Conocernos es uno de los mejores regalos que podemos dar a
nosotros mismos, si sabemos “de que pie rengueamos” es más fácil corregir
actitudes hacia el dinero que nos impiden concretar nuestras metas. Para
conocer tu personalidad deudora piensa un momento y recuerda qué es lo que te
dices a ti mismo cada vez que estás a punto de pedir dinero prestado o firmar
ese Voucher de la tarjeta de crédito:
“Me lo merezco”, “Hace mucho que no me doy un
gusto”, “¿Por qué no?”
Deudor Cíclico: Este deudor
vive dentro de la ruleta Debo-Pago-Debo. Acumula deudas por encima de su
capacidad de pago y sufre lo indecible para pagarlas. Curiosamente no asume
responsabilidad por el pasado ya que todo es circunstancial o mala suerte y no
ocasionado por sus malos hábitos de consumo y uso del crédito. Busca
compensación por los tiempos de “vacas flacas” y no tiene planes concretos para
el futuro, vive el hoy pero no es consciente de que las decisiones de hoy van a
cimentar el futuro. Este deudor necesita tocar piso y aprender de su propia
experiencia para poder establecer metas de vida y no de consumo. Aprender que
la felicidad no está basada en el tener y utilizar su capacidad de generar
cantidades que solventan su deuda para construir la base de sueños de vida.
“Si no es así, no hay de otra”, “Soy pobre y
solo así lo puedo conseguir”, “Así compramos los pobres”
Deudor Eterno: Bajo la
premisa de “soy pobre” vende su vida a meses sin intereses. Aunque alega ser
pobre y no tener capacidad de ahorro busca replicar patrones de consumo de un
nivel socioeconómico mayor. Es decir, no puede ahorrar pero sí comprar gadgets,
ropa y autos pagando por ellos una cantidad mayor a la que una persona con
liquidez (rica) pagaría. Este deudor necesita un cambio de mentalidad, en realidad
sí tiene la capacidad de ahorro pues paga “abonos” todos los meses. Si cambia
el hábito de generar ganancias para los demás para generar ganancias para sí
mismo podría dejar de considerarse “pobre”.
“Debo no niego, pago no tengo”, “Qué X o Y me preste,
al fin que tiene con que”
Deudor Insolvente: Es el
que pide prestado sin la intención de pagar. Como no está dispuesto a cumplir
con su palabra o a lo mejor la empeño sin entender cuál era el compromiso de
pago que estaba aceptando no se preocupa por cumplirla. Es común escucharle
quejarse de la avaricia de los prestamistas desligándose de las consecuencias
“a ver cómo le hacen”, “yo no puedo pagar”, “debo no niego”, etc. Este deudor
poco a poco va quemando sus opciones crediticias. En el largo plazo quizá
aprenda a ahorrar pero es poco probable que logre concretar metas de largo
plazo.
“¿Me conviene
pagarlo así?”, “¿Cuánto es el costo total?”, “¿Existe otra mejor opción para
comprarlo?”
Deudor Utilitario: Es quien
utiliza el crédito para concretar proyectos. Analiza diferentes opciones y no
firma nada hasta tener la seguridad de entender y aceptas las condiciones. Es
consciente de que su historial crediticio es importante para poder aspirar a
créditos mayores que, claro está, no solicitará sin tener la certeza de cumplir
con el pago total. En caso de eventualidades está dispuesto a sacrificar
algunos rubros de su presupuesto para continuar o acelerar el pago de sus
deudas. Este tipo de personalidad tiene mayores posibilidades de construir un
patrimonio pues sabe que el crédito bien utilizado es una herramienta para
crecer negocios y sueños personales.
Los cambios internos son los
procesos que dan la mayor satisfacción a quien los genera. Cambiar nuestra
forma de relacionarnos con el dinero logrando estados de tranquilidad nos
permite alcanzar objetivos para los cuales los pesos y centavos son una
herramienta y no un fin en si mismos. Una nueva vida está en la frontera de
nuestra zona de confort. Atrévete a sentirte un poco incómodo y contesta la
pregunta: ¿Y tú, qué tipo de deudor eres?, ¿Conoces algún otro tipo de
personalidad deudora?
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