miércoles, 20 de junio de 2018

La Lectura Como Terapia


Los pacientes que buscan consuelo abriendo sus corazones en la oficina de Alison Kerr Courtney no reciben a cambio una receta de Xanax o Prozac. Salen de la consulta con una lista de lectura.

La fundadora de BiblioRemedy no es una terapeuta certificada, ni es actualmente una profesora de inglés, aunque lo fue durante 10 años en Francia, y ha pasado años acomodando libros en bibliotecas y librerías.

Courtney es una especie de “encantadora de libros”.

Desde que tiene memoria ha tenido un don para emparejar a las personas con los libros que se ajustan a sus intereses intelectuales. Pero algunos clientes quieren más cuando hacen una cita con ella en su oficina en Lexington, Kentucky.

MIRA: ¿Eres un analfabeto emocional?

Lo que buscan es una especie de biblioterapia. Es una tendencia creciente donde la gente cuenta sus metas o problemas a un escucha empático como Courtney. Courtney luego sugiere libros que pueden ayudarles a aclarar sus metas, trabajar con un problema emocional, o incluso ayudarlos a cambiar página para comenzar un nuevo capítulo más saludable.

"He tenido clientes que están lidiando con temas de duelo, por ejemplo, y les doy libros que creo que ayudarán en su situación específica", relata Courtney.
Una clienta reciente que estaba atravesando un duelo le dijo a Courtney cuánto le ayudaron sus recomendaciones.

Típicamente Courtney sugiere de cinco a siete libros. La clienta dijo que los leyó todos, menos los que trataban específicamente del duelo.

"No todo el mundo está listo para ciertos libros, y eso está bien", señaló. "Pueden llegar a ese punto al final y los otros libros pueden ayudar con ese proceso".

Los libros pueden cambiar literalmente tu vida y no todos tienen que venir de la sección de autoayuda. La ficción puede ser más poderosa, según un nuevo estudio publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences.


Transitamos


En la vida todos trazamos un camino, en ese camino nos topamos con múltiples personas, diferentes y muy diversas circunstancias, pero en cada paso quedamos también caminamos por la vida de otras personas, en paralelo, vamos dejando huellas emocionales que pueden traducirse en un álbum de recuerdos lindos o en un historia de momentos grises para aquellos con quienes caminamos por la vida.

¿Qué bueno dejamos en lo demás? Es cuestionarnos como es nuestro andar, ¿Cómo son nuestros pasos? Incluso preguntarnos ¿Si dejamos huellas que otros puedan seguir? Nuestros pasos generan que seamos vistos con  admiración y orgullo, al punto de que otros puedan seguirnos, marcar incluso, una ruta de aprendizaje para los demás

A veces nos topamos con grandes autopistas, llenas de huellas que indican los pasos de alguien que vive en conflicto con su historia, gracias a que sus actitudes lo acercan cada vez más a la frustración, porque lleva puestos los zapatos de la indisciplina, de la falta de compromiso personal.

Cuando tú te detienes, miras hacia atrás, estás seguro que todas tus huellas reflejan todo tu ser, lo que eres, ¿Qué te hace falta para caminar por la vida diferente? ¿Qué te hace falta para darle un giro a tu ritmo y estilo de vivir?

No hay camino difícil en la vida, lo que hay son viajes sin planificación. Hay personas que caminan por la vida con la lógica del “vamos a ver”, sin plan, sin estrategia, sin convicción, sin certeza, sin estar abiertos a la sabiduría emocional de cada error que nos pone de frente a nuestra capacidad de madurar y de modificar nuestra existencia.


No Mirar Hacia Atrás


En una cita bíblica leí que nadie que haya puesto sus manos en el arado, para labrar su camino, puede mirar hacia atrás.
Y aunque el tema de hoy no tiene nada que ver con los labriegos, este paraje de las Sagradas Escrituras me recuerda que no hay que devolverse a nada.
Por el contrario, la vista siempre debe estar puesta hacia el horizonte.
Para qué trasladarse al ayer, si al frente puede tener cualquier cosa que su corazón desee.
No es necesario ser sicólogo para entender que su conflicto emocional, los miedos que lo acosan o los temores que lo asaltan comenzaron cuando decidió quedarse anclado en lo que vivió.
¿Se puede romper esta costumbre?
¡Claro que sí!
No se trata de romper el ciclo de la vida. La idea es hacer más placentero su presente.
¡Desapéguese de lo que pasó!
No se niegue a ser feliz hoy, solo porque algo malo le ocurrió ayer.
Esta cadena lo único que hace es amarrarlo a una frecuencia inferior y lo mantiene amargado, al punto que lo hace ir en contrario de sus propios sueños.
Es preciso cortar los lazos que lo atan a las personas, a las cosas y a las emociones negativas.
Cuando todos los apegos se liberan, usted ya no es manipulado emocionalmente.
¿Para qué evoca las hojas de los almanaques viejos? ¿Acaso el irse en reversa le permite recuperar el tiempo perdido?
Es importante aceptar los errores cometidos, pero es vital aprovechar el presente para reconsiderar algunos aspectos de su vida.
Lo importante de todas estas palabras es que hay que aceptar lo que ya pasó; no solo porque forma parte de lo establecido por la naturaleza, sino porque es una prueba contundente de que la realidad no lo puede sorprender sin siquiera haber intentado vivir.
Este asunto le apuesta a que, cada vez que se mire frente a frente, su reflejo demuestre la esperanza por las cosas buenas que están por venir.
Lo anterior le permite reclamar su poder y ser genuino. ¡Libere su espíritu!
Arremánguese y dedíquese a construir nuevos pisos para llegar lo más alto posible. Solo así podrá avanzar y crecer con cada paso que dé.
Los problemas lo retan y lo moldean; de igual forma, se convierten en escalones que lo encumbran hacia el verdadero éxito.
Es hora de dejar atrás esas cosas viejas y sembrar las raíces para futuras cosechas.
¡Es el tiempo de la renovación!
Es la oportunidad de darle un nuevo sentido a su mundo; es el momento de sus sueños, porque usted no tiene más que una vida.
Vuelva a creer y nutra sus planes con los abonos de sus ilusiones y con las manos en el arado, pero sin voltear sus ojos atrás.
¡La vida es corta!
Así que rompa reglas, perdone de una manera rápida, bese despacio, ame de verdad, ría sin control y nunca deje de sonreír por más extraño que sea el motivo.
Su mundo no puede ser un monumento al pasado.

Nuestra Empatía

La empatía es una cualidad innata en el ser humano. Nacemos con ella, aunque la vamos desarrollando con el paso del tiempo. Gracias a nuestras vivencias y a nuestras experiencias aprendemos a ponernos en el lugar del otro, nos acercamos al sentimiento del igual y lo hacemos nuestro.
El historial emocional de cada individuo afecta al grado de empatía que cada uno tenga. Es decir, cuanto más sabemos, más leemos, más experimentamos y más hablamos con los demás, más empatía mostramos. La solidaridad nace de eso.
Somos solidarios porque sabemos ponernos en la situación del otro. Porque nos damos cuenta de que, siendo iguales, no todos tenemos las mismas oportunidades. Porque sabemos que el mundo no es un lugar justo y queremos cambiarlo. Porque somos conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor.
Somos solidarios desde que abrimos los ojos. Desde el primer suspiro que damos. Nacemos así, con esa cualidad sin la cual nunca podríamos equilibrar la balanza. Ayudar a los demás es parte de nuestra naturaleza y tiene una base neurobiológica. Ser solidario está en nuestra cabeza.
Aunque una persona pueda ser solidaria individualmente, la solidaridad, como concepto, va adherida a la unidad. Las personas se juntan para hacer algo bueno, para llegar hasta los demás sin esperar nada. Como sociedad debemos y queremos ser protagonistas de un cambio que es necesario.
Somos solidarios porque queremos cambiar lo que no nos gusta. Aprovechamos las pequeñas oportunidades que se nos presentan en el camino para mejorar la realidad y lo hacemos en diferentes medidas; todas igual de válidas, todas igual de necesarias.
Somos solidarios por circunstancias. Cuando ocurre un desastre natural, una guerra, cuando se acercan fechas señaladas, cuando nos sensibiliza una determinada campaña, cuando nos explican un mundo que no está tan lejos, puede estar al lado, y que sin embargo es tan diferente. Actuamos, respondemos, damos apoyo, ayuda y aportamos nuestro granito de arena porque entendemos que no debe ser así como sigan las cosas. 
Después, seguimos siendo solidarios por compromiso, porque hemos visto lo que podemos hacer, el poder que tiene cada pequeña acción para darle oportunidades a quienes han nacido sin ellas. Porque nos gusta el resultado.

martes, 19 de junio de 2018

Pongámonos De Acuerdo


Cada persona tiene tales períodos en su vida en los cuales le resulta bastante difícil comprenderse a sí misma. Lo que sucede es que, durante esas etapas de la vida, a menudo nuestro compañero es el malestar espiritual. 

En esta oportunidad hablaremos sobre cómo aprender a comprendernos a nosotros mismos y escuchar aquello que nos dice el corazón.

En efecto, es muy importante que puedas entenderte a ti mismo y ser capaz de distinguir tus propios deseos. En primer lugar, solo a través de una buena comprensión de tu mundo interior podrás lograr la armonía. En segundo lugar, conocer tus fortalezas y debilidades te permitirá seguir el camino hacia el éxito de la autorrealización. Entonces, ¿cómo aprendemos a entendernos? Echemos un vistazo a los siguientes consejos que te ayudarán en este asunto.

Nuestros sentimientos son una reacción subconsciente a lo que está sucediendo. ¡Pero, no están ocurriendo! Por otra parte, en nuestra rutina diaria, nos encontramos expuestos a diversos factores que influyen en nuestros sentimientos.

Todo el sistema de medios está diseñado para influenciar sobre nuestros sentimientos, y guiarlos de tal manera que alguien logre algún tipo de beneficio. Pero, por desgracia, en la mayoría de los casos no somos nosotros esos beneficiarios. Por lo tanto, es muy importante estar atento a tus sentimientos. Si aprendes a captar tus reacciones, puedes entenderte a ti mismo, tu posición en la vida y, si es necesario, cambiar lo que te causa molestias.

Diversas posturas ideológicas, también religiosas, coinciden en que el hombre fue creado para vivir en armonía. Pero si no sigues tu corazón, no te entiendes a ti mismo, es casi imposible que puedas lograr ese estado. Por lo tanto, en primer lugar, observa tus sentimientos, ellos te pueden indicar la dirección en la que necesitas moverte. 

Además, los sentimientos indican necesariamente todo aquello que deberías rechazar. Sin embargo, esto no significa que los sentimientos gobernarán tu vida. Tus sentimientos te ayudarán a salir de esos momentos en los que no logras ponerte de acuerdo contigo mismo.


Reglas De Vida


Lo Que Las Reglas Determinan También Preservan

¡Reglas! ¿a quién en su sano juicio le pueden gustar las reglas? ¿Te imaginas que divertido sería hacer lo que quieres, cuando quieras y como quieras?

Bueno, la realidad es que vivir sin reglas no es lo más adecuado. El ser humano debe seguir reglas naturales para poder sobrevivir, así lo que para ti puede parecer una regla absurda como “debes dormir a las diez de la noche”, en realidad es un hábito que te permitirá crecer saludable.

La vida en sociedad está regida por diversas reglas y normas que permiten la convivencia, pacífica y justa, entre los seres humanos. Cuando se violan estas reglas la sociedad sufre porque se cometen actos de injusticia, de violencia o de maldad entre los seres humanos. 

En un mundo perfecto no serían necesarias la existencia de reglas pues cada ser humano actuaría bajo los más alto principios éticos, esto significa que sería un ser incapaz de dañar a otro ser humano, animal o al planeta en general. 

Lamentablemente no somos ni vivimos en un mundo perfecto, por eso tenemos que regir nuestra vida en base a distintas reglas.

JURÍDICAS: definidas por las autoridades a través del poder legislativo.
CONVENCIONALES: establecidas por un grupo social o una comunidad determinada.
MORALES: definen lo que es bueno o malo para un determinado sector, grupo, comunidad o país.

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El Buen Criterio


El siguiente texto de Séneca, el filósofo cordobés del Siglo I puede servir como clarificador de lo que estamos diciendo:

“Todos desean vivir bienaventuradamente; pero andan a ciegas en el conocimiento de aquello que hace bienaventurada la vida; y en tanto grado no es fácil el llegar a conocer cuál lo sea.

Ante todas cosas, pues, hemos de proponer cuál es la que apetecemos, después mirar por qué medios podremos llegar con mayor presteza a conseguirla, haciendo reflexión en el mismo camino, si fuere derecho, de lo que cada día nos vamos adelantando, y cuánto nos alejamos de aquello a que nos impele nuestro natural apetito.

Todo el tiempo que andamos vagando, sin llevar otra guía más que el estruendo y vocería de los distraídos que nos llama a diversas acciones, se consume entre errores nuestra vida, que es breve, cuando de día y de noche se ocupa en buenas obras.

Determinemos, pues, a dónde y por dónde hemos de caminar, y no vamos sin adalid que tenga noticia de la parte a que se encamina nuestro viaje: porque en esta peregrinación no sucede lo que en otras, en que los términos y vecinos, siendo preguntados, no dejan errar el camino; pero en ésta el más trillado y más frecuentado es el que más engaña.

En ninguna cosa, pues, se ha de poner mayor cuidado que en no ir siguiendo, a modo de ovejas, las huellas de las que van delante, sin atender a dónde se va, sino por dónde se va: porque ninguna cosa nos enreda en mayores males, que el dejarnos llevar de la opinión, juzgando por bueno lo que por consentimiento de muchos hayamos recibido, siguiendo su ejemplo y gobernándonos, no por razón, sino por imitación, de que resulta el irnos atropellando unos a otros, sucediendo lo que en las grandes ruinas de los pueblos, en que ninguno cae sin llevar otros muchos tras sí, siendo los primeros ocasión de la pérdida de los demás”.


Construir El Camino


El crecimiento personal hace referencia a una serie de actividades que ayudan a mejorar la conciencia de uno mismo y descubrir la propia identidad, con el fin de impulsar el desarrollo de los propios potenciales y las habilidades personales y relacionales

El objetivo es mejorar la calidad de vida y contribuir a la realización de sueños y aspiraciones individuales.

Crecer como persona es un proceso que dura toda la vida. Por desgracia, no siempre tomamos el camino apropiado y podemos encontrarnos en una situación en la que nos sentimos lejos de nuestra propia esencia y vivimos en piloto automático, distanciados de nuestros sueños, nuestras aspiraciones y nuestras necesidades. 

En esta sociedad que va tan rápida, es fácil dejar de ser protagonistas de nuestra vida y perder de vista nuestros deseos más personales.

Cuando llegamos a este punto, toca cambiar y conectar de nuevo con nuestra propia identidad, examinar cómo está nuestro mundo interior y exterior y cómo nos relacionamos con las personas que nos rodean. Toca pasar a la acción y transformarse. De esta manera, podemos recuperar nuestro bienestar y nuestro nivel de autosatisfacción.

Esta transformación comienza en nosotros mismos, porque el cambio es un proceso individual y personal, y nadie puede cambiarnos si nosotros no queremos cambiar. Transformar nuestra vida requiere autorreflexión, ser conscientes de nuestra propia capacidad para lograr nuestras metas y conseguir cambios positivos y duraderos; y exige compromiso, tiempo, energía y estrategias claras y realistas.

El camino hacia el bienestar y el crecimiento personal implica lograr el equilibrio y la armonía en nuestro día a día, en la relación con nosotros mismos y con los demás. Por eso, es necesario observar e identificar si estamos en el lugar donde queremos estar y si estamos satisfechos con nuestra vida, y definir qué podemos hacer para mejorar lo que no nos satisface, así es posible trabajar para que ese cambio sea posible.

El bienestar puede entenderse como “estar en el lugar en el que uno quiere estar”, y aunque esto no sea una constante sino algo dinámico, que se construye a lo largo de la vida y que puede modificarse en cualquier momento, si que puede convertirse en una característica relativamente estable si conseguimos una buena relación con nuestro interior y con nosotros mismos, y si nos empoderamos frente a la vida y seguimos el camino que nosotros nos hemos marcado.


Universidad: Lectura Y Escritura


En el caso específico del ámbito universitario, se liga la lectura y la escrita a procesos de adquisición de nuevo conocimiento, exigiendo al estudiante estar en capacidad de buscar, procesar, analizar, defender, refutar y contrastar, postulados y teorías de un saber disciplinar.

De otro lado, así como el estudiante debe enfrentar las dificultades de las exigencias del contexto, el docente debe estar en capacidad de apoyar y orientar dichos procesos, lo cual implica, entre otros aspectos, asumir la lectura y la escritura como objeto de estudio de los cursos. 

En tal sentido, se debe avanzar en el conocimiento de las características que comportan estos procesos en el contexto académico, y en el diseño de estrategias didácticas, para incorporarlos como herramienta epistémica. 

De igual modo se debe revisar y transformar algunas prácticas docentes como el tipo de acompañamiento ofrecido, las correcciones realizadas, los tiempos dados para escribir, la dinámica de producción del texto, las formas de vincular el texto a la clase, entre otros.

Durante las sesiones se adelantarán procesos de fundamentación y se darán las orientaciones para el trabajo independiente. El componente pedagógico y didáctico de la enseñanza de la lectura y la escritura serán transversales a todo el ejercicio de formación y tendrá como prioridad la planeación de situaciones y actividades didácticas que re signifiquen los usos regularmente dados a estos procesos. 

Durante el seminario-taller se combinará la exposición magistral, el trabajo en grupo e individual, asumiendo el análisis de textos que enfocan la problemática, así como las experiencias que propician el debate y la construcción personal del tema que integra un conjunto de interrogantes acerca de las relaciones entre la lectura, la escritura y el aula universitaria.

En sesión grupal, cada participante expondrá su propuesta de secuencia didáctica incluyendo: recursos, motivaciones y propósitos, las referencias e influencias directas, el contexto disciplinar de su propuesta, los resultados que se pretenden alcanzar y otros elementos que considere sustanciales. 

El tutor del curso dará seguimiento individual a cada participante para apoyar el desarrollo de la propuesta, y después de manera grupal para analizar y compartir la experiencia en sesión colectiva, a fin de reflexionar sobre los resultados obtenidos


Las Excusas


Los seres humanos somos expertos en crear pretextos. Somos capaces de crear mil y una excusas con el mero fin de sobreprotegernos, de mantenernos en nuestra zona de confort, donde sabemos lo que tenemos; pero jamás sabremos lo que podríamos llegar a tener. Y es que las excusas son pequeñas ladronas de oportunidades.

Una vez hemos convertido nuestras acciones en hábitos y, por lo tanto, en rutinas, es posible (sucede a menudo) que nos estén privando de lo que más queremos. Las excusas siempre están más cerca del engaño que del argumento. Existen infinitos pretextos para no llevar a cabo alguna acción que a priori, y en teoría, sí queremos llevar a cabo.

“El verdadero enemigo del éxito no es el fracaso, como muchos piensan, sino el conformismo y la mediocridad. Todos cargamos con más cosas de las que estamos dispuestos a admitir; excusas que ni nosotros mismos creemos, con las que pretendemos explicar por qué no hemos hecho lo que sabemos que tenemos que hacer”
Camilo Cruz

El ser humano tiene una conversación interna constante, en esa conversación tratamos de autoconvencernos o de autoimponernos excusas que nos “permitan” no realizar la tarea que teníamos pensada “sin sentirnos mal”. El problema de ese “no sentirnos mal” es que es momentáneo. Porque, en el fondo, sabemos que esas excusas son mentiras que nos contamos, y una vez volvemos a la consciencia de nuestros objetivos se produce un efecto rebote que hace que no sólo nos sintamos mal, sino que comencemos a maltratarnos psicológicamente por haber hecho tal cosa.

Una vez el diablo que tenemos dentro ha vencido a nuestro “Pepito Grillo”, comienza la lucha externa. Esa lucha externa nos hace poner en práctica todas esas excusas que nos hemos puesto, y nos quedamos paralizados sin llevar a cabo la acción.

Las excusas nos “protegen” del fracaso. Hacen que nos preparemos a nosotros mismos, que no intentemos algo “por sí sale mal”. Y lo que hacemos en realidad es no intentarlo, y así privarnos de la posibilidad de tener éxito; además de la generación de nuevas experiencias que siempre nos enseñarán algo.

“No tengo tiempo”. Nos repetimos esta frase una y otra vez. “Claro, es que él tiene más tiempo que yo”; “Ella no tiene tantas cosas que hacer y, por eso, tiene tiempo”. 
                               
Afortunadamente, y aun siendo la más utilizada del mundo, es muy fácil desmontar esta excusa. Es imposible que una persona tenga más tiempo que otra. Y el porqué es tan fácil de explicar cómo imposible de negar: los días tienen 24 horas para todo ser humano. Sí, 24 horas, 1.440 minutos, 86.400 segundos. Mismo tiempo para todos. 

Cada persona decide de manera libre en qué emplear su tiempo: en trabajar, en dormir, en comer, en jugar, en leer, en estudiar, en entrenar, en ver televisión, etc. Uno siempre es libre de ajustar su tiempo a sus necesidades. Y es que la vida no es más que un cúmulo de decisiones que deberían estar regidas por nuestras prioridades. Y tú, ¿de qué manera estás libremente dedicando tu valioso tiempo?

“Hay mil excusaspara fallar, pero ni una sola buena razón”

Mark Twain

lunes, 18 de junio de 2018

Originalidad

La originalidad, es hacer las cosas por sí mismo y de la manera que personalmente se considere mejor.

Original es aquel que rompe los paradigmas para expresar la esencia que lleva por dentro, para ser quien quiere ser y no seguir muchos obsoletos modelos de conducta.

Para llegar al éxito, ciertamente debemos estudiar a otras personas, debemos conocer ejemplos de personas que lo lograron, que cumplieron el mismo sueño de nosotros que es llegar a la cima.

Pero, estudiar a quienes han llegado donde tú quieres llegar, aprender de ellos y seguir sus enseñanzas, no quiere decir que pierdas las originalidad, no quiere decir que dejes de ser tú mismo para siempre.

Simplemente, quiere decir que debes moldear tu interior para afinarlo en pro del éxito, y el moldeamiento es a tu manera, y como tú lo prefieras.

Ser original muchas veces nos lleva a hacer cosas nuevas y agradables ante los demás, nos permite impactar al mundo… Lo cual está perfectamente bien, siempre y cuando sea algo positivo 


Perspectivas Humanas


Como seres humanos todos somos iguales, como personas todos somos diferentes. La educación conjuga y armoniza estas dos dimensiones. Su base es el ser humano, su finalidad cada persona.

La educación está inserta en el ser humano pues no es otra cosa que el sacar y desplegar lo que es y tiene dentro de sí como ser humano. Por eso a la educación se la cataloga como derecho humano fundamental, es decir un derecho propio, hecho unidad con el ser humano.

La educación tiene que ver con todo el ser humano, en cuanto humano, con la materia (energía cósmica) y con el espíritu más allá de la materia, en la materia.
Por eso, la educación es un proceso de todo ser humano, en el que coincidimos todos, porque en un sentido propio todos lo cargamos como algo común a todos.

Así aprendemos a leer y escribir, a pensar con lógica ejercitando las matemáticas, el lenguaje hace factible la comunicación para entendernos. Desde estos cimientos se empieza a construir nuestra vida escolar y educativa la que en su desarrollo compartido, va encontrándose con la física, biología, historia, sociología, filosofía; las TICS; es decir, con todo lo que denominamos currículo o programa de estudios. He ahí el común denominador de nuestro crecimiento por la ruta de la educación. El quehacer educativo se organiza como un sustento común para todos desde el ser humano para el ser humano.

El ser humano, como ser compartido ontológicamente por todos, se encarna en cada persona con su identidad propia, se hace persona, se personaliza y en esta particularidad de cada persona es dónde y cómo se desarrolla el proceso educativo, es en esta dimensión de persona donde radica y se despliega el proceso educativo, la construcción de la persona, la autoafirmación como personas y el crecimiento de cada personalidad.

De ahí que el proceso educativo como tal se origina en cada persona, (en su potencial y calidad de dicho potencial), termina en cada persona (en su construcción, autoafirmación y desarrollo) y como tal se trasciende a sí misma por su esencia y realidad intrínsecamente social y comunicativa creando la comunidad de aprendizaje en la interacción social.

De ahí que en pedagogía prive la dimensión de persona, con su identidad propia, con su capacidad propia, con su ritmo propio recorriendo el espacio de los conocimientos, actitudes, destrezas, habilidades, hábitos y valores, activando la estructura psicoafectiva de la persona en sus diferentes manifestaciones, de motivación, comunicación, creatividad, autoestima, etc. y proyectándose al ámbito psicosocial en comunicación e interacción con las otras personas conformando la vida ciudadana.

En el ser humano radican sus derechos que son iguales para todos como lo son las responsabilidades correspondientes, pero tanto los derechos como las responsabilidades tienen un carácter eminentemente personal.

Los aprendizajes, competencias y valores son producto de un proceso y esfuerzo personales pero adquieren sentido verdadero en la colectividad humana organizada que llamamos ciudadanía.

La educación en el contexto humano y social actual pretende alcanzar dos grandes objetivos, la formación para el trabajo y la construcción de la ciudadanía, en otras palabras, la educación para la vida real. El trabajo como realización personal y finalidad social y la ciudadanía como espacio activo compartido de una ciudadanía proactiva
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En el fondo el gran reto de la educación es armonizar el ser humano que somos todos con la persona que somos cada uno, porque la posibilidad real de la educación está en la naturaleza humana, pero su realización está en cada persona.

Todo el aparato educativo está visualizado y organizado desde una perspectiva general donde entramos y cabemos todos, pero el proceso enseñanza- aprendizaje se realiza en una perspectiva personal, individual.


El reto educativo parece ubicarse en la interacción de personas de forma que el ser humano encuentre su salida pedagógica en cada persona pero formando un universo de personas con identidad propia y con sociabilidad intrínseca necesaria para hacer de cada identidad un elemento de universalidad. 

Este es, según mi opinión el trasfondo de las diversas teorías y enfoques de las grandes corrientes filosóficas, sociológicas y pedagógicas de la historia humana en las que se han alimentado los procesos formales, no formales e informales del proceso educativo universal.

Desenvoltura Social


La habilidad social de una persona determina a menudo su éxito o su fracaso. El invitar a alguien a salir o el expresar interés cara a cara, por teléfono, por medio de una tercera persona o por escrito, son acciones que requieren diferentes habilidades, y cada una debe ser objeto de atención especial. Pero ahora vamos a analizar solamente las relaciones cara a cara. Los varios aspectos, verbales y no verbales, de estas relaciones pueden desarrollarse de varias maneras.
Algunas personas parecen querer expresar que en realidad no les importa que su petición sea aceptada o no, que se trata sólo de un «por cierto, si no tienes nada que hacer el viernes por la noche, ¿te gustaría...?» Otros hombres, en cambio, se muestran bruscos y arrogantes; «¡Hola, guapa! ¡Vamos a salir el viernes tú y yo! ¿Qué te parece?» Hay muchas maneras de arreglar con alguien una cita, y cada una de ellas tiene más o menos probabilidades de ser bien recibida.
La habilidad social incluye lo que decimos, cómo lo decimos y cuándo lo decimos y, una vez hemos adquirido esta habilidad, nuestras probabilidades de tener relaciones sociales positivas son mucho mayores. Cuando una relación social negativa no puede ser atribuida a una escasa habilidad social, es importante esforzarse más, procurar usar adecuadamente los mensajes verba les y no verbales. Es necesario observar atentamente todas las señales importantes que pueden decirle qué estrategia y qué táctica debe seguir. Y es necesario tener paciencia y perseverancia. Dadas las circunstancias adecuadas y la disponibilidad de una persona para las relaciones sociales, si no tiene usted éxito es porque no se ha esforzado lo suficiente.
Y lo mismo puede decirse de los hábitos verbales y no verbales en la relación social- Las personas que han pasado por una gran variedad de experiencias sociales suelen haber adquirido una variedad igualmente grande de experiencias sociales y, con el tiempo, estas respuestas se han utilizado tantas veces que se convierten en grupos de hábitos. Entonces, para poner en marcha estos hábitos, lo único que se necesita es la valoración de la situación social en la que uno se encuentra. 
La utilización de estos hábitos nos libera de pensar constantemente en todas aquellas cosas que facilitan las relaciones sociales: lo que vamos a decir después, si debemos seguir con este tema o sacar otro, si deberíamos hacer un comentario marginal, etc. Los grupos de hábitos verbales y no verbales nos evitan el pensar de antemano lo que vamos a decir, el prepararlo. Los tímidos, en cambio, no actúan según unos hábitos socialmente correctos. 
La única actitud habitual en una persona tímida es la de permanecer silenciosa e inexpresiva, tanto en el aspecto verbal como en el no verbal. El tímido está tan preocupado consigo mismo -piensa en lo que está diciendo, en cómo lo está diciendo, en el efecto que causarán sus palabras- y con el deseo de escapar a la situación, que no le cabe en la cabeza nada más. No tiene la mente libre para pensar en aquellas cosas que harían la conversación agradable y fluida. 
Ya hemos visto que una de las razones de esta excesiva preocupación es el temor a la valoración negativa; otra razón puede ser, simplemente, la falta de soltura o de costumbre en lo referente a las situaciones sociales inesperadas o informales, y, por ello, como el principiante en el golf, debe atender con mayor cuidado a todos los detalles de su conducta. Sólo cuando estos detalles se han ensayado, tanto en la teoría como en la práctica, pueden convenirse en hábitos. Y sólo entonces pueden crearse grupos de hábitos y puede disminuir el esfuerzo.
Estos grupos de hábitos que facilitan las relaciones sociales informales dejan de funcionar cuando la ansiedad persiste. Los psicólogos y otros investigadores estudian aún la naturaleza de la ansiedad y de la tensión, sin haber llegado a comprender del todo el mecanismo de dichas reacciones. Pero hay una cosa en la que todos están completamente de acuerdo: la ansiedad inhibe la libertad.
Una persona ansiosa ve limitada su libertad de respuesta. La tensión hace cerrarse su mente, como una tuerca, en tomo a unas ideas fijas. Y el temor limita sus pensamientos y acciones. Este principio es tan universalmente aceptado que se ha aplicado a los programas de la enseñanza privada.
Estos efectos de la tensión se dan también en las personas no tímidas. Cuando una persona no tímida se encuentra en un ambiente social nuevo, tiene que hacer un esfuerzo consciente para responder a las señales que capta. «Nunca había estado aquí. ¿Cómo será esta gente? ¿Conoceré a alguien? Si encuentro a algún conocido, ¿qué le diré? Lo mejor será que me atenga a mi conducta habitual.»
Cuando las personas se encuentran en una situación social nueva y no saben cuál es la conducta más adecuada, se limitan a decir y hacer aquello de lo que están seguras, aquello que, con toda certeza, no puede molestar a nadie. Pero, incluso actuando de este modo, la persona tiene que observarse continuamente para saber si se está comportando con corrección.

La persona tímida tiene que enfrentarse a dos motivos de ansiedad: el primero consiste en el temor a la valoración negativa y al fracaso; el segundo consiste en el hecho de que las situaciones nuevas coartan su pensamiento e impiden la expresión libre y relajada de su conducta social. 
Si las tensiones sociales alcanzan un cierto grado de intensidad, pueden llegar a convertir en tímida a una persona que no lo era.