todos los humanos, a saber: nacemos conectados,  inacabados e imperfectos,  con todo un potencial de superación y aprendizaje, necesitados de amor y sentido de pertenencia, vivimos luces y sombras, 
somos profundamente vulnerables a la vez que capaces y un día u otro, misterio de los cielos, morimos.

Todo esto que es tan común a todos nosotros, de aquí y de “acullá”, por el mero hecho de existir, para muchos es extremadamente  vergonzante, ya que directamente nos conecta con el miedo a no poder mantenernos en contacto con los demás. Con  el miedo a ser rechazados y excluidos, por nuestras imperfecciones.

Este miedo es universal, todos lo sentimos en algún momento. De él procede la vergüenza de mostrarnos tal cual somos. Del temor a que si los demás  pudieran ver o saber algo de lo que hay en mí, me fueran a rechazar. El temor es tal que de hecho, es algo de lo que normalmente no hablamos, evitamos. Y cuanto menos queremos hablar, más vergüenza sentimos. Sin embargo, si enfrentar el miedo a ser inadecuado o a no ser suficiente es una tarea dura, no es tan dura como el pasarnos la vida tratando de ocultarlo, avergonzándonos.

La vergüenza  pulsa de una manera diferente para cada uno: para unos se expresa con un “no soy lo suficientemente guapo” o,” estoy demasiado gordo”, para otros con un “tendría que tener un mejor trabajo” o, “no gano lo suficiente” para otros con un “no tengo buena memoria” o, “soy un desastre de madre, padre, hijo, etc. ” en fin,  cada cual con nuestro talón de Aquiles padecemos esta vergüenza, por momentos.

Como si esa percepción interna, esa desagradable sensación de vulnerabilidad,  nos impidiese ser dignos de seguir conectados a los demás. Sin darnos cuenta de que es esa misma vulnerabilidad la que nos impulsa a estar conectados mutuamente, la que nos motiva y desde donde también surgen la alegría, el amor, el sentimiento de pertenencia, la creatividad, la fe...

Y es que aún siendo imperfectos, que todos lo somos, seguimos necesitándonos los unos a los otros. Siendo imperfectos, seguimos siendo valiosos, dignos de ser aceptados y  amados. Siendo conscientes de esto, de esta vulnerabilidad universal que nos une, dejemos de lado la vergüenza y acojamos nuestra imperfección con amor que eso, nos hace fuertes. Y es tan sólo desde ahí que podremos aceptar y respetar la imperfección de los demás.

Si estamos dispuestos a dejar de lado la imagen ideal de nosotros mismos que hemos proyectado al mundo. Si tenemos el coraje de mostrarnos tal cual somos, de contar nuestras historias desde el corazón y con total transparencia, compartiendo nuestra sombra, ese lugar  donde habitan nuestra imperfección, nuestro miedo,  frustración,  envidia,  tristeza,  etc… y que es el centro de nuestra inevitable vulnerabilidad; sólo entonces seremos capaces de conectarnos realmente a los demás y a nosotros mismos; sólo entonces seremos capaces de construir significativas y auténticas relaciones con otra gente. No es nada más- ni nada menos- que una apertura del corazón y una relajación de los mecanismos de nuestro ego.

Atrevámonos a ser vistos, permitamos que los demás nos vean en profundidad, con nuestras glorias y miserias, con nuestra vulnerabilidad…Tan semejantes a las suyas, a las de todos. Amémonos de todo corazón, aún sin saber si seremos correspondidos, ya que ese sólo gesto moviliza nuestra fuerza interior.

Si de algo debemos tener plena certeza de que no existen padrones de perfección humana lo que seguramente encontraremos es un vasto campo sembrado de excusas dentro del cual vemos crecer conjuntamente todas las justificaciones que como humanos que somos hemos sabido sembrar, es por eso que cada vez que cometemos alguna imprudencia propia de “nuestra debilidad humana” surgen espontáneamente los consabidos razonamientos en el cual intentaremos “cargarle toda la culpa” precisamente a estas tales justificaciones, “que podemos hacer” “somos humanos no somos perfectos”  “es por eso que fallamos”.

Nos hace mucha falta esa “mirada interior” la cual debe ser franca y sincera, lo que veamos en la imagen que se nos presenta en frente, es la nuestra, no puede haber otra igual, ni siquiera puede ser parecida, asumamos lo que vemos, apreciemos lo que vemos, brindémosle todo el amor y comprensión que necesita y si algo debe ser cambiado o mejorado, hagámoslo.


Hugo W Arostegui 

El Canto De Las Lechiguanas


En estos primeros días de verano es bueno recordar a los “quejosos desmemoriados” que desde que me conozco por gente, lo que quiere decir que desde hace muchísimo tiempo, nuestros veranos han sido lo que son, se amanece muy temprano y la temperatura asciende rápidamente sobrepasando largamente al medio día los treinta y tantos grados de temperatura ambiente.

En nuestra niñez, sentados en la cocina, antes de tomar el desayuno, escuchábamos las previsiones del día en la voz de nuestros mayores “hoy parece que va a cantar la lechiguana” lo que equivalía a pronosticar que sería un día de intenso calor, lo que nos parecían advertencia de “malos agüeros” para quienes sentíamos la juvenil inquietud de trepar a los árboles para  juntar miel de los panales que afortunadamente abundaban en las inmediaciones.

Lo que pretendemos decir derecho viejo es que por nuestros lares siempre las temperaturas han sido altas en el verano, podemos comprender lo del “calentamiento climático” que justificadamente ocupa el centro de la agenda de casi todas las naciones, por no decir todas, pero, bueno es que esnobismo aparte, sin que nos sirva de excusa para que nos tomemos unas “merecidas vacaciones”  pongamos a trabajar nuestra memoria y aceptemos que el intenso calor que sentimos en el verano nada tiene que ver con el grado de desarrollo de nuestras naciones ni del “status social” en el cual estemos o aparentemos que estamos “tarjetas de crédito mediante” .

El canto de la lechiguana para quienes todavía tienen el placer de oírlo nos habla de lo lindo que es vivir la vida y si aprieta el calor podremos saborear la “frescura de una buena sombra” sentir a las chicharras al mediodía o dejarnos cubrir por las aguas que todavía corren cristalinas en nuestros arroyos.

Las Lechiguanas
Islas, las del dulce encanto,
de horizonte leve, de azul infinito;
con cielos sangrantes en atardeceres;
con sedientos sauces que mece el “remanse”
y zorzales de canto demorado y grave.
Revelas dos caras, cual la vida misma,
apacibles aguas en quietas estampas
o crecido avance que todo lo arrasa;
reflejos que copian la frondosa orilla
u oleaje impetuoso que golpea y espanta.
Tendí la mirada en toscos veranos,
me quedé en zumbidos de néctar, ufano;
bebí en el bullicio de alegres bandadas,
anduve senderos de juncos bravíos
embriagado en brillos de piel y de escama.
Hoy renacen memorias de apacibles horas;
será verte de nuevo, entrar en tu flora
de savia continua, quedar extasiado,
rendido al embrujo de tu nombre eterno
que renueva dicha de ser pronunciado.
…¡Verte de nuevo, déjame soñarlo!...
Vicente Jorge Cúneo, Gualeguay, enero de l985.


Hugo W Arostegui

miércoles, 21 de diciembre de 2016

“Hagamos lo que diga el corazón”


Hagamos lo que diga el corazón
y vamos a entregarnos si medida,
la crisis terminó, lo malo quedó atrás,
querida hagamos lo que diga el corazón.
Hagamos lo que diga el corazón
verás cómo se nos cambia la vida
tenemos que olvidar
y pronto sanará la herida
hagamos lo que diga el corazón.
Siempre peleando, esto se tiene que acabar
vueltas y vueltas, siempre en el mismo lugar,
suerte que tenemos quién se acuerde de los dos,
y hay un corazón que tiene lo que te falta a ti
y hay un corazón que tiene lo que me falta a mí.
Hagamos lo que diga el corazón
y vamos a entregarnos si medida,
la crisis terminó, lo malo quedó atrás,
querida hagamos lo que diga el corazón
hagamos lo que diga el corazón.
Qué cosas bonitas, que con los ojos no vemos
y que por dentro llevamos pero no lo sabemos.
Que cosas bonitas, que con los ojos no vemos
y que por dentro llevamos pero no lo sabemos.
(Qué cosas bonitas, más bonitas)
Más bonitas porque entran al alma,
sin tocar, sin tocar la puerta.
(Qué cosas bonitas, más bonitas)
que llenan el corazón
y no salen, por ninguna razón.
Qué cosas bonitas, que con los ojos no vemos
y que por dentro llevamos pero no lo sabemos.
Que cosas bonitas, que con los ojos no vemos
y que por dentro llevamos pero no lo sabemos.
Hagamos lo que diga el corazón,
hagamos lo que diga el corazón,
Hagamos lo que diga el corazón,
hagamos lo que diga el corazón.
Hagamos.
Pero a prisa.
Hagamos.
Que me quite la camisa.
Hagamos.
Son sensaciones.
Hagamos.
Muchas premoniciones.
Hagamos.
Hagamos, hagámoslo
Hagamos.
Que no hay más ocasiones.
Hagamos.
Y que no existen presiones
Hagamos,
en nuestros corazones.
Letra “Hagamos lo que diga el corazón” – Grupo Niche

Nuestras Emociones


Esta época del año suele ser un campo muy fértil para el cultivo y desarrollo de nuestras emociones, los reencuentros afectivos, el incremento de nuestros intercambios con quienes ha transcurrido un largo tiempo en el cual no hemos estado en contacto, los lazos afectivos interrumpidos sea por disoluciones conyugales, nuevas familias, viajes de estudio, necesidades laborales, nuevos vínculos, nacimientos, defunciones, etc.

De lo que agregamos los consabidos “reencuentros de familia” la navidad, el fin de año, las reuniones de camaradería con colegas de trabajo, las inevitables compras de presentes sumados a las visitas a los familiares de fallecidos que bien pueden ser nuestros, como ser, padres, hermanos, hijos , un cúmulo de situaciones que sin duda ponen a prueba nuestra capacidad emotiva que son el caldo de cultivo de muchas de nuestros “malestares “ seguramente causados por la ansiedad, la nostalgia, o un deseo irreprimible  de estrechar en un abrazo o de recibir el afecto de aquellos que por distintas razones sentimos su ausencia.

“Ejemplo para comprender el desarrollo de una emoción: El miedo es un sentimiento que puede producir cambios fisiológicos como aumento de la frecuencia cardíaca, dilatación de las pupilas, tensión en los músculos y segregación de adrenalina; a su vez produce una reacción interna que se refleja en expresiones faciales, movimientos bruscos o específicos y cambio en la entonación.
En lo cognitivo, esas respuestas son analizadas en un contexto socio-cultural para poder comprenderlas y ubicarlas en el lugar adecuado. “La expresión emocional cambia así como lo hace el desarrollo ontogenético del individuo”.

De igual modo, es el proceso cognitivo el que nos permite inhibir ciertas emociones, cuando culturalmente no son consideradas como adecuadas. Por ejemplo, cuando nos sentimos atraídos por una persona que no puede correspondernos (por hallarse casada o simplemente no estar enamorada de nosotros) o cuando estamos frente a nuestro jefe y sentimos deseos de matarlo (sabemos que dar rienda suelta a este sentimiento no podría traernos más que problemas, y no sólo el de quedarnos sin trabajo).

Es necesario comentar que en las últimas teorías cognitivas que se han hecho sobre el proceso emocional, se ha enfatizado de forma fundamentalista en lo cognitivo, objetando que el mundo no es de una determinada forma, sino que depende de con qué ojos se mire; por eso una misma experiencia para dos personas diferentes para una puede resultar traumática y para otra ser más posible de enfrentar y resolver.

De todas formas, si bien esta teoría tiene muchos adeptos, sobre todo en las corrientes relativistas, muchos especialistas se niegan a aprobar esta manera tan aleatoria de entender los sentimientos y el mundo en general”.

Así las cosas, así somos los humanos y así seguiremos por los siglos de los siglos, nos necesitamos los unos a los otros, añoramos los reencuentros, y sobre todo, nos extendemos en buenos augurios cargados de una “emoción a flor de piel” que surca con una lágrima nuestros ojos e ilumina el rostro con una sentida sonrisa.

Hugo W Arostegui


Nuestro Temperamento


Cada uno de nosotros reacciona en forma muy particular, tan particular que no habemos dos que lo hagamos de la misma manera, se dice que así lo hacemos porque cada uno manifiesta su propio temperamento, vale decir, que de alguna manera recurrimos a todo lo que nos identifica, lo que constituye nuestra forma de ser y de reaccionar ante una situación dada.

“El temperamento es la manera de ser única y particular de cada persona. No hay nadie en nuestro planeta que tenga una forma de ser exactamente igual a otra. Por caso, al temperamento se lo considerará una característica estrictamente singular. La historia y la identidad son las que básicamente delinean ese temperamento y que hará que ante determinadas circunstancias actuemos de tal o cual modo.

Persona con constantes cambios en el humor

Por otro lado el concepto se usa para referirse a aquella persona que presenta recurrentes cambios de humor, y que dispone de un temperamento fuerte.

Se aplica el término temperamental especialmente a personas que actúan de acuerdo a su temperamento natural, es decir, sin filtro o sin medir las consecuencias.

El ser humano es un individuo social que vive siempre dentro de una comunidad de pares y como tal, respeta en mayor o menor medida reglas y pautas que tienen que ver con la convivencia. Esas pautas muchas veces suponen el aplacar el temperamento o la personalidad verdadera que cada persona tiene en pos de evitar conflictos, litigios y peleas con los demás.

Un individuo temperamental es una persona que se deja llevar por su temperamento, que no pone filtros a sus acciones y que, como se guía por una profunda emocionalidad (que puede ser tanto positiva como negativa), por lo general no otorga demasiado espacio a conductas racionales o racionalizadas de manera consciente. Una persona temperamental es entonces alguien que actúa de acuerdo a sus impulsos sin medir las consecuencias, que puede mostrar mucha ira o mucha alegría sin encontrar un punto medio.

En el lenguaje común, el concepto de temperamental (que es un adjetivo de tipo calificativo) se relaciona más que nada con conductas un tanto negativas, es decir, abruptamente violentas, agresivas o conflictivas.
Si bien todos los sentimientos en exceso pueden ser característicos de una persona temperamental, aquella que se enoja en demasía, que demuestra agresividad o violencia es usualmente caracterizada como tal.

Las personas temperamentales suelen tener problemas para convivir pacíficamente con otros y esto tiene que ver directamente con el hecho de no actuar racionalmente y dejarse llevar por las emociones.
Alguien temperamental puede ser excesivamente sincero, agresivo y violento y eso hace que en su convivencia con otros individuos, las relaciones a establecer sean poco duraderas o muy conflictivas. Además, un individuo temperamental suele mostrar poca paciencia y tolerancia a los intereses o gustos de los demás si esos intereses no son compartidos.”

Cuando logramos ser identificados por nuestro temperamento y la resultante del “concepto colectivo” nos identifica por “el buen” o “mal” temperamento que nos caracteriza lo que es puesto  “en evidencia” son los atributos sobresalientes de nuestra personalidad, situación que deberemos considerar a la hora de “definir valores” en nuestras reacciones públicas.


Hugo W Arostegui


martes, 20 de diciembre de 2016

Aptitud


En la medida en que valoramos este valioso potencial que disponemos para el desarrollo de nuevas habilidades que nos estimulan y complementan en  cuánto a nuestra capacidad de percibirnos como seres capaces de alcanzar ciertos grados de formación que nos permita avanzar  en nuestro afán de compartir este potencial que definitivamente nos identifica con todos aquellos con quienes nos interrelacionemos en la tarea conjunta de unos y otros en el quehacer social.

“En tanto, en términos psicológicos, una aptitud también será aquella característica a través de la cual los profesionales pueden pronosticar diferencias interindividuales entre diversas personas en una situación de aprendizaje futura, es decir, para la psicología, la aptitud no solo implica lo que mencionábamos más arriba de la capacidad de una persona para realizar correctamente una tarea que se le encomienda, sino que además refiere a aquellas capacidades cognitivas, características emocionales y de personalidad que todos los seres humanos reunimos.

Según los diversos estudios que sobre la materia ha llevado a cabo la psicología, las aptitudes están estrechamente vinculadas al nivel de inteligencia que tiene una persona y a las habilidades tanto innatas como adquiridas en el proceso de socialización.


Entre las aptitudes que describe y que ha observado la psicología gracias a su investigación y estudio, nos encontramos con las siguientes: concentración mental, habilidad musical, habilidad corporal, memoria, destreza manual, coordinación, inventiva, capacidad de análisis, atención, inferencia, razonamiento inductivo, razonamiento deductivo, comprensión verbal, expresión escrita, pensamiento lógico y pensamiento abstracto, entre otros.”

Descubrir nuestras aptitudes nos hace socialmente complementarios y nos permite ubicarnos correctamente en aquellas áreas de actividad donde nos sentimos más útiles.

Capaces de poder compartir nuestras habilidades, incentivados siempre bajo la óptica de una fructífera integración social que nos haga sentirnos copartícipes en los mayores logros de la comunidad que integramos.

Hugo W Arostegui


La Libertad De Ser Libres


No siempre que mencionamos la palabra libertad entendemos a cabalidad su significado, no se trata solamente de sentirse libre ante determinadas circunstancias ni de evaluar el grado de responsabilidad o de compromiso que asumimos con nuestra postura ante una situación dada.

Cuando hablamos de libertad nos referimos a toda acción que emprendamos impulsados por nuestra libre y espontánea decisión de expresar nuestro pensamiento independientemente de lo que pudiesen pensar todos aquellos cuya especulación sobre este caso en cuestión les pudiese significar, a nuestro entender eso es asumir nuestra condición de ser y sentirnos libres.

“Si quieres ser dueño de tu libertad,  ¿estás deseando reconocer la libertad de los demás también?
Entonces, puedes comprender que no haces a los demás tristes, si no que ellos pueden decidir sentirse de esa forma cuando tú haces algo. Tú no les haces felices, si no que – ellos optan por sentirse así cuando tú haces algo.

 No importa lo que hagas, digas, algunas personas lo aprobaran, y otras no. Tienes la libertad de decidir con qué personas estarás. Si decides estar con los que te juzgan, puedes sentirte como una mala hierba en un jardín, sintiéndote constantemente como si necesitases defenderte a ti mismo y a tu forma de Ser.

En cambio, puedes elegir estar bien cuando te juzguen, sabiendo que solamente estás siendo quien tú eres, y que los demás son libres de sentir lo que quieran acerca de esto. Pueden estar juzgándote bajo sus estándares, pero tú estas viviendo bajo tus propios estándares. También puedes elegir estar con esas personas que no te juzgan,   y en cambio, te aprecian por quien eres. Puedes sentirte más libre, y más relajado cuando eres auténtico, siendo quien realmente tú eres. Comprenderás que tú no eras una mala hierba, sino solamente una flor en el jardín equivocado.

Quizás, en el pasado, tendías a cambiar, a ser alguien distinto de quien eres realmente, para ser amado, para obtener amor. Si quieres saber que eres querido por como tú eres, entonces sé quién realmente  eres, y deja que sea esa la imagen que se ama.

 El amor no puede ser solicitado. Debe fluir libremente, y darse libremente. Entonces, sabrás que ese amor es auténtico. Si  tú creas una imagen a fin de ser amado, y la gente ama esa imagen, con eso no te sentirás amado por quien realmente eres.

 Si las expresiones de amor se solicitan, se piden, entonces no sabes en realidad si se manifestarían en caso de que tú no la pidieras. Todavía no estarías seguro del amor. Date cuenta cuando las expresiones de amor proceden libremente de los demás, cuando tú eres auténtico. Entonces, sabrás que llegan porque los otros eligen expresar su amor, y sabrás que es auténtico. Cuando sabes que el amor está ahí, ábrete y siéntelo”.

Ser auténticamente libres incluye también a los prejuicios como también al “qué dirán de mí” o al “que podrán pensar de mí” si permitimos que las presiones del tipo que sean intercedan en nuestras decisiones nuestra libertad estará condicionada por los sentimientos de terceros que sujetos a motivaciones y/o intereses particulares pueden sentirse compelidos a interceder e intentar ejercer algún tipo de presión sobre tus decisiones.

Hugo W Arostegui


lunes, 19 de diciembre de 2016

Compartamos Un Poema



Es bueno detenernos a la orilla de un lago, poner nuestros pies cansados de tanto trajinar en el remanso de sus aguas, respirar profundamente y dejarnos llevar por los senderos de nuestra mente como quien toma entre sus manos tal como si fuese una mágica caja de música y mientras le dejamos expresar su sentir, comprender que es algo que siempre ha estado a nuestro lado y que muy pocas veces tenemos el tiempo de poder escuchar.

Hoy, es diferente dejemos nuestros pies remozarse mientras nos cuenta como cuando éramos niños todo el color de estas estrofas.

Puedes Contar Conmigo: Poema


“Si tienes secretos que quieras contar, podemos hablar durante todo el día.

Si tus sueños se vienen abajo por alguna razón, yo te haré recordar donde perteneces.

Si necesitas algún lugar donde esconderte, detrás de mis espaldas podrás estar siempre.

Si tu mundo comienza a caerse, yo me quedaré hasta levantarlo.

Cuando necesites algo de espacio, aquí está mi cuarto, puedes tomarlo.

Si alguien rompe tu corazón, juntos lo volveremos a armar.

Cuando te sientas cansado, o vacío por dentro, yo te mostraré que no estás solo.

Si te pierdes allá afuera, yo te iré a buscar y te traeré de vuelta a casa.

Yo iré contigo a cualquier lado, cuando necesites caminar largas veredas.

Cuando nada parezca estar yendo bien y necesites un amigo... aquí estaré.

Colaboración de Víctor Manuel Espino Ocampo de Ixtapa, Zihuatanejo, México.


Hugo W. Arostegui

Incongruencias


Resulta algo muy común, sobre todo considerando la vorágine expresiva de nuestras comunicaciones, que en el afán de ganar tiempo y espacio en nuestras respuestas, pienso que sobre todo espacio, digamos algunas incongruencias, afirmando o dando por sentado algunas cosas que luego, cuando observamos mejor el resultado de tanta metralla en el teclado de los ordenadores, nos damos cuenta de que no es posible que afirmemos tantas cosas que pudieran haberse hecho o se fueran a realizar en un tiempo y espacio que escapan a nuestras dimensiones conocidas.

Es bueno hacer notar que estas incongruencias no pueden ser adjudicadas a cuestiones de género por más que el sexo femenino lleve la delantera en eso de decir tantas cosas carentes de un asidero lógico o que puedan tener cabida en las formas y dimensiones generalmente aceptadas, en esto de las incongruencias las metidas de pata no tienen género ni tampoco comparaciones medianamente aceptables.

“Se produce una incongruencia cuando se presenta algo contradictorio en algún sentido. La incongruencia se puede referir al lenguaje, a los hechos o a las cosas. En nuestro idioma utilizamos términos sinónimos, como incoherencia, inconsecuencia o absurdo. Por lo tanto, lógica y congruencia serían palabras antónimas.

La incongruencia en el lenguaje:

Cuando hablamos debemos cumplir con algunas reglas lógicas básicas. Si nuestras palabras no respetan los principios lógicos se produce una incongruencia. En este sentido, el principio de no contradicción es un criterio de congruencia, pues no podemos decir que algo es una cosa y al mismo tiempo no lo es (Juan es alto pero bajo no cumple dicho principio). El principio de identidad es otro criterio fundamental, ya que una cosa es necesariamente igual a sí misma. Estos dos principios son claros ejemplos de leyes del pensamiento que afectan al lenguaje. El hecho de no respetarlos implica una evidente incongruencia.

Algunas figuras retóricas tienen una cierta incongruencia, pero no se trata de una contradicción estricta sino que es un juego del lenguaje. Por ejemplo, la paradoja que expresamos al hablar de una música silenciosa, el célebre verso de Santa Teresa "Vivo sin vivir en mí" o la descripción de alguien como un pobre rico. El teatro del absurdo y el arte surrealista tienen igualmente un claro sentido ilógico e incongruente pero esto no significa que carezcan de sentido.


En ocasiones afirmamos cosas que contradicen nuestras acciones. Si digo que soy una persona generosa pero no ayudo a los demás, estoy diciendo una incongruencia, pues lo que digo y lo que hago no coinciden.

La incongruencia no es necesariamente una mentira, ya que alguien puede creer honestamente que dice la verdad aunque sus palabras no sean ciertas. La no correspondencia entre las palabras que decimos y nuestra conducta es la expresión de una contradicción interna.

Si alguien quiere lograr un objetivo pero no actúa en consecuencia nos encontramos con otra contradicción. Así, si digo que quiero mejorar mi inglés pero no estudio más estoy siendo incongruente.

Así las cosas, es como el afirmar que “las gallinas esquizofrénicas ponen huevos sicodélicos”

Hugo W Arostegui


domingo, 18 de diciembre de 2016

Incondicionalmente


El mayor gesto que podamos generar en ese intercambio de relaciones de confianza que solemos cultivar con nuestros amigos virtuales que asoman a nuestra vida a través de las redes sociales es el que se afianza en la fluidez de un diálogo franco y directo donde ambos podamos construir espacios de solidaridad, comprensión y mutua confianza.

En la honestidad de nuestras intenciones, en el aporte generoso de nuestros genuinos deseos de sentirnos útiles en cada intercambio, dando lo mejor de nosotros mismos, en aras de la superación conjunta de aquellos desafíos en común que eventualmente enfrentemos, lograremos una identidad común que nos permitirá reconocer el surgimiento de una verdadera amistad donde se han de afianzar los sentimientos básicos que al saberse compartidos serán las bases de una amistad incondicional.

Incondicional:

“Este término se aplica en muchas ocasiones junto a otros tales como admiración, amistad, obediencia e inclusive amor. De este modo se está manifestando una relación sin reservas, sin limitación.

Tal es el caso de un amigo incondicional que es aquél que siempre está para acompañar, comprender, escuchar, sostener, aconsejar, no miente ni acepta las mentiras, sabe callar en el momento adecuado, es respetuoso, no es egoísta y no se ofende ni ofende al otro. Es aquél que tanto en los buenos momentos como en los malos, sobre todo, deja hasta sus cuestiones personales de lado para estar junto a su amigo o amiga”.


Hugo W Arostegui

sábado, 17 de diciembre de 2016

Nuestra Naturaleza: Nadar En Contra De La Corriente



Existen personas que parecen haber nacido en “el valle de los molinos de viento” que sus vidas están descriptas en las peripecias de “El Quijote” de Cervantes, que se revisten  con su armadura y cargan “contra sus espejismos” interpretando a cada molino como si fuese un potencial enemigo al que es necesario enfrentar y derrotar.

Debemos ser conscientes de que cada uno de nosotros somos los autores de nuestras acciones y que la visión del mundo que nos rodea, no puede ser otra que “el modo de ver” que tengamos, de todo lo que pase, o pueda llegar a pasar, en los acontecimientos de nuestro día a día.

La paleta que utilicemos si solo visualizamos “lo blanco y lo negro” de nuestras percepciones jamás nos permitirá describir las maravillas de un “arco iris” que permanentemente  se  despliega delante de nuestros propios ojos, deberemos incorporar todos los colores con los cuales se reviste nuestra vida y descubrir la luminosidad de la existencia humana.

“El conflicto aparece cuando algo en nuestro interior se sitúa en oposición, ser/no ser, a menudo interpretamos el mundo, nuestro mundo, como una lucha de polaridades: luz/sombra, vida/muerte, bueno/malo, positivo/negativo, movimiento/quietud, acción/recepción…

Desde la perspectiva del juicio, nuestra cultura considera que los primeros son los valores que deben predominar. Sin embargo el sistema se sostiene por la coexistencia de ambos en equilibrio: la desaparición de uno de los polos significa la desaparición del sistema.

Crecimiento y cambio suceden inevitablemente en el ciclo de nuestra forma de vida humana. Nadar contra las corrientes, remar en el barro, supone un desgaste, un estancamiento improductivo e ineficaz. 

De nosotros depende desarrollar los infinitos recursos que poseemos para seguir la corriente, porque es más inteligente navegar que remar. Conociendo los vientos, las mareas, las estaciones y los principios de crecimiento y decadencia, transformando los recursos en habilidades, podemos utilizar las circunstancias a favor de nuestra navegación.”

Hugo W Arostegui


Humanidades



En nuestras expresiones personales resulta relativamente fácil extraer de las mismas algunas conclusiones que nos definen como poseedores de una clara tendencia a las denominadas “ciencias sociales” ,eso está claro y es bueno que a lo largo de todos nuestros dichos hayamos podido incorporar esta impronta que nos relaciona con “Las Humanidades”

“Entendemos por Humanidades todas aquellas disciplinas que estudian el comportamiento, la condición y el desempeño del ser humano, por oposición a las Ciencias Naturales que basan su estudio en el análisis de la naturaleza y de los fenómenos relacionados con ella. Las Humanidades, también conocidas como Ciencias Sociales, se interesan por el estudio de elementos vinculados a la cultura, a la religión, al arte, a la comunicación y a la historia.

En este sentido, una de las principales diferencias entre las Ciencias Naturales y aquellas designadas como Humanidades es que mientras las primeras cuentan con tipos de análisis, estudio, comprobación y reformulación claramente definidos y lógicos, los diferentes objetos de estudio de las Humanidades no pueden ser nunca limitados a análisis empíricos o de estímulo-efecto ya que las variaciones no suelen ser tan fácilmente delimitables y comprensibles. Es por esto que las Humanidades se caracterizan por contar con análisis de tipo especulativo, crítico y de debate ante los fenómenos que le interesan. Las Humanidades no establecen entonces leyes ni postulados irrevocables sino que plantean el análisis de sus objetos de estudio desde posturas variables y debatibles.

La palabra Humanidades proviene del latín, humanitas, que hace clara referencia al ser humano (y a todos sus logros) como eje de estudio. A lo largo de la historia, las Humanidades siempre han sido desarrolladas y profundizadas por diferentes eruditos y pensadores que buscaban comprender el comportamiento y la condición del hombre por fuera de los hechos empíricamente delimitables.

Entre las ciencias consideradas Humanidades debemos mencionar principalmente a la Literatura, a los lenguajes (tanto antiguos como modernos), a la Historia, la Economía, el Arte en sus diversas formas (Plástica, Música, Danza, etc.), la Lingüística, la Teología, la Filosofía, la Semiótica y la Semiología, la Filología, la Antropología, la Sociología, los estudios culturales en general, la Comunicación y la Psicología entre muchos otros. Cada una de estas ciencias cuenta con numerosas teorías y postulados que han variado a lo largo del tiempo y que son parte del conjunto de métodos desarrollados por el hombre para comprenderse a sí mismo, su comportamiento, sus logros y su condición”.
... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/social/humanidades.php

Hemos avanzado mucho en los últimos cincuenta años en el estudio de esta disciplina aunque claro está no hemos podido mantener un equilibro entre lo que ahora sabemos y lo que la humanidad en su conjunto ha podido desarrollar, es un hecho de que el mayor conocimiento de estas disciplinas no se armoniza con una mayor y mejor humanidad, lo que ocurre es que ahora han mejorado las condiciones de realizar un buen diagnóstico aunque desconozcamos los medios que nos permitan un mejor tratamiento de nuestras falencias sociales.

Hugo W Arostegui

viernes, 16 de diciembre de 2016

La Sobreprotección



No debemos confundir protección con sobreprotección. La protección hacia nuestros hijos es vital para ellos. Cuando son pequeños nos necesitan y dependen de nosotros para casi todo.
Todos los animales, por instinto, protegen y cuidan de sus crías durante un tiempo determinado, de manera que cuando la cría ya puede valerse por sí misma, comienza su andadura en el mundo en solitario, desprendiéndose de sus padres.
En el caso de los humanos, esta protección es más prolongada en el tiempo y no solo eso, en muchas ocasiones, esta protección, que en principio servía para cuidar de nuestros hijos y mantenerlos seguros, puede convertirse en algo realmente dañino para su salud mental. Hablamos entonces de la sobreprotección.
Podríamos decir que sobreproteger a un hijo es ir más allá de cubrir y satisfacer sus necesidades y cuidados básicos. Es pensar por el hijo, tomar decisiones por el hijo, solucionar todos los problemas del hijo. Es vivir por el hijo, cuando el hijo es, en esencia, una persona que debe desarrollar sus propias capacidades personales si quiere funcionar correctamente en el mundo.

Son los típicos padres que están todo el día repitiéndoles a sus hijos: “No hagas eso que puedes lastimarte”, “No vas a ir a dormir a casa de tu amigo porque yo no conozco esa casa”, “No irás a la excursión porque los animales pueden ser peligrosos” y no y no y no. Lógicamente, con esta actitud solo inculcamos miedo a nuestro hijo y la idea falsa de que el mundo es un lugar peligroso.

Por otro lado, estos padres son muy permisivos, en el sentido de que no suelen poner límites y normas claras que los niños entiendan e interioricen. Además de esto, si los hijos violan esas normas difusas, ellos no establecen consecuencias definidas por miedo a dañar a sus hijos, cuando realmente las consecuencias sirven para educar, no para dañar.

Tampoco les exigen obligaciones ni responsabilidades que por edad puedan realizar alegando a que “no quieren hacerlo”, “lo hacen mal” o “pobrecito que es muy pequeño”.
Éstas son las creencias disfuncionales de los padres que ejercen la sobreprotección. Ellos piensan que al sobreproteger a sus hijos, van a cuidar su autoestima, no van a dañar su salud mental porque no les van a crear disgustos ni frustraciones y además serán hijos felices porque “no les va a faltar de nada”.

Hugo W Arostegui


Lucidez: El Accionar Del Intelecto


“La lucidez suele asociarse a la capacidad intelectual, de análisis o de reflexión que tiene una persona.

Quienes están considerados como lúcidos suelen generar admiración por sus pensamientos sobre una determinada situación o por sus facultades para ver los problemas de una forma diferente al resto”.
El intelecto supone la capacidad de desarrollar representaciones mentales de la realidad y de relacionarlas entre sí. El concepto puede asociarse a la inteligencia, la reflexión y el raciocinio.

La capacidad de entender la unidad de lo semejante y de pasar de lo individual a lo universal (y viceversa), de elaborar y vincular conceptos y de comprender distintas problemáticas forma parte del intelecto.

No podemos pasar por alto tampoco el hecho de que además se considera que el intelecto humano tiene varias funciones importantes como son las que exponemos a continuación:

• Atención, que ayuda a estar alerta ante un hecho o situación concreta.
• Sensopercepción, que es la que permite captar los estímulos externos a través de los diversos sentidos.

• Imaginación, que se define como la capacidad que tiene el intelecto de pensar en imágenes.
• Memoria, que da la oportunidad al hombre y a la mujer de usar el pasado en el momento presente.
• Afectividad. Con este término nos referimos a las sensaciones y a los sentimientos que experimentamos y que hacen que cambie nuestro estado de ánimo.
• Pensamiento, que es el que permite diferenciar al ser humano del resto de seres vivos. Es más, es el que hace que se establezca como superior frente al resto de seres que moran en el planeta.

Ante lo expuesto podemos apreciar cuán importante resulta el hecho de que podamos mantenernos lúcidos en todas nuestras acciones diarias sobre todo cuando consideramos la estrecha relación y la afinidad resultante en este tan importante como vital vínculo en estas áreas tan sensibles  para una correcto y efectivo uso de todas nuestras capacidades intelectuales.

Hugo W Arostegui



jueves, 15 de diciembre de 2016

El Que Nace Barrigón…



“Frase tomada del Martín Fierro, de José Hernández, en la que se hace referencia a lo vano e inútil de los intentos por ocultar las verdaderas características de la personalidad humana.

La expresión al ñudo -que no debe ser pronunciada como si fuera añudo- que lo fajen es propia del Río de la Plata, quiere decir «inútilmente, en vano» y proviene de la costumbre de ceñir a los bebés con una faja.”

Es posible que lo podamos apreciar al “mirar nuestra imagen” que la misma no nos parezca coincidente con la que solemos “irradiar” a través de nuestras acciones diarias.

Quizás pueda ser esta circunstancia, (lo que pueda apreciarse tan diferente de lo que estimamos que realmente somos) lo que debamos intentar corregir para acercarnos mejor disminuyendo las diferencias en cuánto a lo que “pensamos que somos” y lo que es percibido por aquellas personas con las cuales diariamente nos relacionamos.

“El ser humano se caracteriza principalmente por su diversidad. En este sentido, las personas expresamos y aprehendemos las cosas de muy distinta manera. Por lo tanto, podemos decir que un individuo puede tener una experiencia muy distinta a la de otro aunque se trate del mismo tema. Así las cosas, la personalidad es un bien estrictamente humano que define a cada persona según una serie de características específicas. Por supuesto, una personalidad similar se puede repetir en distintas personas.”

“Cómo se comporta alguien nos permite saber de manera inequívoca cuál es su manera de ser. Porque el comportamiento remite a las acciones de un individuo y a los sucesos que va mostrando en su vida diaria.
Las personas no solamente pueden ser conocidas por lo que dicen sino también por lo que hacen o no.

Lo más importante y adecuado es que exista una coherencia entre lo que se hace y se dice, si hay desconexión entre ambas cuestiones no será una buena señal y ello nos anticipará que existe un conflicto con esa persona y que no habrá una armonía en su interior.

Porque básicamente el comportamiento de alguien es el fiel reflejo de su universo interno. Por supuesto que es muy difícil para cualquiera, aunque lo intentemos y queramos, meternos en la cabeza de alguien. Conocer sus pensamientos, etc., sin embargo, más allá de esa dificultad, la mejor manera que se tiene a la mano a la hora de conocer a alguien son sus actos, ellos nos demuestran quien es verdaderamente, porque al hablar podrá decir muchas cosas pero a las acciones nos remitimos y en ellas está la verdad.”

Aunque insistan con el argumento de que “somos irremediablemente lo que somos” no es aceptable de que nos “encapsulemos” dentro de ningún preconcepto, ni hemos nacido barrigudos para siempre, ni mucho menos alguien pueda decir que “sea al ñudo que nos fajen”

Nosotros, todos nosotros, podemos,  agregaría que debemos, irradiar nuestra mejor imagen aquella que nos proyecta cual si fuésemos un faro que indica a todos de que "aquí estamos nosotros" para ayudar y orientar a quienes se mueven aún en medio de las penumbras.

Hugo W Arostegui