La gente rara vez
culmina sus objetivos a menos que sienta satisfacción en lo que trabaja. Para
que otros sientan satisfacción con lo que hacemos, nosotros tenemos que
hacer lo que nos satisfaga, agrade o guste. Con estos principios,
tendremos la oportunidad de ser distintos y distinguidos, marcando un “hito de distinción”
ante la sociedad.
Está comprobado que la pasión o
entusiasmo aumentan la creatividad y la inteligencia, lo que facilita el crear alternativas y
soluciones para seguir medrando y avanzando a la vez. Cuando estás
en empatía o conectado con tu pasión, consigues hacer más amplias tus
posibilidades y, por tanto, tienes una ventaja competitiva respecto
otros adversarios o rivales que se limitan a hacer lo imprescindible.
La “autorrealización” es
siempre sinónimo de máximo rendimiento para llegar al éxito.
Es importante que
demostremos respeto y atención por las opiniones de los que nos rodean.
No es bueno ni recomendable indicar a una persona que está equivocada y
menos si es tu jefe. Una persona convencida contra su voluntad, casi siempre
sigue manteniendo su misma opinión (duro de origen). Criticar es
una cuestión inútil porque pone a la otra persona en defensiva y provoca que
trate de justificarse. La crítica es muy peligrosa porque
lastima la arrogancia y el orgullo de la otra persona,
su sentido de altivez y ello despierta resentimientos
incontrolables. Somos seres “emocionales” antes que “racionales“.
Por medio de la crítica, aunque sea acertada, pocas veces se generan cambios
duraderos y consistentes.
Es muy importante ser cauto y señalar los
errores de los demás de forma indirecta, suave y disimulada. Si tienes que corregir algo, realízalo después de
un elogio.
Busca caminos alternativos,
para ello son expertos los gallegos que: “dicen algo sin
decir nada“, a esto se le llama arte de la comunicación delicada, expresiva,
educada y cortés.
El resentimiento que se genera por una
corrección realizada de forma desconsiderada, imprudente o fuera de
lugar puede durar eternamente, aun cuando haya sido generada con la
intención de modificar una situación que así lo requería. Ante todo permite que
el otro salve su orgullo y prestigio.
Nunca tengamos la tentación de
sobresalir sobre la otra persona y menos si es tu jefe o superior. A
nadie le gusta que le den órdenes; mejor y más agradable es recibir
sugerencias, indicaciones o cantos dulces y suaves como de ángeles.
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