sábado, 2 de diciembre de 2017

Dar El Máximo



El éxito en las relaciones humanas consiste, primero, en dar, después en dar más y, por último, seguir dando.

¿Te ha quedado claro? Si son los demás los que verdaderamente valoran y convierten tus acciones en un conjunto exitoso para alguien diferente a ti mismo, como decíamos el otro día, se revela evidente que el éxito en las relaciones personales se encuentra en lo que les aportes a los de enfrente, y aportar es sumar a alguien de tu parte, es darte, es dar. Más alto se puede decir, más en negrita y más grande se podría escribir, pero no más claro. Hay un antes y un después de esta afirmación, si la interiorizas y empiezas a aplicarla. El mundo de hoy no es el mejor de los escenarios, con tanta información y tanta manipulación, con tanta velocidad y ensimismamiento, pero es nuestra obligación no dejar que eso suceda irremediablemente y acabe por conminarnos en vivencias personales totalmente aisladas de la realidad e inscritas en una virtualidad mal entendida.

Por nuestro natural, tendemos mujeres y hombres a relajarnos en las relaciones de amistad, de pareja, laborales o lúdicas con el transcurso de las mismas. Parece que nos cansemos de los mismos escenarios pasado un tiempo y, bien mirado, es razonable si se tiene disposición a ser sincero y justo. 

No lo considero malo, sino normal, pues el ser humano tiene una querencia natural por transformarse que habita en la base diferencial de nuestra especie, lo que nos ha hecho humanos y especie dominante en el planeta: la curiosidad y las ganas de crecer y evolucionar, de buscar cosas diferentes y nuevas. Si bien cierto es, por ende no se puede olvidar tampoco la fantástica potestad que albergamos para apostar por puntos fuertes de voluntaria elección y ser capaces de movilizarnos por ellos, transformando el mundo desde nuestras elecciones. 

Es una capacidad “innovadora” que dota de interés continuo y remozado a cualquier situación perenne, un poder que nos permite salvaguardar de una involución no deseada cualquier relación que requiramos.

Como ejemplo, mantener en el amor de una pareja la misma intensidad que se tenía al inicio, en una adolescencia o en los encuentros primeros, por poner un par de casos, es del todo improbable, pues el descubrimiento se produce en un periodo de tiempo determinado. Ahora bien, también lo es que dicho amor no madure al calor de los acontecimientos superados en común y en un proyecto conjunto querido por ambos. 

Por tanto, esa tendencia natural que se presenta en todas las facetas de la vida no es óbice para conseguir momentos que sí tengan la intensidad que promueve el crecimiento de dicha relación, momentos seleccionados, y preparados incluso, en los que radiquen la magia de nuestra aportación, de la consciencia de lo importante que esa persona es en nuestra vida y el modo en que lo note, si nos aferramos al ejemplo. Para ello, y estamos hablando de un caso tan singular como el de la pareja, hay que seguir dando siempre.

Pues serán fundamentales, de entrada, una buena cortesía y una sincera aproximación. Estar por todo tipo de detalles que hagan sentir y entender al interlocutor que nuestra intención primera es dar, estar por el otro para ayudar cuando sea menester y que lo que le pasa a esa persona nos importa. Y que es y será así. Si le contagiamos que sentimos su valor y que lo que le ofrecemos consideramos que tiene valor para él, aunque hayamos venido a venderle una Enciclopedia Británica por fascículos nos escuchará de buena gana. 

Adentrarnos en ese “todo tipo de detalles” será mi objetivo en adelante, pero partiendo de una férrea e inquebrantable voluntad de uno mismo por cumplir la máxima del título de este artículo: para triunfar en el mundo de las relaciones personales, o sea, sociales, el primer requisito es querer dar, darse a los otros, el segundo es seguir queriendo pasado un tiempo y, por último, no desfallecer en ello nunca. 

Sin esa decisión personal, no hay ninguna garantía de éxito, por lo que os conmino a que vayáis meditando el alcance de vuestra predisposición.


Saber Apreciar


“Una persona que piensa todo el tiempo, no tiene más en qué pensar que en los pensamientos mismos, de esta manera pierde el contacto con la realidad y está destinado a vivir en un mundo de ilusiones”, afirma Alan Watts —filósofo del espíritu y uno de los principales responsables de acercar el budismo zen al pensamiento occidental— en una iluminadora conferencia.

Al momento de explicar a qué se refiere exactamente con “pensamientos”, Watts los describe como esas “charlas dentro del cráneo”, una manera simple y precisa de hablar sobre nuestros frecuentes (y también evitables) diálogos y cálculos internos, repeticiones esclavizantes de palabras que, al presentarse compulsivamente, son la fuente principal de la angustia en la que muchas personas viven cotidianamente.

El pensamiento, reflejo de nuestra mente racional (“un buen sirviente, pero un mal amo”), como afirma Watts y también lo hace la filosofía budista, no es malo por sí mismo; es quizá una de las herramientas más poderosas que un hombre tiene a la mano, pero debe ser usada con moderación, como un instrumento que podemos utilizar para resolver problemas y dejar a un lado cuando no nos sirve más, y de esta manera, vivir el resto del tiempo habitando la realidad. De otra forma, esto sólo puede llevarnos a confundir los símbolos, las palabras, las ideas y los números con el mundo real.

Pensamientos de dimensiones épicas y tan comunes como la idea de que tenemos que sobrevivir en el mundo, seguir adelante, no fallar, mantenernos vivos (aún cuando sabemos que la muerte se avecina) y para ello hacer dinero, o, simplemente, la noción de que tenemos que no ser lo que somos, agotan nuestra mente impidiéndonos disfrutar del mundo que habitamos, ese que existe afuera de nuestra mente.

Para Watts, la respuesta es simple: no tenemos que ser algo más que lo que somos o sentir una cosa distinta a  la que sentimos. Cuando nos rendimos a lo que estamos siendo y estamos sintiendo en el presente, el callejón sin salida te permite el paso, te dice algo, un mensaje que vale la pena escuchar.
El ego y la idea del yo son, según el filósofo estadounidense, el principal problema: esa pesada imagen de nosotros mismos que está hecha de lo que nos han dicho que somos o que tenemos que ser, de nuestra educación y nuestro estilo de vida. No hay nada más alejado de lo que realmente somos que todas estas ideas. Nosotros somos el universo, de la misma forma que un río, una galaxia o una nube lo son; somos el universo expresado en el lugar que sentimos como aquí y ahora. En otras palabras, a través de nuestros ojos, el universo se observa a sí mismo.

Watts asegura que la observación en calma del universo es la respuesta, y es también el principio de la meditación. Si no sabemos qué hacer, hay que observar. Watts utiliza como ejemplo el acto de escuchar música, escucharla hasta que eventualmente la entendemos, no en palabras, pero sí de otra forma, porque el punto es la música, hasta que nos convertimos en la música. 

De la misma manera, la vida adquiere un sentido insospechado con el simple acto de observarla, no solamente lo que pasa afuera de nosotros, sino también lo que pasa dentro. Los pensamientos, las emociones, los miedos deben observarse desde el punto de vista de un espectador, sin querer cambiarlos o juzgarlos, como nubes que pasan velozmente por el cielo.

Es preciso despertar a la realidad y vivir en el presente, explica finalmente Watts con una elocuencia resplandeciente y un encantador sentido del humor, observar la vida hasta que logremos transformarnos en ella, dejar de pensarla y codificarla, para finalmente vivirla.


Simplemente Vivamos



La cita de hoy nos avisa de que podemos estar enfrentándonos a la vida de manera equivocada. 

Muchas veces pensamos que, si somos “buenas personas”, si somos amables y alegres, los demás no nos tomarán en serio o pretenderán aprovecharse de nosotros. La sociedad, nuestros familiares y amigos, nos avisan de que debemos ser duros, que hay que protegerse de los demás, que si somos confiados nos harán daño.

Esto hace que muchos de nosotros nos fabriquemos una coraza, que no dejemos ver nuestros sentimientos y desconfiemos de los demás. Poco a poco, esta actitud ante la vida nos convierte en personas desconfiadas, cerradas, tristes y agresivas. 

En resumen, cuando nos relacionamos con los demás, sobre todo con la gente que no conocemos bien, estamos más predispuestos a sacar la espada que a sonreír y, por supuesto, esto hace que la persona que tenemos enfrente reaccione de una manera similar.

Sin embargo, si lo pensamos durante un segundo, ¿no nos sentimos mejor y estamos más predispuestos a escuchar o a ayudar a las personas que son amables y abiertas y que nos recibe con una sonrisa? Entonces, ¿por qué no probamos a hacer lo mismo? Una sonrisa es fácil, no nos cuesta nada y puede abrirnos muchas puertas.



Motivación


La vida funciona con incentivos; desde alegrar a alguien, motivarlo o hacer lo que más le gusta, en el trabajo, en el hogar y en la vida en general buscamos los incentivos, quien creyera que el origen de esta palabra es cantar.

Incentivo proviene del latín incentivum, derivado de incanare o cantar. De tal manera, que la alegría del canto llega a motivar para alegrar la vida en general.

En el mundo empresarial los incentivos para los trabajadores son uno de las mejores elementos motivadores, pero debe ir paralelo con otro tipo de incentivos para alegrar el espíritu.

El como motivar a los trabajadores y en general a la familia es parte del éxito y la gran diferencia entre los grupos humanos exitosos.

Una familia que transcurre los días con alegría, motivación y unión, progresará mucho mejor. Los hijos rendirán mejor en los estudios, tendrán mejor crecimiento y se inclinarán por los deportes. Toda la familia se alejará de los vicios y problemas sociales.

De la misma manera en el mundo empresarial, si todos se encuentran lo suficientemente motivados, la productividad será mayor.

El saber cómo motivar a los diferentes grupos humanos es saber el secreto del éxito. Los equipos deportivos más exitosos deben sus triunfos a la motivación.

Pueden tener menos antigüedad o tradiciones, menores recursos o trofeos, pero si se encuentran con el elemento motivador adecuado, vencerán al rival más fuerte.



Dentro De Ti


La intención es que dejes de buscar a fuera de ti
y que te des cuenta que lo tienes todo
dentro de ti.
Si lo descubres dentro de ti,
lo conseguirás a fuera.
No es al revés.
Tu vida es un holograma
que se proyecta desde dentro hacia fuera.
Debido a que estamos en olvido,
a que estamos influenciados desde la infancia,
a que tenemos alguna cosa importante que experimentar
y debido a que estamos en un cuerpo físico,
se nos hace difícil comprender que todo lo que
vivimos es lo que estamos eligiendo vivir.
Pensamos que es lo que nos ha tocado
por buena o mala suerte.
Cuando tienes presente que estás
en un viaje al recuerdo de todo lo que eres,
te empoderas y tomas el control de tu vida,
porque reconoces que eres merecedor
de todo lo bueno por derecho divino.
Todos tus problema llegan a su fin
cuando te haces cargo de ti,
cuando tomas el control de tus creaciones,
cuando descubres que tienes el potencial
y cuando compruebas que la Fuente
esta lista para ayudarte a ser cada día mas feliz.
Solo falta que estés de acuerdo con esto
para que el proceso de soluciones se inicie.
Tienes un potencial que te permite crear
y tú puedes elegir qué crear.
Este concepto es revolucionario
y no lo sabemos utilizar en toda su dimensión.
Por eso creamos situaciones donde lo pasamos mal.
Pero todo esto es parte del proceso.
Tenemos que practicar y practicar
hasta comprender cómo es que se hace esto.
Necesitamos ser cada vez mas conscientes
para poder utilizar ese potencial que emana de la Fuente
para que nosotros lo podamos moldear
para nuestro bien, o sea, alineado al amor.
Nuestro espíritu es amor,
es la energía que permite la vida,
que permite las mejoras,
la expansión, la realización,
el crecimiento y la dicha de vivir.
Mientras mas recuerdes que eres amor,
más hermosa será tu existencia.
Todos nuestros problemas se generan
cuando nos alejamos del amor,
o sea, cuando olvidamos que somos amor.
El amor nunca genera problemas,
todo lo contrario,
es lo único que sana todo dolor y restaura la verdad.
Los desafíos y los problemas no son hermosos en si mismos.
Sin embargo, son la oportunidad de restaurar el amor allí
y por eso se hacen hermosos.
La belleza está en la reparación,
en el sanar, en el volver a recordar lo que somos.
Entonces cada desafío se convierte en una bendición
y en una oportunidad para mejorar,
para avanzar, para crecer, para ser cada vez más sabios.
No son para sufrirlos y quedarse allí
sintiendo que la vida es injusta.
Es así como podemos llegar a agradecer
a alguna circunstancia que nos ha hecho dudar,
tener miedo o sufrir después de haberla superado.
Cada problema trae un regalo oculto
que podemos obtener después de haberlo superado.
Ese regalo consiste en un descubrimiento de alguna capacidad,
de alguna habilidad o de algún don
que antes no habíamos reconocido en nosotros.
Por eso, todas las soluciones están dentro de nosotros.
Nunca fuera.
Tu evolución consiste en ir descubriendo más y más
atributos de tu espíritu.
Mientras mas descubras, más feliz eres.
Mientras feliz eres, mas cosas buenas atraes a tu vida.
El mundo necesita personas que estén
más conscientes de esto para que vivamos en armonía y dicha.


Patricia González

viernes, 1 de diciembre de 2017

Ser Humano Es Hacer


No es ningún secreto que estamos casi todo el tiempo “haciendo” algún tipo de actividad.

La vida hoy en día es muy compleja. Hay más información que antes, más tráfico, más posibilidades, más distracciones, más tareas, más desplazamientos, más proyectos, más dispositivos electrónicos, más aplicaciones y en general muchas más elecciones que antes – también más elecciones generales!

Como consecuencia siempre hay algo por hacer y mientras que hacemos una cosa estamos ya planeando la siguiente. Todo el día, desde la más pequeña cosa a las más grandes. Cuando a lo largo del día tenemos un momento de respiro, esperando algo o a alguien, lo primero que muchas veces hacemos es coger el móvil para ver los mensajes, hacer una llamada o mirar una cosa por internet, o tal vez pensamos en las cosas que hay que hacer y lo que acabamos de hacer.

Al final del día nos agota la energía de tanto HACER, física y mentalmente y hacemos algo para salir de nuestros incesantes pensamientos de urgencia, preocupación, planificación, de lo que acaba de pasar, etc. Tal vez tomamos unas copas, una pastilla o nos conectamos con la pantalla – grande o pequeña.

Sin darnos cuenta terminamos haciendo una vez más y nos estresamos y nos agotamos y somos mucho menos productivos que si hubiéramos tomado algo de tiempo para pararnos y reconectarnos con nosotros mismos.

HACER es un estado en el que sentimos que nuestra autoestima depende de seguir haciendo y esto a menudo es resultado de que avanzamos por la vida con el piloto automático puesto. Nos convertimos en unos cabezas parlantes con muy poca conciencia corporal, condicionados por nuestros hábitos.

No hay nada malo en absoluto en el estado de HACER, pero si aspiramos a vivir más plenamente, estar menos estresados y ser más productivos, entonces tenemos que encontrar la manera de crear el tiempo y el espacio para simplemente SER y saber también integrar el SER en el HACER.

¿Qué significa SER?
Sin la experiencia con la meditación, la idea de SER tal vez suena pasiva, sin sentido e indulgente. “No tengo tiempo para no hacer nada cuando hay tantas cosas por hacer”. “Qué pensarán de mi si no hago nada”. “Debería hacer esto o lo otro……”

Pero si has probado la experiencia de la libertad que viene con la sensación de que no tienes que HACER tanto ya sabes que a menudo es una sensación maravillosamente purificadora e incluso productiva. Y curiosamente cuando te encuentras en este estado parece que tienes más tiempo.

Además desde la perspectiva del SER, gran parte de lo que consideramos actividad productiva parece más bien frenética, como es escribir un documento o leer un correo mientras atendemos una llamada telefónica o mantenemos una conversación con alguien. No estamos presentes en ninguna de las actividades cuando hacemos multitarea.

La idea no es que todos debamos pararnos y no HACER nada, sino que reconozcamos que nuestras acciones serán mucho más equilibradas, creativas y consideradas si se basan en unas experiencias diarias de SER.


Improntas


Una impronta es un acontecimiento significativo que tuvo lugar en el pasado, a partir del cual adquirimos una creencia o un conjunto de creencias. En este contexto, partimos de la base de que los comportamientos actuales a menudo han sido creados o configurados por conductas y vivencias pasadas. Para nosotros lo más importante de las experiencias pasadas no es su contenido objetivo, sino la interpretación o creencia que la persona se formó a partir de tal experiencia.

El concepto de impronta fue acuñado por Konrad Lorenz, quien estudió el comportamiento de las crías de pato cuando salían del cascarón. Lorenz descubrió que los patitos recibían una impronta de la figura materna durante el primer día de vida. Para ello, se basaban en el movimiento, de manera que si algo se movía a su lado en cuanto salían del cascarón, ese algo “se convertía” en su madre. Además, descubrió que si más tarde los reunía con su verdadera madre, los patitos no la reconocían como tal; los patitos ya habían recibido la impronta.

Konrad Lorenz creía que las improntas se establecían en ciertos periodos neurológicamente críticos, y que una vez pasado el periodo crítico, lo que quedaba “impreso”, fuera lo que fuese, era permanente y no susceptible de cambio.

Sin embargo, investigaciones posteriores sobre el fenómeno de impronta en seres humanos revelaron que, en condiciones apropiadas, era posible acceder a los contenidos que se habían improntado en anteriores periodos críticos y se podían reprogramar o reimprontar. Esta posibilidad de la que disfrutamos los seres humanos se debe a que nuestro sistema nervioso es más refinado que el de los animales salvajes.

Las improntas establecidas durante ese periodo instauran creencias núcleo que modelan nuestra personalidad. Las improntas pueden ser experiencias significativas positivas, que conducen a creencias útiles, o bien experiencias traumáticas o problemáticas que conducen a creencias limitantes.

Para el proceso de reimpronta deberemos localizar eventos o periodos de tiempo de nuestra vida que estén relacionados con nuestro síntoma o situación conflictiva actual. Reviviremos desde otra perspectiva determinados funcionamientos, estados o tensiones que hemos experimentado en el pasado.

Lo que nos hace sufrir son las grabaciones que hemos registrado de nuestras experiencias, no la realidad en sí.


Al externalizar estos eventos es mucho más fácil disociarse de ellos, reflexionar y reevaluar las creencias que nos hemos formado a partir de ellos. Con esta técnica obtendremos nuevos conocimientos y conectaremos con los recursos que fueron necesarios pero no estaban disponibles en ese momento por las propias circunstancias. 

No estamos buscando una solución a un evento del pasado, sino más bien una integración y actualización de nuestras creencias y del sentido de identidad en relación con el sistema de relaciones que hemos mantenido con personas significativas.

Los Días Duros



Dejemos el pesimismo para tiempos mejores.
-Robert Frost-

Las cosas son como son, pero nosotros las vemos como las vemos. He aquí unos ejemplos:
Dos personas miran un cielo encapotado. Una, solo ve nubarrones que amenazan tormenta. Otra, ve que sobre los nubarrones hay un hermoso rayo de sol que en algún instante tiñe de rojizo un atardecer único y piensa: No temas, alma mía, porque, aunque la noche sea fría, siempre se hace de día

Dos hacen senderismo con la mochila en la espalda y aguantando las molestias propias del camino. Uno, soporta las molestias maldiciendo la hora que se dejó convencer para “tragarse” la caminata; el otro, goza a cada recodo del camino de la belleza del paisaje. Los dos llevan el mismo peso y van por el mismo camino, pero sus posturas mentales les cambian las perspectivas.

Dos personas miran una charca estancada, corrompida y mal oliente en el recodo de una vaguada. Una, la ve como una mancha que estropea la hermosura del paisaje; la otra, descubre entre las ramas y yerbajos la única flor hermosa que germinó de alguna semilla depositada por el viento. Ante el mismo cuadro dos percepciones distintas, fruto de la diferente postura mental.

Hay quien padece de tortícolis y vive como caminando de espaldas, contemplando con tristeza, melancolía y aburrimiento la vida pasada. Otros, con la mirada fija en el horizonte, caminan vigorosos, decididos y alegres avanzando hacia el futuro. Es diferente postura mental.

Todos ven las mismas cosas, pero cada uno elige un diferente ángulo de visión. Y la percepción cambia sustancialmente lo observado.

Si pegamos los ojos al lienzo de una obra de arte, percibiremos un conglomerado de colores sin mucho sentido, aunque sea una obra maestra. El mismo cuadro ofrece su realidad magnífica cuando lo contemplamos a la distancia conveniente y bajo una luz adecuada.
Debemos esforzarnos en crearnos una postura mental sana. La risa ha de brotar de nosotros mismos; no nos la puede prestar nadie. La dicha es patrimonio personal; no se vende en ningún mercado. Para ser positivos hemos de ejercitarnos en actuar de dentro a fuera, haciendo saltar al exterior la riqueza íntima de nuestros pensamientos optimistas.

Un vaso con su capacidad hasta la mitad, ¿está medio lleno o medio vacío? Depende. ¿La vida es horrible por dura o es maravillosa aunque tenga tramos duros?


Con una postura mental sana que nos lleva a amar la vida que nos toca vivir, aprenderemos a llevar una vida feliz y apacible, aunque haya días de otoño. Porque, sí, hasta el otoño y el invierno tienen días soleados.

Capacidad Humana


El cerebro es lo que nos da una gran capacidad humana. Y es por eso que debemos cuidarlo y, mejor aún, potenciarlo.

Cómo desarrollar la capacidad humana
Lo primero que debemos saber para desarrollar la capacidad humana es que no necesariamente tenemos que quemarnos la cabeza, no necesariamente tenemos que terminar muertos en la cama al final del día. Más bien tenemos que cuidar más nuestro cuerpo porque demasiado estrés lo cansa tanto que no podrá aprovecharse al máximo.

Muchas personas creen que trabajando más al día van a ganar más. Sin embargo está comprobado que después de 4 horas de trabajo el cuerpo se cansa y es la mitad de productivo. El cerebro se cansa aun más rápido que el cuerpo (cada hora).

Si queremos comprender mucho mejor lo que estamos leyendo tenemos que descansar cada hora unos cinco minutos. Si queremos trabajar mejor en algo que requiere esfuerzo físico entonces tenemos que descansar, por lo menos, cinco minutos cada hora.

El secreto está en descansar (hacer una pausa) antes de cansarse.

Este consejo me ha servido bastante para desarrollar mi capacidad humana, especialmente porque el cerebro quien trabaja sin parar, necesita un pequeño descanso cada cierto rato para poder restablecerse y funcionar con toda normalidad.

Cuando trabajaba en el edificio de mi tía, en donde necesitaba moverme casi todo el día tenía que descansar cada cierto rato (o sino sentía que mis piernas se me caían) y una vez que terminaba mi pequeño descanso de 5 minutos mis piernas estaban como nuevas.

Lo mismo también aplico al momento de escribir. Si un día quiero escribir bastante no me voy a poner a escribir 5 ó 6 horas seguidas. Es más, cuando trato de hacerlo seguido me canso mentalmente a las 2 ó 3 horas de haber empezado y mi cerebro no puede dar para más, no puedo ser productivo.

Es importante descansar para desarrollar la capacidad humana
Cuando descansas te vuelves más productivo y cuando eres más productivo te vuelves más experto en lo que haces.

Si en un día hacías determinada cantidad de trabajo, descansando podrás hacer el triple de lo que hacías en un día normal. Y cuanto más practiques algo que te gusta naturalmente te vas a volver experto, te volverás mejor competidor antes los demás.

Y, sobre todo, tendrás más tiempo para  poder disfrutar de tu tiempo libre y hacer lo que realmente te gusta.

Ahora y
a sabes que tienes una enorme capacidad humana. Aprovéchala al máximo, empléala  en desarrollar más tu creatividad, también en practicar más tus deportes favoritos o para cualquier otro tipo de esfuerzo físico.

Condenados A Saber


Hola 
No puedo no darme cuenta. 

Al momento de nacer, ya existe absoluta seguridad respecto del cese inexorable de nuestra existencia. 

Por otra parte, la única forma de lograr la máxima permanencia, como primera instancia, es procurar alimento a través de la acción agresiva y despiadada que consiste en quitarle la vida a otro ser, predefinido por nosotros mismos como inferior. 

Nuestra naturaleza genética, nos lleva a sobrevivir. 

Pero, sin serlo, me gustaría ser abogado de vacunos, aves, peces. etc. 

En tal caso contra quién sería la demanda. 


Quien condenó al ser humano, a ser conciente de su predeterminado final y obligarlo al trueque de matar para vivir. 

No hablemos de Ciencia Vs. Religión, Conocimiento Vs. Fe, etc. 

Simplemente quisiera creer como único concepto válido, el que atribuye la vida a la Evolución, y no a la Creación. 

Pues en tal caso, solo me restaría conocer algo más sobre la singularidad del Big Bang y lo que siguió. 

Pero, si por el contrario, me convencieran del origen Divino, menudo litigio tengo. 

Pues a quién debo demandar  por ser tan cruel. 

Saludos 
No puedo no darme cuenta

La Posesión Más Valiosa


Tu mente es, sin duda, tu posesión más valiosa. Puedes perder todo lo material que posees, pero el conocimiento nunca se te podrá arrebatar. Con él, puedes ganar una fortuna nueva, construir un nuevo hogar, y comprar cualquier cosa que desees. Nadie más puede controlar tus pensamientos, incluso el más cruel tirano no podrá obligarte a pensar en algo que te niegues a aceptar. Cuando tomas una decisión deliberada para tomar el control de tu mente y lo alimentas de pensamientos positivos y constructivos, estás entonces en el momento de tomar el control de tu vida. Los pensamientos a los que les permitas dominar a tu mente determinarán lo que quieras obtener de la ella.

El ser humano, casi sin saberlo, utiliza a lo largo de toda su vida, su maravillosa herramienta; su vasta facultad de pensar, sin siquiera conocer los fundamentos más básicos para su eficiente funcionamiento; sin comprender la manera de utilizarla a favor de su evolución, y por tanto, promueve una mente indisciplinada, una mente sin rienda, que lejos de configurarse como apoyo, respaldo y aliento constante en sus decisiones y acciones, puede llegar a convertirse en su propio antagonista, en opositor, en el rival de su equilibrio, serenidad, dicha y paz interior. Por tanto, se presume imperante, el justo conocimiento de la mente.

 No obstante, contemplamos la mente como una herramienta, como un instrumento, pero ¿cómo habremos de definirla?

Comúnmente se le define como el conjunto de todas nuestras actividades intelectuales, pero ciertamente va mucho más allá..., como lo han experimentado grandes sabios y maestros: "una forma contraída de consciencia, cuya naturaleza es crear, de manera constante, perenne, incesante”.

Grandes dones le han sido conferidos al ser humano, sin embargo, en demasía, permanecen adormecidos descansando en el desconocimiento de las propias facultades que habrán de desarrollarse, no sólo amén de beneficiar a la persona en sí, sino por ser responsabilidad y derecho de la misma; incrementarlos, potenciarlos; elevando así su propia vida, y la de quienes le rodean.

La mente se encuentra en un estado de creación continua, consciente o inconscientemente, de día y de noche, nutriéndose con las diferentes experiencias, circunstancias, y demás hechos del mundo exterior; y bajo el matiz, las luces y sombras del propio mundo interior. La mente no descansa y en ese incesante proceso, va creando la clase de vida que la persona está eligiendo vivir, sabiéndolo o no, eso no tiene relevancia en el proceso creativo; la mente configura el mundo del individuo, el tipo de vida, y la clase de experiencias que habrá de vivir. Siendo paradójica y consecuentemente el que una ‘buena’ mente, una mente aliada, habrá de convertir cualquier experiencia, por adversa que parezca, en una experiencia edificante, transformadora y se habrá de dar a la misma, la connotación apropiada dependiendo del tipo de mente que la afronte.

Así, que ante la evidencia, la valiosa alternativa precisa conocer la propia mente; su naturaleza, y tomar consciencia de sus alcances y trascendencia.

Ahora bien, establecerse en dicho proceso invitará al individuo a interrogarse por el tipo de pensamientos habituales, por la clase de ideas que usualmente surgen en su mente y se proyectan; por la índole de sus sentimientos y por el género que matiza sus actividades. La propia reflexión conduce al autoconocimiento, y éste conlleva a la expansión de la consciencia. Y una consciencia en expansión, es una mente que evoluciona;  una vida que se eleva, un espíritu que reconoce su unidad con lo divino.

 Aquella  mente que se encuentra bajo la constante observación de la propia consciencia, será posible guiarla hacia su evolución, y hacia las aspiraciones más nobles de cada individuo: equilibrio, salud, armonía, serenidad, compasión, comprensión y paz interior.

 Marco Aurelio (filósofo romano s. II d. C.), afirmó que la vida de un hombre la hacen sus pensamientos; entendiendo que al escoger los pensamientos, también se escoge la vida.  Siempre ha de ser una constante, vigilar la naturaleza de los pensamientos, y elegir aquellos a la altura de la categoría de vida que se ha decidido. 

La disciplina de la mente, su condición y alcances, se incrementan articulando el pensar con la consciencia, siempre unidos, siempre congruentes y abrazando íntimamente el objetivo definido: vivir esta vida de la mejor manera posible, establecidos en el equilibrio y la dicha interior independientemente de lo que pueda o no estar sucediendo; el ser humano tiene la facultad, a través de una buena mente, de colorear su destino, con el tono de la sabiduría.

Y así, será posible salir de las filas que configuran la larga cadena de la humanidad, que han conducido al antiguo filósofo hindú a afirmar que lo increíble no es que el ser humano sea producto de sus propios pensamientos; lo realmente increíble es que ni siquiera se dé cuenta...

                                                                                                                                                         

Nuestra Especie


La dispersa y fragmentada aparición de restos fósiles de humanos y especies próximas a lo largo de las últimas décadas plantea múltiples interrogantes. ¿Cómo evolucionamos hasta llegar a ser el hombre moderno? ¿Somos los neandertales, con los que convivimos miles de años en Europa, y los humanos modernos la misma especie? Hasta hace algún tiempo solo podíamos contar con la forma de los restos fósiles encontrados así como con los objetos que fabricaron. Ahora la genética molecular comienza a arrojar luz sobre este complejo puzzle.

El descubrimiento de los primeros restos de neandertales ocurrió hace mucho. En 1856 fueron encontrados en el valle alemán de Neander y estudiados por el anatomista Hermann Schaafhausen. 

Esto sucedió 3 años antes de que Darwin publicara El Origen de las Especies.

Pensar que los hombres descendíamos de esa especie o que teníamos un antepasado común resultaba inadmisible. Durante mucho tiempo ni siquiera estuvo claro que pertenezcamos a distintas especies, aunque la respuesta más aceptada hoy es que no.

Los neandertales vivieron en Europa desde hace unos 250.000 años hasta unos 30.000. Se han encontrado restos de unos 400 individuos. Eran más bajos y robustos con unas cejas prominentes, frente baja y una capacidad craneal similar a la nuestra, aproximadamente litro y medio.

Produjeron herramientas fabricadas en sílex y cuarcita como puntas talladas. Convivieron en Europa durante unos miles de años con los humanos modernos que emigramos de África mucho después y quizá fuimos la causa de su extinción.

Ernst Mayr definió en los 40 el concepto biológico de especie. Dos individuos pertenecen a la misma especie cuando pueden cruzarse y tener un descendiente que también es fértil. Así, cuando varios individuos de una especie se separan por un accidente geográfico como un río, siguen reproduciéndose por separado. Llega un momento en el que difícilmente pueden aparearse entre sí miembros de los dos grupos y tener una cría fértil. Entonces se dice que pertenecen a especies distintas. A veces pueden aparearse y tener una cría fértil, pero menos adaptada y el cruce de especies no forma una especie nueva.

¿Qué ocurrió con los neandertales y humanos? Con restos fragmentarios hemos conseguido un borrador del genoma de los neandertales. Resulta que los humanos europeos y asiáticos pero no africanos tenemos algo del genoma de los neandertales. Es decir, en algún momento, hace unos 40.000 años, siquiera en una ocasión las dos especies se cruzaron en algún lugar de Europa o Asia. 

Pero continuaron siendo especies distintas. El experimento no prosperó y los restos fósiles muestran a las claras la separación.

En un interesante artículo, Todo ocurrió antes, se explican los detalles de las fechas de los restos fósiles. En los últimos años la genética molecular está aportando una gran claridad a la evolución de las especies y entre otros conceptos se usa el del reloj biológico.

Si conocemos el genoma de dos especies podemos encontrar las distintas mutaciones que hay entre ellas. Si sabemos la velocidad a la que se producen las mutaciones podemos calcular hace cuánto tiempo se separaron o tuvieron un antecesor común. Esto nos ha llevado a datar los hechos de nuestra evolución y compararlos con las dataciones hechas por los paleoantropólogos. La secuencia es muy interesante.

Nos separamos de los macacos hace unos 30 millones de años. 

De los chimpancés hace unos 5 millones de años. De los neandertales hace medio millón de años. 

Los bosquimanos y el resto de los africanos hace 200.000 años. Los humanos que salieron de África lo hicieron en oleadas que comenzaron hace unos 100.000 años. Los europeos y asiáticos se separaron hace unos 50.000 años.

La fascinante historia de la evolución humana comienza a explicarse poco a poco en base a los restos de ADN que se pueden extraer de los restos fósiles que hemos ido dejando.


Una Terapia “Natural”


¿No te ha pasado que te vas un fin de semana al campo y cuando regresas te sientes mejor? ¿De buen humor, sin tanta ansiedad y con la mente despejada? Es obvio que salir de la ciudad de vez en cuando es bueno para la salud mental. Sin embargo, hace poco, un grupo de científicos decidió investigar si las flores, el pasto, los árboles y los animales en realidad sirven para tratar la depresión.

El campo de la ecoterapia —es decir, la idea de conectarse con la naturaleza para mejorar el bienestar— no es nada nuevo. En su libro de 1984 titulado Biophilia, Edward O. Wilson señala que la naturaleza está arraigada en nuestra biología y nuestra genética. Casi al mismo tiempo en el que Wilson estaba escribiendo su libro, doctores japoneses comenzaron a recetar baños en los bosques para mejorar la salud de la población. Por otro lado, en el siglo XIX, en Noruega, el poeta Henrick Ibsen acuñó el término "friluftsliv" (significa "vivir al aire libre"), que poco después se convirtió en un fenómeno cultural escandinavo. Sin embargo, hasta hace poco no existía evidencia científica contundente para respaldar la teoría de que la naturaleza es buena para la salud. Por suerte, el panorama está cambiando.

En abril de este año, Peter James y su equipo de la Universidad de Harvard publicaron un estudio sobre la relación entre la exposición a los espacios verdes y las tasas de mortalidad.
Observaron por un periodo de 8 años a 100.000 enfermeras que vivían en Estados Unidos, y descubrieron que las que vivían en las áreas más verdes tenían una tasa de mortalidad 12% menor en comparación con las que vivían en áreas urbanas. Para saber qué factores explican este fenómeno, recolectaron información médica sobre análisis de depresión y medicamentos antidepresivos. En consecuencia, se estimó que la mejoría en la salud mental, que se medía a través de una reducción en el nivel de depresión, explicaba casi el 30% de los beneficios de vivir alrededor de áreas verdes.
"No esperábamos la magnitud [de los resultados]", dice Peter. 

Sus resultados demuestran que la teoría de la "biofilia" de Wilson es cierta: "La naturaleza posee beneficios cognitivos directos, además de una cualidad restauradora. Hemos evolucionado con la misma naturaleza para disfrutar el hecho de estar dentro de ella".

Peter explica que no hay que mudarse necesariamente al campo. El estudio indica que cosas pequeñas como plantar más árboles en las calles o en zonas urbanas podrían tener un impacto positivo significativo en nuestra salud.

Un informe reciente de Natural England revela que participar en actividades en la naturaleza ayuda a las personas que sufren problemas mentales y puede contribuir a reducir los niveles de ansiedad, estrés y depresión.

"En pocas palabras, trabajar al aire libre te saca de tus pensamientos y te regresa al mundo", explica Ed Harkness, uno de los empleados del proyecto. Según Ed, la mayoría de los participantes lo descubre a través de sus médicos de cabecera, la iniciativa de la NHS para mejorar el acceso a la salud mental y otros profesionales de la salud. "La cultura está cambiando y no somos los únicos que se dan cuenta de la importancia del cuidado preventivo", dice Ed. "No importa el clima, el tamaño o lo urbano del jardín, quien cultiva adquiere consciencia del aquí y el ahora. Tener tierra en las manos y repetir tareas como quitar la maleza o plantar hace que concentres tu energía, y te da la libertad de escapar del ruido que producen tus pensamientos y tus sentimientos

Claridad De Propósito



¿Cuál es la causa más común de estrés en nuestra vida? ¿Y la de los ataques al corazón? ¿Y la de muchas de nuestras enfermedades? Aunque pueda sorprendernos a primera instancia, la causa más común  de muchas de nuestras enfermedades es la falta de encontrar sentido a nuestra  vida. 

En el nuevo milenio mucha gente se preocupa por el mundo y nuestro  lugar en él. Nos hacemos muchas preguntas acerca de cómo conseguir la felicidad. Tan a menudo en nuestros días tenemos todo tipo de cosas que se supone son para hacernos más felices: Títulos, buen trabajo, casa, familia… pero  dentro de nosotros hay una voz apagada que nos continúa preguntando: ¿Es eso  todo? ¿Eso es todo lo que hay? …¡No puede ser! ¡Tiene que haber algo más! Algo  falta… pero ¿qué es? 

La respuesta de lo que nos falta es ‘claridad de propósito’. El poder saber responder a las siguientes preguntas: ¿Tiene sentido la vida?, ¿quién  soy?, ¿qué deseo?, ¿qué siento?, ¿cómo me satisfago?, ¿qué he venido a hacer aquí?, ¿qué pasa tras la muerte?... Para  la mayoría de nosotros, lo que la sociedad nos ha enseñado para poder responder  a estas preguntas nos lleva a callejones sin salida. Nos deja todas  esas preguntas sin respuesta. 

Podemos saber cómo encontrar sentido a nuestra vida a corto plazo con metas y logros, pero a largo plazo continuamos luchando con la misma profunda pregunta: ¿Cuál es el sentido de mi vida? La respuesta a esta pregunta es una de las más importantes en nuestra vida. Conocer  la respuesta nos pone los fundamentos para la real y plena satisfacción. 

Podría ser que tú fueras una de esas personas que podría llenar fácilmente una página hablando sobre lo que tiene sentido para ti en la vida. Pero si lo comparas con la vida que realmente estás viviendo, ves que hay algo más que una pequeña diferencia. Pues aunque la gente pueda llegar a definir lo que es una vida con sentido, la vida que vive nada tiene que ver con su ideal. 

Ésta  falta de propósito se manifiesta en nosotros como una perpetua angustia. Pues  aunque tengamos una vida con comodidades, podemos detectar una tristeza interior  que ha estado allí desde hace tiempo, una pena que no es fácil de identificar,  un vacío en lo profundo de nuestro ser…

Continuamente pensamos que si solo tuviera  algo más, entonces sí que sería feliz. Solemos decir: cuando termine mis  estudios…, cuando encuentre un trabajo…, cuando tenga un salario más elevado…, cuando tenga pareja…, cuando tenga hijos…, cuando mis hijos sean mayores…, cuando tenga una casa más grande…, cuando tenga un coche…, cuando tenga un coche  mejor…, cuando tenga una pareja mejor…, cuando me jubile… Y sin  darnos cuenta se nos ha escapado la vida.Pues aunque vayamos consiguiendo cada una de  esas cosas continúa  persistiendo el sentimiento de que algo nos falta, de que no sabemos exactamente  qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas.

Podemos esperar pacientemente hasta que nos jubilemos… o hasta que llegue nuestra muerte, si es que ya nos hemos conformado con ‘lo que nos ha tocado vivir’. Pero también podemos elegir encontrar el sentido de nuestra vida ahora, en este momento de nuestras vidas. Podemos elegir dejar atrás nuestras enfermedades y sentimientos limitativos y empezar a disfrutar de la vida en su máxima expresión.

Para  ello habrá que dejar atrás años de condicionamiento, décadas de falsedad, y  enfrentarse a la verdad. La verdad que nos permitirá vivir en completa libertad.  La verdad que nos permitirá ‘ver la  vida tal como es’ y no  ‘tal como nosotros la vemos’, la  verdad que nos permitirá crear una gran diferencia en nuestras vidas y en la de  los demás. 

Asumir Compromisos



¿Cuál es la causa más común de estrés en nuestra vida? ¿Y la de los ataques al corazón? ¿Y la de muchas de nuestras enfermedades? Aunque pueda sorprendernos a primera instancia, la causa más común  de muchas de nuestras enfermedades es la falta de encontrar sentido a nuestra  vida. 

En el nuevo milenio mucha gente se preocupa por el mundo y nuestro  lugar en él. Nos hacemos muchas preguntas acerca de cómo conseguir la felicidad. Tan a menudo en nuestros días tenemos todo tipo de cosas que se supone son para hacernos más felices: Títulos, buen trabajo, casa, familia… pero  dentro de nosotros hay una voz apagada que nos continúa preguntando: ¿Es eso  todo? ¿Eso es todo lo que hay? …¡No puede ser! ¡Tiene que haber algo más! Algo  falta… pero ¿qué es? 

La respuesta de lo que nos falta es ‘claridad de propósito’. El poder saber responder a las siguientes preguntas: ¿Tiene sentido la vida?, ¿quién  soy?, ¿qué deseo?, ¿qué siento?, ¿cómo me satisfago?, ¿qué he venido a hacer aquí?, ¿qué pasa tras la muerte?... Para  la mayoría de nosotros, lo que la sociedad nos ha enseñado para poder responder  a estas preguntas nos lleva a callejones sin salida. Nos deja todas  esas preguntas sin respuesta. 

Podemos saber cómo encontrar sentido a nuestra vida a corto plazo con metas y logros, pero a largo plazo continuamos luchando con la misma profunda pregunta: ¿Cuál es el sentido de mi vida? La respuesta a esta pregunta es una de las más importantes en nuestra vida. Conocer  la respuesta nos pone los fundamentos para la real y plena satisfacción. 

Podría ser que tú fueras una de esas personas que podría llenar fácilmente una página hablando sobre lo que tiene sentido para ti en la vida. Pero si lo comparas con la vida que realmente estás viviendo, ves que hay algo más que una pequeña diferencia. Pues aunque la gente pueda llegar a definir lo que es una vida con sentido, la vida que vive nada tiene que ver con su ideal. 

Ésta  falta de propósito se manifiesta en nosotros como una perpetua angustia. Pues  aunque tengamos una vida con comodidades, podemos detectar una tristeza interior  que ha estado allí desde hace tiempo, una pena que no es fácil de identificar,  un vacío en lo profundo de nuestro ser…

Continuamente pensamos que si solo tuviera  algo más, entonces sí que sería feliz. Solemos decir: cuando termine mis  estudios…, cuando encuentre un trabajo…, cuando tenga un salario más elevado…, cuando tenga pareja…, cuando tenga hijos…, cuando mis hijos sean mayores…, cuando tenga una casa más grande…, cuando tenga un coche…, cuando tenga un coche  mejor…, cuando tenga una pareja mejor…, cuando me jubile… Y sin  darnos cuenta se nos ha escapado la vida.Pues aunque vayamos consiguiendo cada una de  esas cosas continúa  persistiendo el sentimiento de que algo nos falta, de que no sabemos exactamente  qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas.

Podemos esperar pacientemente hasta que nos jubilemos… o hasta que llegue nuestra muerte, si es que ya nos hemos conformado con ‘lo que nos ha tocado vivir’. Pero también podemos elegir encontrar el sentido de nuestra vida ahora, en este momento de nuestras vidas. Podemos elegir dejar atrás nuestras enfermedades y sentimientos limitativos y empezar a disfrutar de la vida en su máxima expresión.

Para  ello habrá que dejar atrás años de condicionamiento, décadas de falsedad, y  enfrentarse a la verdad. La verdad que nos permitirá vivir en completa libertad.  La verdad que nos permitirá ‘ver la  vida tal como es’ y no  ‘tal como nosotros la vemos’, la  verdad que nos permitirá crear una gran diferencia en nuestras vidas y en la de  los demás. 

Nuestra Energía



Las personas trasmiten a los demás sus vibraciones, positivas o negativas. Si sueles acompañarte de personas con buenas vibraciones, tu mente se llenará de energía, aumentará tu poder mental y estarás siempre con una actitud positiva.

"Caminamos en el mundo intercambiando 
energías"

Las personas vivimos intercambiando energías, ya sean estas positivas o negativas, lo sentimos claramente por ejemplo, cuando nos saludan con una amplia sonrisa y un abrazo sincero, las tensiones acumuladas se liberan en ese

momento, sentimos una especial armonía, lo que nos invita a devolver una resonancia de sonrisas. 
Pero si nos encontramos con una persona, que ni bien nos saluda  inicia un discurso de críticas, lamentando que todo le sale mal , que las personas tienen que ver con todo lo malo que le sucede. Notamos que a medida que pasa el tiempo nos vamos contrayendo, el oxígeno comienza a disminuir, la atmósfera se torna densa, nos preguntamos ¿Fue constructiva para ambas partes la conversación?, algo sucedió, ya no nos sentimos tan bien, algo se fue, se escapó. 

Fue nuestra energía que la dejamos ir  y permitimos el ingreso de una  carga inútil de energía negativa.

Sobre el mismo suceso, podemos revertir tal situación haciendo fluir un campo energético positivo, trasmitido a través de nuestras palabras, pensamientos y acciones, recirculando la energía para que ésta se cuele y se convierta en útil y constructiva para todos.  ¿De qué manera? Reorientando la conversación hacia la búsqueda de luces, de soluciones, siendo concretos, empáticos y eficaces en dicha transmisión

La vida cotidiana es una constante de interacciones con otros en el mundo, ocurre una transferencia de energía mental, lo hacemos a través de nuestras emociones, acciones, necesidades, sentimientos, así como tensiones, estrés y emociones negativas.


Confianza


Tener la capacidad de confiar en los demás es una parte muy importante de nuestra vida. Incluso, no tan solo es necesario confiar en los demás, sino también en uno mismo. Pero, para algunas personas confiar en los demás es todo un reto.

Especialmente cuando se conoce a una nueva persona, ya que surge una crisis de confianza. Ahí es exactamente cuando surge el miedo a confiar en los demás. Pero eso quiere decir que al mismo tiempo existe un problema de confianza en uno mismo que es importante resolver.

“Tienes que confiar en los demás aunque a veces traicionen tu confianza, pues de lo contrario la vida sería imposible”.
-Orson Scott Card-.

Ante todo, reconoce la necesidad de confiar de nuevo, ya que algunas personas se engañan al creer que no necesitan tener relaciones estrechas en su vida, y eso no es cierto, los seres humanos se necesitan mutuamente y requieren socializarse, ya que de otra forma, su vida estará vacía.

Muévete en ambientes donde veas que hay confianza entre las personas, siempre hay alguien en quien puedas confiar; sólo necesitas encontrar la persona adecuada.

Hay que entender que una persona no tiene que satisfacer todas tus necesidades, lo que importa es que todas tus necesidades sean satisfechas, y lo puedes lograr confiando en distintas personas con diferentes necesidades.
Busca personas  dignas de confianza, que traten bien a sus semejantes; si es aficionada a contar los detalles íntimos de la vida de otras personas, es probable que traicione también tu confianza, pero si no habla mal de otras personas, es poco probable que hable mal de ti a los demás.

Encuentra personas, fomentando la confianza con lentitud; comparte pequeñas confidencias y espera a ver qué pasa; si habla de ellas  a los demás, no confíes en él, pero si la persona demuestra que es fiel en las cosas pequeñas, puedes sentirte  seguro de confiar en él.

“Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama sino en sus propias alas”.
-Proverbio-.

Pero, sobre todo, aprende a confiar en ti mismo, ya que en muchas ocasiones el miedo a confiar en otra persona se debe al miedo a uno mismo, a no ser capaz de manejar una traición. No tengas prisa, ten paciencia, ya que después de haber sido traicionado, puede ser un reto,  aprender a confiar de nuevo. Date el tiempo y el espacio que necesitas.

Es el momento de empezar a confiar en ti mismo. Porque la falta de confianza en los demás no es más que un reflejo de la falta de confianza que tienes en ti.

No es necesario que asumas riesgos para demostrar que confías en ti mismo, pero puedes realizar actividades que te enseñan cosas sobre ti mismo. No es necesario que asumas riesgos para demostrar que confías en ti mismo, pero puedes realizar actividades que te enseñan cosas sobre ti mismo.
 Empieza a confiar en los demás y, sobre todo, en ti mismo.

Convivencia


He leído la noticia sobre el hallazgo del bebé abandonado en un contenedor de San Sebastián  y me ha venido a la cabeza esa frase que dice “capaz de lo mejor y de lo peor”. Una frase con larga tradición y tan cierta como cruel. Dispar, bipolar o quizá dos caras de la misma moneda, pero a grandes rasgos, los seres humanos, podríamos definirnos así: capaces de crear vida donde no la hay, capaces de quitarla sin sentido. Y aunque nos rodeemos cada día de cientos de noticias que relatan actos, crueles por un lado y fantásticos por otro, en ocasiones, hace falta un alto en el camino y replantearnos muchas cosas al enterarnos de que hay madres y padres que son capaces de dejar abandonados a sus hijos. No a los nuestros, sino a los suyos.


He leído la noticia sobre el hallazgo del bebé abandonado en un contenedor de San Sebastián y me ha venido a la cabeza esa frase que dice “capaz de lo mejor y de lo peor”. Una frase con larga tradición y tan cierta como cruel. Dispar, bipolar o quizá dos caras de la misma moneda, pero a grandes rasgos, los seres humanos, podríamos definirnos así: capaces de crear vida donde no la hay, capaces de quitarla sin sentido. Y aunque nos rodeemos cada día de cientos de noticias que relatan actos, crueles por un lado y fantásticos por otro, en ocasiones, hace falta un alto en el camino y replantearnos muchas cosas al enterarnos de que hay madres y padres que son capaces de dejar abandonados a sus hijos. No a los nuestros, sino a los suyos.

Puede parecer demagogia, ya que no creo que nadie, sin una causa de peso o aparente, pueda ejercer tanta crueldad sobre alguien tan indefenso y dejarlo abandonado en el sitio más indigno que pueda existir para una persona, en la basura. Pero no hay excusa para tanta crueldad. Sin duda, siempre hay una solución para todo, sea mejor o peor.

Solo pido que de la misma manera que lloramos al ver actos de solidaridad que hacen de este mundo un lugar mejor, hagamos lo mismo cuando nos convertimos en Mr. Hyde y somos capaces de lo peor. Aunque más que lamentarnos, deberíamos hacer lo posible para evitarlo. Hoy, alguien, ha empezado con mal pié en la vida. Pero sin duda, y a pesar de todo, tiene todo el camino por delante. Mis mejores deseos para ese nuevo ser humano.




jueves, 30 de noviembre de 2017

Intensamente


Esta reflexión para vivir intensamente nos permitirá entender que muchas veces andamos haciendo las cosas sin darnos cuenta sea por instinto, por rutina, por cumplimiento, por necesidad y al fin y al cabo sin realmente sentir lo que hacemos. Este es un estado que si reflexionamos nos daríamos cuenta de que estamos viviendo a medias cuando realmente la vida es demasiado grandiosa para vivirla así.

La vida ha de ser para sentirla a todo su potencial. Es para que si queremos a alguien lo sintamos, se lo digamos y se lo demostremos. Por ejemplo, amamos nuestra pareja y sabemos que nos ama también, pero quizás la relación esta algo fría, por el día a día, las circunstancia, las complicaciones lo que causa que ambos estemos distraídos y no nos demos cuenta de todo lo que nos amamos, por lo que haría falta ponerle intensidad a la relación lo que haría nuestras vidas más gratificantes y al mismo tiempo nos daría más fortaleza y motivación para sobreponernos a nuestras adversidades.

Del mismo modo si queremos a una hermana, hermano o amiga, amigo, a nuestros padres a nuestros primos, por qué no decírselo y demostrárselo sin reservas, sin ataduras, es algo sencillo pero que realmente no tiene precio y es totalmente gratis. Aunque la otra persona no estaba necesitando o esperando esta confirmación de cariño, podemos tener por seguro que esa persona lo apareciera y si lo está necesitando podríamos hacer una gran diferencia positiva en esa persona que es importante para nosotros.

Además no podemos distraernos en perseguir sueños y fantasías menospreciando todo lo valioso que ya tenemos. Hay que evitar flojeras y distracciones que nos alejan de sentir las cosas que realmente queremos, Si nos dejamos distraer puede que solo podamos reaccionar al momento de la verdad cuando alguna circunstancia no nos deja otra opción que hacer lo mejor que podemos y debemos.

Cada día es un día para estar vivo. Aprovechemos este día para dar el cien por ciento, completamente y totalmente. No hay por qué dar menos de lo mejor que podamos dar de nosotros mismo. En cada momento de esta vida, podemos decidir vivir con un objetivo, con pasión, con riqueza y alegría.

De vez en cuando tomemos un momento para contar nuestras bendiciones y luego procurar ocuparnos en seguir aprovechando esa bendiciones. Seguramente hay muchos motivos absolutamente válidos para que estemos negativos. Pero esto no significa que tengamos que abrazar esos motivos negativos. Todo lo contrario, por qué no decidirnos por estar positivamente inspirados por todo lo que vemos, oímos y experimentamos. Dejemos que esa inspiración nos empuje con cuidado y alegremente a encontrar los modos de hacer una diferencia para nuestro mundo, para nosotros mismo y la gente alrededor de nosotros.
La vida cada día es un regalo que no tiene precio, porque no abrimos este regalo con entusiasmo y aprovechamos al máximo esa gran oportunidad que tenemos de crear algo de gran valor y significado.

Por qué solamente procurar y tratar por lo que valoramos, vivámoslo.


Por qué desear y hablar de nuestros sueños trabajemos por ellos.