No es ningún secreto que estamos casi todo el tiempo
“haciendo” algún tipo de actividad.
La vida hoy en día es muy compleja. Hay más información que
antes, más tráfico, más posibilidades, más distracciones, más tareas, más
desplazamientos, más proyectos, más dispositivos electrónicos, más aplicaciones
y en general muchas más elecciones que antes – también más elecciones
generales!
Como consecuencia siempre hay algo por hacer y mientras que
hacemos una cosa estamos ya planeando la siguiente. Todo el día, desde la más
pequeña cosa a las más grandes. Cuando a lo largo del día tenemos un momento de
respiro, esperando algo o a alguien, lo primero que muchas veces hacemos es
coger el móvil para ver los mensajes, hacer una llamada o mirar una cosa por
internet, o tal vez pensamos en las cosas que hay que hacer y lo que acabamos
de hacer.
Al final del día nos agota la energía de tanto HACER, física
y mentalmente y hacemos algo para salir de nuestros incesantes pensamientos de
urgencia, preocupación, planificación, de lo que acaba de pasar, etc. Tal vez
tomamos unas copas, una pastilla o nos conectamos con la pantalla – grande o
pequeña.
Sin darnos cuenta terminamos haciendo una vez más y nos
estresamos y nos agotamos y somos mucho menos productivos que si hubiéramos
tomado algo de tiempo para pararnos y reconectarnos con nosotros mismos.
HACER es un estado en el que sentimos que nuestra autoestima
depende de seguir haciendo y esto a menudo es resultado de que avanzamos por la
vida con el piloto automático puesto. Nos convertimos en unos cabezas parlantes
con muy poca conciencia corporal, condicionados por nuestros hábitos.
No hay nada malo en absoluto en el estado de HACER, pero si
aspiramos a vivir más plenamente, estar menos estresados y ser más productivos,
entonces tenemos que encontrar la manera de crear el tiempo y el espacio para
simplemente SER y saber también integrar el SER en el HACER.
¿Qué significa SER?
Sin la experiencia con la meditación, la idea de SER tal vez
suena pasiva, sin sentido e indulgente. “No tengo tiempo para no hacer nada
cuando hay tantas cosas por hacer”. “Qué pensarán de mi si no hago nada”.
“Debería hacer esto o lo otro……”
Pero si has probado la experiencia de la libertad que viene
con la sensación de que no tienes que HACER
tanto ya sabes que a menudo es una sensación maravillosamente purificadora e
incluso productiva. Y curiosamente cuando te encuentras en este estado parece
que tienes más tiempo.
Además desde la perspectiva del SER, gran parte de lo que
consideramos actividad productiva parece más bien frenética, como es escribir
un documento o leer un correo mientras atendemos una llamada telefónica o
mantenemos una conversación con alguien. No estamos presentes en ninguna de las
actividades cuando hacemos multitarea.
La idea no es que todos debamos pararnos y no HACER nada,
sino que reconozcamos que nuestras acciones serán mucho más equilibradas,
creativas y consideradas si se basan en unas experiencias diarias de SER.
No hay comentarios:
Publicar un comentario