Estamos a solo unas
cuantas semanas de que termine el año y como es usual en diciembre, durante el
mes nos dedicamos a revisar las cosas importantes que nos sucedieron desde que
comenzó el año.
Es un periodo
además donde sentimos que tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo y a veces
nos comprometemos con resoluciones y propósitos que por ejemplo, nos ayudarían
a ser mejores personas, cuidar más nuestra salud o estar más en contacto con
nuestros seres queridos.
Sin embargo la
mayoría de las resoluciones y propósitos nos cuesta mucho mantenerlos y eso
aumenta nuestra frustración respecto al tema que hemos elegido cambiar o
ajustar a través de ellas.
Por eso es que este
fin de año mi sugerencia es que no pienses en resoluciones y en cambio pienses
en límites y te prometas solamente ir un poco más allá de ellos.
¿Cuánto tiempo puedes
correr sin cansarte? ¿Un minuto? ¿5 minutos? ¿10 minutos? ¿Una hora?
Tu respuesta es tu
límite en lo que a eso respecta, y solo puedes trascenderlo cuando lo conoces,
y es algo que además debes hacer poco a poco, que necesita de trabajo, atención
y consciencia.
Mientras creces
aprendes cuáles son los límites de las cosas para mantenerte a salvo. Conoces
así cuál es tu límite para saltar, para correr, para relacionarte con tus
amigos, para estudiar e incluso cuál es tu límite para amar. Algunos los pones
tú a través de lo que experimentas en la vida, y otros los tomas por lo que te
cuentan tu familia o amigos respecto a las cosas.
Es algo que hacemos
de forma inconsciente en nuestro crecimiento y una vez que ponemos ese límite,
creamos un muro en nuestra experiencia que no nos permite ir más allá a menos
que lo hagamos de forma totalmente consciente y con plena atención de estar
trabajando y trascendiendo el límite.
Un viejo adagio
dice que “no se le pueden enseñar nuevos trucos a un perro viejo”, y aquello es
lo que sucede cuando decidimos quedarnos dentro de los límites conocidos ya sea
por seguridad o comodidad. Porque dejar de trascender los límites que nos
colocamos mientras crecemos es dejar de crecer y detener el avance de la fuerza
de la vida en nosotros y el impulso de innovación y evolución que todos los
humanos poseemos.
Entonces la
invitación es a que durante diciembre busques tus límites. ¿Qué no te atreves a
aprender? ¿Qué no te atreves a hacer? Y durante el 2018 llega a ellos y poco a
poco atraviésalos y descubre que hay más allá de ellos.
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