domingo, 12 de noviembre de 2017

Qué es la Intolerancia:



La intolerancia es la capacidad o habilidad que posee una persona de no soportar las opiniones diferentes a las de él. La palabra intolerancia es de origen latín intolerantia.

La intolerancia es sinónimo de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez por no respetar a las personas que poseen pensamientos diferentes bien sea en el ámbito político, religioso, cultural, sexual, racial, etcétera. En referencia a lo anterior, se puede deducir que la intolerancia es un antivalor que no permite una buena convivencia entre las personas. 

El término intolerable es un adjetivo que describe una cosa o alguien que no se puede tolerar, por ejemplo: cuando se observa una situación de maltrato infantil, la misma se torna intolerable para quien vive la situación como para quien la observa o, el individuo que no acepta ideas distintas a las de él se puede decir “es intolerable estar con él” o "¡que intolerante es!".

Asimismo, una persona intolerante puede cometer otras faltas como: la discriminación, la agresión, el irrespeto, producto de la falta de tolerancia a las ideas diferentes de sí. Por ende, la intolerancia es una actitud negativa que afecta las relaciones entre los prójimos.

Por otro lado, la intolerancia es un conjunto de reacciones opuestas a la acción de un producto, bien sea alimentos, bebidas o medicinas. En referencia a este punto, ciertas personas no pueden ingerir un determinado alimento o medicamento porque le produce reacciones adversas y se puede observar a través de ciertos síntomas como: vómitos, dolor de gastritis, entre otros.


La intolerancia es el marco mental, la raíz de donde brotan actitudes sociales, políticas, económicas o culturales, y conductas que perjudican a grupos o personas, dificultando las relaciones humanas. Se podría, en consecuencia, definir como todo comportamiento, forma de expresión o actitud que viola o denigra los derechos del prójimo, o incita a violarlos o negarlos.

A menudo la intolerancia está ligada a manifestaciones de odio racial, nacional, sexual, étnico, religioso o a otras formas de comportamiento que discriminan a ciertas personas o categorías de personas. En sus encarnaciones o manifestaciones, consagran como valor superior, no a la persona con sus propias y diversas identidades, sino a la propia identidad enfrentada a la de los demás.

La Intolerancia se fundamenta en el prejuicio, un juicio previo que está basado en una generalización defectuosa e inflexible, estereotipo, que puede ser sentida o expresada y puede ser dirigida al grupo como un todo o a un individuo como miembro de dicho grupo; entre sus manifestaciones destacan la heterofobia o rechazo y exclusión del diferente, la subalternidad o categorización de inferioridad del considerado distinto y el etnocentrismo o consideración de superioridad cultural o étnico de un grupo frente a otros.

Nos Concierne A Todos


Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.

Se trata de solo dos palabras, derecho y humano, y de las más variadas interpretaciones en función de intereses, generalmente de quienes pretenden erigirse como paradigmas en su respeto y que resultan sus mayores violadores.

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Así se describe en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, quizá el documento más mal usado para, en su nombre, invadir países, hacer guerras, asesinar a civiles, mujeres y niños; o bloquear económicamente a naciones con el solo fin de rendir a su pueblo por hambre.

No es de extrañar entonces que también para Cuba, la po­tencia que nos ha agredido y nos bloquea por más de cinco décadas, haya usado las palabras derechos humanos, como patrón mediático para una política que hasta el propio mandatario norteamericano, Barack Oba­ma, reconoce como ob­soleta y errada.

También de ellas se han valido los mercenarios que hacen comparsa al lado de las peores causas y se alían a intereses foráneos, no im­porta de dónde provengan.

Sería recomendable para quienes así actúan, recordarles, solo como botones de muestra, algunos ejemplos: en nombre de los derechos humanos se bombardeó y desintegró a la ex República Federativa de Yugos­lavia por tropas de Estados Unidos y la OTAN. Para “proteger” a la población civil se bombardeó e invadió a Irak, donde suman más de un millón los muertos y heridos. Con igual pretexto se encarcelaron cientos de personas en Abu Ghraib, Irak y en la ilegal base en Guan­tána­mo, 
Cuba, donde se aplicaron las más salvajes torturas. 

También fue la justificación para invadir Afganistán; matar al presidente de Libia y convertir a ese país en un ente ingobernable, entre otros.

Pero, de lo que poco o nada hablan o escriben los grandes medios de comunicación al servicio de Washington, es del insólito hecho de que Estados Unidos es el único país del mundo que no se ha adherido a la Con­vención de la ONU sobre Derechos del Niño, el principal derecho dentro de todos los existentes.

Hasta hace muy poco tiempo Somalia compartía esta ne­fasta lista, pero ya el país africano lo ha firmado, dejando a Es­tados Unidos en solitario.

La situación en la que viven millones de niños norteamericanos puede ilustrar la incongruencia política de que, siendo el país más rico del mundo, uno de cada seis menores de edad viva en la pobreza.

Según la agencia IPS, en importantes indicadores sociales, los niños estadounidenses están rezagados con respecto a los países más industrializados. 

En esa liga, Estados Unidos ocupa los últimos lugares con respecto a la pobreza infantil relativa, la brecha entre ricos y pobres, partos de madres adolescentes, bajo peso al nacer, niños víctimas de la violencia armada y el número de menores de edad en la cárcel.

A nivel político se muestra al mundo que este tratado, como otros, debe ser cumplido por los demás países, pero no por Washington porque “podría generar obligaciones internacionales no deseadas”.

¿DE QUÉ DERECHOS HUMANOS ESTAMOS HABLANDO?

Cuánta aberración y manipulación mediática supone ponerse al lado de los que internacionalmente se autoproclaman como guar­­dianes de esos derechos y tienen en su haber el más extenso expediente violatorio.

Se han preguntado los supuestos paladines de esas prácticas cuántos niños no tienen posibilidades de ir a la escuela porque tienen que trabajar para ayudar al sostén de sus familias, o cuántos se acuestan cada noche sin ingerir alimentos porque forman parte de esa mayoría empobrecida de más de 800 millones de personas; mientras la opulencia es exhibida como un triunfo para la minoría rica, la que lo tiene todo en detrimento de los pobres.

Acudo a las estadísticas oficiales y veo que, según un informe de la ONU, cada 15 segundos muere de hambre un niño en el mundo. De igual forma, según un estudio publicado en The Lancet, los investigadores determinan que, como promedio, cada año mueren más de tres millones de niños por esa causa.

¿Es que el hambre que mata a menores no es una violación de los derechos humanos que los ricos debían comprometerse a resolver?


¿Cuáles son, en realidad, los verdaderos derechos humanos? ¿Quiénes los cumplen y quienes lo usan para sus intereses hegemónicos?

sábado, 11 de noviembre de 2017

Sobre Juicios Y Condenas


Sobre Barrabás se han escrito muchas obras ficticias que pululan entre los relatos de Semana Santa, 
tal vez por la forma en que llama la atención el personaje, de modo que se han generado una variedad de mitos y leyendas sin fundamento. A fin de separar la realidad de la fantasía y conocer la verdadera historia de Barrabás y entender el papel que jugó en el juicio de Jesús tenemos que basarnos en fuentes auténticas.

La verdad es que, debido a que no existe ninguna documentación externa sobre este personaje, todo lo que podemos conocer sobre su vida es lo que se encuentra en los evangelios. De manera que la manera correcta para conocer a Barrabás es abordar un estudio bíblico sencillo, comparando los diferentes versículos para entender al personaje. En este artículo nos limitaremos a estudiar la historia de Barrabas en la Biblia.

Antes que nada es bueno diluir cualquier falsa expectativa. La información que nos proveen los evangelios es muy escueta, limitándose a señalar los aspectos que tienen que ver más directamente con el juicio de Jesús. No sabemos de dónde era Barrabás (como para decir cómo comienza su historia), ni cómo murió Barrabás, ni sabemos con quién se relacionaba. No tenemos, en fin, datos suficientes para construir una historia completa de Barrabas. Una completa biografía de Barrabas es, con los datos actuales, sencillamente imposible.

Los cuatro evangelios destacan el trágico episodio en que se libera a Barrabás y se condena a muerte a Jesucristo. Cada evangelista nos proporciona en su relato un aspecto diferente de este personaje. El Barrabas de la Biblia se construye a partir de estos diferentes aspectos. Las “pistas” que nos brinda cada evangelista se complementan entre sí.

El apóstol Juan es sumamente breve en su tratamiento de este personaje, indicando solamente que se trataba de un ladrón (Juan 18:40). Nota que el epíteto “ladrón”, o el de “bandido”, no se empleaba sólo para designar a quien robaba, sino al que asaltaba en general.

El apóstol Mateo indica, además, que era un preso famoso (Mateo 27:16). La multitud tendría que haberlo reconocido cuando les fue presentado su nombre por Poncio Pilato.

Marcos, el evangelista, señala que era un rebelde. Había tomado parte con otros, que también se encontraban presos, en un motín, y habían cometido homicidio (Marcos 15:7).

Finalmente, Lucas confirma lo dicho por Marcos, indicando que el motivo del motín había sido la sedición. También ratifica que había cometido homicidio (Lucas 23:19; Lucas 23:25).

De modo que tenemos el cuadro completo de nuestro personaje. Se trataba de un revolucionario, un insurrecto, que se había rebelado contra el gobierno y cuyos actos violentos habían culminado en al menos un homicidio, por el cual él y su grupo ahora se encontraban apresados.

Los evangelios sinópticos muestran con claridad que Pilato no deseaba tener nada que ver con la muerte de Jesús (ver Mateo 27:18-19), pero que estaba enfrentado a una fuerte presión. 

Aunque no se tiene claro su origen (si era judía o romana), existía la costumbre de liberar en la Pascua a un prisionero (Marcos 15:6), y Pilato vio la oportunidad de calmar a la multitud, agitada por los líderes judíos, y liberar a Jesús (Marcos 15:8-10; Mateo 27:16-17; Lucas 23:20;).

No obstante, los líderes judíos instigaron a la multitud a solicitar que más bien que a Jesús (Mateo 17:20-23; Marcos 15:11-14; Lucas 23:18). Pilato hizo aún más intentos por liberar a Jesús (Lucas 23:22-23). Ante la reacia negativa pública, Pilato se lavó las manos, simbolizando que se exculpaba por el resultado de esta obstinación. Fue este el punto en que el pueblo declaró: “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:24-25).

El relato termina con la declaración de que Pilato, entonces, “soltó a Barrabás, y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado” (Mateo 27:26; Marcos 15:15; Lucas 23:24-25). Esta es la última declaración que tenemos sobre la historia de Barrabás.

Es interesante saber que Barrabás y Jesús, siendo personajes totalmente diferentes, compartieron en realidad el mismo nombre. En los manuscritos anteriores al siglo III d.C. que provienen de Siria, Cesárea y el Sinaí, como también en los escritos de Orígenes, el nombre de este ladrón en Mateo 27:7 aparece como  ”Iesous ho Barabbas“, que, traducido al castellano, significa “Jesús Barrabás”. 

Este sería el verdadero nombre de Barrabás, según estos escritos. También aparece como Jesús Bar Abba, que significa “Jesús, hijo del Padre”. La coincidencia de los nombres establece un contraste radical entre “Jesús, llamado el Cristo” (según el mismo Pilato le nombra) y este otro Jesús Barrabás, representante de los resultados de la maldad posible en el hombre. El contraste es estremecedor, al considerar que Jesús de Nazaret es el verdadero “Hijo del Padre” y el verdadero libertador y Salvador.

Un mito popular, una de esas historias frecuentemente repetidas (y uno nunca termina de saber por qué), es el de que Barrabas fue crucificado con Jesús. Como antes hemos dicho, simplemente no sabemos como murió el ladrón liberado. Tampoco conocemos nada sobre su historia después de la muerte de Jesús. El mito debió generarse al confundir a Barrabas, a quien se señala como ladrón, con los dos ladrones que fueron crucificados ese mismo día, lado a lado con Jesús. Lo último que sabemos de Barrabás es que fue liberado, de modo que él no fue crucificado junto con Jesús.

Lo que sin duda ha sucedido es que puestos en la disyuntiva de escoger, lo que seguramente sucedería, es que tal como lo venimos haciendo desde entonces, la reacción nuestra y la de “las organizaciones celestiales” que nos representan, es que  volveríamos a anteponer los intereses corporativos de “la organización” volviendo a crucificar una y mil veces a nuestro Salvador y Redentor.

Hugo W Arostegui

Lo Que La Mente Recepciona


El cerebro no entiende la palabra "NO"

Cuando hablamos de las afirmaciones insistimos mucho en la importancia de ser asertivos y tener claro qué deseamos para nuestra vida. Nuestra mente tiene un lenguaje diferente al que usamos con palabras. Nuestro cerebro traduce toda palabra en símbolos e imágenes.

En esta era de auge de las comunicaciones virtuales, la comunicación más importante ocurre en el interior de nuestra mente, porque de ella depende en gran parte el éxito o el fracaso que experimentemos en nuestra vida. Aprender el lenguaje de nuestra mente es vital, porque es allí donde residen algunos de los poderes que pueden cambiar nuestra vida.

Tu mente siempre necesitará una imagen para asociar a tus pensamientos. Sea lo que sea que tu expreses con palabras, aunque sean absurdas y sin sentido, tu cerebro forma inmediatamente una imagen.

De la misma manera hay palabras que nuestra mente no puede traducir en una imagen. Es el NO. 

La expresión negativa no tiene una representación en imágenes para el cerebro. Por eso, cuando tu dices “no quiero tal cosa”, lo que tu cerebro ve es “la tal cosa”. Si dices “no quiero deudas”, el no, no tiene representación, tu cerebro sólo ve deudas y que? atraes más deudas.

Dice Bob Doyle en “El Secreto”: A la ley de la atracción no le importa si tu percibes algo como bueno o como malo, si lo quieres o si no lo quieres. Sólo responde a tus pensamientos. De modo que si estás contemplando tu montaña de deudas y te sientes fatal por ello, ésa será la señal que estarás emitiendo al Universo: "Me siento fatal por todas las deudas que tengo”. Te lo estás afirmando a ti mismo. Lo sientes en todos los planos de tu existencia. Por lo tanto, obtendrás más de lo mismo.

Agrega Lisa Nichols a continuación: “Cuando te enfocas en las cosas que no quieres- “No quiero llegar tarde, no quiero llegar tarde” – La ley de atracción no oye el “no quiero”. Manifiesta lo que estás pensando y lo hará una y otra vez. La ley de la atracción no sabe de “quieros y no quieros”. Cuando te enfocas en algo, sea lo que sea, estás provocando que se manifieste”

Cada vez que pronunciamos negaciones, nuestra mente solo puede traducir en imagen la parte que expresa el pensamiento, pero no su negación. “No quiero deudas”, para tu mente es “Quiero deudas". Tal vez te preguntes, ¿cómo que el cerebro no entiende la palabra “no”? Nosotros entendemos el NO,
porque la mente no lo entiende? Es fácil, como nuestro cerebro solo piensa en imágenes cuando utilizamos una expresión en la que se encuentra la palabra “no”, lo único que conseguimos es dibujar en la mente aquello que pretendemos negar. Al traducir el cerebro todo en imágenes, solo se enfoca en la parte positiva de la expresión.

Si deseas haz este ejercicio: Imagina un árbol, verde, frondoso. Ahora, no quiero que veas una manzana roja colgando de él. No veas ninguna manzana roja. Haz un esfuerzo no veas una manzana roja en el árbol! ¿Qué pasó? Pues, que estoy segura que viste una manzana roja.

Con los niños se aprecia fácilmente este punto, porque tendemos a utilizar con ellos a menudo la palabra NO. “No grites”, no corras, no toques el enchufe, no des portazos. etc.

Cuando le dices a un niño “no debes gritar”, su mente solo entiende el “debes gritar”. Eso te explica porque la mayoría de los niños tienden a hacer o repetir lo que les dijimos que no hicieran. Es que en realidad, su mente solo capta la parte afirmativa de la orden. En lugar de decir “no corras dentro de la casa”, puedes decirle al niño: “quiero que camines despacio cuando estás dentro de la casa”, el cerebro del niño formará rápidamente la imagen de caminar lento.

De manera que en nuestra práctica mental de algo que deseamos realizar, no utilicemos el “NO”, porque lo único que lograremos es justamente lo que queremos evitar. Cuando vas a una entrevista de trabajo o a un examen, en lugar de decir “ojalá no me ponga nervioso”, di “me siento calmado y seguro”.

No permitas que tu diálogo interno se convierta en un obstáculo en tu camino. Cuando fijes metas, deseos, aspiraciones, evita la palabra NO. Procura utilizar los términos y palabras que dibujen las imágenes de los resultados que quieres lograr. Recuerda que atraemos lo que podemos visualizar y el no, no puedes visualizarlo. No quiero sufrir se visualiza con sufrimiento y sufrimiento no es lo que quieres, entonces, visualiza felicidad, alegría. 

Cuando alguna cosa no te hace feliz, o mejor dicho sufres por ello, no te enfoques más en ella, visualiza lo que te hace feliz.



Cuando Conduces Tu Vida



Seguro que tienes miles de planes sobre lo que quieres en tu vida. Cosas que hacer, metas que cumplir y personas con quienes convivir. Pero a veces pasa que no tienes tiempo para lograr todo… o quizás solo parece eso.  ¿Has pensado que quizás estás malgastando tu vida?

Puede que algunas cosas en las que te veas inmerso no sean necesarias o que te encuentres perdiendo demasiado tiempo sin ni siquiera saberlo, ¿realmente te falta tiempo o solo lo inviertes en cosas que no te llevan a ningún lado? Sigue leyendo y descúbrelo.

“Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.
-Proverbio árabe-

Necesitas momentos para desconectar de las obligaciones laborales y distraerte. Pero si la mayor parte de tu tiempo lo destinas a distractores, terminas sintiendo que no has hecho nada. No te digo que elimines todas las actividades recreativas de tu vida, sino que dejes aquellas que te aportan algo y reduzcas las demás.

Entre las actividades que te harán sentir que malgastas tu vida están beber en exceso, pasar horas viendo televisión o perderte en las redes sociales. Si quieres estar con tus amigos, busca alternativas como salir a acampar o cenar en casa y charlar a gusto. Elige alternativas que te sirvan para mejorar tus relaciones y tener la vida que deseas.

Los seres humanos estamos programados para aprender cosas nuevas. Una forma de malgastar tu vida es no dándote la oportunidad de aprender y crecer siempre que puedas.  ¿Recuerdas que antes mencioné que debes evitar las actividades que no aportan nada? Bueno, una excelente alternativa es usar los tiempos muertos para practicar juegos mentales.

Haz que tu mente trabaje y desafíate siempre que puedas. Opciones como crucigramas y sudokus te ayudarán y en poco tiempo te harás adicto a sus retos. Otra excelente alternativa para hacer que tu mente se desarrolle es aprender nuevas habilidades. Desde tocar un instrumentos musical hasta aprender un nuevo idioma. Si quieres algo que represente menos esfuerzo, lee.

“Aprender a aprender es la habilidad más importante de la educación, y debe ser explicada desde los primeros cursos”.
-John Seymour-

¿Cómo te imaginas en diez años? ¿Qué te gustaría estar haciendo en ese momento? ¿Con qué recursos lo harás? Aunque es cierto que debes vivir el presente, nunca debes olvidarte del futuro.  

Las metas te dan un motivo para continuar y evitan que malgastes tu vida sin sentido. Te permiten crear un camino y te hacen sentir que realmente tienes algo por lo que mejorar y continuar.

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”.

-Victor Hugo-

viernes, 10 de noviembre de 2017

El Ser Y La Nada


Filosofía

 Expresa en forma general, la filosofía existencial del autor, es un voluminoso ensayo publicado en 1943.

El tema central de la teoría es una exploración de la realidad humana, como conciencia “ser por si” entendida como huida, negación, falta de ser y libertad.

El hombre es un proyecto y solo esta metamorfosis le confiere una esencia. Sartre recorre el camino que va de la ontología de la ética, del análisis del “ser del parecer” o el existir, hacia un reconocimiento positiva de la tarea humana como forma de libertad.

Sartre se centra en el hombre exclusivamente y lio concibo como un solo dinamismo actuando en un vacío solitario de la libertad sin fondo; la concepción de la nada en Sartre es distinta a otros autores. No es para él un complemento del ser sino lo constituyente de lo real, y el ser en cuanta existencia humana, es un continuo arrancarse de sí.

Esta conciencia puede cuestionarlo todo y para cumplir esta función debe tener libertad absoluta y poder de modificar sus propios modos de existencia. A si Sartre llega a la afirmación de que el hombre es un ser “condenado a la libertad”.

Aquí se analiza la relación entre el prójimo que nos condiciona debido al conocimiento que de nosotros tiene y con el cual, “nos roba”, sin embargo, necesitamos del otro para captar plenamente todas las estructuras del prójimo.

La primera tarea del existencialismo es hacer consiente al hombre de lo que es y responsabilizarlo de su existencia, todos los valores se hallan afectados por este carácter radicalmente ambiguo: “ser incondicionalmente” y “no ser”, en cuanto a su “único” fundamento, es la libertad humana.

En esta obra Sartre critica al marxismo cono “reificación “del hombre; pues los principios de la dialéctica fueron tomados del mundo de los objetos, pero no es posible aplicarlos a la esfera personal. 

El ser y la nada presenta una visión nueva de la realidad humana y plantea más interrogantes de los que soluciona.

¿Está el ser humano condenado a la mala fe, al absurdo? ¡El ser-hombre se ajusta con toda clase de valores?. Algunos críticos han dicho que no hay una sola sonrisa en sus escritos, ni un perfume, ni una flor
.
Es un jardín agostado, un desierto de arena pesada sin camino, Sartre en la “critica de la razón dialéctica “hace un examen de la “situación” y del ser “ser para otro” analizando allí la acción humana colectiva.


El Miedo A La Muerte


El miedo a morir es el único miedo a una certeza que sabemos inevitable. Unos lo temen más que otros, pero a todos se les pasa alguna vez por la cabeza.

Esto afecta a nuestra personalidad, según diferentes estudios realizados desde el punto de vista psicológico. El psicólogo Matthew Gailliot y colegas de la Society for Personality and Social Phycology concluyen que el temor a la muerte puede tener consecuencias beneficiosas en nuestro comportamiento, haciéndonos más comprensivos, empáticos y pacifistas, tal y como recogen desde Buena Vida.

Es un temor a lo desconocido y a algo que no podemos controlar que provoca efectos positivos en nuestra psique. El respeto a la muerte provoca a su vez otros miedos, como al dolor, la soledad o la enfermedad. Todo ello condiciona nuestro comportamiento.

Estudios realizados en la Universidad de Harvard y la Universidad de Kansas concluyen que este miedo provoca, incluso comportamientos de mayor tolerancia a otras creencias (como la religiosa) y de respeto al medioambiente (haciendo que las personas, por ejemplo, reciclen más). Este miedo crece cuando sufrimos la pérdida de un ser cercano. Algo que suele rompernos varios esquemas replantearnos cuestiones que acabamos relativizando.

Tras el shock producido por la muerte del ser cercano, la mente humana pasa por un proceso de re-evaluación vital, en el que se cambian prioridades y decisiones. En esta re-evaluación entran una serie de pensamientos que pueden modificar nuestra conducta futura a corto plazo: no haber cumplido los propios deseos y haber buscado la felicidad, haber trabajado demasiado, haber dedicado poco tiempo a lo importante y no haber expresado los sentimientos. La muerte crea en la mente humana el sentimiento de lo que se puede controlar (lo anteriormente citado) y lo que no (la propia muerte).

Si la pérdida de un ser cercano es reciente, esta hace que pasemos por cinco estadios: negación (no me puede estar pasando a mí), ira, regateo (recurrir a todo aquello que pueda alargar nuestra vida), depresión y aceptación.


Todas estas etapas también se suelen relacionar con nuestra edad, de manera que la negación sería más habitual a edades tempranas y la aceptación en la vejez. Por este motivo, cuando se produce una muerte cercana de alguien joven, sus allegados tardan más en asimilar lo ocurrido.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/3114517/0/asi-afecta-miedo-muerte/#xtor=AD-15&xts=467263

Nuestro Lugar


Hay un lugar donde siempre seremos nosotros.

En el que nuestro nombre tendrá significado más allá de lo que indique la etimología.

En el que seremos alguien para uno, o para muchos. Donde están nuestras raíces, donde ancla nuestro presente, donde soñamos nuestro futuro, donde siempre habrá una casa a cuya puerta ir a tocar cuando la inclemencia arrecie, con un café, un mate o un vino y, sobre todo, un par de brazos fraternos y un hombro dispuesto a consolar la pena esperando adentro.

 Donde los recuerdos y el pasado unen, porque las desventuras y las esperanzas han ido de la mano, incluso cuando nos hayan encontrado en veredas opuestas, porque el idioma, ese idioma de infancia como cantaba María Elena Walsh, es un secreto ente los dos
.
Es ese lugar en que está inscrita nuestra historia, una historia común a todos quienes nos rodean. 

Donde los códigos son compartidos y cada palabra tiene su propio significado: nombra lo que todos sabemos que nombra, y no puede ser confundida con otra cosa, a despecho de diccionarios y enciclopedias porque la costumbre, las circunstancias o la Historia se han encargado de que así sea.

Es ese lugar en el que los gestos son interpretados sin más; las onomatopeyas, propias, sirven hasta para zanjar una discusión, y en el que somos parte de un todo, aunque no siempre el todo nos guste por completo. Ese lugar es el nuestro, la tierra de cada uno de nosotros, nuestro país.


El único que tenemos, el que amamos: complejo, imperfecto, difícil, entrañable. No el mejor sino el propio. Nuestro lugar en el mundo.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Palabras Huecas


Las cuerdas vocales tiran de ti. No hablas tú: es el decoro, la costumbre.

Me formulas preguntas cuyas respuestas, en realidad, ya conoces o no te importan.

El caso es llenar el hueco sonoro del trayecto. Un acuerdo no escrito entre ambos: yo conduzco y tú me das conversación.

Siempre son las mismas preguntas, en cada taxi (dos o tres diarios, tal vez más): “¿Qué tal va la tarde, jefe?”; “Está jodida la cosa con esto de la crisis, ¿verdad?”; “Vaya frío que hace, ¿no cree?”. Son preguntas comodín, relajadas siempre porque conoces de antemano las respuestas.

Si el taxista contesta con un monosílabo, ya sabes que no le apetece hablar. Si el taxista se alarga con matices, continúas con tu muestrario de frases hechas, comunes a más no poder, cuidadosamente asépticas, neutrales. 

Dominas un amplio abanico. Tu preferida: “Todos los políticos son iguales”. Ahí no fallas. Siempre te dan la razón.

Y al bajar del taxi dejarás el habitáculo tan vacío como antes. No habrás aprendido nada; tampoco el taxista. Absurda forma de llenar el silencio.

¿Será eso?
Llenar el silencio de ruido. Evitar el silencio para no pensar. O acaparar la atención del taxista como quien lanza bengalas en una plaza repleta. O sentirte integrado en el mundo. 

Cómodo en el pensamiento único. Uno más, uno de tantos. Sin voto pero con voz. El rey de los muertos en vida.


La Ternura Escondida


Es muy frecuente en nuestra cultura que se eduque a los hijos varones enseñándoles que no es bueno mostrar sus sentimientos, especialmente la ternura. “Los hombres no lloran”, les dicen. Se valora, en cambio, la bronca como sinónimo de fuerza. El chico aprende así que no se puede ser tierno y fuerte a la vez.

Como consecuencia de estas enseñanzas, muchos hombres no pueden expresar con libertad sus sentimientos. Se reprimen por miedo a que los crean débiles o poco masculinos.

Esto se ve reforzado por el hecho de que el mismo discurso lo aprenden las hijas mujeres. 

Ellas también esperan de los hombres la fuerza explícita y la represión de la ternura. Cuando una mujer así entrenada rechaza de modo tangible o imperceptible las expresiones afectivas de un hombre, le confirma el discurso aprendido en la infancia: “la sensibilidad, la ternura, las expresiones afectivas, no son cosas de hombres”.

Los hombres cumplen el mandato social para tener identidad y no ser rechazados. A las mujeres, en cambio, se las educa con todos los permisos para ser expresivas y sensibles. Lo que es virtud en las mujeres es defecto en los hombres.

Pero reprimir tiene un costo, que en el caso de los sentimientos es muy alto, por ser muy fuerte y continua la producción afectiva de los seres humanos. Creo que para evitar las consecuencias indeseables de la represión de la ternura, el hombre canaliza a través de sustitutos. Así es que se hace una transferencia de energías, desde las sensibilidades reprimidas hacia las expresiones vinculadas con la supuesta expresión de fuerza y potencia.

Para aparentar fuerza y potencia, nuestra cultura tiene dos disfraces muy conocidos: la sexualidad y el dinero. El hombre aprende a inflar su interés sexual y su poder económico, como sinónimo de fuerza y valorización. Como consecuencia lógica se ocultan y se desvalorizan intereses opuestos, simplemente por ser distintos al sexo y al dinero. Una vez incorporados estos mecanismos, automáticamente se eligen y descartan las conductas que supongan fuerza o ternura, respectivamente. 

El hombre víctima de estos mandatos seducirá más con su erotismo y su billetera, que con su capacidad poética.

Como dijimos antes, la respuesta positiva de las seducidas, reforzará el mecanismo. La barra del café que felicita las hazañas sexuales del seductor actúa igual que la novia que privilegia los éxitos financieros de su pareja.

En muchos casos, los hombres se avergüenzan de mostrar una poesía que han escrito. La desvalorización de la ternura y la hiperinflación de la sexualidad, tienen consecuencias importantes en el deterioro de la autoestima de hombres y mujeres. 

Un hombre puede arrastrar viejos complejos, a raíz de sus aspectos tiernos y sensibles. Por las grietas de esos complejos, se escapará su autoestima como el agua de un balde agujereado. Si intenta tapar esos “agujeros-complejos” con sexualidad y éxito económico, cometerá el mismo error que alguien que quiera tapar los agujeros del balde con pintura. El sexo y el dinero usados de esta manera son “pinturas” narcisistas, que no cierran los “agujeros” de nuestra autoestima.

Por eso algunas personas no entienden por qué siguen deprimidos a pesar de aumentar sus éxitos sexuales y económicos. El “agua-autoestima” sigue cayendo por los “agujeros-complejos”, aunque se incremente la “pintura” exterior de éxitos narcisistas.

Si alguien lucha contra los complejos que le impiden expresar sus emociones, y lleva a la práctica intentos de expresarse poéticamente o reconocer la sensibilidad de otras maneras, su autoestima crecerá. Quizás descubra que también “es de hombre” reconocerse emotivo y no estar tan pendiente de la aprobación de otros.

Cuando un hombre descubre que se puede ser tierno y fuerte a la vez, aumenta su eficacia en la vida porque no tiene que gastar energía en ocultar sus sentimientos, no tiene miedo que lo rechacen.

La autoestima siempre fortalece. El narcisismo debilita siempre, pues es la confirmación de la ausencia de autoestima.

El Hablar Despectivo



Cuando se habla de los hombres, la mayoría de nosotros solemos llamarlos “machos” para expresar su fuerza y masculinidad, pero cuando éste demuestra cierta debilidad lo describimos como “marica” y se les suele decir “¡sé hombre!”. Este hecho vuelve a la mujer inferior, pues solamente ésta puede demostrar fragilidad y debilidad.

En el caso del racismo, solemos identificar a una persona blanca como buena e inocente pero a alguien de piel oscura se le relaciona con violencia, maldad y peligro. Como estos, hay muchísimos más ejemplos que reflejan este lenguaje.

Las razones del porqué hablamos así son muchas y nos afectan cada una individualmente o todas al mismo tiempo. Puede que se deba a la cultura de cada país, la época en que nacimos y crecimos, la educación recibida a lo largo de nuestra vida y/o a la sociedad en la que cada uno de nosotros se ve inmerso.

Esta forma de hablar promueve el significado erróneo de muchas palabras en nuestro vocabulario, ya que generalizamos y no utilizamos su significado real por lo tanto mandamos una idea equivocada a los demás e incrementamos la intolerancia, el irrespeto, la desigualdad, los prejuicios en las personas y ante estos temas. Además expresarnos de esta manera puede afectar a las personas a nuestro alrededor porque estamos juzgándolos, criticándolos y atacándolos.

Ahora que ya sabemos que significa hablar despectivamente, cuando se está hablando de esta manera, las razones que lo generan y las consecuencias que trae hablar así, podremos darnos cuenta de todo lo que significa, el motivo por el cual lo hacemos y a partir de esto tomar una decisión sobre el tema.

Cada uno de nosotros es libre de expresarse como quiera pero es vital que seamos tolerantes ante nuestras desigualdades. “Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas” (Frase de John Fitzgerald Kennedy), empezando por lo más simple, dejando de hablar despectivamente.


Energía Mental



Las personas trasmiten a los demás sus vibraciones, positivas o negativas. Si sueles acompañarte de personas con buenas vibraciones, tu mente se llenará de energía, aumentará tu poder mental y estarás siempre con una actitud positiva.

"Caminamos en el mundo intercambiando 
energías"

Las personas vivimos intercambiando energías, ya sean estas positivas o negativas, lo sentimos claramente por ejemplo, cuando nos saludan con una amplia sonrisa y un abrazo sincero, las tensiones acumuladas se liberan en ese

momento, sentimos una especial armonía, lo que nos invita a devolver una resonancia de sonrisas. 
Pero si nos encontramos con una persona, que ni bien nos saluda  inicia un discurso de críticas, lamentando que todo le sale mal , que las personas tienen que ver con todo lo malo que le sucede. Notamos que a medida que pasa el tiempo nos vamos contrayendo, el oxígeno comienza a disminuir, la atmósfera se torna densa, nos preguntamos ¿Fue constructiva para ambas partes la conversación?, algo sucedió, ya no nos sentimos tan bien, algo se fue, se escapó.  

Fue nuestra energía que la dejamos ir  y permitimos el ingreso de una  carga inútil de energía negativa.

Sobre el mismo suceso, podemos revertir tal situación haciendo fluir un campo energético positivo, trasmitido a través de nuestras palabras, pensamientos y acciones, recirculando la energía para que ésta se cuele y se convierta en útil y constructiva para todos.  ¿De qué manera? Reorientando la conversación hacia la búsqueda de luces, de soluciones, siendo concretos, empáticos y eficaces en dicha transmisión


La vida cotidiana es una constante de interacciones con otros en el mundo, ocurre una transferencia de energía mental, lo hacemos a través de nuestras emociones, acciones, necesidades, sentimientos, así como tensiones, estrés y emociones negativas.

Fuerza De Voluntad


La fuerza de voluntad es el impulso interno que nos lleva a vencer los obstáculos y a lograr nuestras metas. No es algo con lo que nacemos o dejamos de nacer. Podemos desarrollar y reforzarla nuestra fuerza de voluntad si entendemos en qué consiste y por qué no la hemos fortalecido.
Si tuvieras que calificar tu fuerza de voluntad ¿cuánto te pondrías?

¿Cuánto te gustaría ponerte?

Creemos que cuando no podemos hacer algo es por falta de voluntad y que si no la tenemos, no podemos obtenerla.
Esto es un gran error.

Si podemos desarrollar y fortalecer nuestra fuerza de voluntad, pero primero tenemos que entender su significado. 
La fuerza de voluntad es la capacidad (la energía y el conocimiento) que tenemos para controlar nuestros impulsos y nuestras conductas.
Para dirigir nuestros pasos hacia donde nosotros queremos.

Tener voluntad es lograr llevar a cabo acciones claras, definidas y concretas, basadas en nuestros deseos y nuestras decisiones.

Nadie carece completamente de esta capacidad, porque no podría sobrevivir.
No podría encausar su vida, en ningún aspecto.

Imagínate que sucedería si todas las personas que creen que no tiene fuerza de voluntad, se dejaran llevar por sus impulsos. 
Comerían, beberían o fumarían hasta enfermar o morir.
Golpearían e insultarían a cualquiera que los hiciera enojar, por lo que vivirían peleándose con todo mundo.
Abandonarían a su familia, trabajo y responsabilidades, cada vez que se sintieran presionados o agobiados.

 Todos hemos deseado actuar así en algún momento.
Y todos nos hemos controlado la mayor parte de las veces.

Por lo tanto, todos tenemos fuerza de voluntad.
Pero la tenemos en ciertas áreas y en otras no.

En las que no la tenemos, podemos aprender a hacerlo.

Si tuvieras que calificar tu fuerza de voluntad ¿cuánto te pondrías?

¿Cuánto te gustaría ponerte?


Ser Creíbles



En términos generales puede definirse como el juicio realizado por una persona o personas acerca de la verosimilitud de un determinado evento del que no se tiene certeza plena. Que este juicio sea positivo o negativo dependerá de que el evento que se valora sea afín o no a la manera de entender el mundo de quien o quienes realizan tal discernimiento. Es decir, a la hora de tomar una decisión sobre lo que se creerá, la capacidad de juzgar tiene que asirse de aquello que conoce previamente y movilizar así ese material disponible para traducir en términos de verdadero o falso lo que se está escuchando.

En la búsqueda de lo ya conocido, prejuicios y estereotipos terminan por deformar y obstruir el juicio de credibilidad. Y en ningún otro ámbito esto es tan flagrante como cuando de agresiones sexuales se trata. 

Situación que, además, empeora si el agresor es alguien conocido de la víctima. El circuito biyectivo de la credibilidad –creemos aquello que encaja con nuestra manera de ver el mundo, y aquello que creemos refuerza nuestra manera de ver el mundo– se convierte para las mujeres en una cárcel: la verdad se queda del lado de los agresores, de la cultura patriarcal y sus prejuicios.

En términos generales puede definirse como el juicio realizado por una persona o personas acerca de la verosimilitud de un determinado evento del que no se tiene certeza plena. Que este juicio sea positivo o negativo dependerá de que el evento que se valora sea afín o no a la manera de entender el mundo de quien o quienes realizan tal discernimiento. Es decir, a la hora de tomar una decisión sobre lo que se creerá, la capacidad de juzgar tiene que asirse de aquello que conoce previamente y movilizar así ese material disponible para traducir en términos de verdadero o falso lo que se está escuchando.

En la búsqueda de lo ya conocido, prejuicios y estereotipos terminan por deformar y obstruir el juicio de credibilidad. Y en ningún otro ámbito esto es tan flagrante como cuando de agresiones sexuales se trata. Situación que, además, empeora si el agresor es alguien conocido de la víctima.



miércoles, 8 de noviembre de 2017

Abraza Tu Soledad



Parece mentira que siendo la generación mejor conectada, seamos la que más sola está. O, mejor dicho, la que más sola se siente. Que no es lo mismo.

Todos nos hemos sentido solos en algún momento de nuestra vida y, por ello, hay tantas definiciones de soledad como personas que la experimentan. Para algunos, es un estado emotivo, a veces sentido, a veces buscado y, para otras tantas, un estado impuesto por la vida misma en el vivir de las ausencias.

Tal y como decía Benedetti: “la soledad se sabe sola en el mundo de los solos y se pregunta a veces por otras soledades”. No deja de ser un estado emocional envuelto en cierto desconcierto e incomprensión social.

Y es que la soledad tiene dos caras. Puede ser un enemigo mortal que te cae como una losa. O también puede ser tu mejor amiga: la que te hace escucharte, conocerte, enfocarte en lo que realmente quieres y necesitas en cada momento. Depende del cristal con que se mire.

Porque no tenemos miedo a la soledad, tenemos miedo a estar con nosotros mismos. A escucharnos. Es la soledad emocional.

Se rehúye de la soledad porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos (Carlo Dossi)

Y es que cuando te sientes solo, puedes oír tu ruido interior. Una especie de sirena que reverbera dentro de ti, con un sonido desgarrador e insistente. Y la evitas a toda costa. Buscas manos a las que cogerse, pupilas amigas donde posarse, u oídos amables que te escuchen.

Encendemos el televisor. O buscamos la complicidad de la radio. O buscamos cuerpos anhelando complicidad. O trabajamos más de la cuenta. O contamos “cuentos” por las redes sociales. Cualquier distracción para acallar el zumbido continuo.

Pero no hay nada externo que pueda llenar ningún vacío de soledad.

Porque a veces, tu soledad emocional es tan rotunda que silba. Sí, es tan desmedida, que ronronea en tu hombro. Y vayas donde vayas, o hagas lo que hagas, esa sensación te acompaña siempre. 

Porque la llevas dentro, porque la alimentas, la construyes, la consientes y la mimas hasta convertirla en tirana.

Más que buscarla, parece que la soledad le encuentra a uno y cuando esto sucede, puedes estar con mil personas, que el desierto es casi ilimitado. Y es que no hay soledad más dura que aquella que uno siente rodeado de mucha gente. La soledad de sentirse incomprendido, de sentirse poco querido. La soledad de notar que uno va en la dirección contraria al mundo.


Es cuando te miras al espejo y no recuerdas quién eres, porque te has convertido en tus quejas, tus dolores, tus angustias, tus ansiedades de madrugada y tus limitaciones imaginarias… 

Eso es lo que te muestra al principio la soledad.

Seguridad Interior


¿Qué es la seguridad en uno mismo?

La seguridad o la confianza en ti mismo implica sentirte seguro de ti mismo y de tu talento, no de una forma arrogante, sino de una forma realista. Esta seguridad no significa sentirse superior a los demás. Se trata de saber, internamente y con serenidad, que eres una persona capaz.

La gente con confianza en sí misma:
se siente más segura que insegura
sabe que se puede fiar de sus talentos y habilidades para hacer frente a todo lo que pueda pasar
se siente preparada para los desafíos de todos los días, como un examen, una presentación o una competición
piensa "yo puedo" en vez de "no puedo"
Por qué es tan importante la seguridad en uno mismo:

La confianza en nosotros mismos nos ayuda a sentirnos preparados para hacer frente a las experiencias de la vida. Cuando estamos seguros de nosotros mismos, tendemos a acercarnos a la gente y a las oportunidades, no a alejarnos de ellas. Y, si las cosas no funcionan al principio, la seguridad en nosotros mismos nos ayuda a probarlo de nuevo.

Cuando una persona carece de seguridad en sí misma, ocurre justamente lo contrario. Es mucho menos probable que pruebe cosas nuevas y que trate de comunicarse con un desconocido. Si fracasa en algo la primera vez, es muy poco probable que lo vuelva a intentar. Una falta de seguridad o de confianza en uno mismo puede impedir que una persona alcance su pleno potencial.

Cree en ti mismo
¿Te ha dicho alguien que eres listo? ¿Divertido? ¿Amable? ¿Un artista? ¿Un buen estudiante? ¿Un buen escritor? ¿Todo un atleta?

Cuando la gente nos elogia o reconoce nuestro talento, incrementa nuestra seguridad en nosotros mismos, siempre y cuando creamos sus palabras. Si dudaras o pusieras en duda las cosas buenas que la gente dice sobre ti, eso sería lo contario de la seguridad en uno mismo.

Para sentirte realmente seguro de ti mismo, necesitas creer de verdad que eres capaz. La mejor forma de desarrollar esta creencia consiste en utilizar tus talentos y habilidades mediante el aprendizaje y la práctica.


La confianza en nosotros mismos nos ayuda a avanzar hacia el descubrimiento y el desarrollo de nuestras capacidades. Cuando vemos de qué somos capaces y nos enorgullecemos de nuestros logros, nuestra confianza se hace más fuerte.

Tal Como Nos Percibimos



¿Te ves como realmente eres o como los demás quieren que seas? Esto puede parecer una pregunta carente de importancia, pero la realidad es que es muy idónea para reflexionar sobre este tema.

Una vez nos ponemos a pensar en esto, nos damos cuenta de que quizás las demás personas no nos vean de la misma forma que nos vemos nosotros. Por ejemplo, cómo te comportas o qué demuestras con ellas hará que se formen una imagen de ti que quizás no compartas.

A veces, nos dejamos influir demasiado por lo que creemos se espera de nosotros. ¿Cómo quieren los demás que seamos? Esto puede formar una imagen de nosotros externa con la que no nos sentimos identificados.

“Los espejos son como la conciencia. Uno se ve allí como es, y como no es, pues quien se ve en lo profundo del espejo trata de disimular sus fealdades y arreglarlas para parecer a gusto”
-Miguel Ángel Asturias-

Todo esto puede influir de manera positiva o de manera negativa. Imagina, por ejemplo, cuando te ves con unos kilos de más y los demás te dicen que estás bien. Es un ejemplo sencillo de que tu perspectiva no es la misma que la del resto y esto influye en muchas cosas.

Muchos de nosotros estamos llenos de complejos que nos impiden disfrutar de nosotros mismos. Todo esto viene por el hecho de dar una imagen que nos guste de cara al resto de las personas.

Estamos continuamente pensando en qué imagen dar a los demás, cómo nos van a ver… Lo que no sabemos es que muchas veces las personas no nos ven como nosotros pensamos o queremos que nos vean.

¿Sabes qué sería muy positivo? Empezar a interactuar con las personas que están a nuestro alrededor y preguntarles directamente cómo nos ven a nosotros mismos. Esto nos puede ayudar a comprender cómo nuestro punto de vista no es único, ni siquiera intentando vernos desde fuera lo logramos.
Si lo has hecho, descubrirás cosas que seguro ni te planteabas sobre ti. Todo lo que te digan te ayudará a formarte una imagen real que es lo que proyectas hacia el resto de personas. ¿Qué será lo que descubras sobre ti?

“No hay nada peor que la imagen nítida de un concepto difuso”
-Ansel Adams-

En ocasiones si estamos con personas manipuladoras o agresivas que nos someten, podemos acabar dando una imagen que en nada se corresponde a cómo somos en realidad. ¿Por qué nuestro orgullo queda relegado? Estás siendo como los demás quieren que seas. No lo permitas.

Tratar bien a los demás, ser respetuoso, hará que los demás te vean con ojos positivos. Es normal que un día tengamos un día malo, ¡somos humanos! Pero tal y como tratemos a los demás, así nos verán.

“No vemos las cosas como son, sino como somos”

-Jiddu Krishnamurti-

Mirando Hacia Adentro



Dice un aforismo de Jung que: Quién mira hacia fuera sueña y quién mira hacia dentro, despierta. 

No obstante, la práctica de la introspección que por deformación profesional yo tengo perfectamente asumida, es algo mucho menos abundante de lo que parece. Los numerosos artículos y libros de autoayuda y psicología divulgativa que existen podrían hacernos pensar que las personas practican mucho ese autoconocimiento interior, pero la realidad es otra. Porque además es muy frecuente como dice el refrán, ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio. 

Y es muy habitual encontrarte con personas con una gran habilidad para ver los defectos de los demás pero con una total ceguera a lo que les sucede en su interior. Aunque ese interior que ellos no ven le hable a gritos a los demás.

Muchas personas acuden a esas fuentes citadas porque sienten algún tipo de inquietud o incluso malestar que les empuja a buscar respuestas o en algunos casos, métodos o recetarios para sentirse mejor. Y en algunas ocasiones eso puede funcionar. 

Lo malo es que los resultados no suelen ser duraderos. Porque el único cambio que de verdad perdura es el que proviene de un verdadero autoconocimiento, de saber de verdad quién somos y cómo somos. Y desde ahí poder conocer cuáles son nuestras necesidades y nuestros deseos más profundos, esos que de hacerse realidad nos pueden llevar a un bienestar más duradero que el que provee un método en diez pasos.

Como nos cuenta Alain de Botton: la introspección es de gran valor para alcanzar la serenidad.

Gracias a ella podemos averiguar qué cosas nos producen estrés del bueno y cómo, cuando este supera ciertos límites, se convierte en dañino. Por todo ello es obvio que necesitamos mirar hacia adentro. Y esa no es una tarea fácil. Primero de todo porque no estamos acostumbrados a ello, no nos han enseñado a pararnos a reflexionar sobre nosotros mismos. Y segundo, porque muchas personas temen  lo que pueden descubrir en su interior y hacen todo lo posible para evitar esos momentos, esos espacios en que podrían pararse a meditar sobre ellos mismos y conocerse un poco mejor.

Como dice un antiguo cuento zen:
“Un maestro y su discípulo caminaban por un prado. En su paseo Iban oyendo las voces de distintas criaturas: el mugido de las vacas, el trinar de los pájaros, el balar de las ovejas, el relinchar de las caballerías…
-Si tan sólo pudiera comprender un instante lo que dicen -dijo en un suspiro el discípulo refiriéndose a los animales.
Mucho más importante para ti sería si tan sólo pudieras comprender un instante la verdadera esencia y significado de lo que tú mismo dices -respondió el maestro.”


Así como en el caso del discípulo, una de nuestras tareas es entendernos a nosotros mismos, saber lo que pensamos y lo que sentimos. La buena noticia es que se puede conseguir y que además pasados los miedos y obstáculos iniciales, resulta una tarea de lo más apasionante y gratificante. Conocerte te permite tomar mejores decisiones y como decía Shopenhauer, jugar bien las cartas que el destino te da. Los métodos son variados, puedes hacerlo sólo o con la ayuda de un profesional. Lo importante es que cada día que pase, sepas mejor quien eres y qué quieres y des menos palos de ciego. 

Y además, si realizas un proceso introspectivo, no tienes nada que perder en el proceso salvo el autoengaño en el que posiblemente has vivido en muchos momentos.

Formas De Exclusión


La exclusión social y educativa
La exclusión social es un proceso que afecta a millones de personas en todo el mundo, tanto en los países en vías de desarrollo como en las prósperas sociedades occidentales.

La sociedad de la información en la que estamos inmersos está demostrando una triple diferencia social. Por un lado, la seguridad de los privilegiados con trabajo fijo y pleno disfrute de sus derechos individuales y sociales. Por otro, la inseguridad de los que tienen trabajos eventuales y viven en permanente estado de ansiedad y escepticismo y, por último, el desarraigo del mercado laboral de amplias capas de la población. Todo ello conduce a la dualización de la sociedad.

Se trata de un fenómeno que no sólo tiene que ver con la pobreza y que en cualquier momento puede abatirse sobre las personas. Es decir, el sentimiento de vulnerabilidad de nuestros alumnos no sólo es observable en los sectores  estructuralmente pobres sino que afecta a la población escolarizada y no escolarizada, aunque de diferentes formas.

En ocasiones, tiene mucho que ver con la percepción y el sentimiento que muchas personas experimentan de no ser valoradas ni tenidas en cuenta en la sociedad por lo que son. 

Hoy sabemos que, en muchos casos, esa exclusión social se anticipa o se prepara en procesos de exclusión educativa que, como aquella, tiene múltiples caras:
Falta de acceso a los sistemas educativos.
Escolarización segregada en dispositivos especiales.
Educación de «segunda» para los más desfavorecidos.
Fracaso escolar.
Maltrato entre iguales por abuso de poder.
Desafecto.
Etc.….

El concepto de exclusión implica un proceso de separación entre grupos distintos entre sí y supuestamente homogéneos dentro de sí mismos. Pero esta separación no es tan simple: la exclusión también incorpora una valoración diferencial entre estos grupos ya que uno es considerado mejor que el otro y esto conlleva a comportamientos diferenciales con uno u otro grupo lo que instaura diferencias en el acceso a oportunidades y beneficios. 

Según Vélaz de Medrano (2002), la exclusión es un «proceso de apartamiento de los ámbitos sociales propios de la comunidad en la que se vive, que conduce a una pérdida de autonomía para conseguir los recursos necesarios para vivir, integrarse y participar en la sociedad de la que forma parte».


Nuestra Única Vida



“Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes”

El pasado siglo se ha caracterizado filosóficamente por el intenso debate en torno al humanismo, es decir, la llamada crisis del humanismo. Por diversos factores históricos, culturales y filosóficos, que son ampliamente conocidos, en los años 40 surgió una ‘disputa’ acerca de qué se entiende por humanismo entre el existencialismo de Sartre y el antihumanismo de Heidegger.

Ahora bien, éstos no han sido los únicos interlocutores en tal debate; otros muchos han participado en tan interesante discusión. Uno de los nombres que están más vinculados al debate sobre el humanismo es, sin duda, el de Emmanuel Levinas. 

Este pensador lituano, nacionalizado francés, es el representante de una nueva y personal filosofía conocida como humanismo del otro.

Se trata de un pensamiento que ha encontrado un lugar de preferencia en la reflexión filosófica actual y que ha dado lugar a una gran cantidad de estudios. Su concepción del humanismo se expone especialmente en sus obras maestras, Totalité et infini. Essai sur l’extériorité, Humanisme de l’autre homme y Autrement qu’être ou au-delà de l’essence. 

Estas obras son las que han sido estudiadas con más profusión; sin embargo, los escritos anteriores a Totalité et infini han quedado en un segundo plano. Considero conveniente prestar más atención a estos trabajos juveniles, pues estos escritos trazan la dirección de su pensamiento maduro y, por ello, constituyen la base necesaria para comprender el verdadero significado del humanismo del otro.