Esta expresión, muy usada hoy en
día, podría tener su origen en el latín (Loqui facile,
praestari difficile/ Hablar es fácil, prestar difícil), como recoge Esteban de Terreros y Pando en Diccionario
castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres
lenguas francesa, latina e italiana (1787), y su significado se relaciona con las
dificultades que surgen, prácticamente siempre, a la hora de poner en práctica
cualquier acción que en la teoría sonaba sencilla y asequible.
Sobre esta idea gira también la explicación de este refrán
que da Juan de Mal Lara en Philosofia vulgar (1568), y más
concretamente en el epígrafe Los dichos en
nos, los hechos en Dios. No obstante, la primera aparición escrita
de este refrán data de 1549, cuando fue recogido por Pedro Vallés en Libro de
refranes y sentencias de Mosén Pedro Vallés.
Ya fuera de su origen y significado, la popularidad de esta expresión queda
también reflejada por su aparición en distintas obras de la literatura española. Quizá la más
famosa corresponde a Miguel de Cervantes Saavedra,
que lo utilizó doblemente en Segunda parte
del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, empleándolo
primero en boca de Alonso Quijano para hablar con Sancho, y unos capítulos
después como respuesta del escudero al hidalgo.
Por otra parte, también el refrán también se cita en la
publicación anónima Diálogos de
John Minsheu (1559)
y en Peñas arriba (1884) de José María de Pereda.
Es un refrán
popular que se refiere a la paradoja de que lo prometido no se corresponde con
las acciones o camino que el individuo debe de seguir o cumplir para alcanzar
su objetivo o lo ofrecido.
Como tal, es un
proverbio de origen español pero muy popular y usado también en América.
Este refrán refleja
que en ocasiones las palabras o promesas del individuo no son reflejadas en sus
acciones, y es por ello que el hombre no debe confiar en las promesas que no
pueden cumplirse. Por ejemplo: en las campañas políticas, que los políticos
aprovechan para dar su mejor discurso prometiendo y ofreciendo cientos de
beneficios al pueblo para captar las atenciones de los ciudadanos y asegurar su
voto, pero que al pasar el tiempo las propuestas ofrecidas son diferentes a la
realidad de los hechos.
En este sentido,
dicho refrán refleja la discordancia entre las palabras y los hechos, y es por
ello que es usado como advertencia para desconfiar de las palabras del otro, ya
que es fácil hablar y prometer pero lo difícil es cumplir, y de ahí se observa
la sinceridad y el compromiso del individuo en realizar o concluir lo
propuesto.
Con respecto a este
refrán, y no es menos cierto que desde el momento de prometer una acción pueden
surgir contratiempos o dificultades que impide al individuo cumplir con sus
promesas, supuesto que debe de ser ponderado al momento de usar este refrán en
cualquier situación, por lo que a veces es aconsejable no decir nada hasta
concretizar el objetivo.