viernes, 1 de diciembre de 2017

Una Terapia “Natural”


¿No te ha pasado que te vas un fin de semana al campo y cuando regresas te sientes mejor? ¿De buen humor, sin tanta ansiedad y con la mente despejada? Es obvio que salir de la ciudad de vez en cuando es bueno para la salud mental. Sin embargo, hace poco, un grupo de científicos decidió investigar si las flores, el pasto, los árboles y los animales en realidad sirven para tratar la depresión.

El campo de la ecoterapia —es decir, la idea de conectarse con la naturaleza para mejorar el bienestar— no es nada nuevo. En su libro de 1984 titulado Biophilia, Edward O. Wilson señala que la naturaleza está arraigada en nuestra biología y nuestra genética. Casi al mismo tiempo en el que Wilson estaba escribiendo su libro, doctores japoneses comenzaron a recetar baños en los bosques para mejorar la salud de la población. Por otro lado, en el siglo XIX, en Noruega, el poeta Henrick Ibsen acuñó el término "friluftsliv" (significa "vivir al aire libre"), que poco después se convirtió en un fenómeno cultural escandinavo. Sin embargo, hasta hace poco no existía evidencia científica contundente para respaldar la teoría de que la naturaleza es buena para la salud. Por suerte, el panorama está cambiando.

En abril de este año, Peter James y su equipo de la Universidad de Harvard publicaron un estudio sobre la relación entre la exposición a los espacios verdes y las tasas de mortalidad.
Observaron por un periodo de 8 años a 100.000 enfermeras que vivían en Estados Unidos, y descubrieron que las que vivían en las áreas más verdes tenían una tasa de mortalidad 12% menor en comparación con las que vivían en áreas urbanas. Para saber qué factores explican este fenómeno, recolectaron información médica sobre análisis de depresión y medicamentos antidepresivos. En consecuencia, se estimó que la mejoría en la salud mental, que se medía a través de una reducción en el nivel de depresión, explicaba casi el 30% de los beneficios de vivir alrededor de áreas verdes.
"No esperábamos la magnitud [de los resultados]", dice Peter. 

Sus resultados demuestran que la teoría de la "biofilia" de Wilson es cierta: "La naturaleza posee beneficios cognitivos directos, además de una cualidad restauradora. Hemos evolucionado con la misma naturaleza para disfrutar el hecho de estar dentro de ella".

Peter explica que no hay que mudarse necesariamente al campo. El estudio indica que cosas pequeñas como plantar más árboles en las calles o en zonas urbanas podrían tener un impacto positivo significativo en nuestra salud.

Un informe reciente de Natural England revela que participar en actividades en la naturaleza ayuda a las personas que sufren problemas mentales y puede contribuir a reducir los niveles de ansiedad, estrés y depresión.

"En pocas palabras, trabajar al aire libre te saca de tus pensamientos y te regresa al mundo", explica Ed Harkness, uno de los empleados del proyecto. Según Ed, la mayoría de los participantes lo descubre a través de sus médicos de cabecera, la iniciativa de la NHS para mejorar el acceso a la salud mental y otros profesionales de la salud. "La cultura está cambiando y no somos los únicos que se dan cuenta de la importancia del cuidado preventivo", dice Ed. "No importa el clima, el tamaño o lo urbano del jardín, quien cultiva adquiere consciencia del aquí y el ahora. Tener tierra en las manos y repetir tareas como quitar la maleza o plantar hace que concentres tu energía, y te da la libertad de escapar del ruido que producen tus pensamientos y tus sentimientos

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